2 "CONOCIÉNDOTE"

3327 Words
Me dirigí a los vestidores para poder cambiarme el uniforme por ropa de civil, cuando llegué a el me encontré con Ernesto, el cual se veía más pálido de lo normal. —¿Qué sucede?— le pregunté. —¿Eh? Nada, nada, todo está bien— respondió nervioso. —¿Seguro?— insistí. —Si, seguro, no te preocupes, todo esta bien— sonrió. —De acuerdo, nos vemos después— me despedí. —Oye Roger— me llamó. —Mande. —¿Irás a la celebración de esta noche? Ya sabes, por haber ganado. —No voy a asistir. —Pero…— lo interrumpí. —Ya se lo que me dirás, y te aseguro que ni poniendo tu cara de cachorro me vas a convencer, sabes que no me gusta asistir a fiestas. —Solo sé que no te gustan las fiestas, pero no se el por qué. —Es algo personal. —¿De verdad no irás? —De verdad. —Bueno, lo intenté. —Hasta luego. —Bye. Salí de los vestidores en silencio, los reporteros estaban acechando desde las sombras y lo que menos quería era dar entrevistas, solo anhelaba llegar a casa y leer la carta de Emma. Iba caminando tranquilamente cuando mi celular comenzó a sonar, el nombre de mi madre apareció en la pantalla, contesté de inmediato. —¿Mamá?— pregunté. —¿Roger? Que bueno que me respondes, te has olvidado que tienes familia— me reprochó. —Lo siento, los entrenamientos me tiene ocupado veinticuatro siete— respondí. —Eso no importa, solo quería llamarte para decirte que tu padre y yo queremos hacer un viaje a México— informó. —¿De verdad? Eso es bueno, no han salido mucho. —Lo sé, pero queremos que nos acompañes, la liga ya terminó, tienes tiempo de sobra, nos dijiste que ibas a pedir un descanso. Joder, se me había pasado por completo, le había pedido al entrenador unos meses para descansar, al igual que Ernesto, quería pasar tiempo con su familia. —¡Lo sabía!— gritó mi madre al otro lado de la línea—. Siempre te olvidas de tus padres, Roger Aguirre, no nos llamas, ¡ni siquiera mandas un mensaje! No regresaste a California después de volverte famoso. —Mamá, no exageres, sabes que mi trabajo me toma mucho tiempo— si no terminaba esta plática probablemente mi madre haría un escándalo. —¿Qué no exagere? ¡¿Qué no exagere?! Roger, no nos has venido a visitar, siempre somos nosotros los que vamos a verte, ni siquiera vienes a dejar flores a Emma. —Mamá… —Se que aún estás de luto por su muerte, créeme cuando te digo que todos lo estamos, pero es hora de soltarla, de volver a ser feliz. —Soy feliz mamá, muy feliz. —Roger, soy tu madre, la señora que te dio la vida; ¿y crees que vas a engañarme a mi? Tal vez tu rostro tenga una sonrisa, pero no tu corazón. —Perdí a la chica que amaba, ¿crees que estoy bien? —Roger, debes de distraerte en algo, llegará el momento en que deberás rehacer tu vida, tal vez no con Emma, pero a ella no le hubiera gustado que el corazón que te dio no tuviera una persona en el. —Si la tiene, y es justamente el nombre de Emma. —Eres más terco que una mula. —¿Me pregunto a quien me parezco?— mi madre tenía exactamente el mismo genio que yo. —Hablo enserio Roger, te lo pido, ven a vernos, solo estaremos tres días en California, después tomaremos el primer avión para México. —No lo sé. —Te propongo algo, puedes traer a tu amigo, ese chico Ernesto, se la pasarán en grande. —Está bien— cedí—. Mañana tomaré el primer vuelo a California. —¡Sabia que dirías que si!— celebró—. Nos vemos dentro de poco, un beso amor, te quiero mucho. —Yo también te quiero, mamá. Colgué la llamada y seguí caminando, los pasillos del estadio eran muy largos y complicados de descifrar, iba caminando tranquilamente cuando un cuerpo impactó contra mi. —Lo siento— me disculpé—. No te vi. —Aunque quisiera, yo tampoco te hubiera visto— respondió una voz de mujer. Alcé la vista para ver quién era la chica que había chocado contra mi, al hacerlo encontré unos ojos verde esmeralda, tez morena clara y cabello n***o rizado, pero en esos ojos faltaba algo, no sabia que era. Bajé la vista al suelo y me encontré con un bastón metálico, ¿a caso la chica era…? —Disculpe— habló de repente—. Me he perdido, lamentablemente no puedo ver, y aunque pudiera no sabría como regresar, ¿cree que podría ayudarme? —Claro, ¿cuál es tu nombre?