Esa noche, Lana, ni siquiera desempacó sus cosas, después de todo, su habitación sería otra. Se sentía inquieta, y algo incómoda. Era la primera vez que no dormiría en la casa de sus padres, y de cierta manera, aunque no extrañara a su padre, si le hacía falta su cama, y su habitación, ese pequeño espacio que siempre había sido su refugio personal.
Toda la noche dio vueltas, sin poder conciliar el sueño, pues si no se sentía cómoda en esa hermosa habitación, ¿cómo haría el día de mañana, cuando tuviera que dormir en la misma cama que su esposo? Una pregunta que rondaba su mente, y a la que no podía dar una repuesta. Por otra parte, estaba el hecho de que Felipe la había engañado. Era inevitable que no llorara por aquel, que la abandonó después de haberle jurado amor eterno.
…
Al día siguiente, en efecto, fue trasladada a la habitación principal, donde su esposo ya estaba. Era un hermoso lugar, completamente ordenado, y con una decoración bastante sobria.
—Esta es la habitación del señor, bueno, ahora es de ambos. —Comenta la señora Shallow. —Espero se sienta cómoda. —Le pide a uno de los guardaespaldas que lleve su maleta al closet, que era del tamaño de una pequeña habitación. —Una de las mucamas, vendrá pronto a organizar sus cosas, señora. Por ahora le pido que baje a desayunar, he preparado un delicioso banquete como bienvenida. —Comenta la mujer, a quien Lana agradece con una sonrisa.
…
Luego del desayuno, la señora Shallow, le explica la rutina diaria que debe seguir Callum. Ya que es algo que ella deberá aprender a hacer por sí sola, a petición de Clemencia, que en un futuro no desea que nadie más, aparte de su esposa, toque a su hijo.
—¿Y eso por qué? —Pregunta Lana que no entiende esa postura.
—La señora, quiere mantener los deseos de su hijo, a pesar de su estado. El señor siempre fue algo…“especial”…
—¿Especial? ¿A qué se refiere señora Shallow?
—Eso ya no importa. No es como si necesitara conocer cada uno de sus gustos y su forma de ser, después de todo, es algo con lo que usted no tendrá que lidiar, señora. —Sonríe la mujer y toma una hoja de uno de los nocheros. —Tenga, esta es la rutina del señor. No dude en llamar si necesita ayuda.
—Con respecto a eso, esta mansión es muy grande, pero el personal es muy poco. ¿Realmente alguien podrá estar disponible para mí?
—Al señor no le gustaba ver una enorme cantidad de personas en la casa, es por eso que solo hay dos empleadas a mi servicio, tres guardaespaldas, y el chofer. Si necesitamos más personal, disponemos a cualquier hora de ellos en la agencia de empleados.
—¿En serio?
—Si. Ya que la agencia de la que le comento señora, es exclusiva para la familia O’Sullivan.
—¿¡Qué!? ¿Contrataron toda una agencia de empleados, solo para que estén disponibles? ¿No le parece algo excéntrico?
—Es la familia O’Sullivan señora, con ellos muchas cosas pueden parecer excéntricas. Ya se acostumbrará.
—¡Mmmm! ¡Ya veo! —Dice Lana, que empieza a pensar en el duro trabajo que debe suponer para la señora Shallow mantener esa enorme mansión limpia y ordenada, y en el porqué aún mantienen esas reglas si Callum no puede percatarse de nada ahora. Además de la ridiculez de tener una agencia completa de empleados disponibles, cuando pueden tenerlos en la casa todo el tiempo.
Lee la hoja de papel, y se da cuenta de que ya se han cumplido varios puntos de la misma, pues Callum ya está bañado, y perfectamente acicalado.
—¿Qué debería hacer ahora? —Pregunta nerviosa.
—Es hora de que el señor tome su medicina. —Le dice mientras toma una pequeña canasta con medicamentos. —Todas las medicinas del señor, están clasificadas por horario y función. Solo debe, pasarlas a la jeringa e inyectarlas en el suero con cuidado de no confundirse.
—¡Entiendo! —Sonríe la muchacha a quien le parece algo fácil. Toma la jeringa y el medicamento que le entrega la señora Shallow.
—Es muy importante mantener los horarios, que no olvide ninguna, ya que son para evitar infecciones y que se formen coágulos de sangre mientras está tanto tiempo acostado. De lo contrario podría morir si no lo hace.
—No se preocupe. No lo olvidaré, lo que menos deseo es ser la culpable de su deceso. —Afirma con imprudencia la chica, que al instante se arrepiente de haber sido tan indiscreta, pero la señora Shallow no parece molesta, así que continua colocando la medicina en el suero. —¡Listo! —Dice después de hacerlo.
