4:La asistente perfecta

3591 Words
Pará William el sentir el cuerpo de Diana tan cerca fue algo extrañamente excitante, ella tenía un aroma floral, no tan dulce y no tan agresivo, él la soltó por que debía de hacerlo y no por que quisiera hacerlo, —Entremos que es tarde— dijo William, Diana asintió y sonrió cuando William le dio la espalda, El lugar era realmente encantador, tampoco parecía un lugar económico, un mesero los llevó a la mesa que estaba reservada para William, y mientras caminaban hacia ella la gente los miraba sin disimulo, por un lado miraban al bien vestido hombre que tenía un rostro desfigurado y por el otro miraban a la bonita mujer que caminaba junto a él, —Por favor tomen asiento— dijo el mesero y miró a Diana por enésima ocasión, William jaló una silla para ella y la ayudó a sentarse, él era un hombre muy caballeroso con las mujeres no importaba que, así lo había educado su abuela a quien él llamaba mamá, Diana miró a William sentarse junto a ella, él parecía algo incómodo, y al ver a su alrededor y notar las miradas curiosas sobre él, ella pudo entender el ¿por qué?, Si, William tenía un rostro fuera de lo común pero Diana nunca se había fijado en eso, William era un hombre guapo a pesar de eso, tenía un buen físico, era amable, era educado y sobre todo era muy respetuoso con las personas, era un hombre de metas, era perfecto aunque no lo fuera, y Diana se había dado cuenta de eso, –¿Qué gustan tomar? – preguntó el mesero, –Trae una botella del mejor vino que tengas, ¿Diana tu gustas algo en especial? – preguntó William, —Agua para mi por favor— —Agua para la señorita — —Si señor, enseguida— dijo el mesero y se marchó no sin antes sonreírle a la guapa mujer, William miró su reloj de mano y resopló, —¿No tomas alcohol? – preguntó con curiosidad, Diana recordó la última vez que tomó alcohol, fue un poco…caótico, tanto que casi pierde la virginidad con un cualquiera, se hubiera arrepentido mucho de haberlo echo, así que se juró así misma nunca beber, a menos que fuera con William claro, no le importaría perder la virginidad con él, aunque fuera por error, —Por el momento no—respondió ella, —¿Siempre eres tan complicada?— —¿Siempre es tan curioso?— William sonrió y miró a Diana, —Perdóname, estoy un poco nervioso y suelo preguntar lo primero que se me viene a la mente cuando eso pasa— —No hay nada que perdonar, y no este nervioso todo le va a salir bien— —Si, eso espero— dijo William y miró hacia la entrada, un hombre en traje llegó, juntó con dos hombres más, William los reconoció de inmediato, uno de ellos era un empresario italiano, que recién estaba empezando su compañía, era Artur Ferrer, otro de ellos era Nestor Kang un médico cirujano ortopedista que tenía un hospital en Estambul y venía con su hijo Alex Kang, un ingeniero en mecatrónica, William se puso de pie cuando los tres hombres llegaron a la mesa y se saludaron con cortesía, presentó a Diana como su asistente y ella los saludó con amabilidad, todos tomaron asiento y mientras conversaban para conocerse, otros dos hombres llegaron al lugar robando por completo toda la atención, Diana no conocía al hombre que llegó pero William supo de inmediato quien era, era Daniel Wong con su asistente Sujin Lee, Ella miró a Daniel y le pareció un hombre realmente atractivo a la vista, sus rasgos asiáticos eran encantadores, pero lo que más llamaba la atención, eran los tatuajes en su cuello y en sus manos, lucia un traje de color n***o impecable y zapatos nuevos y brillantes, no había una sola imperfección en él, era imponente casi como un rey, William se puso de pie de inmediato al igual que los otros tres hombres que parecían fascinados con la presencia de Daniel, se presentó cuando Daniel llegó hasta él, y después presentó a Diana, Daniel Wong era un hombre casado y para él no existía ninguna mujer más hermosa que su propia esposa, pero no pudo evitar mirar a la chica rubia, no solía prestarle la más mínima atención a las mujeres jóvenes, así que se reprendió a sí mismo cuando pensó que Diana era una mujer muy guapa, Los seis caballeros se sentaron en la mesa y después de platicar un poco para conocerse empezaron a hablar de lo que en verdad les interesaba…. negocios, —Se que su empresa señor Weaver se está abriendo paso en Estados Unidos, pero…existen muchas empresas iguales a la suya, con futuros inciertos— dijo Daniel Wong mientras sostenía un cigarro en sus dedos blancos y tatuados, —Y eso lo se señor Wong, pero el futuro de mi empresa no es incierto, nuestras prótesis están diseñadas con la mejor tecnología y por los mejores médicos, tenemos un proyecto en puerta que va a revolucionar el mundo, si usted me da la oportunidad no se va arrepentir— dijo William muy seguro de sus palabras, —Escuchamos rumores señor Weaver, rumores que dicen que usted pudo colocar una prótesis que se puede controlar con la mente – —No son rumores señor Kang, efectivamente se instaló una prótesis de un brazo en una mujer de 27 años, ella puede manejarla a la perfección sin ningún problema y también es sensible al tacto, no puedo entrar en detalles pero no es un experimento, al menos ya no— Sujin miró a Daniel quien estaba muy pensativo, –¿Y cuánto costaría una prótesis de este tipo? – preguntó Nestor Kang, —Ese es uno de los detalles, planeo que sean económicas y accesibles al público, las ganancias no serían muchas al principio pero… — —Somos hombres de negocios señor Weaver, si invierto mi dinero es para que se duplique no para que se me regrese la misma cantidad, si quisiera eso iría a guardarlo a un banco— dijo el señor Artur en tono burlón, Néstor sonrió y asintió, —Ciertamente yo no invertiría en su empresa señor Weaver… — dijo Daniel mientras apagaba su cigarro, —Opino lo mismo—dijo el señor Artur tratando de ganar la empatía de Daniel, —No invertiría si los precios del mercado no fueran accesibles para todo el público, mi cuñado perdió el brazo el año pasado en un accidente automovilístico, mi esposa buscó a los mejores fabricantes de prótesis y no encontró a nadie mejor que usted… invertiré en su empresa con la única condición de que se ocupe personalmente del caso de mi cuñado y que lo haga lo más pronto posible, solo dígame cuanto necesita— terminó de decir Daniel, William estaba sin palabras, Daniel Wong había aceptado invertir su dinero sin esperar mucho a cambio, –Señor Wong no se va arrepentir – dijo William, —Estoy seguro de eso señor Weaver, yo tengo que regresar esta noche a Corea con mi esposa, pero mi asistente se quedará para cerrar un trato con usted, y para aclarar cualquier detalle– Dijo Daniel y se puso de pie, Diana estaba feliz de solo ver lo feliz que William estaba, esto era una gran noticia, —Muchas gracias señor Wong, y gracias por su tiempo — dijo William mientras se ponía de pie, —Gracias a usted señor Weaver, ahora sí me disculpa me tengo que ir, que pasen una buena noche, con permiso— dijo Daniel y solo estrechó la mano de William e hizo una reverencia hacia Diana para no tener que tocarla, eso sería algo imperdonable, tocar a otra mujer que no fuera su esposa, jamás, Daniel no se molestó en despedirse de los otros tres sujetos, no valían su tiempo, le dijo algo al oído a su asistente y se marchó, —Señor Weaver que le parece si nos reunimos mañana— dijo Sujin y sacó su teléfono, —Si, eso está perfecto – dijo William y miró a Diana, —¿Le parece bien a las 2 de la tarde? – preguntó Diana recordando la agenda de William, a esa hora él estaría libre, Sujin miró a Diana y se aclaró la garganta, — si esa hora está bien— —Entonces nos vemos mañana, que tengan linda noche— dijo Sujin después de anotar la hora de la reunión en su teléfono, —Nosotros también invertiremos señor Weaver— dijo Néstor Kang, –Les agradezco su tiempo señores, pero ya no necesito más inversionistas, ahora si me disculpan…. –Dijo William y sacó dinero de su billetera, lo puso en la mesa y sonrió, – que pasen buena noche– terminó de decir, Diana solo sonrió y siguió a William y a Sujin, se despidieron y William y Diana subieron al auto, —Se lo dije… todo iba a salir bien— —Si, tenías razón, Dime tu dirección te llevo a tu casa— dijo William mientras ponía en marcha el motor, —¿Puede llevarme por mi auto?— —Ya es un poco tarde, te llevaré a tu casa y paso temprano por ti— propuso William, —Está bien— dijo Diana, ella no iba desaprovechar la oportunidad de estar a solas con William, No se dijeron nada en el trayecto, pero había esa sensación de relajación en el auto, William aún tenía la duda ¿De qué le había echo para hacerla enojar?, pero algo le decía que por ahora era mejor no investigar, Llegaron a un complejo de apartamentos de clase media, no eran tan lujosos, pero tampoco eran los más económicos, William estacionó el auto y se apresuró a bajar para abrirle la puerta a Diana, —Pasaré por usted como a las siete y media—dijo William, –Está bien, que pase buena noche señor Weaver – dijo Diana y se atrevió a darle un beso en la mejilla, eso fue algo que tomó por sorpresa a William, ninguna mujer lo había dado un beso de ese tipo, pues en una ocasión escuchó a una de sus ex novias decirle a una amiga que le daba asco tocarle el rostro, —Si, hasta mañana entonces— dijo William y se apresuró a subir a su auto, Diana entró al edificio y fue directo a su departamento hoy había sido un buen primer día. …………. Mi auto olía a ella, y por fin me daba cuenta de lo difícil que sería trabajar con Diana, sentía que mi rostro ardía por su beso, pero no era una sensación mala, ella era una tentación, su caminar, su hablar, incluso cuando sonreía, tenía que admitirlo, ella me gustaba, pero no podía volver a ser un tonto, no la conocía, no sabía que tan interesada era, ahora que lo pensaba más detenidamente era mejor no conocerla, si el sexo entre nosotros se daba no me opondría a ello, aunque por supuesto tendría que despedirla después de eso, En fin, conduje hasta mi casa, hoy había sido un día excelente, apenas llegue mi abuela me recibió con una gran sonrisa, —Mamá por qué estas despierta, deberías de estar durmiendo— dije al ver la hora en mi reloj, mi abuela ya era una mujer mayor, no podía estarse desvelando, —Querido deja de tratarme como una niña, soy mayor que tú, estaba esperándote, quería verte— —Lo lamento, es solo que ya es un poco tarde— —Buenas noches señor Weaver, ¿Le sirvo la cena?— Yo mire a una de las sirvientas de la casa, —Si, por favor—respondí, me moría de hambre, —¿Cómo te fue en el trabajo querido?— preguntó mi abuela mientras íbamos a la sala, yo aflojé mi corbata y sonreí, —Hoy fue un día muy bueno, de echo fue excelente— Mi abuela me miró detenidamente y me sujetó el rostro, —¿Esto es labial? – preguntó mientras restregaba mi mejilla con uno de sus dedos, “Diana”, —Si, pero no pienses mal, fue mi asistente… se despidió de mi, ¿Dónde está el abuelo?— —William…. —dijo mi abuela y me miró de una manera acusadora, —Ya te lo dije no es lo que piensas— —¿Cuándo contrataste una asistente?— —Hace…. Poco— —¿Y es bonita?