— pregunté, tal vez anunciando su nombre podría encontrar a su familia. —Evelin, Evelin Barnett. —¿Barnett? ¿Eres hermana de Ernesto Barnett? —Así es, es el delantero del Juventus, de verdad necesito encontrarlo. —¿Cómo fue que te extraviaste? —Estaba en las gradas, cuando escuché que me llamaban, no se por qué caminé y salí del estadio, estuve deambulando por ellos hasta que choqué contigo— explicó. —Entiendo— asentí—. Vamos, te llevaré con tu hermano. —¿De verdad? Gracias, gracias, muchas gracias. —No hay de qué. La tomé de la mano y cuando lo hice me sorprendió el calor que emanaba esta, era suave, y se acoplaba perfectamente bien con la mía. Recorrí pasillos hasta llegar a el área de vestidores, ahí me encontré con Ernesto, el cual gritaba histérico. —¡¿Cómo mierda que no lo encuentran?!— gritó—. ¡¿De verdad no hay pistas de dónde puede estar?! —Están revisando las cámaras de seguridad, en poco tiempo sabremos dónde está— contestó Manuel. —Creo que no será necesario ver las cámaras— hablé yo—. He encontrado a tu hermana, Ernesto, y tu que decías que no eras irresponsable. —¿Evelin? ¡Mierda, eres vos!— caminó hacia nosotros, pero se detuvo antes de llegar—. ¿Dónde te habías metido? Evelin me dijo que me inclinara un poco hacia donde estaba ella, pues quería susurrar algo. —¿Puedes dejarme a un lado de él?— preguntó. —¿Qué piensas hacer?— dije de la misma forma. —Por favor— pidió. —De acuerdo. Caminé con ella a mi lado y la dejé justo donde me había indicado, caminé hacia atrás en una distancia considerable. —Te estoy preguntando dónde esta… No terminó la oración porque le dio una cachetada, aunque no pudiera ver sabía perfectamente bien que altura tenía su hermano. —¡¿Cómo se te ocurre dejarme sola en medio de miles de personas?!— gritó —. Nuestra madre dijo que no me dejaras sola ni un instante. —Eres bastante mayorcita para cuidarte. —Ah, creo que no te has dado cuenta, pero soy CIEGA— la última palabra la enfatizó—. No puedo ver si es que no sabes lo que significa. —Joder, claro que lo sé, pero al menos ayúdame a hacer el trabajo más sencillo y no te muevas— gruñó Ernesto. —Se que no es de mi incumbencia, pero no le hables así a Evelin, ella no tiene la culpa, solamente escuchó que la llamaron y decidió ir a ver de quién se trataba— intervine. —¿Eso es cierto?— preguntó Ernesto a su hermana. —Si— respondió Evelin. —Esta bien, lo siento por hablarte así. —Yo la verdad no me arrepiento de haberte golpeado, así que no esperes una disculpa de mi parte. Manuel, Ernesto y yo soltamos una risa, estaba claro que eran hermanos, ambos tenían un carácter muy especial. —Roger— habló Ernesto—. Sobre lo de la fiesta… —Me lo pensaré— creo que era una buena ocasión para comentarle lo del viaje. —¿De verdad?— preguntó incrédulo —. Espero que puedas asistir, tenemos una sorpresa para los del equipo, ¿no es así, Evelin? —Cierra la maldita boca si no quieres que te la rompa— contestó su hermana. Ok, soy fan de esta chica. —Hasta pronto— me volví a despedir. —Hasta pronto, y nuevamente gracias por encontrar a la bestia que se hace llamar mi hermana. Asentí y ahora si, me fui de ese lugar para ponerme a pensar en si ir a la fiesta o no. °•°•°•°•°•♡•°•°•°•°•° Las siete treinta de la noche y estaba frente al espejo decidiendo qué camisa usaría para la fiesta del equipo, había decidido que si asistiría, pues tal vez no vería a mis compañeros de equipo por mucho tiempo, ya que me tomaría un descanso. Estaba indeciso, no sabía si utilizar una camisa negra o una azul marino, al final guardé la azul y me coloqué la primera, me subí las mangas hasta los codos y dejé algunos botones desabrochados que dejaban ver una parte de mi pecho. Me coloqué un poco de colonia masculina, saqué unos zapatos de vestir negros, los cuales combinaban perfectamente bien con el pantalón blanco que tenía puesto. Cuando terminé de cambiarme tomé la foto de Emma entre mis manos para depositar un beso en ella. —Nos vemos pronto— y sin más, salí de mi habitación. Al llegar a la sala tomé las llaves de mi auto para llegar más rápido al antro donde se llevaría a cabo la fiesta; los chicos se había encargado de reservar este para que nadie nos interrumpiera, solo se podía pasar con invitación, la cual ya llevaba en mi cartera. Cerré la puerta y entré al elevador para llegar a la planta baja. Subí a mi auto y conduje por las calles de Madrid, en la noche las luces de las casas y edificios daban una vista espectacular, era de esos momentos en los que solo querías conducir con alguien a tu lado, sin hablar, solo los dos y el silencio de ambos, sin nada de por medio. Cuando llegué al lugar indicado, bajé del auto y le entregué las llaves al chico del balett parking, caminé hacia la entrada y fui recibido por un guardia de seguridad. —Invitación— habló con voz ronca. Su aspecto era temible, era calvo (como todos los guardias), usaba lentes negros y un intercomunicador en una oreja, vestía un traje n***o dándole un aspecto formal. —Aquí está— saqué de mi bolsillo la cartera y de esta extraje el papel blanco que me habían dado mis compañeros de equipo. El guardia lo tomó e inspeccionó para asegurarse de que no era una copia. —¿Usted es Roger Smith?— preguntó. —Si— respondí. —Soy un gran admirador, ¿cree que podría tomarme una foto con usted? A mis hijos les encantaría verme con alguien que ellos también admiran— pidió amablemente. —Claro, no tiene por qué pedirla— me acerqué a el y este sacó su celular para tomar la foto. —De verdad se lo agradezco— habló mientras quitaba la barandilla para que pudiera pasar. —No hay de qué— y dichas estas palabras, entré a la fiesta. Dentro encontré a mis compañeros junto con sus novias, sentí una punzada en el corazón, tal vez en otra vida Emma vendría conmigo, tomada de mi mano luciendo un hermoso vestido. Sonreí nostálgico. —¡Roger!— gritaron, esa voz la conocía como la palma de mi mano—. Que bueno que has venido. Itzel Stanley, hermana de un jugador de nuestro equipo, chica que, por más que la rechazara, seguía insistiendo en salir conmigo. Su aspecto físico es como el de cualquier chica, cabello largo, 1.64 de altura y quince capas de maquillaje. (No estoy diciendo que todas las chicas se maquillan, solo que la mayoría lo hace) La primera vez que la vi no tenía ni una sola gota de maquillaje, y se veía muy bien, pero cuando acepté salir con ella por cuestiones de trabajo (su hermano no pudo asistir a una junta importantísima y le pasé el mensaje por medio de ella), insistió en salir más, yo rechacé todos esos intentos, pero parecía no darse por vencida. —Itzel— fue como la saludé. —Podrías ser más amable, ¿sabías?— se acercó a mi y depositó un beso en la comisura de mis labios, cerré los ojos para contenerme de alejarme de ahí. —Si lo sabía, solo que no estoy muy animado por haber venido. —Eres un aburrido— rodó los ojos para después sonreír—. ¿Bailamos? —¡Roger!— volvieron a gritar a mis espaldas—. De verdad eres tu, que bueno que has venido. —Ernesto— gracias Dios, por enviarme a este salvador—. No me la iba a perder, sabes que me tomaré un descanso y no los veré en un largo tiempo. —Yo también he venido por eso, sabes que tengo pensado visitar a mi madre en México— informó. —Ernesto— chilló Itzel—. Roger y yo íbamos a bailar, nos has interrumpido. ¡A caray! ¿Yo dije eso? —¿Es verdad?— preguntó mi amigo, le hice señas para que me sacara de ese lugar lo más rápido posible, no quería bailar con Itzel. —De verdad lo siento, pero tengo que llevarme a este chico— me señaló—. Estará a punto de empezar la sorpresa que preparé para el equipo. —Pero…— intentó hablar, pero la interrumpí. —No sabes cuánto lo siento, pero me necesitan, tal vez para la próxima— y sin más, jale a Ernesto y nos fuimos de ahí. —Se dice “gracias”, maleducado— reprochó mi amigo. —Gracias— respondí. —¿Cuándo te darás cuenta que Itzel está enamorada de ti? —No está enamorada, obsesionada es la palabra correcta, y la respuesta es nunca, ella no me gusta. —Hay Dios mío, ¿por qué no le mandas una chica de la que se enamore? —Ya la mandó, hace mucho. —Un chisme se cuenta completo, no a medias. —Se me olvidaba que eras peor que reportero en programa televisivo. —Si ya sabes cómo soy, ¿para qué me invitas? Empecé a reír y negué con la cabeza pasará el tiempo, pero el amor de Ernesto por el chisme no se le quitaría. Llegamos a un área donde se encontraban dos sillones en forma de “L” la mayoría de los chicos estaban sentados en ellos, incluso una chica de cabello rizado de nombre Evelin. Sonreí. —¡Chicos!— los llamó Ernesto—. Miren quién a decidido venir— me señaló con la cabeza. —Hola— saludé. Mis compañeros se pusieron de pie y me abrazaron, me dijeron que estaban muy felices de que haya venido, que por fin saliera de mi zona de confort. Todos los asientos estaban ocupados, a excepción del que estaba a lado de Evelin, decidí sentarme ahí. —¡Vamos a bailar!— gritó la novia de Manuel, una castaña chistosa. Todos la siguieron cuando se puso de pie, moviendo las caderas de un lado a otro, yo me quedé en el lugar en el que estaba. —¿Se les ofrece algo de tomar?— preguntó un mesero. —Para mi una margarita— contestó Evelin, volteando al lado contrario de donde se encontraba el chico. —Para mi un jugo de mango, y si no hay solo una botella de agua— respondí. El mesero asintió y se retiró a la barra, quería entablar una conversación con la chica que estaba a mi lado, preguntarle que tal estaba después de casi desaparecer en un estadio. Estaba por hablar, pero se me adelantó. —¿Usted es el hombre que me ayudó a encontrar a mi hermano?— preguntó. —Si, soy yo, pero no me hables de usted, tenemos casi la misma edad— pedí. —Yo tengo veinte años, ¿y tu?— bajó la mirada. —Veintidós. —Son solo dos años de diferencia, y dime, ¿cómo te llamas? —Soy Roger, Roger Sm… Aguirre— creo que era mejor que supiera mi apellido real. —Tu ya me conoces, pero me llamo Evelin Barnett, un gusto— extendió su mano en la dirección contraria a la que estaba, por lo cual me cambié de lugar para estrechar su mano. —Un gusto— sonreí, aunque no pudiera verme. —Aquí tiene sus bebidas— el mesero dejó una botella de agua y una copa con una margarita. —¿Me podrías dar mi trago?— preguntó. Tomé la copa con una de mis manos y se la extendí, la tomó con dificultad pues no podía verla. —¿Cuál es la sorpresa que tiene tu hermano para el equipo?— estaba intrigado. —Ah, eso— rodó los ojos—, mi hermano me ha pedido cantar una canción para los chicos, desde hace mucho tiempo que no canto frente a personas, era más bien una apuesta, si el ganaba el partido yo tendría que cantar en la fiesta, si yo ganaba, nos quedaríamos aquí en Madrid por un poco más de tiempo. —¿Así que vas a cantar? Wow, quiero ver eso. —No empieces, no es nada del otro mundo. —Será la primera vez que te escuche cantar, claro que es importante. —Dejemos de hablar de eso, me dará jaqueca. —Esta bien, ¿de qué quieres hablar? —No lo sé— se encogió de hombros—. Pregunta lo que quieras, yo te respondo. —¿Por qué nunca te había visto por aquí? —Nuestros padres están divorciados, mi padre vive aquí en Madrid, junto con mi hermano, yo vivo con mi madre en México, paso la mayor parte del tiempo con ella. —Oh. —¿Y qué hay de ti? ¿Por qué decidiste ser futbolista? —Es complicado, desde pequeño quería ser un gran futbolista, pero me detectaron un problema en el corazón, no podía hacer actividad física por mucho tiempo, poco a poco mi sueño se fue desvaneciendo; hasta que alguien me alentó a seguir con el. Recordar como Emma me había alentado desde que me conoció a seguir con mi anhelo, me daba nostalgia, pues gracias a ella estoy aquí. —Eres un ejemplo de superación. —¿Y tú? ¿Cómo fue que perdiste la vista? ¿O es un defecto de nacimiento? —Fue hace cuatro años, mi madre y yo asistíamos a un evento que me impulsaría al mundo de la música y los cover, el tiempo no era bueno, llovía a cántaros; mi madre perdió el control del auto y tuvimos un accidente, mis córneas salieron dañadas y perdí la vista. —¿Puedes recuperarla? Asintió—. Con un trasplante de cornea todo quedaría bien, estoy en la lista de espera. —¿En cuánto tiempo será eso? —Al menos cuatro meses. —Espero que todo salga bien —Gracias. Creí que sería como la típica chica que demostraría ser débil, pero era todo lo contrario, era fuerte, astuta y no le temía a ser diferente, conocerla fue algo muy bueno para mi. °•°•°•°•°•♡•°•°•°•°• Propiedad de: AnellSanchez Obra restringida bajo derechos de autor. Instagram: anellsanchez018
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