CAPITULO DOS

1206 Words
Es muy difícil, no se logra de un día para el otro. Primero porque seguramente estaremos en una situación que nos ata, que para que podamos cambiarla, ya sea porque tengamos un problema económico, porque no tengamos a donde ir o por un vínculo (hijos, algún familiar o trabajo) lo complica todo. Pero les puedo asegurar debido a mi experiencia personal que nada de lo que se propongan será fácil, pero tampoco imposible. Y la satisfacción de un día mirar hacia atrás y decir, gracias a Dios que salí de ahí ¡No tiene precio! Todo empieza y vuelve al principio «al amor» pero esta vez al amor propio, pensar por un minuto solo en nosotros, dejar de victimizarnos, dejar de pensar que tenemos algo malo o que nadie nos quiere. Una vez que entendamos cómo hacernos las preguntas vamos a tener una herramienta para saber como arrancar. Por ejemplo, cuando cambiemos el ¿Por qué? Por el ¿Para qué? Vamos a darle una vuelta de tuerca a como vemos la realidad. Después debemos cambiar el ¿Por qué me pasa esto a mi? Por el ¿Qué debo aprender de esto? Sé que no es fácil y menos estando en el ojo del huracán, pero es la única manera de poder resolver las cosas. Sabemos que todo pasa por la cabeza, entonces en lo que tenemos que enfocarnos es en cambiar nuestra manera de pensar negativa y transformarla en algo más, en algo más productivo y que nos sume para mejorar. No lo escribo solo porque es fácil, lo sé porque estuve ahí. Son muy limitadas las opciones que tenemos en situaciones límites. Lo que me ayudó aunque suene loco fue no pensar en lo que quería, sino en lo que no quería. No quería a mi lado parejas que no me quisieran, que me humillaran, no quería convivir con personas que contándole mi dolor lo utilizaran a su favor para lastimarme, para hacerme sentir menos, que me dijeran que era una persona que no merecía nada, que el trato que ellos me daban, así fuera el peor, estaba bien. Según ellos porque eso era lo que merecía, palabras como: —Porque te voy a querer yo si ni tu madre te quiere—. Suena cruel pero eso era lo mínimo que escuchaba. El daño psicológico que generan en una persona es terrible, es como sentirse chiquito ante un gigante. ¿Y cómo luchar contra eso? ¿Imposible? ¡¡¡Para nada!!! ¿Difícil? depende de nosotros. Pero es lo más sano que hay, cuando logramos apartarnos de eso que nos hace daño, entonces esos gigantes que te atormentan se empiezan a hacer chiquitos, tan insignificantes que ahora sentís que podes con todo. Pero aún así, nos faltará mucho para poder ver qué es lo que esa situación nos dejó, las heridas que generó y más aún para rearmar nuestro futuro. Cada situación difícil y cada lucha interna nos va a llevar a que un día al mirar atrás estemos orgullosas/os de las decisiones que tomamos, de nuestra fuerza y de la persona en la que nos hemos convertido. Pero eso también va depender del amor con el que nos hayamos defendido. Es muy fácil esperar que nos amen nuestros padres, que nos amen nuestros abuelos, nuestros amigos, la persona que elegimos o que nos ame el mundo. Porque es de ellos el trabajo de conocernos, de estar ahí en todas nuestras decisiones, solo disfrutamos de ese amor esperando que nunca nos defrauden y que estén ahí para nosotros cuando los necesitemos. ¿Y cuando no tenemos a nadie? ¿Cuando lo único que tenés sos vos? Vos para apoyarte, para aconsejarte, para amarte y para creer en que sos capaz de lograrlo todo. Ahí nos damos cuenta que es lo más difícil del mundo. Pero esto no debe ser solo para una persona que está sola, esto debe ser para todos, si no somos capaces de amarnos a nosotros mismos, no podemos por ninguna razón ser capaces de amar a alguien más. Puedo decir que hoy soy una experta en esto, pero no siempre fue así, dejé que me hicieran mucho daño, lloré, sufrí, deje de quererme, de ver un futuro, incluso dejé de sentirme mujer. Hubo épocas en las que le hablaba al cielo esperando que ahí arriba hubiese algo más poderoso que las personas, un alguien o un algo que me diera algún tipo de señal. Otras veces le reclamaba arrodillada en mi cama para que por favor me llevara lejos. Le preguntaba porque si era real, dejaba que me pasen tantas cosas. Esa angustia la sufrí mayormente en mi adolescencia. Es una edad complicada dónde estamos en una mutación increíble, donde no solo cambiamos físicamente sino también mentalmente. Así que me fue muy difícil tener la personalidad con la que hoy les escribo, incluso me tomó muchos años poder amarme, descubrirme en todos los sentidos de la vida. Incluso con mi formación s****l, experimenté mucho antes de definirme. Pero siempre supe que mi mayor atracción pasaba por el sexo opuesto. Igualmente pasé por relaciones muy tormentosas, de las cuales fueron productos mis hijos, pasé desde violencia física, psicológica, económica, manipulaciones, mentiras y humillaciones. Estuve muy mal pero siempre tuve algo a favor, amigos. Esos amigos que te escuchan una y mil veces, esos que no te dicen lo que querés escuchar sino lo que necesitas. Tal vez no los ves desde hace varios meses o años pero siempre están ahí, cerca… Es muy importante tener alguien de confianza con quien uno no tenga vergüenza de contar lo que le está pasando. Vale destacar que la ayuda es un motor, un apoyo, pero el cambio siempre debe ser nuestro. Porque seremos los únicos que vamos a remar con la decisión que tomemos. ¡Ojo! Todo esto si tenemos la cabeza más o menos en orden, habiendo llevado una niñez dentro de todo normal, por supuesto. El cual no fue mi caso, volviendo a mi experiencia personal, como ya les conté antes, me llevó muchos años poder aceptarme, poder soltar esas relaciones tóxicas, que no incluyen solamente a las parejas que tuve, sino también a mi propia familia. Pero aún falta para que les cuente el porqué, tenganme paciencia. Es esencial que les explique cada detalle para que entiendan porque hoy les cuento del amor, y así poder mostrarles todo lo que pude lograr cuando entendí que merecía mucho más. Quiero demostrarles que en la mayoría de los casos no sabemos la fuerza interior que tenemos, que amar es hermoso, pero que empieza con amarnos y no con un te amo. Somos los únicos capaces de elegir el curso que vamos a tomar, pero tenemos que saber que aunque nos pasen mil cosas malas no es excusa para ser mala persona, lastimar, manipular o mentir. Mucho menos para volvernos resentidos, amargados, o meternos en caminos fáciles. Quiero demostrar que todos tenemos opciones y lo que hacemos es porque así lo decidimos. Para eso debo contarles mi historia, para poder situarlos en contexto y para que sepan porque hoy soy ésta persona. Una persona que pudo enfrentar sus miedos y dominar su propia oscuridad, esa que todos tenemos en nuestro interior.
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