—No demoran en llegar el médico y la fisioterapeuta, pues le realizarán algunos masajes, también curarán sus heridas, y hoy es día de alimentarlo por sonda…
—¿Por sonda?
—Sí, cuatro veces a la semana, estará viniendo una enfermera, que será la encargada de eso.
—¿Y los otros días restantes?
—El suero servirá como alimento.
—¡¡¡Ah!!!… Espera, ¿también debo aprender eso y hacerlo yo sola?
—Los masajes, sí, la alimentación y la revisión médica, es algo mucho más delicado que debe ser tratado por profesionales.
—¡Uff! Menos mal —Siente un gran alivio la muchacha.
Ante sus comentarios y su forma de expresarse, la ama de llaves, no puede evitar reír un poco.
—Si el señor estuviera despierto, ustedes tendrían una relación muy particular… —Dice con un tono algo burlón y sarcástico, lo que no logra entender Lana, y a lo que tampoco le presta mucha atención, pues si el realmente estuviera despierto, jamás se habrían conocido por que no hubiera sido necesario ese matrimonio arreglado.
…
Durante horas, Lana estuvo atenta, registrando cada indicación del doctor y la fisio, observando con detenimiento cada proceso que le realizaban a su esposo, aunque ver cómo lo alimentaban no fue agradable. De pronto, el médico pidió que se acercara, para indicarle cómo debía curar las pequeñas úlceras del hombre que estaban saliendo en la parte trasera de sus piernas y brazos, y por un momento, creyó ver movimiento en los dedos de su esposo, lo que llamó su atención.
—Doctor, me parece que Callum acaba de mover los dedos de su mano. —Afirma nerviosa.
—No lo creo, señora, quizás solo lo imaginó. Las personas en esta condición, no son capaz de mover ninguna parte de su cuerpo. Aunque la entiendo, después de todo, están recién casados, y supongo que desea que su esposo esté bien, pero lastimosamente el estado en el que está no es algo fácil de superar. —Afirma el médico tan seguro, que la propia Lana se convenció de que lo que había visto no era verdad.
…
Esa noche, mientras era ayudada por la señora Shallow a cambiarlo de ropa, se fijó por primera vez en el cuerpo de su esposo, estaba delgado, se notaba que había perdido peso, pero incluso a pesar de eso, sus músculos aún se marcaban en su abdomen.
Lana muchas veces escuchó hablar de todas sus empresas, y como era catalogado como el soltero más cotizado del país, sin embargo, hasta ese día, le causó curiosidad saber realmente quién era ese hombre que yacía postrado en la cama. Luego de que la señora Shallow se fuera, pensaba en irse a duchar, pero, en cambio, se sentó sobre la cama, al lado de su esposo, y buscó en internet sobre él, encontrando varias fotos que confirmaban que era un hombre muy guapo. Amante a los deportes extremos, jamás se le conoció una novia o pareja, y dentro de pocos meses, cumpliría 33 años.
—No pareces tan viejo. Incluso te vez de 28. —Habla la chica como si él pudiera escucharla.
Sigue leyendo, y aparece nombrado en varias revistas como el empresario más importante del país, título por el que recibió varios reconocimientos. También encontró un par de artículos, donde se especula que su vida es algo misteriosa, y que no todo su entorno se encuentra dentro de lo legal.
—¿Será cierto esto? ¿Acaso hacías cosas ilegales? —Lo mira y sigue hablándole.
Varias noticias aparecen sobre el accidente, en el que muchos periódicos amarillistas, afirman diferentes teorías sobre cómo sucedió, y hacen diferentes comentarios como que es un castigo de Dios por ser tan arrogante, ya que al parecer no era una persona muy agradable mientras estaba bien. Tenía varios escándalos por su mal carácter.
—¡Vaya! Quizás por eso dijo la señora Shallow que eras “especial”. ¡Eras un amargado!
Lo observa la chica, quien sutilmente se levanta de la cama, como si pudiera despertarlo y se para frente a él.
—Aun así, tu situación no es buena. Ojalá no tuvieras que morir, porque tu mamá y la señora Shallow estarán muy tristes cuando eso pase.
De pronto, los ojos del hombre se abrieron por completo aterrando a la joven que jamás se esperó eso.
—¡Ahhh! ¡Auxilio! ¡Señora Shallow!… ¡Ayuda! —Sale de la habitación a toda prisa y corre escaleras abajo, buscando a la señora Shallow que estaba en la cocina, dando algunas indicaciones a las empleadas.
—Señora Shallow…—Dice apurada, intentando respirar.
—¿Qué pasa señora? ¿Por qué está tan agitada? —Pregunta y observa la palidez en el rostro de la muchacha. —Un vaso de agua. —Le pide a una de las empleadas, y le da de beber a Lana.
—Señora Shallow… Ca-Callum… —Intenta hablar a pesar de su nerviosismo y señala con el dedo hacia arriba, como indicando donde está él.
—¿Qué pasa señora?
—¡Cre-Creo que… que despertó!
—¿¡Qué!?
La señora Shallow que sube rápidamente las escaleras, es seguida de Lana, que se queda en la puerta, con un miedo inexplicable de entrar a la habitación.
—¡Oh! —Exclama la mujer al ver a Callum, con los ojos cerrados nuevamente. —El señor está igual que antes, ¿por qué creyó que el señor había despertado?
—¿Eh? —Se sorprende la chica y entra, muy insegura y observa al hombre. —Pero si yo vi, cuando abrió los ojos.
—¡Ah! Ahora entiendo. —Dice la mujer más tranquila, deduciendo que fue lo qué pasó. —Es normal, que el señor abra los ojos por cortos segundos de vez en cuando. No lo hace siempre, pero abrir los ojos o toser, incluso tragar, son reflejos que él puede hacer involuntariamente. No significa que su estado esté mejorando.
—¿Eh? Pero, el médico dijo que no podía mover ninguna parte de su cuerpo.
—Y no puede hacerlo. Abre los ojos, pero no tiene conciencia de ello. Es mas un reflejo que indica que está despierto.
—¡No entiendo!
—El señor, antes de quedar en ese estado, estuvo en coma, y jamás abrió los ojos, era como un sueño profundo, necesitaba incluso ayuda para respirar, pero luego dijeron que había despertado y que estaba en estado vegetativo. Se despertó, significa que sus funciones vitales, como respirar, despertar, y demás, puede hacerlo solo, todo en él se activó nuevamente. Menos su conciencia. Y si no está consciente, no puede escuchar, hablar o levantarse. El cerebro es la base de todo señora.
—¡Vaya! Sabe mucho de este tema, señora Shallow.
—He cuidado a mi señor desde que nació. Nunca tuve hijos o esposo. Él se convirtió en mi familia. No hay nada más importante para mí, que él, ¿cómo podría no saber lo que le está pasando?
Lana siente pena por la señora Shallow.
—Bueno, señora, espero ahora pueda descansar. Ya debo irme.
—Señora Shallow, espere…
—¿Sí?
—Entiendo todo lo que me dijo, pero aún me siento algo inquieta. ¿Podría dormir con las luces encendidas esta noche?
—Por supuesto que sí. Y no se preocupe. Ya se acostumbrará. —Afirma la mujer con su habitual sonrisa y sale de la habitación.
—¿ Por qué siempre dice que me acostumbraré? —Reniega un poco la joven, que entra al baño, y toma una larga ducha, que sirve para relajarla un poco. Cuando sale, se encuentra con los ojos de Callum nuevamente abiertos, lo que la perturba un poco. Ajusta la toalla a su cuerpo, sintiéndose observada e intimidada, y corre al closet a cambiarse.
Observa varios trajes colgados. Perfectamente planchados y ordenados por color. También cientos de camisas blancas dobladas perfectamente sobre varios estantes, zapatos de charol en su mayoría, y varios tenis. Varias chamarras. Y cientos de corbatas organizadas por color y talla. Una colección de relojes de las mejores marcas expuestos en un gabinete de cristal, que dejaba divisarlos en su totalidad, y varias otras prendas que no detalló. Estaba impresionada con lo grande que era el closet.
—Parece que era muy vanidoso. —Se refiere a su esposo, al encontrarse con un espejo enorme, y un tocador lleno de perfumes y distintos artículos de limpieza facial.
Finalmente, se topa con los pocos estantes que ocupan su ropa, comparados con la boutique que tenía Callum. Se pone su pijama, y se asoma para ver si su esposo aún permanece con los ojos abiertos. Para su alivio, ya no era así, por lo que rápidamente decidió meterse a la cama, y tomar las sabanas y cubrirse con ella de pies a cabeza, nerviosa por no poder conciliar el sueño en toda la noche, pero contrario a lo que ella pensaba, terminó durmiendo cómodamente, incluso abrazando el cuerpo de Callum, que se sentía abrigado y reconfortante.
Esa noche, no solo concilió el sueño rápidamente, sino que durmió mejor de lo que había dormido en toda su vida.