Esta historia está registrada con el número 2103227260337.
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5 años antes...
—Por favor Emily, esperemos un poco más, debe estar a punto de llegar.
—Camila, no entiendo para que quieres verlo, te estás haciendo mucho daño.
—Son los últimos minutos de soltero que lo voy a ver, además en estos días me voy a la academia.
—Bonito recuerdo te vas a llevar, sí lo ves el día de su boda.
No puedo evitar suspirar, hoy se casa Sam Walker, el amor de mi vida, desde que tengo uso de razón estoy enamorada de él, aunque él ni si quiera voltea a verme, cuando cumplí mis 15 años, su madre, que es mi madrina, lo obligó a bailar conmigo y no dejo de hacerme mala cara toda noche, casi al final de la fiesta me dió un beso, mi primer beso, yo estaba tan feliz y él se burlo de mi, dijo que no tenía ninguna duda de que seguía siendo una niña inexperta, aun recuerdo como lloré, mi madrina no sabía como calmarme, la pobre pensó que no me había gustado la fiesta que me preparó con tanto cariño.
Después de eso se fue al ejército y venía muy poco, hasta hace unos días regresó y no pude quedar más sorprendida, porque llegó acompañado de una hermosa chica, al parecer se tiene que ir a una misión y quiere casarse antes de viajar, la chica está embarazada y se quedará con mis padrinos mientras él está en Afganistán, ni siquiera sabíamos que tenía novia; estoy tan concentrada que pego un brinco cuando Emily grita sacándome de mis recuerdos.
—Ya llegó, mira.
Cuando lo veo, mi corazón comienza a latir con fuerza, está guapísimo, con su uniforme de gala, es un hombre bastante alto, con pelo castaño, unos ojos verdes muy bellos y tiene una sonrisa muy coqueta que me encanta, bueno en realidad lo único que no me encanta de él, es que me ignora por completo, cada vez que me ve me hace mala cara, parece que le molesta que paso mucho tiempo en su casa.
—¿Por qué no entramos a la iglesia? al final estamos invitadas, no tiene nada de malo.
—No Emily, no me atrevo a verlo casandose, no quiero llorar más. También mi madrina está muy triste, dice que aunque la chica le cae bien, no era lo que esperaba para Sam, lo único que la tiene feliz es que va a ser abuela.
—Bueno no puedo negar que Sam siempre ha sido muy popular, aunque no es mi tipo, reconozco que está muy guapo y con ese uniforme si me sacrificaba en quitarle la envoltura y disfrutarlo poco a poco.
—Y eso que no te ha tocado verlo sin envoltura, o sea sin camisa, con su sombrero y montando su caballo, babearías tanto o más que yo.
Me da un golpe en el brazo y me sonríe.
—Tonta, cómo puedes estar tan enamorada de él, si siempre se burla de ti, no se me olvida aquella vez que fuimos al baile del pueblo y te dijo que para que te arreglabas, que nadie se iba a fijar en ti, toda la noche lloraste por su culpa, es un idiota.
—Si también lo recuerdo, incluso todavía el día que llegó, yo estaba con mi madrina y le dijo a su novia que yo era la niñita de su mamá, que siempre me la pasaba ahí metida, lo hubieras visto, me vio de arriba abajo y sonrió burlón, cuando su novia salió con mi madrina de la cocina, se acerco a mi sólo para decirme, que su futura esposa si era una mujer, no como yo.
—Y todavía estas aquí viéndolo, no te entiendo Camila de verdad ¿acaso eres masoquista?
—Tal vez.
—¿Eres consiente qué tienes que olvidarte de él para siempre verdad?
—Si Emily, aunque de todos modos nunca me hice ilusiones.
—Qué te parece si mejor nos vamos a la fiesta y nos tomamos unos tequilas para brindar por el idiota del novio, y la pobre mujer que se va a casar con él, la compadezco, está noche tendrá mucho calor al dormir con ese hombre lleno de músculos que ocupará la mayor parte de la cama y ella estará muy incómoda, además de que estoy segura que ronca horrible y no la dejará dormir.
Suelto una enorme carcajada.
—Está bien Emily, vámonos a casa de mi madrina, para llegar antes que ellos y brindar con tequila por los novios y por todo eso que dijiste, que ya quisiera yo que me pasara a mi, aunque tuviera mucho calor.
Emily suelta una carcajada.
—Ah ¿y sabes que? Sam no ronca.
—No lo puedo creer, todavía te atreves a defenderlo.
—Bueno, es que no ronca.
—Noo, si para ti no tiene defectos.
—En realidad si tiene uno.
—¿Cuál?
—Que me odia.
—No te odia, tal vez esté celoso porque pasas mucho tiempo con sus padres.
—Tal vez.
—Con esos ojos de cordero degollado que pones cuando lo ves, es imposible que te odie.
—Cállate tonta.
Llegamos a la fiesta y ya hay mucha gente, vivimos en un pequeño pueblo de Texas, llamado Jefferson, la mayoría de las personas nos conocemos, así que todo el pueblo está invitado a esta boda, los padres de Sam son muy queridos aquí, incluso Sam porque siempre fue muy destacado en los deportes y trajo varias medallas al pueblo.
Mi amiga Emily trae un vestido rojo, muy bello, ella tiene una larga cabellera negra, preciosa y sus ojos negros resaltan su belleza, tiene muy bonito cuerpo, no como yo, que soy muy delgada, mi cabello castaño es imposible de peinar, tiene la rebeldía que a mi me falta, tengo los ojos como mi madre, color miel y tengo algunas pecas alrededor de mi nariz, que según Sam, me hacen ver muy aniñada, yo me puse un vestido amarillo con pequeñas flores blancas, me queda un poco corto porque me lo presto Emily, le comenté a mi madre que me prestará uno de ella, pero está tan ocupada con su novio Robert que no me pone mucha atención, y yo estoy ahorrando para la escuela así que preferí no gastar, menos para esta boda que ni siquiera quería venir.
Empezamos a saludar y al poco tiempo van llegando todos de la iglesia, mi madrina en cuanto me ve viene a abrazarme.
—Mi Camila te ves preciosa ¿por qué no fuiste a la iglesia?
—Si fuimos madrina, pero estábamos en los asientos de atrás.
Ella me sonríe, es una mujer tan buena, yo la adoro, me llevo mejor con ella que con mi madre. Llegan los novios y Sam se acerca a nosotros.
—Hola Camila, no te ví en la iglesia ¿por qué no fuiste? Mi madre te estuvo esperando.
No sé porque, pero su mirada me pone nerviosa, siempre lo ha hecho pero en esta ocasión siento que esta tratando de hacerme quedar mal con mi madrina, además que me esta observando de pies a cabeza sin disimular.
—Si fui, pero le decía a mi madrina que me senté en la parte de atrás.
El sonríe y niega con la cabeza.
—Que raro porque no te vi.
Mi madrina lo interrumpe.
—Déjala en paz Sam, no sé porque siempre estás molestándola, ella nunca te ha hecho nada.
Él se aleja, no sin antes echarme una mirada que bien podría incendiar el rancho completo, Emily que nunca se queda callada se acerca a mi.
—¿Pero qué le pasa a Sam, por qué está tan molesto?
—No lo sé, te digo que me odia.
—No sé, parece que todo lo que haces le molesta, en fin vamos a brindar que los tequilas nos esperan.
Nos tomamos un tequila y por poco terminamos ahogadas de la tos que nos da.
—Emily, creo que mejor no brindamos, no quiero morir por incendiarme el estómago con este tequila.
Ella me sonríe.
—Si tienes razón, esto sabe horrible.
La fiesta va pasando muy rápido, los novios bailan el vals y hacen un brindis, la verdad es que se ven felices, Melanie es muy bonita, trae un precioso vestido blanco, un poco suelto porque ya se nota su embarazo, no puedo evitar suspirar de tristeza, si en algún momento pensé que podría haber algo entre Sam y yo, hoy se acaba cualquier posibilidad, definitivamente tengo que olvidarlo.
Estoy tan entretenida observándolos cuando se acerca a mi un chico.
—Hola, tú debes de ser Camila ¿verdad?
—Si, soy yo ¿nos conocemos?
Sonríe muy coqueto.
