bc

La Pequeña Esposa. Cuarta Temporada.

book_age16+
16.7K
FOLLOW
127.7K
READ
sex
family
badboy
dare to love and hate
drama
sweet
bxg
love at the first sight
like
intro-logo
Blurb

Después de gritos, peleas y una gran compra, les presento a la Familia Volkova. Una pareja muy enamorada, con una familia entera.

¿Cuál será el futuro que les espera a ésta pareja? ¿Lo quieren saber? ¡Adelante!

chap-preview
Free preview
Capítulo 1
La Pequeña Esposa. Cuarta Temporada. Escrito por: Lily Arzola. Portada por: Lily Arzola. Correo: arzola493@gmail.com Intagram: _lapequenaesposa Facebook: Arzola Escritora Lily Todos los derechos reservados. Cualquiera copia sin autorización, se denunciará. Copyright © Art. 14; punto 1. El autor tiene derecho a decidir si su obra ha de ser divulgada y en qué forma y punto 3. El autor tiene derecho a exigir el reconocimiento de su condición de autor de la obra. Hecho en México. Todo el contenido de este libro es ficción, y no tiene ninguna conexión con otra persona en particular. Las empresas y personajes mencionados, no tienen ninguna conexión de la vida real. ************ Después de gritos, peleas y una gran compra, les presento a la Familia Volkova. Una pareja muy enamorada, con una familia entera. ¿Cuál será el futuro que les espera a ésta pareja? ¿Lo quieren saber? ¡Adelante! ************** (1) Abro los ojos en medio de la noche, dándome cuenta que hace mucho frío, mientras que el calentador no nos calienta nada. En estos momentos el clima en Londres, es el más duro que han reportado en varios años. -Demian.-Murmuré el nombre de mi esposo, mientras lo golpeó con fuerza con una de mis piernas. Era quizás mi manera de hacer que no se viera tan cómodo al dormir, cuando yo me estaba muriendo de frio en esta noche tan obscura. -¿Qué?-Preguntó en un murmuro, apegándose a su almohad con intenciones de quizás no levantarse. Y a pesar de que sé  de antemano que Demian trabaja mucho, yo también lo hacía. Mi trabajo eran los niños y también algunos negocios que tenía con la empresa Volkova, así que mi mente feminista e igualitaria, creía que la persona que tiene que levantarse para poder ver el calentador, es mi querido esposo Demian. -Levántate y arregla el calentado.-Le pedí con los ojos cerrados, mientras que yo aún tengo mucho sueño. Se puede notar que los dos solo queremos aferrarnos a la cama, en vez de estar haciendo el amor, como lo solíamos hacíamos hacer al principio de nuestro matrimonio. Pero como dije, ahora hay más trabajo en nuestras manos. -No quiero.-Murmura mientras se acomoda en la cama, dispuesto a no levantarse. Demian siempre era terco para hacer las cosas, ya que solía aferrarse a sus ideales solo por querer llevarle la contraría a los demás. -¿Quieres que te haga daño?-Le pregunté entre dientes.- Hazlo.-Lo amenace mientras que en mi mente, yo quería que mi hombre pudiera arreglar el calentador, o solo simplemente decir algo para callarme la boca. -Ash.-Murmuró con cansancio, para después levantarse de la cama sin ropa. ¿Y cómo no tener frío? Si los dos no estamos vestidos. La razón de no usar ropa, era por la comodidad de apresurar el sexo, ya no somos tan románticos como antes, de quitarnos la ropa lentamente, ya que ahora solo lo hacemos más práctico. Así que si queremos tener relaciones, lo hacemos y si no, no lo hacemos, para permanecer desnudos durante toda la noche, si alguno tiene deseos después.-Tengo que ir a trabajar.-Me dice mientras prende el calentador, para después quedarse parado enfrente de la puerta del baño. Sabía que estaba cansado, ya que anoche él fue el que durmió a los niños. -Me duchare primero.-Me avisa metiéndose perezosamente al baño, ya que eran la cinco de la mañana y ya era hora de ir a trabajar. -Sí.-Le contesté con pereza, pero sabía que yo también tenía que hacer lo mío. Así que me levante de la cama, para ponerme una bata y unas pantuflas, para después caminar con pereza por el corredor para ir a la habitación de mi hija mayor, Sissi. -¡A despertarse señorita!-Le avisé al llegar al lugar, golpeando mis manos contra la puerta de su habitación, mientras que mi forma de levantarla, no es tan sutil pero funcionaba. Ella por su parte, está metida entre sus sábanas de la princesa Elsa de Frozen, mientras luce tan linda con su piel pálida como la mía, mientras que las pestañas y sus cejas son iguales a las de Demian. Ella es tan hermosa, que puedo asegurar que es la niña más bonita de todo Londres. -Cariño, tienes que ir al colegio.-Le murmuré muy cerca de su piel blanca, viendo sus juguetes tirados en el suelo por todas partes. -Estoy enferma.-Me contesta fingiendo una tos, pero yo de inmediato no le creo, ya que alguna vez yo también fingí estar enferma y me funcionaba, pero tenía mano dura con ella. Así que caminé hacía ella y le toque su frente, ya que como madre me creo doctora. De inmediato noto que no está caliente, para mí ella no tenía fiebre. -Señorita Sissi, sabes que a tu padre no le gusta que no vayas a la escuela, levántate.-Le advierto que su padre es un poco estricto con la escuela, pero ella cínicamente me dice: -¿Quieres que te demande?-Por mi parte maldigo a Demian por dentro. ¿Cómo es posible que les haya enseñado a decir a los niños, que se puede demandar a una persona? Sentía que quería educar también a Demian, pero sabía que nada lo haría cambiar de opinión después de todo lo que hemos pasado. -Ya estás grande.-Le respondí mientras me mira de reojo un poco enojada, pero al final ella se levanta de la cama, mientras puedo notar que su cabello es tan n***o y largo, que le llega a la cintura. Sus labios son tan rojos mientras que luce como una linda blanca nieves. Y una vez más me digo a mis misma.-“Es tan bonita. -Ve a ducharte.-Le ordene con una sonrisa en mis labios rojos, porque al fin y al cabo, ella siempre es tan responsable y nunca falta a la escuela,  mientras que siempre tiene las mejores calificaciones. Pero antes de retirarse de la habitación, me sostiene en sus brazos con fuerza. -Feliz cumpleaños, mamita.-Me felicita con una sonrisa en sus labios, mientras recuerda que hoy es mi cumpleaños. -Gracias, cariño. -Le comenté besando su cabello de color n***o olivo, para después dejarla ir, así que con una sonrisa veo como ella camina descalza, hacia el baño para tomar una ducha. ¿Pero que puedo decir? Me da algo de nostalgia saber que los niños ya están creciendo, mientras que yo ya no soy una niña temerosa de quince años, como la que conoció a Demian hace tiempo. Demian por su parte, ya está en los treinta, luciendo como un hombre maduro bien parecido. No podía negar que Demian era como un vino Francés, que con el tiempo es más dulce y sabe mejor.  También estoy feliz de que a Demian ya le han salido algunas canas, y que orgullosamente no quiera pintarlas, ya que se acepta tal y como es. Pero no puedo negar que aún sigue siendo tan guapo como la primera vez que lo ví, incluso puedo notar que se hace más guapo con los años. El tiempo se nos ha ido de las manos como el agua, nunca pensé verme en una vida tan hermosa como la que tengo ahora. -Mami.-Me grita Candy despertándome de mis pensamientos, mientras ella es tan pequeña como un alfiler. Tiene el cabello castaño corto en forma de hongo, mientras su flequillo cubre sus ojos color café. Candy se parece mucho a Demian, mientras que el único parecido que tiene de mí es mi gran palidez. -Buenos días, Candy. ¿Qué necesite?-Le pregunté esperando escuchar sus ocurrencias, ya que Candy siempre ha sido una niña muy imaginativa y ocurrente. Definitivamente sabía que Candy, no había sacado esa imaginación ni de Demian, ni de mí, así que quizás ella pueda ser única en su especie. -Drake Kyle, se hizo del baño.-La niña me toma del brazo para llevarme a su habitación,  enseñándome la cama mojada de su hermano, mientras que este par solo se acusan de hacerse del baño. Los dos son como el agua y el aceite, pero a pesar de que tienen puntos de vista muy diferentes, son inseparables. -¿Drake qué?-Le pregunté un poco enojada, que eso le siga pasando a mi hijo, pero después solo logro entender que es normal en alguien tan joven como él.-Querido, dejar de tomar soda en las noches.-Murmuré con ternura mientras veo el manchón que dejó en la cama gemela, que está a un lado de la de su hermana. -No, te demandare si mamá me prohíbe beber soda.-Le dice Drake a Candy, mostrándole su puño en forma de amenaza. Drake es un niño muy inteligente y ocurrente, es igual que Candy físicamente, con la diferencia de que él tiene los ojos azules y el pelo un poco más largo que el de Candy. ¿Qué puedo decir? Tener gemelos es complicado y muy lindo al mismo tiempo, ya que aún cuando se parecen mucho, son muy diferentes. Después de cambiar la cama de Drake Kyle, fui con el bebé de la casa, mi pequeño Bill. Mi padre murió unos meses antes de que Bill naciera, fue duro desprenderme de él después de haberlo perdido por mucho tiempo. Como me hubiera gustado que conociera a nuestro hijo Billy. Bill está creciendo cada vez más y más, pero aún sigue siendo el más pequeño de la manada Volkova. -Mami.-Me dice el pequeño niño frotando sus pequeños ojos. Bill si se parece por completo Demian, mientras que él es el único que tiene su piel morena.-Quiero tomar lechita, para mi estómago.-Me dice frotando su estómago, mientras hace pucheros con su boca. -Está bien.-Lo cargó entre mis brazos y lo llevó a la cocina, encontrándome con Laura. Por parte de mi querida Laura, ella es muy feliz siendo la abuela de estos cuatro locos niños, mientras que  ya no es tan joven y no es tan rápida como antes, pero sigue siendo una pieza muy importante para nuestra familia. -Mis niños.-Me dice viéndonos a Bill y a mí, mientras entramos a la cocina, que está adornada de cosas de invierno. -Buenos días Laura, el pequeño quiere un poco de leche para su pancita.-Le comenté a Laura mientras ella sonríe, al ver a mi pequeño con su pijama de peluche color crema, mientras ella lo carga y lo lleva a la mesa. -Deja darle su beso de feliz cumpleaños a tu mamí.-Le dijo Laura a Bill, mientras lo deja sobre una silla.-¡Feliz cumpleaños!-Me felicita Laura con ternura mientras sus manos son tan viejas, que puedo ver cada momento que ha pasado con nosotros. Mientras que su cabellera, pareciera un algodón de azúcar, ya que sus canas son tan gruesas, como cuerdas blancas. -Ni me digas.