Un nuevo desafío

1006 Words
El momento de la verdad ha llegado. Mis amigos y yo nos encontramos frente al jurado, expectante y nerviosos, esperando la evaluación final de nuestro proyecto. Los profesores y el rector dan sus opiniones positivas, y durante un instante, la esperanza se enciende en nuestros corazones. -Han hecho un excelente trabajo, señorita Martínez. Su proyecto es impresionante, dice uno de los profesores, con una sonrisa de aprobación. -Estamos muy impresionados con la calidad y el enfoque innovador de su propuesta, añade oro, asintiendo su aprobación. Pero cuando llega el turno del último jurado para dar su opinión, el ambiente se tensa. Sus palabras son inesperadas. -Al igual que a los demás grupos lamento informarles que mi jefe, el principal jurado, no pudo estar presente hoy debido a una emergencia inesperada, dice con seriedad. Sin embargo, les aseguro que mi jefe revisara detenidamente todos los proyectos y les daré una respuesta el próximo lunes. Mis amigos y yo asentimos, tratando de ocultar nuestra decepción. Nos abrazamos, tratando de mantener la esperanza viva, pero en el fondo, la incertidumbre nos consume. Les susurro que solo serán un par de días para conocer los resultados, tratando de infundirles ánimo. Ellos me sonríen, pero yo estoy molesta, furiosa internamente. ¿Cómo es posible que, debido a la inasistencia y falta de compromiso de un hombre, todo nuestro esfuerzo y dedicación quede en espera? Maldigo en silencio la situación, sintiendo como la frustración y la impotencia se apoderan de mí. Hemos trabajado arduamente para llegar hasta aquí, y ahora todo está en manos de alguien que ni siquiera está presente. Prometo a mis amigos que no importa lo que pase, seguiremos adelante. Pero en mi corazón, la llama de la indignación arde con fuerza. Nos descansaré hasta que se haga justicia, hasta que se reconozca el esfuerzo y el talento que hemos puesto en nuestro proyecto. ADAM Una nueva semana comienza en la empresa. Me levanto, antes de que salga el sol, y me preparo para enfrentar los desafíos que me esperan. Mi rutina antes del trabajo es siempre la misma; ejercicios, desayuno ligero y un rápido vistazo a las noticias del día. luego, me dirijo hacia la oficina, listo para sumergirme en el mundo empresarial una vez más. Al llegar a la oficina, mi asistente me recibe con su iPad en la mano, lista para informarme sobre mi agenda del día. Reviso los compromisos y reuniones programadas, asegurándome de estar preparado para lo que sea que venga. Entre los compromisos del día, una solicitud inusual captura mi atención. La universidad, donde estudie Administración de Empresas, me ha solicitado que participe como jurado en un concurso de la carrera de Administración de Negocios Internacionales. Al principio, me siento un poco reacio, pero finalmente acepto. Después de todo, ¿quién mejor que yo para juzgar los proyectos de los jóvenes talentos? Los días pasan rápidamente, ocupados con temas empresariales y decisiones estratégicas. Sin embargo, la idea de participar en el concurso de la universidad sigue rodando en mi mente, una pequeña distracción en medio de la vorágine diaria. Un jueves en la noche, mi padre entra a mi oficina mientras estoy inmerso en el trabajo. Él, como siempre, me insta a tomar un descanso y disfrutar un poco de la vida fuera de la oficina. - ¿Cuándo me presentarás a tu novia, Adam? Me pregunta con una sonrisa juguetona, como si estuviera desenterrando un secreto bien guardado. Me reí ante su pregunta, pero mis palabras no pudieron ocultar la verdad detrás de mi respuesta. -Todavía ninguna ha logrado cautivar mi corazón, padre. Solo son relaciones pasajeras, confesé, reconociendo con una pizca de melancolía la falta de profundidad en mis relaciones amorosas. La expresión de mi padre cambió, tornándose más seria mientras me cuenta su propia historia de amor, cómo luchó para ganarse el corazón de mi madre. Sus palabras me hacen reflexionar por un momento. -Tal vez un día encuentres a alguien que te hará cambiar de opinión, dijo mi padre con una voz cargada de sabiduría y una mirada que traspasaba las barreras del tiempo. Alguien que te verá como un invisible; te sacará de quicios ya que verás que nada te sale como quieres y te hará perder la concentración. Solo en ese momento sabrás que es el amor de tu vida cuando solo pienses en ella. Sus palabras resonaron en mi mente como un eco lejano, cada una cargada de una verdad innegable que se deslizaba hacia mi corazón con suavidad, pero con una intensidad inquebrantable. En ese instante, parecía como si las experiencias de mi padre se fusionaron con las mías, como si estuviera mirando hacia un espejo que reflejaba un futuro aún por descubrir. La idea de perderme en los pensamientos de alguien más, de verme desafiado por la presencia de otra persona de una manera que nunca antes había experimentado, se aferro a mi conciencia como una semilla plantada en tierra fértil. Y en medio de esa contemplación, una sensación de expectativa y anticipación comenzó a crecer dentro de mí. Mi padre carraspeó, rompiendo la atmosfera de reflexión en la que me encontraba inmerso. Su gesto me devolvió abruptamente a la realidad, y con una sonrisa confiada, respondí: - No creo que eso suceda, padre. Ninguna mujer se puede resistir a mí. Las palabras salieron de mi boca con la misma seguridad que había mantenido durante años, pero en lo más profundo de mi ser, una chispa de duda comenzaba a encender. Sin embargo, antes de pudiera profundizar en ese pensamiento, agregué con un toque de humor. -Y si eso ocurre, me dejo llamar el hombre de los 5 segundos. La risa brotó espontáneamente entre nosotros, disipando la tensión momentánea y reforzando así el vínculo entre mi padre y yo. Decidimos dejar el trabajo por hoy e ir a la casa a cenar, donde mi madre nos espera pacientemente. Por un momento, dejo de lado los negocios y me sumerjo en la calidez de la familia, agradecido por los momentos de felicidad que compartimos juntos.
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