Capítulo 3

1199 Words
Al terminar la cena, Anne me informó que un chofer de Don me llevaría a casa, me advirtió también que debería considerar mudarme a uno de los apartamentos propiedad de Don. —Me parece genial idea Amanda ¿Tiene algún problema con eso? —preguntó Don. —No, estaba pensando en el lío que habría en mi casa. —Te acompañaré para que recojas las cosas y puedas ir esta misma noche al apartamento de Don. Afirmé con un gesto. Me estaba entregando a esa gente, era suya, de su propiedad, ya no me pertenecía, vivir esa mentira junto a ellos me ponía nerviosa y debía admitir que me emocionaba mucho también. Sentía que formaba parte de una linda historia de amor, a la que contribuía de alguna forma. Anne me acompañó al apartamento, recorrió con sus ojos azules el lugar. Revisaba las fotos como si yo le hubiese dado permiso, no le decía nada, después de la locura en la que estaba envuelta, me sentía ridícula, reclamándole privacidad. —La semana que viene hay una premiación y una estreno, Don irá contigo —me anuncia como si fuera mi jefa. Caí en cuenta de que sí, de algún modo ahora ella era mí jefa y yo una empleada a sus órdenes, que debía estar lista para obedecer, no era cómoda la situación, pero era un estreno de película, una premiación, sentía mariposas en el estómago de solo pensar desfilar por una alfombra roja, conocer celebridades y caminar junto a Don. —Supongo que deberé lucir como las estrellas de cine —sonreí más por nervios que por emoción. —Así es Amanda, que bueno que estés consciente de la situación, a tu favor tienes que la prensa te ama, que estés a favor detener el cambio climático y hayas participado en alguna protesta al respecto te dejó en buena posición frente a ellos, Don no pudo chocar con mejor chica —me guiño un ojo y me sonrió. No era idea mía, a veces ella coqueteaba conmigo. Asentí con la cabeza y continué recogiendo lo que debía llevarme. Expliqué a una  de mis vecinas porque me iba, que sería momentáneo y la encargue de mis plantas. Salimos rumbo al famoso apartamento de Don, con Anne, aunque supuestamente mi relación falsa era con Don, supe que sería con ella que pasaría la mayor parte del tiempo. Disfrute el camino a la zona norte de la ciudad, las calles estaban solas, no había más que pocos autos en las autopistas y una que otra estación de servicio abierta. Podía notar las farmacias de atención 24 horas porque mantenían luces encendidas y entre tanta oscuridad, era lo que se veía. El apartamento de Don era enorme, muy lindo, con grandes ventanales de vidrio de piso a pared, fina decoración, cuadros enormes, parecía una niña caminando por todo el edificio, Anne habló con la gente que administraba el edificio y le dejó mis datos, les dijo que yo era la novia de Don y ocuparía ese apartamento, ellos me repasaban con curiosidad, yo fingía no darme cuenta. —Mañana llegará un equipo de servicio, de la misma de casa de Don, harán el aseo, las compras y la comida. —Yo puedo cocinar, si no iré a trabajar, pues algo podré hacer. —Como gustes. Debo irme, que estés bien. Anne se despidió de mí con cálido beso en la mejilla y un abrazo. La vi partir y no podía creer que estaba sola en ese apartamento, la habitación donde dormiría era del tamaño de mi humilde apartamento, había fotos de Don en el lugar, un gran armario con sus cosas, ropas y accesorios. Su ropa olía a hombre, miré con detenimiento las fotos y pensé que esa chica era afortunada, él era un hombre impresionante, hermoso, alto, amable, millonario, reí de mis pensamientos estúpidos, hable con mis amigas con las que hice el viaje y les conté que se había descubierto mi romance con Don, no aguantaba las risas, casi me orino en la cama contándoles. Agradecí que conversáramos por un grupo de mensajería y no con audio porque me habrían descubierto, ninguna lo creía, le pasé una foto del apartamento y las cosas de Don, incluida su foto. Les expliqué que cuando nos descubrieron pues, mi vida cambiaria mucho y debía asilarme un tiempo. Me alegro darme cuenta de que si estaban felices por mí, aunque estaba viviendo una mentira, pero ninguna fue hipócrita o envidiosa, eso me alegró. Las había juzgado mal. Así pasaron tres días, solo hablaba de vez en cuando con Anne por teléfono, de Don no sabía nada, y había visto mucho a Marlon, esa tarde lo esperaba para que me llevara el vestido que luciría al día siguiente en la premier de la película: Misión Rescate 2, nunca vi la 1, así que Marlon se comprometió a verla conmigo después de dejar todo listo para el estreno. Él eligió para mí un vestido color plata con cuentas, falda y top, unidos por la parte de atrás, era un top marga corta que dejaba al descubierto mi estómago y la falda tenía una abertura en la pierna. Me gire a mirar a Marlon con fastidio. —Es una versión del vestido de la noche de domingo en casa de Don. —Lo sé nena, te doy un estilo. Este es mucho más elegante pero sí, parecido. Miramos la película después de probarme las joyas, sandalias y aplicar tratamientos de belleza, me agradaba mucho Marlon, era divertido. Pase vergüenzas con él y su actitud siempre fue tan amable que no me lo creía. —¿Tienes pareja? —pregunté. —Sí, mi esposa está ahora en España con su familia, pero estoy casado si. Mi expresión fue de asombro y él se dio cuenta. —Lo siento —dije. —¿Pensaste que era gay? Eso es un maldito estereotipo, soy algo afeminado, trabajo con moda,  pero me gustan las mujeres. —Anne si lo es —dije. —Sí, le gustan las chicas, ya te puso el ojo —sonrió. —Pero a mí no me gustan las chicas. —Sí vi como veías a Don. Me puse roja, y él una vez más lo notó, sonrió negando con la cabeza. —No seas tonta, no te pongas así, es normal, es un hombre atractivo, hasta yo lo puedo reconocer, incluso eso será bueno para la pantalla que se están armando —rió a carcajadas. —Es atractivo, sí, pero sé que bueno ya está en una relación muy importante, nunca se fijaría en mí, la prensa está muy sorprendida. —Ah son unos idiotas, lo emparejan siempre con modelos y actrices muy jóvenes. Una gerente de ventas pues no es lo que acostumbra es la verdad, nada tiene que ver con tu físico, no te hagas eso. Eres muy linda. —Gracias. —Mañana a matar querida. Mañana será la primera vez que desfiles por una alfombra roja colgada de su brazo. Grité y el rió a carcajadas. Agradecí aquel tropiezo y que los paparazzi nos expusieran en la prensa, no habría estado viviendo esas locuras que vivía ni había conocido a alguien con Marlon. 
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