-Le contesté suspirando con fuerza. En realidad no sabía porque mis cumpleaños no me gustaban tanto, pensé que me caerían bien algunos años, ya que la edad de Demian y la mía cada vez se veía más normal juntas. Pensaba que si tenía la edad apropiada, podría ser la esposa perfecta para Demian. -¿Demian ya te ha felicitado?-Me pregunta curiosa con una sonrisa, pero yo no podía decir que mi esposo lo había hecho, así que intente de persuadir un poco a Laura. -Ya sabes cómo es Demian, tiene mucho trabajo, tal vez lo recuerde más tarde.-Le contesté sin prestar mucha atención en los detalles. -Eso espero, si no lo castigaré.-Comentó la vieja mujer molesta con mi esposo, pero antes de decir algo más, Demian ya estaba en la cocina, escuchando todo lo que estábamos diciendo. De inmediato puedo notar el olor a gel de baño que él usaba, mientras que luce un traje n***o entallado con una corbata gris. Demian siempre está completamente impecable, cuando se trata de ropa, así que en este día tan especial, él no lo hizo de menos, viéndose tan guapo. -¿A castigar? ¿A quién?-Nos pregunta tomando su taza de café muy tranquilo, mientras nos mira como si fuéramos dos señoras cotorras que solo hablaban de chismes. -A nadie.-Decimos las dos en un canto, mientras estábamos sudando la gota gorda. Y es que a pesar de que a pasado el tiempo, aún seguimos sintiendo un poco de miedo del carácter más suave de mí querido esposo. -Bien, porque hoy tengo mucho trabajo.-Comenta el joven decidido.-Tengo una junta con el embajador de Rusia.-Dice con rapidez y con nada de sutileza, mientras sé que esa cita la ha esperado desde hace tiempo. La empresa Volkova se ha convertido en una empresa internación, ya teníamos contrato con Francia, Estados Unidos, Polonia, Austria y ahora era el turno de Rusia. Todos estos tratos eran muy importantes, ya que la empresa Volkova siempre fue muy buena en sus automotrices, en estaciones de gasolinas y obviamente, nuestros centros comerciales. -¡Demian!-Llamó su atención mientras le doy su periódico de todos los días.-¿Recuerdas que día es hoy?-Le pregunté con algo de esperanza de que él pudiera recordar este gran día. -Sí. -Contesta con poca sutileza mientras aún seguía leyendo su periódico, no podía negar por un momento me sentí aliviada de que él pudiera recordar que es mi cumpleaños, pero luego él solo dijo: -Martes, me voy primero.-Me avisa mientras Laura y yo nos quedamos con la boca abierta, ya que él no recordó el día de mi cumpleaños.  Así que deja su taza de café encima de la barra, para después despedirse de mí con un beso en la frente. Y cuando el hombre pomposo dejo la casa, mi querido hijo Bill dijo la realidad de las cosas. -Papí olvido el cumpleaños de mami.-Dijo el pequeño con bigotes de leche, mientras que nos sorprende que el pequeño esté en lo correcto. -¿Qué puedo decir? Está ocupado, al menos ayer me dio mi regalo.-Dije sonriendo mientras que recordar su regalo, me hace sonreír de oreja a oreja. Ayer fue uno de esos días, en donde estar desnudo nos funcionó bastante. No puedo olvidar como con el tiempo logramos conocer lo que nos gustaba y lo que no. Él sabía que me encantaba como él me masturba, mientras los dos nos arrodillábamos sobre la cama. Mientras que yo sé, que le gusta que lo bese por completo, era como si le encantará ser besado por mis labios con saliva, centímetro por centímetro. También sabía que le gustaba que lo mirara directamente a los ojos, durante el acto. Nunca cerrábamos los ojos, era como si no pudiéramos dejar de vernos. Afirmándonos uno al otro, cuanto nos amábamos. -¿Que te dio?-Me pregunta mi niño, pensando como si Demian me fuera a dar una bicicleta o algo más apropiado para la edad de Bill. Pero mi pequeño Bill es solo aún es solo un niño, no podemos decir de más, ya que a pesar de que es pequeño, suele crear historia de lo que oye o ve en televisión, no quería que mi hijo supiera tales cosas. -Bueno, el regalo no se puede empacar.-Le contesté mirando a Laura, sonrojándome un poco. Solamente pensar en sus manos acariciando todo mi cuerpo, hace que se me erice la piel. Amaba cada toque, incluso aún cuando nuestros dedos se golpeaban en la noche, por equivocación, era un toque que me hacía erizar. -Cuatro hijos y no han perdido ese toque.-Me contesta Laura, entendiendo a lo que me refería. Pero al mismo tiempo sabía que ya no quería más hijos. -Que te puedo decir...-Le sonreí feliz con mi vida tal y como era. Aún que no puedo negar, que aún me siento como una niña de quince años. No les miento, tener cuatro hijos y un esposo es difícil, pero Demian siempre me lo hace tan fácil, regalándome su tiempo y momentos con los niños, que me hace sonreir cada mañana. -¿Irás a la empresa?-Me pregunta Laura, ya que aunque  estoy en los veinte, soy la cara de la empresa Volkova. Después de hacer el vídeo con Kyle Hudson, me he vuelto un poco famosa entre la gente, así que ya era parte de la rutina Volkova. Mi cara está pegada en los recibidores de los centros comerciales de todo Londres, ya que Demian ha hecho un trabajo de marketing excelente. Y también soy empresaria, ya que gracia a mi ayuda, Demian ha podido cerrar tratos, con esos embajadores que se mueren por el encanto de la que era, “La esposa niña”. Y a pesar de que ya no soy una niña, mucha gente tiene aún en mente a esa dulce niña de ojos azules, que era irreverente, pero al mismo tiempo muy agradable.  ¿Y cuál es mi edad? No me gustaría decirlo, sería terrible quitarles esa imagen de niña, solo sé que aunque me mire en el espejo, aún puedo verme como una pequeña niña, pero mis ojos demuestran que esa niña pequeña, ya no está asustada y que ha logrado madurar. -Sí, Demian tal vez me necesite.-Le contesté con seguridad, ya que como dije antes, con mi ayuda mi esposo ha logrado cerrar algunos tratos.-En cuanto a los niños, el chofer llevará a Sissi a la escuela. ¿Puedes cuidar a los demás?-Le pregunte con confianza, ya que los niños más pequeños necesitan estar en casa, para no coger un resfriado, mientras que Sissi tiene muchas actividades y no puede perderlas. -Claro que puedo, ve a cambiarte.-Me contesta con una sonrisa en sus labios viejos y arrugados, mientras aún sigue sosteniendo al pequeño Bill entre sus brazos. Así que corro a mi habitación para tomar una ducha y luego cambiarme, y como hoy es mi cumpleaños,  decidí darme la libertad de vestir como quisiera, ya que al ser la imagen de los centros comerciales Volkova, tengo que usar ropa que se muestre en temporadas en las tiendas Volkova, como un tipo de marketing, para que la gente pueda comprar más y más, pero en este momento me vestiré como se me pegue la gana. Así que me puse un vestido color azul marino, muy pegado al cuerpo, junto con unos tacones altos de punta de diamantes. Después me peino y me maquilló, con mis labios de un color cereza, mientras mis uñas negras, hacen buena combinación con mi atuendo. Después tomé un bolso color n***o, mientras me amarro el cabello en un chongo, para después verme ante el espejo, dándome cuenta que  por el vestido y el maquillaje, no hay ni un rastro de la niña que solía ser. Después tomé una chaqueta de piel con algo de peluche en los bordes, para después caminar hacia las escaleras que me llevan al garaje.  Y al entrar a este, puedo notar de inmediato el olor a llantas. De inmediato me subo en mi Ferrari color amarillo, que solía ser de Demian pero ahora era propiedad mía. En en el momento en que me momente en el auto, me siento tan poderosa conduciendo el auto, mientras pongo el aire acondicionado, sintiéndome tan cálida mientras bebo chocolate en un termo. Y mientras conduzco por las calles frías de Londres, me van llegando mensajes al celular. Todos los mensajes eran de felicitaciones, que provienen de mis mejores amigos, como Kyle, Sarah, Austin, Emiliene, Kenny, Chace, Tom, Kevin, Liam y hasta el embajador de Austria y el de Hungría. Todos recordaron el día de mi cumpleaños, menos mi querido esposo Demian, así que solo puedo suspirar con algo de peso en mis pulmones. ¿Tenía que ser mi propio esposo, el que no recuerde mi cumpleaños? * Después de veinte minutos de conducir, llegó al estacionamiento de la empresa en donde está mi lugar apartado. Y cuando intento estacionarme, veo globos color rojo en el lugar, mientras que la persona que estaba detrás de ellos, es Kyle vistiendo un traje n***o con un ramo de flores en su mano izquierda. Yo solo sonrió mientras estaciono el auto. Después de verme estacionar el auto, el joven de pelo n***o me abre la puerta del auto como todo un caballero. -¡Feliz cumpleaños, anciana!-Me felicita con una sonrisa en sus labios, para después darme los globos, para después abrazarme con fuerza, mientras siento pasar un sabor de boca algo agridulce. -Cállate, eres igual de viejo que yo.-Le contesté poniendo las flores en mi brazo, mientras sabía que la edad de Kyle y la mía, eran similares. -¿Que se siente tener veintitantos y tener cuatro hijos?-Pone un micrófono improvisado con su mano, como si fuera reportero. Aunque sé que él ahora me hace bromas de esa forma, ya que he salido en varios programas de televisión. -Suena espantoso, pero es toda mi vida.-Me mofé arrugando mi nariz mientras él también se mofaba de mí. -¿ Y "Demian hielos Volkova "? ¿Te dijo algo?-Me pregunta mientras me está acompañando hacía la entrada de la empresa. Los dos entramos, siendo saludados por cada uno de los empleados en el lugar. Nuestras caras se hacen cada vez más conocidas con el tiempo, puesto que la fama de Kyle y la mía, han subido un mil por ciento por las revistas y los discos que ha vendido Kyle. -Se le ha hecho tarde, tiene que hablar con el embajador de Rusia, es importante.-Le comenté caminando hacia el ascensor. -¿Más que su esposa?-Me pregunta con esa mirada de siempre. Me colma que me mire con su mirada acusadora. -¡Vamos Kyle! Yo no te dije nada de Sarah.-Apretó el botón del elevador.-Le diste un muñeco de "Perry el Ornitorrinco" a tu esposa.-Ahora le miro con la misma mirada con la que él me miró hace poco.-Sabiendo que a ti te gusta ese programa y a ella no.-Sarah es igual de fría que Demian, así que sabía que quizás Sarah no reaccionó de buena manera al ver ese regalo. -Era un chiste.-Me dice tratando de hacerme reír, pero me doy cuenta que tanto como Demian y yo somos diferentes, así son Sarah y Kyle. -Ella no lo entendió.-Le contesté burlona entrando al elevador, mientras miro los números del elevador que van avanzado. -Sí lo entendió, pero no se quiso reír mucho porque es fría. Después hicimos el amor y todo estuvo bien.