Acto 3. Una peligrosa propuesta

1807 Words
Tres años después – prisión Boca de dragón —¡Hey, lobo! Tienes visita —grita uno de los guardias mientras Karl se encontraba con otros prisioneros fumando una flor volcánica que los presos secaban, y cuando se quemaba el humo era agradable, además les ayudaba a apaciguar el hambre. —¿Visita? ¿Quién? ¿Es mi madre? —pregunta Karl pensando que quizás aquella mujer finalmente apareció. —No es tu madre, ¿Qué mujer desquiciada se atrevería a venir hasta aquí? ¡Ninguna! ve, es un hombre bien vestido… creo que no es de por aquí. Karl hizo un gesto de extrañeza en su rostro apagando el cigarro con su pie, le colocaron unos grilletes en sus manos para aprisionarlo, y luego fue acompañado por el guardia rumbo al encuentro de su inusual visita. Después de aquel día hace tres años atrás él nunca más intentó escaparse, el muchacho se resignó a vivir ahí y eventualmente aceptó que iba a permanecer el resto de sus días en prisión. Él era el jefe de los prisioneros por ser fuerte, ya que todos eran humanos, sin embargo, le parecía extraño que ningún híbrido hubiese pisado la cárcel desde que él estaba ahí, incluso en momentos de paranoia él pensaba que quizás los mitad lobo no podían ir a prisión, pero la reina Sarah hizo una excepción con él simplemente porque lo odiaba sin razón aparente. Entonces, cuando llegó a una zona más decente donde recibían a las pocas visitas que iban a la cárcel, se trataba de una celda más abierta en la cual se encontraba una mesa y dos taburetes, ahí el visitante y el prisionero podían hablar en privado por varios minutos mientras dos guardias esperaban afuera. Así pues, Karl entró al “salón de visitas” y vio que esa extraña persona ya lo estaba esperando sentado de espaldas a la puerta. Lo primero que le sorprendió fue ver que ese hombre tenía una ropa muy limpia, se trataba de un traje azul oscuro, tenía botas de cuero marrón, el cabello de color castaño oscuro amarrado con una cinta y en el instante que el muchacho se sentó frente a él y le dio el rostro a ese hombre, no lo reconoció, jamás lo había visto en su vida. Aquel extraño tenía una barba bien cortada, piel bronceada ojos cafés y buen aspecto físico, sin embargo, cuando lo olfateó supo al instante que no era humano. Aquel hombre elegante alzó su mirada uniéndola con la de él, y sin decir mucho le indicó que tomara asiento. —¿Eres un hombre lobo, cierto? —pregunta Karl en el instante que se sentó. El hombre extraño mira de pies a cabeza al harapiento muchacho, tenía el cabello largo enmarañado, estaba barbudo y su rasgo más característico es que tenía un corte en la ceja izquierda, era una cicatriz, eso solo significaba que lo habían herido con un arma de plata. —Si, soy un hombre lobo, puro. Un alfa —responde él con seriedad. —Oh… comprendo, ¿Quién se supone que eres? No te conozco, viejo… —¡Por todos los dioses! tu vocabulario es tan informal, soy un noble debes referirte a mi como lord, o mi señor, ¿no te han enseñado etiqueta? Karl arquea una ceja con duda. —Pues… no—responde el rubio pensando que eso era lo menos importante, él deseaba saber que hacía ese hombre ahí y porque lo fue a visitar. —Entiendo… supongo que, para lo que harás no importa si tienes etiqueta o no —declara el extraño mirándolo de pies a cabeza—¿quieres salir de este nido de ratas, Karl Bram? El joven parpadeó sus ojos con algo de perplejidad porque le sorprendió que ese licántropo conociera su nombre y además jamás pensó que escucharía esa pregunta… nunca en su vida. —Si, quisiera ser libre, ¿Quién no? —¿Estarías dispuesto en hacer lo que te pida? —No le chuparé su pene —responde él de inmediato, había vivido encerrado con hombres y propuestas así le habían llegado, así que tenía que estar prevenido. —¿Qué?... —el hombre extraño parpadeó sus ojos sin saber si sentirse ofendido, o burlado, por eso prefirió ir al punto de una vez —No… no tendrás que hacer, “eso” que mis dioses me libren… Karl suspira con alivio. —Bien, entonces ¿Qué debo hacer para salir de aquí? ¿Matar a alguien o algo parecido? —pregunta el joven asumiendo que esa sería la opción más lógica, y juzgando por el destello que vio en los ojos cafés de aquel extraño supo que había acertado. —Se que estás aquí por asesinato, y supe que cuando intentaste escapar de la cárcel peleaste sin armamento contra docenas de guardias, tu solo. Eso es bastante admirable, ¿sabes usar la espada? El rubio deseaba decirle que él no había matado a nadie, pero para esa altura de su vida sentía que ya no valía la pena demostrar su inocencia, había aprendido por las malas que de nada servía. —No se usar la espada… lord. El hombre sonrió complacido cuando escuchó un atisbo de decencia en el joven híbrido. —No me sorprende, se que en este reino a los híbridos que han nacido no les enseñan a pelear, temen que algún día se alcen y causen una rebelión o algo parecido… aunque en el reino de los humanos digan que aceptan a los licántropos, en el fondo continúan temiéndoles, después de todo… la razón del por qué el quinto reino está tan alejado fue para deshacerse de nosotros… sin embargo el rey que ahora comanda los cuatro reinos es un sucio soñador que tiene la estúpida idea de: “unirnos”. —¿El rey Arthur? Él es un buen rey, cuando lo coronaron, yo caí en prisión varías lunas después, hizo ese enorme puente para conectar ambos reinos y su proeza benefició al reino humano de muchas formas —admite Karl porque como todos, él lo conocía porque había escuchado de él. —¿Lo has visto en persona? Se nota que te encantaría besarle los pies… —No lo conozco en persona, lord. Pero si trabajé durante casi toda mi vida en una de las fábricas de acero que él fundó cuando todavía era príncipe, ganaba lo justo, y pues no me quejo… —Oh, eras un obrero. —¿Obrero, que es eso? —pregunta Karl porque él no había escuchado esa palabra antes. Ese simple hecho sorprendió bastante al noble que lo visitaba. —¿No has escuchado esa palabra? Obrero es alguien que trabaja por un sueldo en un horario en específico… es similar a un siervo o sirviente, con la diferencia que tu no vives en la casa de tus señores—explica el hombre viendo con atención a Karl, pensando que él era perfecto para ese trabajo, su ignorancia podría usarla a su favor. » Verás, te ganarás tu libertad, podrás vivir en mi pequeño palacio en una región acomodada del reino de Gavril como mi siervo, el clima es excelente, mejor que este eterno clima gris, con frío y aroma a ceniza de este deprimente reino, recibirás una paga justa de 1 moneda de oro a cada mes. El reino del sur es muy próspero como sus nobles más puros, pagar a un sirviente con oro no presenta mucha algarabía para mi manada —comenta él sin demasiada modestia. —¡¿Una moneda de oro al mes?! ¡Es demasiado! Lo que me dice… suena como uno de mis sueños mas locos, entonces si me pagará con riquezas y libertad… significa que, ¿lo que haré será difícil? El noble alfa asiente con la cabeza con una sonrisa. —Te daré todo lo que te he prometido, si asesinas al rey Arthur, a su esposa y sus tres hijos, eso desestabilizará al reino y permitirá que nuestro ejército entre y coloquemos a un verdadero rey puro en el trono de Gavril para que comande los cuatro reinos… Por tan solo escuchar aquello, Karl se lleva una mano a su cabello, y sin poder evitarlo se echa a reír. —¿Por qué yo? ¿Por qué vino hasta aquí para pedirme ese trabajo imposible? —Es sencillo, no eres nadie—responde el noble con una sonrisa — eres un prisionero que morirá aquí en este hueco olvidado por todos. Si eres asesinado durante tu misión a nadie le importará. No tienes ningún tipo de conexión con mi familia, así que, si te atrapan, nuestra organización no se verá afectada. » creerán que eres un loco más del montón —prosigue aquel alfa —… dependerá de ti si vives o mueres. Si cumples con lo que deseo, tendrás lo que he prometido, pero si fallas… lo único que te espera es la muerte. ¿Qué decides? ¿vivir en libertad o morir como el hombre que intentó matar a un rey? ¿o pudrirte aquí en el olvido para siempre? Karl frunce sus labios desviando su atención hacia sus manos encadenadas, y luego vuelve a alzar su mirada hacia aquel hombre que le estaba ofreciendo una propuesta peligrosa, era cierto, él no era nadie, no tenía nada que perder, si moría al menos sería recordado como ese demente que intentó acabar con toda una línea real, y si sobrevivía, podría intentar reiniciar su vida, olvidarse de todo y ser feliz, cualquiera de las dos opciones eran mejor que continuar viviendo en prisión, viendo como a cada invierno morían los mas débiles, y luego muchos se debatían entre si comerse la carne de los muertos o no… si tenía la oportunidad, sería un loco si no la tomara. —Está bien, acepto. Mataré al rey Arthur, a su esposa y sus tres hijos. —Te tardaste demasiado en dar una lógica respuesta afirmativa… bien, entonces compraré tu libertad, y te enseñaré a usar la espada, siento que serás bueno en eso… Karl frunce sus labios desviando su atención hacia otro lugar diciendo… —¿Cuándo me llevará, tendré que esperarlo? Tengo un pequeño problema de desconfianza con eso. Todavía estoy esperando que mi madre venga a buscarme, ella se fue hace quince años a comprar unas cosas a una aldea remota. A estas alturas tengo el leve presentimiento que me abandonó ¿sabe? —admite Karl con honestidad. —Nos iremos hoy mismo, y no me importan mucho tus traumas infantiles, joven híbrido, solo me interesan tus servicios. Vamos levántate, es hora de ir a pagarle a estos humanos hambrientos para que dejen salir a un don nadie como tu —declara el noble alfa sin tener idea que Karl era cualquier cosa, menos un don nadie…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD