Capítulo 3: Mi problema.

3377 Words
                         Sebastián Ramsés.... Me siento muy cansado, al menos debí descansar mi primer día de regreso. El tiempo pasa muy rápido, no me doy cuenta y son las 3:00 de la tarde y tengo mucha hambre con tanto trabajo, no puedo ir a comer, y mi asistente ha estado trabajando, él tampoco ha comido. Tomo mi saco, y salgo por el pasillo, hacia la oficina de Agustín, y él también viene de salida. —Jefe ya casi termino. —Se que eres muy trabajador Agustín, pero te doy la tarde libre y te invito a comer —vamos. —Pero jefe, aún me falta mucho. —Agustín, tómatelo con calma, es una orden. —Está bien jefe, gracias. —Tienes tu auto. —Si yo lo llevo jefe. Salgo con Agustín y llegamos al estacionamiento de la empresa, y él saca su auto. Yo lo espero afuera, y luego subo a su lado. —¿A dónde vamos jefe? —A un restaurante que me gusta mucho, te acuerdas el año pasado de la cena con los socios. —Si lo recuerdo, está enfrente de un prestigioso y popular salón de belleza. —Que bueno que lo recuerdas Agustín. Llegamos al restaurante y como yo ayudé a trabajar con la construcción de ese restaurante, me conocen inmediatamente y me atienden sin necesidad de tener reservación alguna. Nos llevan a una mesa y pedimos la comida, Agustín me plática sobre sus planes a futuro, y él me impresiona mucho, por eso no hay duda, quien mejor para manejar mi empresa que él. A veces sufro de ataques de ansiedad, y no puedo creer que me pase ahora.   Mi cuerpo tiembla, mi corazón palpita rápido y me falta el aire, esto me pasa desde que asumí toda la responsabilidad de la empresa de papá, y más que todo por su muerte. —Jefe, ¿está bien?. —No te preocupes Agustín, solo saldré un momento a tomar aire. Tomo mi café y salgo a la calle un momento, y me siento mucho mejor, pero me siento raro, es como si me observaran, pero tal vez solo sea por lo nervioso que estoy, por mi ataque de ansiedad. Cuando yo me siento mejor, entro otra vez al restaurante, y le digo a Agustín que mejor me voy a mi apartamento a descansar, el lo entiende y el me lleva, me empieza a doler un poco la cabeza, Agustín me deja en la entrada de mi apartamento, yo le agradezco y el se va a su casa. Subo por el elevador, y entro a mi apartamento, este edificio es mío, es el primero que papá construyó, por eso nunca traigo a ninguna mujer aquí, a menos que en verdad fuera una mujer especial, pero no creo que eso pase, tengo sexo con el mismo tipo de mujeres todo el tiempo, por eso espero que Samuel pueda conseguir la mujer que le pedí. Ya son las 5:00 de la tarde, asi que tomo una ducha y me acuesto un rato a dormir, me siento un poco cansado. 3 HORAS MAS TARDE..... No puedo creer que dormí tres horas, ya son las 8:00 de la noche, solo quería tomar una siesta de 30 minutos, después me da insomnio si duermo mucho por la tarde, pero hoy es mi “Fiesta Sorpresa” asi que no me preocupo por que esa fiesta talvez termine hasta de madrugada. No me gustan las fiestas, nunca me han gustado, me parece algo hipócrita, celebrar un año que seré más viejo, cuando no quiero envejecer, pero Raúl y mi hermano se esforzaron por eso me haré el sorprendido y disfrutaré con ellos. Me miro al espejo, y para estar cumpliendo 28 años, el tiempo vuela papá murió cuando yo tenía 20, pero seré el mejor hijo que pueda ser, papá donde quiera que esté se que está orgulloso por Mauricio y por mi. Me doy otra ducha y me seco el cuerpo y antes de vestirme me coloco por el cuerpo, mi colonia favorita quiero que esa mujer que me va a complacer en una hora, se sienta mucho más atraída por mi. Ahora si me visto y le pido a recepción que me llame un taxi, de verdad me urge un chofer personal, me avisan que el taxi ya está abajo esperándome, salgo de mi apartamento y tomo el elevador, y subo al taxi, y le doy la dirección y esta un poco cerca y le pago de una vez para no tardar más después. Llegó y bajó del taxi, y me dirijo a la parte de atrás, no quiero que nadie me vea entrar, primero quiero comerme a la mujer que Samuel tiene para mí, y el encargado me dice que muchas personas ya están aquí para la fiesta, y también mi sobrino Mario y unas amigas, me apresuro a entrar sin que nadie se de cuenta, y me encierro en el cuarto número 7 es privado y acogedor, y ahí esperaré a la mujer que Samuel envió para mí. Estoy ansioso, tengo 24 horas sin sexo, y eso es mucho para mi, ya son las 9:00, solo espero que sea un poco puntual. Escucho el sonido de sus tacones, y dejé la puerta entre abierta para que de una vez pase, y ella empuja un poco la puerta. La tomo del brazo, y las luces están apagadas y la apresuro a entrar. No dejo que diga ninguna palabra, fundó mis labios con los de ella, esta prostituta hace muy bien su trabajo, se muestra un poco tímida, y eso hace que me ponga más duro, muevo mi lengua dentro de su boca, ella intenta seguirme el beso pero le cuesta un poco, esta mujer es única, no puedo ver su rostro pero siento que es perfecta tal como la pedí. Ella intenta moverse pero no la dejó hasta que ella se rinde, y deja de querer escapar. Comienzo a deslizar mi mano por su abdomen hasta llegar al elástico de su tanga, y mojo mis dedos con mi saliva y la sigo besando, mientras introduzco un dedo en su v****a, que ya esta muy húmeda y siento como abro paso con mi dedo en su húmeda v****a. Ella empieza a gemir, de una forma que es como si se estuviera conteniendo con mi mano libre, logro quitar su sostén y muerdo uno de sus pezones. Ella gime aún más, y hundo mi dedo a un más en ella. Bajo su vestido sin tirantes, agradezco eso pues es muy fácil, dejo sus senos expuestos y los toco con mi mano disponible, introduzco un segundo dedo en ella, ya que está muy húmeda. Me gusta que las mujeres me pidan lo que quieren. —Pídeme que lo haga más fuerte. —Meterlos más fuerte —.Me suplica. Amo que suplique eso hace que me ponga más duro al instante, esta mujer es perfecta, incluso podría decir que es virgen, mis dedos entran con dificultades y ella está muy apretada. Bajo sobre mis rodillas y saco mis dedos de ella, le termino de quitar su pequeño vestido, hago su tanga a un lado y paso mi lengua por su clítoris que ya está muy húmedo, me gustan las mujeres que se humedecen como ella, con mis dedos habro más su v****a, mientras con mi lengua le doy masaje a su clítoris, ella tiembla como si no tuviera ninguna experiencia, como si este fuese su primer orgasmo, hasta que ella arquea la espalda sobre la pared, y se viene en mi boca, sus líquidos resbalan por sus piernas, y empiezo a lamer esta mujer es adictiva, puedo incluso repetir con ella. Pero ahora estoy tan duro. —Siéntate en el sofá, te cogeré duro. —Le digo: yo quiero entrar en ella. —¡¿Que!? ¡Disculpa! —Pagué muy caro por ti, pero si quieres más, puedo darte más. Enciendo la luz y puedo verla, ella es hermosa y tiene sus mejillas rojas por el orgasmo que le provoque, pero también me mira muy molesta, pero ella es perfecta. Ella toma su vestido y empieza a ponérselo talvez, solo quiere más dinero, y pienso que lo vale por eso saco mi billetera y le doy mucho dinero. —¡Se equivoca yo, no soy una prostituta! —Me grita muy molesta, hasta enojada me exita más. Pienso que tal vez ella solo se avergüenza de su trabajo, y no se me ocurre otra cosa que decir. —Eso dicen todas, pero está bien —ustedes las prostitutas ven esto “como un trabajo” —digo haciendo comillas con mis dedos. Ella se enoja aún más. Toma el dinero y me lo arroja al rostro y me grita muy molesta. —Hay muchas mujeres que trabajan de esto por necesidad, pero siempre hay machistas como usted, y nunca le daría mi virginidad a alguien como usted, me da asco y las mujeres no somos objetos, que eso le quede claro. Ella sale casi corriendo, y ya hay mucha gente en el pasillo, no puedo seguirla por la gran erección que me dejó, hablaré con Samuel mañana, tengo que volver a tener esa mujer, o no podré vivir tranquilo hasta que este dentro de ella.                                              Sebastián Ramsés.  Me siento en el sofá, y me pongo seguro en la puerta. No quiero que nadie me interrumpa pues aún no salgo de mi asombro. Alguien trata de entrar y voy a abrir. Es otra chica. —Hola ¿El señor Sebastián Ramsés? —Si soy yo. —Mi jefe Samuel me envió para satisfacerlo. «¡Que mierda! Entonces, ¿Quién era ella? Ahora ya entiendo por qué me grito todo eso, pero eso no quita mis ganas de quererla follar». Veo a la mujer que Samuel me mandó, y mi erección bajo ella no puede ni compararse con la mujer enojona. —Lo siento linda, pero tú no eres de mi agrado, no quiero ofenderte, pero dile a Samuel que cumpliste y puedes quedarte el dinero que está en el suelo. —Le digo cuando salgo de la habitación. Talvez esa mujer aún siga por algún lado, pero solo veo a mi sobrino en un cuarto y a una rubia que por lo visto, le gusta el sexo, es bonita pero no se compara a aquella mujer, me gusta todo de ella hasta su cabello largo, podría tomarla del cabello mientras me hace una rica mamada, debo de dejar de pensar en eso, o tendré otra erección. Salgo para el bar y pido un trago en la barra, inmediatamente me lo sirven, viene entrando Raúl y mi hermano Mauricio, me hago el sorprendido y ellos me felicitan. Después todos cantan el cumpleaños feliz, cuando yo no estoy feliz estoy caliente, digo gracias y brindamos todos, trajeron un pastel con velas. «Cuantos años creen que tengo, y además de cantar eso, son todos unos cursis». Después de 3 horas de felicitaciones, regalos que no necesito, y tragos y brindis al fin, esto termina, ya me puedo ir a mi casa, a dormir por que me siento cansado, le digo a Raúl y Mauricio que me lleve a casa pues ellos son vecinos. En el camino, Raúl pregunta por su hija a Mario, la nerd que a él le gusta. Él le dice que se tuvo que ir porque se sintió incómoda y yo entiendo eso, una chica inteligente y de biblioteca, no pertenece a esas fiestas. Me despido de todos ya que me dejaron en mi edificio, me siento tranquilo, por mi fuese nunca celebraría mi cumpleaños, no me gusta, y a papá tampoco le gustaba. Subo al elevador y llego a mi piso, abro y me cambio de ropa, me gusta dormir solo en bóxer, pero esta noche hace un poco de frío, cepillo mis dientes y me voy a la cama, nunca había sentido una cama tan cómoda como la mía. Pero solo pienso en esa mujer, debo de pedirle disculpas, y después follarla sin piedad estaría dispuesto a darle lo que ella quiera, para que me entregue su cuerpo, además que grito que era virgen, eso es lo que más me interesa, no sé lo que se siente estar con una virgen, aún siento la sensación que sentí, al meter mis dedos en su apretado coño mojado. Pero mejor duermo, y mañana me encargaré de buscarla. Amalia..... Camino por el corredor del antro, y el cuarto en el que estaba con Larissa y Mario, esta un poco lejos, las piernas me tiemblan, mi corazón esta súper acelerado, siento que me falta el aire, llego a donde están Larissa y Mario y ellos me observan pero intento que no noten nada en mi. —Amiga estas pálida —¿Te sientes bien? —No es que tengo un problema de chicas y me duele el vientre, mejor me voy a casa. —¿Cual problema de chicas? —Pregunta Mario. —Nada no, preguntes, solo nosotros sabemos —Te llevo a casa amiga. —No te preocupes, tomo un taxi y ustedes solo diviértanse. —Está bien Amalia, pero me avisas cuando estés en casa. —Está bien, yo te aviso. Salgo del lugar y doy gracias que es un lugar muy visitado, y hay muchas personas por la calle y muchos taxis, asi que hago una señal con la mano y uno se detiene, pero no voy a casa, tengo que visitar a alguien primero, la persona que me conoce mejor que yo misma. Cuando voy en el taxi, llamo a mamá y le digo que sigo en la fiesta, y que me quedaré solo un rato más, pues nadie sabe de la existencia de esta persona, prefiero mantener mi secreto oculto, hasta que me sienta libre y cómoda para decirlo todo. Voy llegando y pago el taxi, bajo y me acerco a la puerta, toco y escucho los pasos para aproximarme a la puerta. —¡Hola Amalia te sientes bien! —Pasa estas en tu casa.   Flashback. Era mi primer día de universidad, luego de cumplir los 18 años, escuché a mamá discutiendo con papá lo típico, eso ya era costumbre, ese día llegué temprano de la universidad, y antes de entrar escuché que mamá le gritó a papá, Amalia no es tu hija, papá dijo: —¡¿Que?! Al mismo tiempo que yo lo pensé en mi mente, no sentí nada ese día, absolutamente nada. «¿Qué hay de malo en mi?» Escuché que papá venía muy molesto y me escondí en el jardín, y esperé a que él se fuera, sabía el motivo por el que papá y mamá se divorciaron, mamá engañó a papá, pero yo no soy su hija, no sé ni quién es mi papá, nunca se lo dije a nadie más, por miedo y mamá piensa que yo no sé, siempre me molestaron por mi forma seria y por lo inteligente que soy, pero nunca me importó, escuchaba como mamá, tenía sexo despreocupado y cuando estaba en casa con algún hombre, yo me iba a la casa de la única persona que me ayudó, ella si es más como mi madre, yo estaba triste en una banca en el parque, que está por mi casa y lo peor que a pesar de sentirme mal, por que mamá es superficial y solo le importa el dinero, y papá no es mi padre biológico y aún así me ama, pero la pregunta ¿Qué hay de malo en mi? No puedo sentir, no tengo emociones, yo pensé que talvez era normal, pero no es una enfermedad psicológica, nadie sabe que la tengo, todos piensan que solo soy fría y amargada, pero ojalá solo fuera eso. Fin del Flashback —Hola Evelin, sé que mañana es la terapia, pero quiero contarte algo. —Claro Amalia, no tienes que explicarme nada, te quiero mucho, eres como mi hermana menor —Eres bienvenida a toda hora. Evelin es 11 años mayor que yo, ella tiene 30 pero no los aparenta, es una mujer hermosa y cualquiera pensaría que es una mujer de 22 años, no se como lo hace pero es preciosa, también es mi psicóloga y mejor amiga. —Dime que te sientes mal. —Mal no, pero más bien me pasó algo raro esta noche. —Dímelo con detalles —Me dice Evelin mientras me da una taza de café. —Más bien es una pregunta —Ya que tengo anhedonia y me lo diagnosticaste a los 18 años, ¿Qué me dirías si te digo que esta noche por primera vez sentí placer? —¡De verdad! —Pues si me sorprende, pero talvez solo seas tu conteniendote todo este tiempo. —¿Qué quieres decir con eso? —Como tú ya lo sabes perfectamente —La anhedonia es un transtorno emocional que impide a las personas sentir placer, también sabes que más prácticamente es como tener (Anestesia en el corazón) —Entonces eso se debe a que soy buena psicóloga y que las terapias están funcionando. —Si lo sé, me pasa algo realmente con un hombre —Bueno, más bien, no es un hombre, es un animal. —De verdad cuenta el chisme. —Está bien, te diré: —Mario, mi mejor amigo y vecino, me invitó a una fiesta, sorpresa para su tío, y no quería ir, pero Larissa le dijo que iríamos.  —Larissa la zorrita. —No le digas así, es su cuerpo y puede hacer con él lo que ella quiera. —Está bien Amalia, tienes razón, lo siento —dime que paso. —Para no alargar la historia. Llegué con Larissa temprano a la fiesta en un antro, acepté ir para salir de la rutina, pero cuando llegamos encontré a Mario y nos invitó a un cuarto privado, y yo dije que iría al baño, me sentía incómoda en ese lugar, al regresar del baño, caminaba por el pasillo, escuché ruido en un cuarto oscuro, me llamó la atención y me acerqué a la puerta y se abrió y un hombre me tomó de la mano y me agarró con fuerza, intenté gritar y me besó. —Sigue, esto es mejor que mi telenovela.  —Después me hizo eeeem....es que. —Dilo no te límites, no me dejes a medias. —Me metió sus dedos y me hizo sexo oral. —No te gusto. —Eso es lo extraño, me gusta, creo que tuve un orgasmo. —Entonces que te preocupa. —Que en este momento, me siento igual sin emociones otra vez. —No te desanimes, mañana tenemos terapia pero que sientas placer —admite— que es un gran avance. —Tienes razón Evelin. —Sabe la desubicada de tu madre donde estás. —No, ella piensa que sigo en la fiesta — Además que no quiero que nadie sepa sobre mi transtorno emocional. —Siento raro que me ocultes Amalia como si fuera tu amante. —Solo no quiero preocupar a nadie. —Está bien, te respeto mucho, seguiremos escondiéndonos. —Me iré a casa, y gracias por todo Evelin. —No tienes que agradecerme, yo te quiero mucho. —¿Quieres que te lleve, ya es un poco tarde? —No quiero que mamá me pregunte por qué llegue a casa en el auto de un extraño, pensará que es un hombre y no me dejará en paz. —Está bien, entonces te acompaño a tomar un taxi. —Muchas gracias. Evelin me acompaña hasta que pasa un taxi, y subo en el camino y me despido de Evelin. Llegó a casa y mamá está en su habitación dormida, mejor aunque sé que mañana me hará cientos de preguntas de cómo me fue. Me voy a mi habitación y me cambio de ropa, me pongo mi pijama y me lavo los dientes, quito la sabana que cubre mi cama y me acuesto y me cubro esta haciendo un poco de frio. Nunca había sentido nada y ahora que sentí no me gustó para nada prefiero mi transtorno si algún día me llegue a gustar ese hombre, pero lo bueno es que solo fue un extraño que por casualidad me encontré 2 veces, y nunca más lo volveré a ver.
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