-Dice sin más mientras sé que quizás hacer el amor con Kyle, animó bastante a Sarah. -Le compraste su anillo de matrimonio en internet.-Le recalco que lo hizo en Internet. Aún que debo darle el crédito, ya que el anillo costó millones de libras, pero la forma en que Kyle hacía las cosas, era poco convencional. Quizás para el gusto de Sarah, le hubiera gustado que le hubiera hecho el anillo en el mismo lugar, en donde sus padres hicieron los suyos. -¿Que puedo decir? Soy un esposo peculiar.-Contesta el joven luciendo esa sonrisa que le predomina. A pesar de todo, creo que si yo fuera su esposa, le perdonaría todo solo viendo esa sonrisa. -Igual que Demian.-Las puertas del elevador se abren, mientras las secretarías están trabajando como locas, ya que Demian las ha puesto a trabajar a toda máquina, por lo mismo de que ya es una nueva temporada de ropa en los centros comerciales, todo debe de terminar perfecto, aunque sea solo aquí en Inglaterra. La empresa Volkova tenía fama de tener siempre los mejores diseños temporada por temporada, y aún que teníamos más centros comerciales alrededor del mundo, por ahora nuestra prioridad era Inglaterra. Y mientras camino dentro de las oficinas, veo a Leona, la secretaría de Demian que es muy amiga mía. -¡Feliz cumpleaños!-Me dice con felicidad en cuanto me ve, para después darme un abrazo mientras ella casi se cae por los tacones tan altos que usa. -No me lo recuerdes.-Le dije sufriendo mucho, mientras supongo que todos sufren en sus cumpleaños. Es el día más emotivo del mundo, no entiendo porque estar tan feliz. ¡Bueno, supongo que solo lo digo porque mi esposo no me ha dicho nada! -¿Entonces a quién le doy todas estas flores?-Me pregunta señalando en su escritorio y detrás de su escritorio, que estaba lleno de regalos y flores para mí. -¿Quién los han mandado?-Pregunté sorprendida mientras yo también traigo conmigo los globos de Kyle en mano. -Bueno...-Empieza a señalar.-Unos vienen de París, otras de América, ese fue de Austin.-Señala una caja negra muy grande.-Esa es de Austria y Hungría, y esa de allá.-Señala otra caja grande color crema.-Son de Rusia.-Todas lucían bastante costosas, se veían que eran regalos demasiado buenos. Así que no tenía otra más que lidiar con el problema de frente. -Te pido que le mandes las gracias a cada uno de ellos.-Le ordene molesta, pero también preocupada por agradecer los regalos. -Son muchas personas Alice.-Me dice Leona algo preocupada de no poder con su trabajo y responder por los regalos de mis conocidos. -Deja tu trabajo y hazlo.-Dije luciendo mandona como Demian, mientras poso una mano en mi nariz, aún sin creer que esto me esté pasando ahora, en el momento en que debo de estar preocupada por el lanzamiento de la ropa. -Y este es mío.-Me da una canasta con rosas rojas y un pequeño lienzo con pinturas, así que olvidando mi enojo con el corazón en la mano, eran el regalo más bonito y atinado que había recibido. Así que la abrazó con fuerza, agradecida de su regalo. Ella sabía cuánto amaba pintar, al igual que Demian. -Gracias.-Le respondí encantada, mientras que ahora me podía sentir muy bendecida de tener a todos mis amigos. Y después de agradecer por los regalos, entré a las oficinas de los chicos, encontrándome inesperadamente con los gritos de Chace, Tom, Kevin y Liam, para después ver como el lugar estaba lleno de globos rojos. -¡Feliz cumpleaños, Alice!-Me dicen todos felices y contentos, extasiados por ver mi reacción. ¿Alguien más no quiere olvidarse de mi cumpleaños como lo hizo Demian? ¿Alguien? -Gracias, chicos.-Les contesté algo fría, luciendo más pálida de lo normal mientras pongo mi cartera en el escritorio de Liam. -Está algo molesta.-Comentó Kyle sentándose en el escritorio de Liam, como una secretaria chismosa. -¿Que ha pasado?-Pregunta Liam poniendo su regalo en mis manos. Era una linda bolsa de Tiffany's, sabía que el chico probablemente me había comprado alguna joya. -Demian no le ha dicho nada.-Contestó Kyle por mí, viéndose como el tipo chismoso que solo quiere hacer quedar mal a mi esposo. -Kyle.-Lo miré con cara de pocos amigos, mientras ellos me miran fijamente, para después rascar sus cabezas al mismo tiempo. No saben que decir, pues pensaban que Demian haría algo grande para mí. -¿No lo ha hecho?-Me pregunta Kevin enojado.-Lo mataré.-Murmuró el joven queriendo entrar a la oficina de Demian, pero yo tenía que evitarlo a todas costó, así que le doy la cara impidiéndole el paso. -¡Kevin, no!-Le grité deteniéndolo antes de que haga una estupidez.-Él está en una conferencia importante, dejaré pasar esto por ahora.-Le contesté mientras trato de que todos no usen su instinto animal. -¡Ash!-Resopló el chico enojado con su amigo, mientras vuelve a su escritorio de madera fina color café. -Bueno, bueno.-Ahora trato de calmar todo.-Yo soy la que debo de estar enfadada, no ustedes.-Les contesté dejándoles en claro que no estaba molesta y por eso mismo, ellos tampoco tenían porqué estarlo. -Es que es típico de Demian.-Comentó Kyle de la nada mirando sus uñas, mientras aún sigue sobre el escritorio costoso de Liam. -Pues es mi esposo, que bien que tú estás casado con Sarah y no con él, si no si podrías preocuparte.-Le respondí dejándolo callado.-Ahora si me permiten, entraré a ver cómo va Demian y el embajador de Rusia.