— —Mamá por favor, es joven, es… es, si, es guapa pero eso no me importa — Mi abuela sonrió ante mi modo estúpido de hablar y dejó de indagar, —Está bien, tu abuelo está en el despacho querido, ve a comer y descansa— —Muy bien— dije y le di un beso en la frente a mi abuela, ella era mi mamá desde siempre, ‘Un padre no es el que engendra si no el que cría’, Mis abuelos me habían criado desde los cuatro años después de mi… “accidente” si así se le podía decir, ya no importaba, lo pasado, pasado, Fui al comedor donde me puse a comer mientras revisaba los correos desde mi teléfono, estaba por terminar cuando llegó Megan, Megan era una de las chicas de la limpieza, era una mujer de 28 años con un hijo, estaba divorciada y vivía en la casa de servidumbre desde hacía un año, —Will… ¿Cómo estas?, no sabía que ya habías llegado— dijo ella y se puso detrás de mí, —Estoy bien— respondí, —Te vez cansado— dijo Megan mientras empezaba a masajear mis hombros, Megan no era bonita y era otra de las tantas mujeres que me buscaba solo por mi dinero, me buscaba cuando ocupaba que le adelantara su salario, inclusive ella ganaba más que los otros empleados de la casa, aunque todo era a cambio de algo, –No me siento cansado, estoy bien por hoy– dije sin muchos ánimos de hacer lo que ella quería, –¿Te preparo la ducha? – preguntó mientras sus manos tocaban mi cuello con gentileza, –Está bien, puedo hacerlo solo– –Pará eso me pagas, yo puedo hacerlo… puedo hacer lo que tú quieras— dijo ella con un susurro en mi oído, “Carajo”, mis necesidades masculinas me empezaron a atormentar, y sin querer recordé a mi asistente, recordé sus blancas piernas, segúramente su piel era muy suave, ella olía tan bien, me encantaría poder oler su cabello, y su blanco cuello, me encantaría ver que tenía ella debajo de su ajustada ropa, ella sin duda tenía un cuerpo de infarto, Yo solo, empecé a torturarme, no pude controlarme así que me puse de pie y tomé de la mano a Megan, para llevarla al cuarto de invitados, siempre tenía intimidad con ella en alguno de esos cuartos, jamás en mi habitación, Megan se quitó la ropa mientras yo me quitaba la mía, en mi cabeza solo estaba una imagen que me encendía mas que cualquier cosa, se acostó en la cama y abrió las piernas invitándome a entrar en ella, “Bien, si ella lo quiere “, ella tenía una piel bronceada y aunque no tenía el cuerpo de mi asistente su cuerpo no estaba mal, —Date la vuelta— le ordené, su imagen distorsionaba la que yo quería tener en mi cabeza, prefería no verla. …………….. Mi despertador sonó exactamente a las 5 de la mañana, me levanté y fui directo al baño, cepillé mis dientes, sujeté mi cabello con una liga, y me puse a hacer un poco de ejercicio, un par de sentadillas, un par de abdominales, un poco de zumba y algunas lagartijas, tenía que mantener mi cuerpo en forma para mi futuro esposo, para que él pudiera disfrutar de mi, empezaba a sentirme excitada de solo pensar en él, en lo atractivo que se miraba en esos trajes costosos, “Mierda”, ¿De qué tamaño tendría su… ‘Ding, Dong’, el timbre de mi departamento sonó y yo fui a ver quien era, fue una enorme sorpresa ver a mi William del otro lado de la puerta, ¿Que hora era?, Eran las 6:45, ¿Por qué estaba aquí tan temprano?, “Carajo, carajo”, yo estaba en fachas, William no podía verme así, corrí a mi closet y tomé una camisa blanca que me quedaba como un puti-vestido, de esos que te tapan solo lo justo, y no dejan nada a la imaginación, me quité los pantalones que tenía y me cambié la ropa interior, el timbre volvió a sonar y me apresuré a mirarme en el espejo de mi habitación, “William llegaste a la cueva del lobo”, fui a abrir la puerta y fingí sorpresa al verlo, Los ojos de William eran como un escáner, —Señor Weaver, ¿Qué hace aquí tan temprano?, ¿No dijo que a las siete y media?— William me miró a los ojos y se aclaró la garganta, —Si… am… ¿Qué hora es…?, es que olvidé mi reloj— “Pequeño mentiroso”, —Apenas van a ser las siete— respondí mientras miraba su atractivo cuerpo, el medía tal vez 1.90 y se ejercitada, eso era obvio, yo quería que el me diera duro contra el muro, “Carajo William ¿Por qué estas tan jodidamente bueno? “, —Veo… que aún no estas lista, es mi culpa… perdón, te esperaré en el auto… yo…— Los ojos de William iban directo a mis piernas, —Por supuesto que no, por favor pase, estaré lista en veinte minutos— dije mientras me hacía a un lado para dejarlo entrar, William entró a mi departamento y yo cerré la puerta detrás de él. …………….. Está mañana William se había despertado muy temprano y sin pensarlo mucho se apresuró a subir a su auto sin siquiera haber desayunado, ahora que se encontraba en el departamento de Diana se cuestionaba a sí mismo ¿Qué estaba asiendo?, y ¿Por qué había mentido?, Diana desató su cabello y miró a William, —¿Le ofrezco algo de tomar?— —No… gracias, estoy bien— —Siéntase cómo en su casa, no me tardo—dijo Diana y fue a su habitación, William respiró hondo y dio un vistazo al departamento, todo estaba ordenado y limpio, los muebles no tenían ni una pizca de polvo, sin duda Diana sería una asistente perfecta, William se sentó en uno de los sofás y esperó pacientemente, estaba jugando con su teléfono tratando de distraerse, —¿Que carajos estoy haciendo?— se preguntó William después de un rato y se puso de pie, mandaría a un chofer por Diana, estaba por irse cuando… —¿Podría ayudarme?— William se ahogo con su propia saliva al ver a Diana, ella traía puesto un vestido azul marino ajustado de mangas largas, el vestido le llegaba debajo de las rodillas pero le formaba una silueta exquisita en ella, William tosió un par de veces y luego se atrevió a mirar a Diana quien parecía divertida por la situación, —¿Está bien señor? , ¿Quiere un poco de agua?— —No… estoy bien— —El zipper se atoró… ¿Podría ayudarme?—preguntó ella mientras sujetaba la parte de enfrente de su vestido, no esperó respuesta y solo le dio la espalda a William mirándolo de reojo, su espalda estaba desnuda hasta la espalda baja, William no se había sentido tan nervioso antes, ni siquiera con la reunión de ayer, —Si, claro yo… yo te ayudo – dijo el y fue hasta donde estaba ella para ayudarle con el zipper, esta no era una jugada de Diana, en verdad su zipper se había atorado y mientras William trataba de desatorarlo pudo tocar su suave piel, ella tenía una fina línea en su espalda, y dos hermosos hoyuelos en la espalda baja, el zipper por fin cedió y William lo subió, —Gracias, que pena con usted, ¿Tiene calor?, está sudando— William se sentía como un completo tonto así que prefirió guardar silencio, Diana le trajo un vaso de agua fría y sonrió, —Ahora vuelvo, no se le ocurra irse— ordenó ella, hacía un momento lo miró caminar hacia la puerta, William tomó asiento y se aflojó la corbata, se bebió el agua casi sin respirar e incluso fue a servirse más, Diana salió lista de su habitación y miró a William sentado en un sofá un poco pensativo, —Estoy lista señor Weaver— —Muy bien, vámonos— dijo él y se puso de pie, ambos salieron del edificio y subieron al auto de William, El señor Weaver estuvo muy callado durante el trayecto a ‘Velatrix’, llegaron al edificio y William fue directo a su oficina, Diana solo lo dejó y se puso a trabajar, aun tenia que ponerse al día, así que por hoy decidió en no acosar a su futuro esposo y dedicarse solo al trabajo.
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