La Princesa de papá y el Guardaespaldas.

Escrito por: Lily Arzola. Portada por: Lily Arzola. Correo: arzola493@gmail.com Intagram: _lapequenaesposa Facebook: Arzola Escritora Lily. Tiktok: @lilyarzola1997 Había un invierno eterno en mi corazón, que parece haber sido dejada por el viento cruel. Durante mucho tiempo, pensé que mi corazón se había congelado y que nunca sentiría nada, hasta que él llego a mi vida. Ese hombre malhumorado y orgulloso, pero al mismo tiempo tan sensual, que al principio odie pero que derritió el frio invierno de mi corazón. Él me devolvió a la vida una vez más. –¡Tendrás que tener un guardaespaldas! –Me dice mi padre con sus duras palabras, mientras estamos en su estudio de madera, que era tan lujoso que podía parecer hecho para la realeza. –¡Te he dicho que no quiero uno! –Le grité con fuerza, ya que tener un guardaespaldas para mí era demasiado. –No puedo creer que seas tan egoísta Lucy. –Me di la media vuelta para verlo a los ojos, ya que estaba mirando por una ventana, que daba a nuestro jardín, que estaba repleto de nieve, ya que era un invierno duro en Londres. –Me secuestraron hace algunas semanas, ¿y no puedes hacer esto por tu padre? –La mirada de mi padre demostraba dolor. Era cierto, mi padre había sido secuestrado hace dos semanas. ¿Por qué? Creo saber la respuesta claramente. Mi padre es un afamado abogado en Londres, era conocido por tener casos de narcotraficantes, asesinos seriales y personas que hicieron lavado de dinero, así que era obvio que mi padre tuviera tantos enemigos en este mundo. Así que fue un susto bastante grande, cuando lo secuestraron saliendo de su bufete de abogados en el centro de la ciudad. Con ayuda de sus amigos abogados, pagamos el rescate, pero sentí que lo perdía como el aire frio que esa noche se presentaba. Mi padre era viejo y sé que pronto me dejara, pero no estaba lista para eso aún. Lo amaba con todo mi corazón, pero para mi era inaceptable tener una persona atrás de mí. Y más cuando era una joven, que tenía una vida descontrolada. –Recuerda lo que le hicieron a tu madre. –La voz de mi padre se entre corta, cuando saca el tema de mi madre a la luz. De inmediato miró el suelo sintiéndome culpable por lo que ha dicho. Quizás sea hija de uno de los hombres más ricos de Inglaterra y quizás también, tenga todo lo que quiero en mi vida en cuestiones materiales, pero la vida de mi padre y la mía no ha sido fácil. Cuando yo solo tenia siete años, mi madre fue asesinada saliendo de un salón de belleza en una zona muy exclusiva de Londres, en donde algo como eso jamás pasaría, pero pasó. Mi padre trabajo años para tratar de cerrar ese caso y encontrar a la persona que mató a mi madre, pero nunca pudo hacerlo. Mi padre se detuvo por mí, ya que se estaba acabando el mismo y yo aún lo necesitaba. –Mi pequeña y hermosa Lucy. –Mi padre se levanta de su asiento de piel negra, para caminar hacía mí. La cabellera de mi padre ya es blanca como la nieve de Londres, mientras que tiene algunas machas en la piel por la edad. Es bastante regordete, pero es alto, así que se logra balancear. Al estar enfrente de mí, pasa sus dedos por mi cabellera castaña rojiza, para mirarme directamente a los ojos. Mi padre tenía unos ojos azules muy hermosos y profundos, así que es imposible no caer ante él. –Lucy, debes hacerlo por mí. No soportaría que algo malo te pasara. –Yo solo suspire con fuerza, ya que la mirada de mi padre me podía hacer doblega, incluso en un momento tan terrible. Así que solo resople como un caballo viejo y cansado. –Esta bien, pero no pretenderé que me agrade. Ni tampoco lo tratare bien y hare mi vida como si no estuviera, él no me detendré. –Amenace, ya que mi vida era bastante loca, lo tenia que aceptar, no era la más sana, pero hablemos de eso luego. –Se que te agradará. –Mi padre sonríe algo pícaro, una sonrisa que en realidad no entendía. Hasta que las puertas de madera del estudio de mi padre, se abren de par en par, dejándome ver a un sirviente junto a un hombre tan guapo, que mis labios rojizos se entreabrieron. Era un hombre realmente alto con piel de porcelana y cejas gruesa, sus ojos eran castaño y profundos, sus labios eran regordetes y la estructura de su cara era perfecta. Su cabellera era castaña oscura, peinada hacía arriba, dándole más altura a su cuerpo trabajado. Parecía ser un modelo más que ser un guardaespaldas, aunque sus músculos lo ayudaban mucho a pasar por la facha de guardaespalda. –Señor Winter. –El hombre desconocido habla, dejándome escuchar una voz tan gruesa y llena de testosterona. Yo misma abro mis ojos verdes al escuchar una voz tan llamativa. –Buena tarde. –Toma la mano de mi padre con mucha educación. Mi padre toma su mano con una sonrisa dibujada en sus labios. –¡Oh, Thomas el diamante perdido! –¿Acaso su apodo era diamante? Bueno no culpo a sus padres, en realidad tuvieron a un diamante como hijo. Era tan perfecto como uno, y brillaba con intensidad, cuando estaba en una habitación, robándome el aliento. Pero eso no quitaba el hecho de que fuera tan serio que daba miedo. –Que bueno que has llegado, de hecho, estaba hablando de ti con mi hija. –Los dos hombres ahora me miran solo a mí. No puedo negar que estaba nerviosa al ver la mirada de estos dos hombres. Mi padre de joven fue un hombre tan atractivo, que