-Les comenté mientras camino hacia la oficina de Demian, con la esperanza de que dentro del lugar haya globos, confeti o una tontería como esas. Pero al entrar a su oficina, solo veo a un señor viejo sentado enfrente de Demian mientras que los dos parecen estar en una plática muy seria. -¡Alice!-Me dice Demian levantándose de su asiento, con sorpresa en sus ojos. -¡Oh, lo lamento! ¿Estaban...-Intentó salir pero de inmediato me detienen. -Adelante.-Me dice el hombre que lo acompañaba, que era una caballero de edad avanzada, de inmediato me doy cuenta que es el embajador de Rusia. -Hola.-Le dije saludándolo con cortesía, mientras camino hacía ellos.  -Me han hablado mucho de usted, me da mucho gusto conocerla.-Yo de inmediato le tomó de la mano, para después juntar nuestras mejillas. -Lo mismo digo señor, esperaba conocerlo en Rusia, pero usted estaba de viaje cuando yo me encontré ahí.-Le dije nerviosa ya que hace poco estaba en Rusia y teníamos una cita programada, pero no pudimos reunirnos, ya que él se había ido de viaje. -Sí, estaba en América en este entonces, pero estoy emocionado de poder conocerte, tengo tus portadas de revista en mi oficina.-Me dice como una fanático.-¿Puedo tomarme una selfie con usted?-Me pregunta mientras los dos miramos a mi esposo. Demian solo empieza a negar con su cabeza con gracia, para después poner sus manos en su cien y decir con la mano extendida: -Hazlo.-Se sienta en su silla con una risita mientras yo solo me acerco, algo extrañada al señor mientras él hombre tiene el mejor celular del mundo, así que me mofó al ver a este hombre tan actualizado. Y cuando toma la foto, él dice: -La subiré a Twitter.-Yo solo me río mientras veo que Demian empieza a reírse de nosotros con gracias. Después aclara su garganta para volver a la seriedad de las cosas. -¿Podemos seguir con nuestra conferencia?-Pregunta el joven mientras intenta seguir con su reunión de negocios. -Sí hijo.-Dice el hombre ruso, sentándose en su silla de vuelta a los negocios. -¿Me puedo quedar?-Le pregunté a Demian, mientras él solo mira sus hojas y sin verme, dice: -Claro que puedes.-Me siento junto al embajador mientras él no deja de sonreír. Demian por otra parte, hace como si no lo notará mientras cruza sus manos y dice: -¿Entonces, cerramos el trato señor embajador?-Pregunta Demian con mucha ética, luciendo interesado en cerrar un trato. -Por supuesto.-Contesta el hombre con buena gana, mientras no para de verme con emoción. -¿Qué negocio van a cerrar?-Pregunté curiosa, ya que no sabía cuál era el plan de hoy. -Quiere que hagamos publicidad de Rusia aquí en Inglaterra, contigo por supuesto.-Me comenta Demian informandome que yo participaría en la campaña. -¿Conmigo?-Pregunté preocupada de tener otro proyecto, ya que aún tenía encima el proyecto de los centros comerciales. -Si señorita, si me permite decirle, usted es una súper estrella en Rusia, igual que su esposo, pero él no quiere posar en nuestra publicidad a pesar de que es muy guapo.- Demian lo mira sin expresión, no hace ningún movimiento al oír su comentario. -Bien lo haré, ¿por que no?-Dije sin más puesto que Demian ya ha cerrado el trato por mí. -Bien.-Respondió Demian sacando unas hojas y poniéndoselas enfrente del hombre ruso.-Firme.-Le indica en dónde firmar. Él toma su pluma y de forma temblorosa firma, después me lo pasa a mí, mientras mi nombre ya estaba ya escrito. Por otra parte, se queDemian no me consultó nada, así que lo miro algo enojada, pero sabía que no tuve otra opcion que firmar, ya que el hombre ruso me mira con ansias de que lo haga. Y al firmar, él da un grito ahogado y desprevenido. Después Demian toma el contrato y lo guarda en su escritorio. -Gracias.-Agradeció el hombre con una sonrisa, para después levantarse de su asiento.-Fue un gusto conocerte.-Me toma de las manos, para besar de nuevo mis mejillas. -El gusto es mío.-Le contesté con una sonrisa, para después verlo irse de la habitación. -¿Qué fue eso?-Le pregunté a Demian, después de que el hombre ruso saliera de la habitación. -¿De qué hablas, cariño?-Se levanta de su asiento, mientras toma su taza de café. -¿Por qué me comprometes sin siquiera avisarme?-Le pregunté fuera de mis casillas. No recuerda mi cumpleaños y ahora cierra tratos por mí. -Sabía que aceptarías, no es por pasar encima de ti o algo parecido.-Me responde mientras sigue bebiendo café muy tranquilo. -Pues pareciera que crees que tengo quince años aún, pero ya soy mayor, por eso hoy cumplo años.-Yo misma me quedo helada. Yo no quería decirle a Demian que hoy era mi cumpleaños, solo quería que él lo recordará por sí solo, pero me tuve que ver en la pena de recordarle. -Bien, lo lamento pero sabes que yo no estoy acostumbrado a hacerlo a tu manera.-Me dice sin notar que dije la palabra "Cumpleaños". - ¿Y no tienes algo que decirme?-Le pregunté ya cansada de tratar de darle señales de humo. Supongo que no estoy molesta con Demian por lo de ser la cara de está empresa, pero me molesta que no me pueda desear feliz cumpleaños. -Si, te maquillaste mucho.-Pasa una mano por mi cara, mientras todo el maquillaje está en su mano.-Quiero a mi esposa sin maquillaje, no lo nesecitas siendo tan bella.