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Rivalidad por un Millonario

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Blurb

Alan Goldman era un empresario de una pequeña empresa para nada conocida, situada en los Ángeles Estados Unidos, hasta que un día descubre que es el heredero del imperio de su difunto abuelo. Se hace dueño de la aerolínea más grande y reconocida de todo el país, entonces se ve obligado a viajar a Sam Francisco donde residió su abuelo, y es allí donde le dio comienzo a su nueva vida como el nuevo dueño de todas las posesiones del difunto. Goldman se convirtió en el millonario más codiciado entre las mujeres y envidiado por muchos empresarios. Pero Alan se mantiene un poco al margen de las habladurías, ya que tiene otras intensiones en la mente.

Propósitos que se vieron adelantados cuando le toco hacer un viaje de emergencia en el que conoce a una encantadora mujer que llama su atención, Jena Dulany una joven muy simpática con hermosa sonrisa. Al principio Jena es un poco tímida, pero a medida que va conociendo más de su personalidad se da cuenta que es una chica realmente valiosa y justamente es lo que él deseaba. Mientras que Jena es plenamente sincera con él, Alan no lo es del todo…

Por desgracia los planes de este empresario se ven seriamente interferidos al verse involucrado entre la rivalidad de dos mejores amigas quienes se disputan por él. ¿Quién crees que salga vencedor en esta historia? ¿El amor o la verdadera amistad?, Te invito a leer esta novela llena de amor, romance y diversión.

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Heredero
—¿De verdad? —Pregunta sorprendida Jena —. Seguro que me estás tomando el pelo, siempre lo haces, tú no eres de fiar Dakota. La joven rubia se cruza de brazos al notar una mínima expresión de burla en el rostro de su mejor amiga, gesto que era muy usual en ella. —Te lo juro Jena, no te estoy mintiendo. —¿Y por qué ese idiota haría una cosa como esa? —Desconozco sus razones, pero lo hizo y eso es lo que importa… entonces ¿Qué te parece? —La castaña sonríe de oreja a oreja. Jena la observa con esa típica expresión de que no estaba para nada segura acerca de la noticia que su amiga le había dado. Desde luego que no era de Dakota de quien desconfiaba, más bien del personaje quien le estaba llenando la cabeza con pendejadas. —Dakota, ¿Cómo se te ocurre creerle semejante barbaridad a ese idiota de Brian?, Sabes que te está mintiendo, como siempre lo ha hecho amiga. —No miente, mira… —La joven rebusca en su bolso y de este saca dos boletos de avión, Jena abre los ojos al ver los billetes —. Observa, compro los vuelos para que ambos fuéramos a los Ángeles, ¿No te parece un sueño? —Su amiga brinca de la emoción. La rubia sonríe de medio lado al ver la felicidad reflejada en el rostro de su mejor amiga, Dakota era como su hermana. Se conocían desde que eran unas chiquillas, eran vecinas en una bonita vecindad de San Francisco, hoy por día sus madres continuaban siendo buenas amigas. Pero desde que las chicas crecieron y se volvieron unas mujeres hechas y derechas decidieron tomar su rumbo, pero optaron por hacerlo juntas. Así que, cuando cada una encontró empleo con el que pudieran sobrevivir por si solas, buscaron un buen apartamento para alquilar juntas. Desde luego que seguían viviendo en San Francisco, les parecía un hermoso lugar para vivir. Para ese entonces las chicas contaban con 25 años cada una, y aunque no tenían los mejores empleos del mundo se las arreglaban para llegar a fin de mes. No era fácil cuando ambas eran hijas únicas y tenían el deber de cuidar a sus madres. —Dakota, sabes que te adoro, eres como la hermana que nunca tuve pero… —Vamos Jena, apóyame con esto. Sabes que me gusta Brian, es apuesto y galán y ha comprado los billetes para que nos mudemos para los ángeles. Eso dice mucho de él, me quiere de verdad. —¿No crees que es una decisión bastante precipitada? Mudarse no es una cosa que se toma así a la ligera, debe pensarse bien. Recuerda que aquí tienes todo. —No todo, no vivimos como queremos Jena, posiblemente los Ángeles tenga mejores oportunidades. Además, yo quiero a Brian… Jena muerde su labio superior, si estaba feliz por su mejor amiga parecía tan contenta por estar con ese muchacho. Brian era su novio desde hace un par de años, pero el chico no era de fiar. Era un embustero e infiel, Dakota lo encontró en varias oportunidades en situaciones comprometedoras con otras chicas. Muchas veces vio cómo su amiga se moría de la tristeza, pero aun así siempre lo perdonaba. Era un ciclo del que no pensaba salir, en lo personal a Jena no le agradaba ese tipo. Nunca se lo dijo a su amiga, pero en varias oportunidades intento propasarse con ella, era un idiota con pantalones. Y estaba segura de que solo haría sufrir a Dakota en ese viaje. La quería mucho como para permitirle que se fuera con él. —Creo que deberías pensarlo mejor, acuérdate de todos los problemas que has tenido con Brian ¿Qué te hace pensar que en los Ángeles será distinto? —Presiento que así será —La castaña se tumba en el sofá con una radiante sonrisa en los labios —. Él me ama de verdad, lo sé, puedo sentirlo. —¿Para cuándo es el viaje? —Su amiga la imita sentándose a su lado. —Para el fin de semana. Eso era muy pronto, no le quedaba mucho tiempo para hacer entrar en razón a su amiga. Pero, por otro lado, cuando a Dakota se le metía algo en la cabeza no había nadie quien la hiciera cambiar de parecer. —Estoy feliz por ti —Termina por decirle en vista que de que no tiene más opción que apoyarla, aunque eso le costase quedarse completamente sola. —¿En serio? —La castaña brinca sobre ella para abrazarla con fuerza —Sabía que me apoyarías, eres la mejor amiga de todo el mundo. —Soy la única que tienes tonta. Ambas se ríen a carcajadas, al cabo de unos minutos de risas y algunas lágrimas derramadas las chicas guardan silencio. —Siento tener que dejarte sola, sé que tu trabajo no será suficiente para llegar viva a fin de mes, pero si quieres puedes… —No, voy a estar bien… no te preocupes por mí. Sabré arreglármela —La rubia sonríe intentando parecer convincente. No quería preocupar a su mejor amiga con sus problemas, lo que deseaba era que Dakota fuese feliz y si era con el imbécil de Brian pues así debía ser. Ya buscaría las maneras de salir adelante sola, sería muy duro, pero ya se le ocurriría algo. Además, no podía trabajar toda la vida en ese spa, necesitaba encontrar un mejor trabajo que le pagaran más de lo que ganaba en ese lugar. […] La imponente figura de Alan Goldman se encontraba sentado en medio de la sala de juntas que le pertenecía a su difunto abuelo quien hacía una semana había fallecido, el joven se hallaba estupefacto por la noticia que le había dado un grupo de abogados justo en ese momento. Es que no daba crédito a las palabras de los abogados, era una cosa insólita. Tan solo la semana pasada era el típico empresario de una compañía muy pequeña de exportación de telas en la ciudad de los Ángeles y, ahora resulta que era el heredero de las acciones de la aerolínea más grande de estados unidos. ¿Cómo pasabas de ser un simple empresario que nadie conocía a ser el multimillonario más grande? Esa pregunta se la repetía una y otra vez desde que descubrió quién demonios era su familia paterna, es que era imposible que su abuelo fuese el dueño de la aerolínea más famosa y reconocida en todos los países y él no supiese ese pequeño detalle. Como paso por alto tantos años sin saber de dónde provenía, bueno su padre jamás hablo de su propio papá le respondió esa voz en su cabeza. Siempre vivieron como personas normales, llevando vidas comunes, su padre nunca le comento acerca del paradero de su abuelo y ya iba comprendiendo cuál era la razón del porqué se mantuvo oculto. Al final su padre y abuelo se llevaron a la tumba el motivo por el cual se dejaron de hablar, en cambio, habían dejado un completo lío en sus manos con el que ahora tenía que lidiar y no tenía idea de por donde comenzar. —Alan, ¿Está todo bien? —Le pregunta un caballero de anteojos. —Sí, si… —¿Entiendes lo que está pasando? —No hay que ser muy inteligente para saber que soy el dueño de todo —Responde tajante, ¿pensaban verle la cara de idiota o qué? —¡Así es!, tu abuelo quería traerte a este mundo mucho antes, pero tu padre no lo sé lo permitió. Pero ahora que ninguno de los dos está, tú eres el único propietario de todos los bienes de tu difunto abuelo. Alan se pone en pie introduciendo las manos en los bolsillos de sus pantalones, camina hacia el enorme ventanal que daba con la pista donde se encontraban una cantidad de aviones listos para despegar. Justo en ese momento un enorme avión despegaba mientras él lo seguía con la mirada, se vio obligado a viajar hasta San Francisco únicamente para escuchar la última voluntad de un abuelo que no conoció y para hacerse cargo de todos sus negocios. Si fuera otro estuviera más que feliz, pero él opinaba diferente. Si tan solo supiera cuál era la razón por la que su padre se alejó de esa vida de riquezas, quizás pudiera comprender mejor las cosas y aceptar su destino cuál sea que fuera. —Necesitamos que firmes Alan, esta compañía necesita un nuevo sucesor —Le apremia el abogado. Podía sentir la mirada de todos esos viejos a sus espaldas, era un empresario experimentado, no era ningún tonto. Ellos sentían la presión de no tener un jefe que tomara las decisiones, y dada la elección de su abuelo no les quedaba más remedio que aceptarlo como su jefe. No es que se sintiera como si no pudiera llevar esa empresa, claro que podía hacerlo con los ojos cerrados, el detalle era que… ¿Era la vida que deseaba llevar? 

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