tuvo solicitudes de matrimonio lo cual era loco cuando se habla de un hombre, mientras que el tal Thomas era tan guapo, que no dudo en tragar saliva nerviosa. –Es un poco testaruda, pero espero que la puedas cuidar. –Le dice mi padre avergonzándome un poco. –No se preocupe. –El hombre me mira de los pies a la cabeza, desnudándome con su mirada tan atractiva. –Yo cuidare de su pequeña. De inmediato rodé los ojos, intentando que no notara lo nerviosa que estaba, ni que notara que mis manos estaban sudando demasiado. –Eso lo veremos. –Camine presumida por el estudio hasta salir del estudio, caminando con prisa hacía mi habitación. ¿Ese hombre me estaría cuidando? Realmente no esperaba ser cuidada por alguien, que luciera como él, ya que tengo algunas amigas que tienen guardaespaldas que no son nada atractivos, incluso puedo decir, que ni siquiera se ven atléticos. Pero a mi y justo a mí, me tocaba el modelo. ¿Qué estaba planeando el destino para mí? Mi carácter era algo con lo que mi padre peleaba, era testaruda y bastante rebelde, no me gustaba que me digiera que hacer, pero ahora y de la nada, me encuentro tratando de recobrar el aliento, después de haber sido robado por el joven diamante. Pero parece que no tengo tiempo para pensar, ya que mi puerta suena dos veces. Yo abro de está con rapidez al igual que los latidos de mi corazón, haciendo que mi cabellera volara por los aires. Era ese joven guapo apodado "el diamante perdido" mirándome con sus ojos castaños con firmeza, mientras está usando un traje n***o entallado. Podía notar por la tela, que no era uno costoso, sino que era que era un traje promedio, que cualquiera pudiera usar, pero no podía negar que la forma en que lo usaba, elevaba el valor de ese traje tan barato. –¿Se te ofrece algo? –Alce una de mis cejas castañas, mirándolo con mi mirada verde mientras movía una y otra vez mi pie, que estaba usando un tacón bastante caro. –Quiero presentarme con usted, no tuve tiempo de hacerlo, ya que salió del estudio de su padre con prisa. –Rodé los ojos una vez más, para dejarlo entrar a la habitación. En cuanto él estuvo dentro, cierro la puerta. –Me llamo Thomas y estaré a sus servicios las veinticuatro horas del día. –¿De que hablas? –Pregunté atónita. –Sí, su padre me contrato para cuidarla incluso, cuando usted este dentro de casa. –El tono de su voz era divertida, burlándose de mi mala suerte. –Debe ser una broma. –Dije con pesar. –No necesito a un sirviente más en la casa. –Quizás fui bastante grosera al decir eso, ya que mis palabras causaron que el hombre de cejas pobladas se enfadara conmigo. –Déjeme aclararle algo, señorita Winter. –El hombre camina amenazadoramente hacía mí, haciendo que mis ojos se abrieran de par en par. –Yo soy un guardaespaldas, no soy un sirviente ni un niñero. Yo actuare cuando usted este en peligro o casi muriendo, no me tome como algo más. –Estaba enfadado, podía ver fuego en sus ojos, pero yo no me quedaría callada. –Eres lo mismo que un niñero. –Rodé los ojos para caminar hacía mi cama, pero las palabras de este hombre, me detienen a medio camino. –Quizás tenga razón, ya que parece que no estoy hablando con una joven que estará cumpliendo pronto la mayoría de edad, sino que estoy hablando con una niña mimada y arrogante, que solo se cree la gran cosa. –Escupe el hombre arrogante, así que me doy la media vuelta para mirarlo incrédula. ¿Acaso me había hablado de esa forma tan horrible? –¿Qué acabas de decir? –Lo rete con la mirada. –Lo que escucho. –Responde el hombre sin miedo. –Y si me disculpa, hablare con su padre de las reglas de la casa. –Sin más el hombre salió de mi habitación, dejándome sin palabras. ¿Me dijo niña mimada y arrogante? No podía creerlo, estaba perpleja por lo que había dicho de mí. Así que no pude más, salí de mi habitación con fuego en el trasero, lista para hacer que despidieran a ese hombre que también, se cree la gran cosa. Pero cuando estuve enfrente de la puerta del estudio de mi padre, pude escuchar su voz preocupada. –Thomas, sé que es difícil de tratar, pero mi hija es todo lo que tengo. Y yo se que eres el único hombre, que puede cuidar de esa pequeña. –En realidad no podía creer las palabras de mi padre. ¿Acaso Thomas y mi padre, se conocían antes? –Realmente que su hija sea difícil, no es un problema para mí, le debo muchas cosas a usted y lo menos que puedo hacer, es pagarle por todo lo que ha hecho por mí. ¿De que estaba hablando? No pude evitar poner mi oído sobre la puerta, ya que no sabía que mi padre y Thomas se conocían antes. Entonces esto era bastante serio, no podía ser solo un hombre cualquiera, Thomas era alguien importante para mi padre, pero aún no entendía su relación. –No se preocupe señor Winter, yo cuidare bien de su pequeña. No pude estar un segundo más ahí, ya que pude escuchar que los pasos de Thomas se encaminaban a la salida, así que corrí lo más rápido que pude en tacones de punta delgada por toda la casa. Por suerte, pude llegar hasta las escaleras y esconderme, mientras aún escuchaba a mi padre y a ese hombre hablando. –Cuidare de su hija como si fuera un tesoro. –Es un tesoro. –Afirma mi padre. Y como si fueran buenos amigos, estrechan sus manos para brindarse una sonrisa el uno al otro. ¿Quién era este tipo? ¿Y que pretendía al llegar a mi casa así de la nada?