Capítulo 2

2769 Words
(2) Dos semanas después. Después de mi cumpleaños, era obvio que ya era más vieja, pero aún que ya pasé la mayoría de edad hace tiempo, aún sigo teniendo cuatro hijos que en lo personal me dan mucho trabajo, y más los fines de semanas, en donde Demian y yo estábamos libres de todo trabajo. -Demian dile a Drake que se baje de la mesa.-Le dije a Demian mientras él sin decir más, bajo al niño con una mano mientras con la otra sostenía a la pequeña Candy. -Papi no me dejes caer.-Dice la pequeña Candy, aferrándose a su padre con fuerza mientras se reía al mismo tiempo. -No te dejaré caer cariño.-Dijo Demian siempre tranquilo de lo que hace. -¿Justamente tenía que ser hoy Demian? -Pregunté molesta mientras miraba a mi esposo con ganas de matarlo, ya que no era posible que pensara en cargar a los niños al mismo tiempo, en vez de dejar a uno y después dejar al otro a salvo. A él le gustaba jugar de esa forma con los niños, no lo culpo, pero sabía que yo sería la primera en culparlo, si alguno de los niños sale lastimado. -Sí, amor.-Me responde sin preocupación alguna. Hoy es un día muy importante, saldrá a la venta una revista, en donde nosotros saldremos. Está se venderá por toda Europa, así que es importante para todo el linaje Volkova. -¿No pueden sacar fotos de internet?-Le pregunté poniéndole un lindo gorro a Sissi, mientras sabía que lo que decía era una tontería. -No amor, lo lamento.-Me contesta con mucha tranquilidad mientras mira su reloj.-Todos muévanse, ¿dónde está  Bill?-Pregunta mi esposo ahora muy preocupado, mientras la vena de su frente se empieza a hacer cada vez más notoria. -No lo levantaste.-Le contesté enfadada, ya que siempre lo deja al último. -¡Mierda!-Maldijo el castaño con fuerza, mientras va corriendo a la habitación de Bill. -¡Vaya, su padre es un poco tonto!-Les dije a los niños, burlándome un poco de que olvidara a su hijo más joven. -Mami, no quiero ir.-Me dice Sissi jalandome del vestido que estaba usando ese día. Era un vestido color durazno de nuestra marca, mientras que era uno de los más caros de la línea de ese mes. -Ni yo cariño, pero lo hacemos por papá.-Le dije con cariño, ya que es cierto, lo hacíamos más por Demian que por mí. -Papi me dijo que me compraría una muñeca si lo hacía.-Nos dice Candy jalándose sus calzoncillos, mientras que se nota despreocupada de todo, como es siempre para Candy. Ella no se toma en serio nada, y eso la hace incluso más fuerte que sus demás hermanos. -¿Papá hizo que?-Pregunté molesta, ya que Demian siempre los soborna para hacer algo. Para mí no era bueno sobornar a los niños, ya que eso los malcriaba, tenían que hacer las cosas por obligación no por sobornos. -Sí, mamá.-Afirma la pequeña con su cabeza. -Y a mí me dijo que me daba un carrito nuevo de colección.-Comenta Drake mordiendo la manga de su saco color n***o. -¡Su padre es...!-Iba a decir que su padre era una idiota, pero solo pude hacer mueca para que los niños no me escucharan maldecir. Y de pronto sale Demian con el pequeño Bill en brazos. -Ya están listos.-Dijo con real orgullo, mostrando al niño como un balón de soccer. -¿Por qué papi a mí no me ofreció nada?-Pregunto Sissi enojada del hecho de que ella lo hacía porque lo quería hacer. -¿Les ofreciste cosas?-Le pregunté a Demian con molestia, aunque ya sabía lo de él soborno, pero quería aparentar que a penas me daba cuenta. -Tenía que convencerlos con algo, Alice.-Me dice sin más mientras intenta explicar, que sus hijos ya no son tan moldeables, pero es porque él los ha hecho de cierta manera. -Ok, niños tendremos una charla.-Detengo a todos en la habitación, mientras miró a su padre con ganas de matarlo.-No pueden condicionar a su padre ni a su madre, no les daremos ningún regalo.-Les comenté mientras los miraba a cada uno de ellos, con cierta seriedad. -¿Por qué lo haríamos entonces?-Me pregunta Candy viéndome a los ojos, mientras que para ella, lo mejor era el soborno. Yo misma me doy golpes mentales, al ver que a veces suelen ser tanto como Demian, así que mi lado de chica pobre sale a la defensiva. -Porque aman a su padre y a su madre.-Les dije entre dientes mientras que me estaban colmando la paciencia.-Nos ama, ¿o no?-Los niños se miran unos segundo entre sí, para después responden que "sí " con sus cabecitas. -Bien, todo está dicho ahora.-Aplaudí conforme con la respuesta, mientras Demian me mira con una sonrisa en sus labios regordetes. -¡Vaya, que sabes controlarlos!-Dijo sorprendido de ver cómo resolví las cosas con sólo palabras. Mientras que él, aunque es muy cariñoso con los  niños, suele ser un poco duro y al no ver resultados, recurre al soborno. -Es mi tropa.-Le contesté feliz mientras él me sonríe y con gentileza me da un pequeño beso en los labios, mientras mis brazos pasan por su espalda bien marcada. De repente sus dedos aprietan mi espalda, mientras que  lo único que puedo hacer es gemir dentro de su boca. -Amo tener una tropa contigo y solo contigo, es genial.-Me da un pequeño beso en los labios, para luego me tomarme de la mano, encaminándonos al auto. Una camioneta negra nos recogió, para ir directamente al set donde nos tomarían la gran foto. Londres quedo en el pasado cuando llegamos al set dentro de Wembley, donde hay unas fortalezas que son dignas para la familia Volkova. -Hola.-Dijo Demian bajando de la camioneta y saludando al equipo, quién ya nos estaban esperando aún con una sonrisa en sus labios. -¡Oh, señor Volkova!-Contesta una bella joven con pelo rubio.-A llegado tan temprano.-Ella estaba muy nerviosa al ver a Demian, pero era obvio que habíamos llegado más tarde de lo pensado al lugar.-Mucho gusto.-Dijo sacando su mano de la manga de su chaqueta negra.  La joven por otra parte era tan bella, mientras que el frío del lugar la hacía ver aún más hermosa, con su nariz un poco rojiza y sus labios de color durazno. -Mucho gusto, ¿eres…?-Pregunta Demian con gentileza, ya que ella era ayudante del director de la sesión de fotos. -Palmer.-Contesta la chica con timidez, mientras Demian nota su mirada, para después mirarme a mí como si algo malo le pasara. -Palmer, ella es mi esposa, Alice Volkova.-Ella toma mi mano y la sacude un par de veces. -Mucho gusto, señora Volkova, será mejor que entremos al set.-Demian asiente con la cabeza, para después entrar al set. Yo en cambio tuve que bajar a muchos monstruitos del auto con ayuda del staff del lugar. Y cuando logre bajarlos y hacer que entraran al set, me di cuenta que Palmer era bastante amable con Demian. Muy amable para mi gusto. -Señor, por favor tome esto.-Dijo la chica dándole café caliente, ya que hacía mucho frío. -Gracias.-Él por su parte acepta el café con amabilidad, mientras empieza a tomarlo. Yo por mi parte, empiezo a sentir celos de ver como Demian es muy amable con ella. -Mamá.-Me llama Candy, quién está sentada en una silla de salón de belleza.-Yo me maquillare y elegiré mi atuendo.-Me dice mientras ella había empezado a hacer un desastre con su cara. Candy es un poco extraña cuando escoge ropa, así que cuando la escuche hablar de maquillaje y atuendos, sabía que no era una buena idea. -Cariño, pareces un payaso.-Le dije suspirando y viendo como a pintado su boca de rojo y sus ojos de azul. Así que tuve que tomar  una toalla húmeda y limpiar el desastre que había hecho. -¿Que le paso a ésta nena?-Preguntó Demian entrando a la habitación, mientras mira a Candy hecha un desastre. -Se pintó ella sola.-Le contesté mientras saco miles de toallas húmedas, para tratar de sacarle el maquillaje. -Mi bebé no necesita pintura.-Toma otra toallita y me ayuda a limpiar a la pequeña. Después la deja en la silla ya limpia, mientras yo ya estoy un poco enojada, así que sin querer se me sale decirle algo que me estaba molestando desde que llegamos al set. -Parece que te diviertes mucho allá.-Mis palabras salen con algo de rudeza, mientras dejamos a la pequeña bien limpia. -¿De qué hablas Alice? Estoy trabajando.-Termina diciendo sin más. -Ahora me estás diciendo que tu trabajo es divertido.-Alzó una ceja.-No me molesta el coqueteo, quizás puedas coquetear un poco más aquí.-Le comenté sonando como las amas de casas, que pasan en la televisión en la noche. Mujeres que no son satisfechas por sus hombres. -¿Dime que no estás celosa de Palmer?-Me pregunta mientras rueda los ojos y niega con la cabeza más de una vez. -No estoy celosa de Palmer.-Repetí lo mismo mientras intentaba defenderme de sus acusaciones. -Bien, porque eso sería una tontería.-Murmuró algo molesto mientras empieza a peinar a la pequeña Candy con cariño. -¿Una tontería? -Pregunté colmada y enojada, mientras que él tomaba con facilidad.-¿Pues adivina que señor perfecto?-Le llame la atención con rudeza.-Si, estoy celosa de Palmer.-Contesté con libertad mientras que el hecho que él dijera que es una tontería, me molestaba.  -¿En verdad? ¡Quién te entiende mujer!-Me responde sorprendido, mientras que ahora no sabe más que hacer, que seguir peinando la cabellera de mi pequeña. -¡Mamá!-Gritó Candy llamando nuestra atención.-¡Papá, ya dejen de pelear!-Nos dice mientras tiene lagrimitas en sus ojos. Por otra parte Sissi, Drake y Bill nos miran con puchero en sus labios, escondidos en la puerta del lugar. -No estamos peleando amor, solo estamos...-Trato de intentar encontrar una palabra, para que ellos no piensen que es una pelea. -Teniendo una conversación muy fuerte.-Termina diciendo Demian con muy poca inteligencia, ya que nuestros hijos son bastante astutos y saben que estamos peleando. -No quiero que conversen más.-Nos dice Sissi tapando sus oídos con miedo. Después miro a Demian a los ojos, dándonos cuenta de la fragilidad de las cosas. Ya no éramos solo él y yo pelando en una habitación, ahora teníamos que pensar en los demás mientras peleábamos, así que los niños nos hicieron pensar bastante. Ya hay que dejar de pelear. Cinco horas después. Ya estábamos en la casa, los niños ya estaban dormidos y yo acababa de dejar a Bill en su cuarto. Al bajar por las escaleras, me doy cuenta que las luces estaban apagadas mientras un olor llego a mi nariz, olía a canela. Así que bajó las escaleras y escuchó como la voz de la canción "Sway" de Dean Martin suena. La música tan sensual hace que mi corazón vibre, mientras las luces se prenden una vez y luego se apagan. Después veo como Demian sale de la cocina con una camisa blanca de botones medio abierta. -¿Quiere bailar conmigo, señorita Volkova?-Me pregunta con sensualidad, mientras yo me mofo al verle de ésta manera tan peculiar.  -No creo.-Dije cansada por la sesión de fotos, ya que yo fui la que tuvo que usar diferentes vestidos largos y diferentes tocados pesados.-Este día fue bastante ajetreado, quiero ir a dormir.-Pero él me tomó del brazo mientras lentamente pasa su pierna entre mis piernas. Convenientemente yo ya lucía mi pijama que era un camisón de seda color hueso, que se acomodaba un poco con la situación. -No, hay que bailar.-Repite mientras su cara y la mía se acerca cada vez más. -Sabes que no se bailar.-Le dije avergonzada mientras sabía que él siempre me hacía bailar, aun cuando sé que tengo dos pies izquierdos. -Gran error señorita, te casaste con alguien que baila muy bien.-Para ser sincera, él siempre hace todo bien, nunca lo he visto fallar en nada. -Creí que no te gustaba hacerlo, cuando hay gente.-Le comenté mientras él me movía lentamente. -Pero solo estoy contigo, nena.-Me da una vuelta pasando sus manos por mis caderas. -Estás loco, ¿te das cuenta?-Le pregunté riéndome de él, para después empezar a movernos lentamente. -¡Ole!-Gritó dejándome caer un poco, para luego atraparme entre sus brazos.-Lo tengo todo calculado.-Me dice mientras lentamente pasa sus manos por mis caderas, dándole forma a mi silueta delgada. -¡Demian!-Le dije sorprendida mientras él me tomó de nuevo entre sus brazos, moviéndome como un títere, pero estoy consciente que quiero fluir como él lo hace. Su mano izquierda agarra una rosa improvisada, que estaba en el florero de una mesa. -Una rosa para otra rosa.-Yo me sonrojo mientras sé que es algo cliché lo que hace, pero sé que puede derretir el corazón de una mujer dura. -Basta, me moriré.-Reí echando mi cabeza hacia atrás, mientras que demuestro que estoy divertida con todo esto. -Muérete de amor.-Pone una pierna en el suelo y me deja caer una vez más, para atraparme entre sus brazos, mientras sus labios se complementan con los míos. Después de bailar, nos sentamos en el suelo de la sala, donde el vino tinto sabe mejor. -Así que señora Volkova, ¿cómo se la está pasando?-Pregunta como todo un casanova. -Muy bien, señor Volkova. ¿Pero a qué se debe tanto baile?-Pregunté mientras miraba la chimenea prendida a toda potencia. Él se por su parte, se mofa mientras me mira solo a mí. -Solo quería probarte que el fuego sigue prendido entre nosotros.-Me comenta mientras acomoda un mechón de pelo, que sale de mi chongo, que me hicieron en la sesión de fotos. Yo por mi parte, aferro mis labios a la copa de vino mientras me quedo pensando. -Yo jamás dudé de eso.-Le contesté dejando con el vino pase por mi garganta. -Lo pensaste cuando creíste que coqueteaba con Palmer.-Me responde mirándome a los ojos.  -La chica se veía encantada contigo.-Le contesté pasando mis dedos por la copa de vino, mientras que ahora podía dejar ver que estaba molesta de que ella fuera tan coqueta. -Está bien, no te lo negare, Palmer si estaba interesada en mí, pero yo no en ella.-Contesta poniendo una mano en mi  barbilla, mientras que sabía que ella sí estaba interesada en él. ¡Lo sabía! -No puedo confiar Demian, tú eres hombre, mientras más te idolatren más te sientes grande.-Le exprese con astucia, ya que es lo que le gusta a él, la idolatración que nunca a tenido conmigo. -¿Y me dirás que tú no te sentiste grande cuando supiste que Emiliene, o que Kyle estaban enamorados de ti?-Pregunta también el hombre con astucia.-Jamás dudes de mi fidelidad. Imagínate cuánto tuve que aguantar, tantos celos que pase y tú no puede aguantar algo, que solo puede ocurrir en una sesión de fotos. -¡Oh, por dios!-Le dije sorprendida mientras le pongo mis piernas encima de sus piernas, con mucha confianza.-Tienes razón, lo lamento. -Bueno, conmigo no pequeña, tú fuiste la que le dijiste a Candy y a Drake que la atacaran con pintura.-Me dice recordando que en la sesión de fotos, le pedí a mis hijos que pintaran a la pobre chica. -Bueno ya sabes lo que dicen, mientras más hijos tengas, más pueden defenderte.-Murmuré tratando de verme graciosa, después de que le dijera a mis hijos que atacaran a la chica. De inmediato me sentí tan patética, que pude verme como una pequeña cosa. -Eres una tonta, pequeña.-Me besa el cabello.-Bueno, ahora tengo que decir mujer. No puedo creer que estés tan grande.-Me mira a los ojos con orgullo de verme un poco más madura, ya que no fui nada madura al hacerle eso a la chica. -¡Oh vamos, pareces mi padre!-Le contesté dejando nuestras copas en el suelo, para que él tomara bien de mis piernas y las subiera encima de su cuerpo. -Ya no eres la niña de antes.-Me dice orgulloso de mí, mientras su mirada es tan plena como su nueva actitud. Por otra parte, yo espero poderle expresar la plenitud que yo también siento por dentro. -Lo que llevamos de casados, es casi una vida.-Le contesté uniendo mis manos con sus manos. -Lo sé, a veces quisiera parar el tiempo y dejar que el mundo se quede así por un tiempo. Mírame, soy un viejo que tiene treinta y tantos.-Dice mirándome con amor, mientras puedo ver sus canas que apenas son visibles, pero que no le quitan el estilo que él posee. -No te llames viejo amor, eres todo un hombre maduro ahora, no eres viejo.-Le susurré al oido mientras paso mis manos delgadas por su cabellera. -Bueno, quisiera tener tu edad otra vez.-Me respondió pasando su mano por mi cabello también. -¿En serio?-Alcé una ceja sorprendida, mientras no me lo esperaba. -No, la verdad no, ahora mi vida es genial.-Se mofa mientras me toma el pelo.-Ahora puedo disfrutarte y tener a mi hijos, estoy feliz de tener algo estable.-Ahora yo me aferro a él, orgullosa de ver que en verdad a cambiado mucho.-¿Qué tal si hacemos un viaje?-Me preguntó sonriéndome con todos sus dientes. -Claro, ¿a dónde?-Le pregunté sonriéndole de la misma forma. -Vamos a Maldivas, pero ahora iremos con nuestros hijos.-Yo me quede estática al escucharle. Maldivas es un lugar muy especial, pero también era un lugar algo delicado, tuvimos que pasar muchos momentos difíciles en ese lugar, así que era un lugar agridulce. -Haremos buenos recuerdos con nuestros pequeños hijos.-Me dice animándome. -Me parece genial.-Le respondí sin estar muy segura de lo que quería hacer. Maldivas es un paraíso turístico, pero los recuerdos son fuertes. ¿Podremos conseguir buenos recuerdos?
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