—Bueno soy el mejor amigo de Sam, me llamo Marson, es mi compañero en el ejército, así que he escuchado hablar mucho de ti y podría decirse que te conozco bastante.
—Ya me puedo imaginar que cosas.
—En realidad nada malo, al contrario ¿quieres bailar?
Lo pienso por un momento y aunque no lo conozco, me agrada bastante, así que acepto, Emily esta bailando con un chico muy guapo y sonríe cuando me ve con Marson, lo observa descaradamente y me hace una seña con el pulgar.
Yo me pongo un poco roja y me quedo de pie sin contestar, Marson me sonríe.
—¿Y entonces?
—Si claro, vamos.
Marson es un chico agradable, casi tan alto como Sam, tiene el cabello n***o, ojos cafés, está vestido muy formal con un pantalón de vestir y una camisa blanca, se podría decir que es guapo, pero no es el tipo de hombre que llame mi atención.
Nos acercamos a la pista y empezamos a bailar.
—Nunca me imaginé que fueras tan hermosa, Sam siempre te describe como una niña y yo para sincero moría de ganas de conocerte.
—Para él sigo siendo una niña, no se ha dado cuenta que hace tiempo que crecí.
El me acerca más a él y pone sus labios en mi oído.
—Pues estará ciego.
Los dos estamos sonriendo cuando nos interrumpe Sam.
—Marson, me permites bailar con Camila.
Marson se sorprende pero le sonríe.
—Por supuesto.
Yo me pongo nerviosa al instante, la cara de Sam no deja ninguna duda de que esta muy molesto, me toma de la cintura con fuerza y empieza a bailar.
—No te das cuenta que haces el ridículo bailando con mi amigo, además ese vestido que traes es demasiado corto.
Intento soltarme pero me sostiene con mucha fuerza.
—¿Cuándo vas a entender que sigues siendo una niña? Marson tiene 27 años, es un mujeriego, acaso crees que sólo quiere bailar contigo, lo único que quiere es divertirse y después burlarse de ti.
—¿Cómo lo hiciste tú Sam? aquella noche que me besaste y te burlaste de mi, porque no supe responder a tú beso.
Él se sorprende un poco porque se lo digo tan molesta que hasta me pongo roja del coraje.
—Camila es complicado, soy 6 años mayor que tú, mi madre siempre diciéndome que eres como mi hermanita menor, así que ya te imaginarás.
—No Sam, no me imagino nada, siempre estás molestándome, no puedo entender por que me tienes tanto coraje, si yo nunca te he hecho nada, y sí, tal vez tengas razón, no tengo experiencia, pero al parecer tú amigo esta muy interesado en enseñarme algunas cosas.
Me toma del brazo con fuerza y me lleva a un lado de la casa revisando que nadie nos vea.
—No se te ocurra tener nada con Marson me entendiste, podrá ser mi amigo pero no es él hombre que te conviene.
Esta haciendo tanta presión en mis brazos que me lastima.
—Sam, suéltame me estás lastimando.
Se queda viendo mis labios por un momento y cuando creo que va a besarme, escuchamos la voz de Melanie llamándolo.
—¿Sam dónde te metes? los invitados empiezan a irse.
El me ve con coraje como si yo hubiera hecho algo malo y se va, me siento tan mal por lo que acaba de pasar, que me voy a mi casa sin despedirme de nadie.
Al llegar me topo a Robert en la puerta, cuando me ve sonríe burlón..
Llegue a pensar que la noche no podría empeorar, que equivocada estaba.
—¿Qué pasa Camila, se caso tú gran amor?
Suelta una carcajada y me detiene del brazo cuando intento ir a mi habitación.
—Yo podría enseñarte como conquistarlo, cada vez estas más hermosa, para mí no seria ningún sacrificio, además con ese vestido que traes, sería muy fácil.
Trata de acariciar mi cara pero logro soltarme y me voy a mi habitación, desde que ese hombre llegó a esta casa no deja de molestarme y mi madre no lo entiende, la única razón por la que no quiero irme a la academia de policía es por mi hermanito Mathew, pero tengo que salir de aquí para independizarme, por eso paso tanto tiempo en casa de mi madrina, para evitar a Robert, mientras Sam no estaba no había ningún problema, pero ahora que regresó con su esposa no podré ir tan seguido.
Me encierro en mi habitación y atravieso una silla en la puerta, es la única manera de evitar que Robert entre, una noche lo encontré a un lado de mi cama observándome, me asusté tanto que empece a gritar y mi madre entró, él le dijo que me había escuchado gritar desde antes y por eso estaba ahí, y ella le creyó, así que desde ese día me quedaba algunas veces con mi madrina, ella sospecha que algo sucede, aunque no esta segura, por eso me invita a quedarme siempre, solo venía algunas noches a esta casa y eso para cuidar a Mathew, para que mi mamá y Robert salieran a pasear, así que siempre pongo una silla para que la puerta no se pueda abrir.
Aunque no quiero llorar no puedo evitarlo, sabía que algún día Sam se casaría pero jamás imaginé que me fuera a doler tanto, en mi corazón siempre hubo una pequeña esperanza de estar con él y darme cuenta que nunca va a pasar es muy triste.
Me despierto muy temprano para hacer el desayuno para mi y para Mathew, es un niño tan hermoso, tiene 2 años, se parece mucho a mi, tiene el cabello igual de rebelde y sus ojos son color miel, gracias al cielo no saco nada de su padre.
—Camila hija ¿por qué no hiciste desayuno para nosotros? nada te costaba hija.
—Mamá tengo que irme a trabajar a la cafetería, ya sólo me quedan dos semanas y le prometí a la señora Vivían que le ayudaría tiempo extra en lo que consigue otra persona.
—No entiendo porque quieres irte, aquí estás bien, deberías ayudarnos con el rancho en lugar de esas tonterías de querer ser policía, ni siquiera creo que ganes suficiente para mantenerte.
En eso viene entrando Robert en ropa interior, mi madre le sonríe y lo abraza.
—Rob, deberías de ponerte algo de ropa, no está bien que salgas así mientras este Camila en casa, ella ya no es una niña.
—No sabía que estaba aquí, como se la pasa metida en casa de sus padrinos, persiguiendo a Sam. Ah pero ya se le caso verdad, ahora si lo perdió para siempre.
Yo volteo a verlo con odio y él sonríe, me levanto le doy un beso a Mathew y salgo furiosa.
Al llegar a la cafetería me pongo mi mandil y empiezo a trabajar, como es Domingo hay bastante gente así que no tengo tiempo ni de comer, cuando pasa la hora de comida y el restaurante se queda casi vacío la señora Vivían se acerca a mi.
—Camila, descansa un momento, ve a comer algo, no has parado en toda la mañana.
—Pero Vivi hay mucho trabajo, como crees que voy a descansar.
—No te preocupes, nosotros seguimos, descansa un poco y come algo que no quiero que me vayas a demandar por hacerte trabajar de más.
—Yo sería incapaz de demandarte, aunque si me das un pedazo de pastel de zanahoria estaría mucho mejor.
Ella me sonríe.
—Claro Camila, anda ve a comer y agarra tú pedazo de pastel.
Tomo un plato de ensalada con pollo, el pastel de zanahoria y me siento a comer; estoy disfrutando mucho de la comida, todo está muy rico, además si estaba muy hambrienta, estoy por terminar de comer cuando se abre la puerta de la cafetería y entra Sam y su esposa, acompañados por su amigo Marson.
Toman asiento y Vivían se acerca a tomar sus pedidos, me doy la vuelta para no verlos y terminar de comer.
—Hola Camila ¿me puedo sentar contigo?
—Hola Marson, lo siento pero ya estoy por terminar de comer y tengo que volver a trabajar.
Sonríe y se sienta.
—Ayer te fuiste sin despedirte ¿pasó algo?
—No, sólo estaba cansada.
Me toma de la mano.
—A pesar de que tienes 19 años eres bastante tímida, me gustaría conocerte más, aunque en unas semanas me voy a ir Afganistán, pero si no te molesta a mi regreso me gustaría buscarte.
Yo no sé que contestarle porque aunque me cae bien, me incómoda mucho que sea el mejor amigo de Sam.
—Relájate Camila, sólo quiero conocerte, no te estoy pidiendo matrimonio, aún.
En realidad tiene razón, lo que pasa es que con lo de mi padrastro me cuesta mucho confiar en los hombres.
—Tienes razón, ¿te parece si cuando regreses hablamos de esto?
Él me sonríe muy contento.
—Me parece perfecto, gracias, aunque me gustaría llamarte de vez en cuando si no te molesta.
—Está bien, ahora tengo que irme porque tengo que seguir trabajando.
Recojo mi plato y vuelvo a trabajar, me acerco a la mesa de ellos para entregar sus pedidos cuando Marson muy emocionado le dice a Sam.
—¿Qué crees Sam? Cami me dijo que a mi regreso puedo buscarla, probablemente llegues a ser mi cuñado.
Sam se pone muy serio y empieza a ponerse rojo.
—No seas ridículo Marson, se llama Camila no le digas ese diminutivo tan infantil, ademas tú sabes que esta misión durará varios años.
Marson lo ve sorprendido.
—Lo sé, por eso le dije que cuando regrese, hablaremos.
Marson se levanta.
—Voy al coche, deje mi celular ahí, ahorita regreso.
Melanie también se levanta y pasa por mi lado casi golpeándome.
—Con permiso, tengo que ir al tocador.
En cuanto se alejan Sam me toma de la mano y muy enojado me grita.
—Te dije que no estuvieras coqueteando con Marson, él no es el hombre que tú necesitas, hazme el favor de no darle esperanzas.
Me suelta cuando regresa Marson y nos ve muy serio.
—¿Pasa algo?
Sam solo me ve y yo le contesto a Marson un poco desconcertada.
—No, no pasa nada, que disfruten su comida.
No entiendo la actitud de Sam, parece que me odia, todo lo que hago le molesta, después de un rato se van y Marson me deja su número de teléfono, a la hora de salida estoy tan agotada que me duelen las piernas, voy caminado a mi casa cuando suena mi celular.
—¿Camila cómo estás, ya saliste del trabajo?
—Hola madrina, sí ya salí, voy a la casa.
—No mi niña mejor ven a cenar, hice tú comida favorita, anda no me digas que no, además Marson no deja de interrogarme acerca de ti, ¿qué me dices?
—Está bien madrina, voy para allá.
—Trevor ya va en camino a recogerte, no debe de tardar en llegar.
—¿Madrina por qué lo mandaste si aún no sabías si iba a ir o no?
—Bueno Camila, tú sabes que puedo llegar a ser muy convincente.
—Madrina eres tremenda.
—Bueno hija si soy, pero solo un poco, aquí nos vemos en un ratito.
Empiezo a caminar y a los pocos minutos aparece la enorme camioneta del rancho Walker.
—Hola, chiquilla.
—Hola, Trevor.
Trevor es el capataz del rancho, él se hace cargo de todo con mi padrino mientras Sam no está, es joven y muy bueno en su trabajo, además me cae super bien, me subo a la camioneta y cuando estamos llegando empiezo a ponerme nerviosa.
—Chiquilla, no tienes porque ponerte nerviosa, tus padrinos te quieren mucho y a ellos les encanta tenerte aquí.
—Pero es diferente ahora que esta Sam y luego Melanie se va a quedar aquí, ya no será lo mismo.
—Quien sabe, ayer los estaba escuchando discutir después de la boda, al parecer ella no quiere vivir aquí, y quiere regresar con sus padres a Houston, a esa joven no le gusta vivir en un rancho, se le nota.
—Si eso parece, pero ya veremos lo que sucede, yo también me voy en unas semanas así que por un lado eso me tranquiliza.
—Te vamos a extrañar mucho chiquilla.
—Gracias Trevor, yo también, pero trataré de venir siempre que pueda.
Voy a tocar la puerta y abre mi madrina muy contenta.
—Que bueno que llegaste Camila, ya sólo te esperábamos a ti para comer.
Entro al comedor y le doy un beso a mi padrino.
—Hola hija, que bueno que te animaste a venir, queremos aprovecharte el poco tiempo que te queda aquí en Jefferson, ahora que te vayas te vamos a extrañar mucho.
—Y yo a ustedes padrino.
Sam voltea verme.
—¿Te vas a ir a la academia de policía a Dallas?
—No, me voy a ir a Houston, ya tengo reservado mi lugar y un pequeño estudio para quedarme ahí.
—Me alegro por ti, y me da mucho gusto que sigas estudiando.
—Gracias.
Marson voltea verme y muy coqueto me dice.
—¿Así qué una policía eh? Que interesante.
Melanie sonríe.
—Te entiendo Camila, la vida en un rancho es muy aburrida, yo también estaría pensando en alguna oportunidad para irme, ¿pero no crees que ser policía es muy masculino?
—En realidad sólo voy a hacer mi carrera y regreso, Jefferson es el mejor lugar para vivir, amo la vida en el rancho, si me voy es por que tengo que hacerlo, pero soy muy feliz aquí, y no sé si sea masculino pero es lo que quiero ser.
—Yo pensé que estabas huyendo de algo.
Me pongo un poco roja por su comentario y la forma en que esta viéndome, cuando mi padrino le contesta.
—Ella no tiene que huir de nada, sabe que nos tiene a nosotros para protegerla de lo que sea.
Melanie se pone un poco pálida, se acerca a Sam y lo besa.
—Ay amor, por lo que veo en esta casa quieren más a Camila que a ti.
Mi madrina se acerca a Sam y le da un beso en la frente.
—Sam es mi hijo y él sabe que siempre va a ser la persona que más quiero en la vida, pero mi Camila es la hija que nunca tuve.
Se acerca y me abraza, empezamos a cenar y yo estoy muy nerviosa, entre las miradas acusadoras de Melanie y Sam, y luego Marson que no deja de coquetearme, se me esta haciendo nudo la comida, tanto que empiezo a sentirme mareada, me levanto de inmediato y corro al baño, mi madrina me sigue asustada.
—¿Camila hija, que tienes?
Sam y Marson también se acercan, trato de ponerme de pie pero se me doblan las piernas, Marson se esta acercando a mi para ayudarme pero Sam se adelanta y me sube en los brazos para llevarme a la habitación de huéspedes, que es donde siempre me quedo.
—Camila, la que debe tener esos malestares soy yo, a menos que tú también tengas algún motivo.
Melanie hace el comentario con tanta maldad que Sam se pone furioso, mi madrina la ve muy enojada y me acerca un vaso con agua.
—Fíjate que no Melanie, Camila es una muchachita muy centrada, ni siquiera ha tenido novio.
—Pues ya no es una niña, ya está en edad de tener novio o novia lo que sea que a ella le guste.
—Yo no digo que sea una niña, pero la conozco y así que me disculpas pero no hagas esos comentarios tan fuera de lugar.
Sam las interrumpe.
—Ya basta, dejenla descansar un momento, Melanie deja de decir tonterías y espérame afuera.
Melanie hace un puchero y sale del cuarto enojada, Marson y mi padrino también se van.
—Debes de estar cansada Camila, has tenido unos días bastante pesados en el restaurante, quédate esta noche aquí y yo llamaré a tú madre para avisarle.
—Madrina no quiero molestar.
—No digas tonterías hija, esta es tú habitación, así que no se diga más.
—Está bien madrina, muchas gracias.
Sale de la habitación y Sam se sienta a mi lado.
—¿Estás segura que no es un embarazo?
—Si Sam, estoy segura.
—¿Es verdad que no has tenido novio?
—Si, es verdad.
—¿Por qué?
—No lo sé, aún no me ha llegado el hombre indicado o no me he enamorado, no sé Sam, eso es algo que por ahora no me interesa.
Se levanta muy serio y se va, me doy un baño y me pongo mi pijama, como me quedo muy seguido aquí con mi madrina tengo ropa extra para cambiarme y como aún me siento un poco mal no tardo en quedarme dormida.
Me despierto en mitad de la noche cuando siento que alguien está en la habitación, me pongo nerviosa por que se me viene a la mente Robert, pero al abrir los ojos recuerdo que estoy en casa de mis padrinos, me doy la vuelta y me sorprendo al ver a Sam, está de pie junto a mi cama.