-Después él camina hacia su escritorio, para tomar un pañuelo para limpiarse la mano, y después tirar a la basura el papel. Yo me quedo perpetua mientras lo veo salir de la oficina sin más que decir. -¡Desgraciado!-Le maldije mientras que ahora me doy cuenta que si me importa que no recuerde mi cumpleaños. Así que trato de calmarme, ya que él tiene mucho trabajo, pero luego solo pienso: ¿Por qué me sigo mintiendo a mí misma? Me duele mucho que no recuerde mi cumpleaños. Así que salgo de la oficina con humo saliendo por mis oídos, a escondidas de los chicos, tomo mi bolso y camino al ascensor, pero antes de irme, veo a Demian caminando algo distraído por los pasillos. Pareciera que algo lo está ahogando, pero el ascensor se abrió y sabía que tenía que entrar. ¿Qué hago? ¿Me quedo, o subo al elevador que está lleno de gente, esperando a qué entre? Pero decido la opción más correcta, subo al ascensor con mi orgullo casi en el suelo, para después encontrarme con la mirada de Demian, mientras él luce muy miserable, sabía que me necesitaba, pero las puertas del ascensor se cierran antes de que yo pueda salir. -Demian.-Susurre mientras que ahora solo puedo ver las puertas del elevador, mientras estoy bajando por el ascensor, viendo cómo la gente me mira de reojo. Y al llegar a planta baja, todos se bajan a igual que yo, mientras miro hacia arriba, justamente al último piso, preguntándome a mí misma.  -¿Me necesitara?-Sabía que quería regresar, incluso si podía subir las escaleras hasta el último piso, lo haría, pero cuando sonó mi celular, todos mis pensamientos se desvanecieron. -¿Hola?-Contesté de inmediato, mientras no dejo de mirar al último piso del lugar. -Hola, ¿hablo con la señora Volkova?-Dice una voz que conocía, pero que no recordaba en ese momento, ya que estaba pensando en mi esposo. -Sí, ¿quién es? -Pregunté mientras camina hacía la salida, sin dejar de pensar que Demian me necesitaba. -Soy Tara, la maestra de Sissi, tenemos un problema, se siente un poco mal.-Me comenta con algo de preocupación. En mi mente solo piensa en que estaba fingiendo, así que me apresure para ir directamente al estacionamiento. -Estoy en menos de veinte minutos.-Le avise para después colgar el teléfono. Y al llegar al auto, solo tiro los regalos dentro del auto, como si no me importaran. Ahora tenía que enfocarme en mi hija, en vez de estar pendiente de mi cumpleaños. * Conduzco justamente esos veinte minutos que prometí en llegar a la escuela. Después corro con mis tacones altos, hacia la enfermería de la escuela y cuando veo a su maestra, veo que está preocupada. -¿Qué pasa?-Pregunté entrando a la enfermería de la escuela, mientras la maestra luce un overol muy bonito. -La pequeña tiene mucha tos y fiebre.-Me comenta la maestra, así que camine hacia Sissi, que estaba encima de una camilla, en donde la toque, notando que estaba muy caliente. -Te dije que me sentía mal.-Me dice la pequeña con unas lágrimas en sus pequeños ojitos. ¿Cómo no pude creerle a mi hija? De inmediato me empecé a sentir como la peor madre del mundo. Mi hija me había dicho está mañana que se sentía muy mal y yo no le creí. -Cariño, creí que estabas fingiendo.-Le contesté entre lágrimas, abrazándola con fuerza mientras que no podía creer que no le había creído a mi propia hija. -Pues no, mamí.-Tose un par de veces mientras la cargo y le digo a la maestra: -Me la llevare.-Ella asiente con la cabeza, para después correr con rapidez hacía el auto con la niña en mis brazo. Y al llegar a esté, la pongo en la parte trasera del auto. Después me subo al auto, en donde conduzco como una loca para llegar al hospital, la pequeña está temblando mientras la miro por el retrovisor con preocupación. Y al llegar al hospital más cercano, me tuvieron que ayudar unos enfermeros para bajarla del auto. Al meterla a urgencias le perdí la vista a mi niña, mientras llenaba muchos papeles para que le dieran ingreso al hospital. ¿Qué demonios hice? Mande a la pequeña a la escuela, a pesar de que ella me dijo que se sentía muy mal. Incluso la mande a la escuela, a pesar de que el clima era una mierda. Todo porque creí que era lo correcto, todo porque creí que ella necesitaba estar en esa escuela, para ser una persona como su padre, pero después me di cuenta que realmente yo no quería eso para mis hijos. Yo no quería que ellos tuvieran la misma preocupación de su padre, al ser tan pequeños. Después sólo tuve que esperar una hora para esperar los resultados, hasta que salió el doctor, al que ya conocía, ya que siempre suele atender a nuestros hijos. -¿Cómo está mi hija?-Pregunté levantándome rápido de la sala de espera. -Bueno, tiene un resfriado que es normal por las temporadas de frío.-Me dice el doctor con amabilidad, mientras yo por otra parte tuve que suspira con profundidad, dándome cachetadas mentales por haber mandado a mi pequeña a la escuela, a pesar de que el clima era terrible. -No puedo creer que no le creyera a mi propia hija.-Le contesté molesta conmigo misma, mientras el doctor se ve preocupado por mí. -No se preocupe, usted es joven.-Me responde mientras pone una mano sobre mi hombro, para después ver sus ojos cafés. -Lo sé, pero soy madre ahora, no debería cometer ese tipo de errores.-Me regaño a mí misma enfrente del doctor. Supongo que aún soy muy joven, ya que me estoy regañando a mí mismo enfrente de alguien más. -Usted es aún muy joven, la gente comete errores no se preocupe, ella está bien.-Mientras pienso en eso, me detengo a pensar en que le tengo que avisar a Demian. -Pero mi esposo no me lo permitirá.-Le comenté tomando mi celular y llamando a Demian. Estaba preocupada por lo que él diría de mí, tanto como la culpabilidad de ser tan descuidada. -Hola.-De inmediato puedo escuchar la voz masculina de mi esposo. -Hola, cariño estoy en el hospital.-Le comente con prisa, mientras tenía miedo. -¿En el hospital? ¿Qué paso?-Me pregunta histérico, al oír que estaba en el hospital.-¿Estás bien?-Grito preocupado mientras se escuchaba que estaba corriendo, sabía que intentaría salir del lugar lo más pronto posible. -Es Sissi.-Le dije con miedo mientras las lágrimas empezaron a salir. -¿Qué le paso a mi bebé?-Me preguntó gritándome con fuerza desde el celular. -Me equivoque, creí que ella fingía.-Balbuceé como tonta mientras no sabía que decirle.  -¿De qué hablas?-Pero mis lágrimas están saliendo como un río, no puedo contenerme. -Voy para haya.-Me cuelga mientras yo sigo llorando. Después el doctor me indica que puedo entrar a ver a mi hija. Al entrar a la habitación puedo ver que ella está recostada en una camilla, mientras sus labios están algo secos y su palidez es aún más pálida. -¿Cómo esta pequeña?-Le pregunté sentándome al lado de su cama. -Me duele la garganta.-Me dice tosiendo un par de veces. -¿Me perdonas?-Le pregunté recargando mi cabeza sobre la suya, mientras me recibe con amor. -¿Por qué lo haría?-Me dice levantando su cabecita, para ver que su madre era un desastre, como madre, esposa y persona. -Por mandarte a la escuela sin saber que estabas muy enferma. ¡Mami es tonta!-Ella solo me mira con sus ojitos llenos de pestañas, para después decirme: -Es el cumpleaños de mamá, así que no te quiero ver llorar.-Me dice limpiando mis lágrimas, mientras me doy cuenta que es tan madura como su padre, mientras que tiene la bondad de su madre, así que sabía que era perfecta. -Te amo, pequeña.-Le susurre al oido con amor mientras beso sus mejillas. -Yo te amo más.-Me responde poniendo sus manitas en mi cara, mientras que de pronto y de la nada podemos escuchar una voz. -Y yo las amo a las dos.-En la puerta estaba Demian con unas flores en sus manos. Yo le sonrió al verlo, pero después se borra mi sonrisa, sabía que había sido muy irresponsable al mandar a la pequeña a la escuela. -Lo lamento.-Intente decir avergonzada, mientras él me pone una mano en mis labios. -No digas nada amor, mira que te traje.-Le dice a Sissi mientras saca de su maletín, un oso de peluche con un corazón en los brazos. Sissi se emocionó y abraza a su pequeño oso de peluche. -Siempre la haces sonreír.-Le susurre dándole un pequeño golpe en el pecho. -Feliz cumpleaños.-Me comenta mientras me da el ramo más pequeño que he recibido en este día. Yo lo miro y sus pétalos no están abiertas aún, pero una sonrisa sale de mi boca. -Son hermosa.-Le contesté llorando mientras él de inmediato me recibe entre sus brazo, abrazándome con fuerza. -Deja de llorar, harás que llore contigo, te estaba guardando algo mejor, pero...-Pero yo le interrumpí mientras él trata de darme explicaciones. -No, son perfectas.-Le contesté mirándolo a la cara, mientras que mi cara ya debe de estar tan roja como un tomate. -Vi todos los regalos que te dieron.-Me dice algo molesto.-Yo te iba a sorprender con algo mucho mejor en la noche, algo que ya había planeado desde hace semanas, pero justamente cuando me llamaste...-Pero para mí no era necesario los regalos de mi esposo, solo lo quería a él. -¡Sh!-Ahora yo solo quiero que se calle.-Te amo Demian, ese es mi regalo. -Te amo, Alice.-Terminó diciendo mientras me abraza con fuerza. No necesito nada más que un: "Te amo" de parte Demian, para poder pasar mi cumpleaños feliz. Y a pesar de que no pudimos disfrutar de esa cena, en un restaurante cerca del London Eye, ya que tuvimos que cuidar a nuestra hija todo el día, me di cuenta que el lugar en donde yo quería estar, era al lado de nuestros hijos. A pesar de que no fuera romántico, saber que los dos cuidamos de estas personitas que nosotros creamos con tanto amor, me hacía sentir en el lugar correcto. Y cuando nuestra pequeña estaba a punto de dormirse, mientras Demian y yo ponemos pequeñas compresa de agua en su frente, él me llama antes de yo caiga dormida con mi hija. -Te amo.-Me mira directamente a los ojos, mientras una de sus manos permanece en la frente de Sissi. Después me ofrece su mano que está libre, yo la tomo de inmediato mientras le sigo mirando.- ¡Feliz cumpleaños! Me alegra que podamos hacernos cada vez más viejos, juntos.-Yo solo sonreí mientras que sus palabras me caían perfectamente. -Yo también te amo.-Le contesté para caer dormida junto a mi pequeña hija.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Jefe, tendremos un hijo.

read
454.5K
bc

Destruido Corazón

read
646.7K
bc

La Princesa de la Mafia

read
172.9K
bc

Un servicio al jefe

read
4.6M
bc

El Rey de la Mafia

read
1.8M
bc

Mi vida como la esposa del duque

read
582.5K
bc

Tan solo una noche

read
1.1M

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook