CAPÍTULO 2: Dos años después

1375 Words
Lo que construímos © Safe Creative Código 2210032145244 IG: @anamarescritora -Dos años después- David Discurso: Es un honor para mí, presentarle este premio de empresario del año a David Canarias Donato, por su gran manejo de los negocios y sobrellevar los obstáculos. Me pongo de pie entre el estallido de aplausos y sonrío ante todos. Lafuente, quien se encuentra a mi lado, me da una palmada sobre hombro y luego me indica que pase al frente, donde una joven que lleva un vestido verde olivo, se acerca a mi y me entrega la pesada estatuilla. Sonrío al ver mi nombre en letras doradas. Mi padre jamás obtuvo uno de estos. ⎯Muchas gracias por este premio ⎯ comienzo mi discurso, previamente preparado en mi casa hace dos semanas cuando me anunciaron que era merecedor del galardón ⎯ la empresa LaCan es una muestra de lo que los buenos tratos y negocios se pueden crear. Después de un tiempo de separación de ideologías y personas, la clave para ganar es la unión, la confianza y sobre todo el empeño. Quiero agradecer a mi mentor, a mi amigo y socio, Zaid Lafuente, por haber confiado en mi cuando era apenas un joven, tomarme bajo su ala y terminar de prepararme en el mundo de los negocios, es un honor para mí que estés aquí presente y este premio también va para ti. Por último, y no porque sea menos importante, quisiera dedicar este pequeño premio a mi hijo David, que es el niño más valiente y resilente que he conocido. Gracias a él, logré mantenerme en pie en los momentos más difíciles. Muchas gracias. Termino mi discurso y una vez más el público estalla en aplausos. Bajo los escalones y después de la foto oficial, me dirijo de nuevo a la mesa donde estoy sentado con Lafuente, quien me da la bienvenida con una sonrisa. Mi momento de fama pasa en segundos, y ahora que estoy de nuevo sentado vuelvo a ser David Canarias común y corriente. Pongo el galardón sobre la mesa y suspiro. ⎯Nada mal para empezar el día⎯ me comenta Lafuente. ⎯Nada mal⎯ respondo, sin ganas. Veo mi reloj y me percato que ya casi es medio día y que debo correr a la oficina. De nuevo, siento la mano de Lafuente sobre mi hombro y volteo a verlo. ⎯Disfruta… ⎯Lo hago, simplemente estoy viendo la hora. ⎯Siempre estás viendo la hora, da la impresión de que no quieres estar aquí⎯ me comenta. Sonrío. Tal vez haya algo de verdad en todo esto, no quiero estar aquí. Desde que pasó lo de Alegra, las aglomeraciones me asfixian, además de que siento que todos me ven con lástima. Pobre David Canarias, un joven viudo en cuidado de su hijo, debemos mirarle con tristeza o evitar el tema a toda costa. Aunque también están las mujeres solteras y jóvenes que, después de enterarse de que vales millones, simplemente quieren acerarse a mí a ver si reciben algo, aunque sea follar con ellas; sin embargo, no tengo ganas, no quiero nada. Por fin escucho que el público estalla en aplausos y es momento de irse. Me pongo de pie de mi lugar, casi en un brinco, y antes de poder huir, Lafuente me toma del brazo. ⎯Quiero que vayas a cenar hoy a la casa⎯ me pide. ⎯¿Hoy?, no me digas que para festejar. ⎯Para eso y por otra cosa. Llega a las ocho⎯ me pide, para después ponerse a platicar con otra persona. Tomo mis cosas y aprovecho de que todos están apenas levantándose para huir de ahí, no deseo que comiencen los encuentros “casuales”, entre otros empresarios y sus familias; en pocas palabras, huyo de aquí. Llego a salvo a mi auto y el chofer de inmediato me abre la puerta para dejarme entrar⎯¿a dónde señor? ⎯A la oficina, tengo una junta⎯ respondo amable, para después, entrar al auto y dejar el galardón al lado Me hubiese gustado agradecerte en este premio, ¿sabes?, pienso, y la imagen de Alegra viene a mí de nuevo. Y ¿cómo no pensar en ella si esto se logró porque lo hice cuando ella vivía?. ¿Hasta cuándo dejaré de pensarte, Alegra?, ¿solo dime una fecha para apuntarla en mi agenda? Pero como siempre no hay respuesta a eso y sé, que nunca la habrá. Tal vez llegue a viejo y la siga pensando, tal vez me muera y lo siga haciendo. Tal vez es su forma de torturarme por no haber llegado a esa cita que tanto me pidió antes de quitarse la vida. […] -Más tarde- Entro a mi piso y lo primero que veo son todos los juguetes de David esparcidos por la sala de la casa, y sobre los sofás. ⎯¡Mandy! ⎯ le hablo en voz alta, mientras trato de no pisar los bloques para no ensuciarlos.⎯¡Mandy! En ese momento, Lina sale con David en brazos mientras él viene manchado de lo que parece puré. El niño llora desconsoladamente, al parecer no le gusta mucho la idea. ⎯¡Qué demonios pasa aquí!⎯ expreso. ⎯Es Mandy señor. Lo estuvo esperando para entregarle al niño pero, no llegó. Dijo que a las seis empezaba su permiso para salir, ¿recuerda?, y pues lo dejó aquí. Solo que su hijo es un poco salvaje y todo lo que estaba ordenado lo desordenó, y luego encontró la crema de cacahuate y… ⎯¿No puedes controlar un niño?⎯ le pregunto, y entro para tomar al niño que aún viene disfrutando la crema que tiene en las manos. ⎯¡Papá, ahuate!⎯ me enseña la palma, y el olor a cacahuate llega a mí. Suspiro⎯¿crees que te puedas quedar con él?, tengo una cena con Lafuente y… ⎯Señor, usted sabe que hago lo que usted me ordene, pero el niño no me quiere y será un desastre. Además, es responsabilidad de Mandy. ⎯¿Cómo sabes que no te quiere?⎯ pregunto, pero es evidente que David y Lina no se llevaban bien. El niño me pide que lo cargue y yo lo hago alejándolo de mi traje para no mancharme. Veo sus brillantes ojos, ese cabello rizado n***o y suspiro. ⎯Supongo que te daré un baño… ⎯ le comento y él se ríe ⎯¿te parece gracioso, eh?, ahora tendré que llevarte conmigo y con lo travieso que eres será un caos. ⎯David me pone la mano en la boca y pruebo un poco de la crema para luego sonreír. ⎯¿Rica, papá?⎯ me pregunta. ⎯David, no tengo tiempo, vamos a ducharte. ⎯¡No!⎯ me responde, mientras toca mi camisa con las manos llenas de crema. Respiro. Sé que tengo que tener paciencia y mucha.⎯ No sé porqué pagó una niñera 24/7 si no está cuando la necesito⎯ refunfuño. ⎯Esa Mandy solo se dedica al niño, ¿qué tan cansada debe de estar si solo duerme y caga?⎯ me dice. Volteo a ver a Lina⎯ abstente de opiniones Lina. Ve y prepárale pantalón azul marino y la camisa blanca, iremos a cenar. ⎯¡No, baño no!⎯ me grita David. ⎯No puedes ir así, David… tienes que ir presentable. Recuerda que la presencia es lo más importante siempre. ⎯¡No!⎯ me grita. ⎯¡David, ya!⎯ le hablo con fuerza, viéndolo a los ojos⎯ no estoy para rabietas⎯veo cómo su rostro se arruga a punto de llorar ⎯ y sin llorar. Ahora vamos. Veo perfectamente cómo el niño se pasa el llanto, y lanza un pequeño suspiro como si aún quedaran algunas lágrimas por caer pero se las aguanta. Si David quiere ser un buen hombre debe aprender a controlar sus rabietas y comportamiento. ⎯Hijo, sé que no lo entiendes ahora pero, más adelante me lo vas a agradecer, te lo prometo. Pero sé que el niño no entiende ahora, y yo, no lo entiendo a él. Para ser honesto paso bastante tiempo lejos y Mandy es quién lo cuida todo el tiempo. Creo que estamos creciendo como dos desconocidos pero, me cuesta, me cuesta mucho no verlo a los ojos y recordar que es hijo de la mujer que me traicionó y que me duele hasta el fondo del alma.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD