Capítulo 1

1997 Words
Tras la ceremonia, todos se dirigieron a casa de Lord Frederick Kennedy París. Jeremy Cox permaneció al lado de su esposa, sin sentirse para nada contento con toda esa situación. Por lo que, tras un par de horas después de comenzar el banquete, se excuso con toda su nueva familia, diciendo que un asunto de suma urgencia e importancia, había acontecido en las tierras lejanas que su padre le había dejado como legado. Alexa, se sintió atemorizada de solo pensar en irse de allí con Lord Jeremy y más aun, a un lugar tan lejano donde no tendría absolutamente a nadie conocido cerca de ella. Ese hombre la odiaba y no quería ni imaginarse lo que podría ser de ella, estando tan lejos y a solas con él. Él podría hacer con ella lo que se le antojara y nadie diría nada. Pues, ¿Quién iba a decir algo? ¿La servidumbre que él mismo había contratado y estaba a su servicio? Quiso suplicar e implorar que por favor la dejara allí, con su padre y hermanos mientras resolvía lo que fuera que tenía que resolver pero, solo mirarlo la hizo callar. Su mirada oscura, seria y llena de desprecio, le hizo ver que, él no haría nada por complacerla ni hacerle ningún favor. - Pero, ¿Y el viaje de bodas? - pregunto su tía Alice horrorizada - No pretenderá dejarla sin viaje de bodas. Él forzó una sonrisa y le dedico momentáneamente una mirada a ella. - Me temo que por los momentos, irnos de viaje de boda, no nos será posible. Tendremos que posponerlo hasta nuestro regreso. - anunció. Sus tías por supuesto no se mostraron conforme con su respuesta. - ¿No podría usted Lord Nicholas hacerse cargo? Toda la atención se centro en el Conde de Portland pero, antes de que él pudiera hacer o decir algo, Jeremy intervino. - No lo creo. Me gusta atender mis propios asuntos. Y además, - dijo mirando a Lady Nicolle - creo que, Nicholas tiene sus propios asuntos aquí, que atender. - Jeremy... - comenzó a decir este. - Esta decidido. - lo interrumpió él - Pospondremos el viaje de bodas hasta nuestro regreso. *** - ¿Estarás bien? - le pregunto Adriana a su prima. Esta, había subido con ella con la excusa de ayudarla a cambiarse de vestido pero, en realidad, solo quería unos minutos a solas con su prima y mejor amiga, para asegurarse de que, estaría bien. Alexa asintió fingiendo una sonrisa. Sabía que Adriana estaba preocupada por ella pero, por mucho que lo estuviera, ya no tenía caso que lo hiciera. Ella ya estaba casada con Lord Jeremy y si él quería llevarla consigo lejos de todos y todo, nadie, ni si quiera su padre, podía hacer nada por evitarlo. Pero a pesar de intentar aparentar que todo estaba bien, una lágrima escapo por sus ojos, rodando por sus mejillas. Adriana, se acerco a ella y con su mano la limpio. - Entonces, ¿Por qué lloras? - Solo estoy un poco triste por tener que dejarlos a todos tan pronto. - ¿Estas segura que solo es eso? Alexa asintió. - Ya lo entenderás cuando llegue tu momento de casarte. Será el instante más feliz de tu vida y al mismo tiempo te traerá nostalgia por todo lo que dejarás atrás. Adriana asintió aceptando su respuesta puesto que, eso era parte de lo que solían decir sus primas cuando se casaban, que se sentían feliz por hacerlo pero al mismo tiempo, se sentían nostálgicas por tener que dejarlos. - Espero que seas muy feliz al lado de Lord Jeremy Cox. Que logres amarlo tanto como una vez llegaste a amar a su hermano. Porque nadie más que tú, merece ser feliz y tener un hogar lleno de amor y dicha. Alexa se forzó a sonreír y acercándose a su prima, la abrazó. Realmente ella dudaba mucho que eso fuera posible. Veía prácticamente imposible que, pudiera ser feliz y sentirse amada al lado de Lord Jeremy. Y tampoco creía posible que, este la hiciera sentir lo que su hermano le hizo sentir. Pero no le diría nada de eso a Adriana, no la haría preocuparse y angustiarse más de lo que ya estaba por ella. El sonido de alguien tocando la puerta, las hizo separarse. - Mi niña, Lord Jeremy esta preguntando por ti. - le dijo su Nana. Y Alexa no pudo contener más tiempo las lágrimas. Corrió a los brazos de su Nana, quien había sido como una madre sustituta para ella y sus hermanos. Antes de casarse, Alexa le había pedido a su Nana que se fuera con ella a casa de Lord Jeremy Cox pero, ella se había negado diciéndole que no podía, debía quedarse allí en esa casa para cuidar de su padre y de sus hermanos. Aquello le dolía pero, sabía que su Nana tenía razón, una de las dos debía quedarse allí a cuidar de ellos, y dado que ella no podía hacerlo, debía ser su Nana quien lo hiciera. - Te voy a echar mucho de menos. - Y yo a ti mi niña. Pero confío en mi Dios, que te cuidara y te ayudara a ser muy feliz. Alexa asintió. Ojala ella pudiera tener esa misma confianza. - Ahora anda. No querrás que tu marido se irrite porque no bajas. Volvió a asentir, limpiándose las lágrimas y comenzando a salir de allí para ir hacía su destino. *** Alexa se despidió de todos entre abrazos, lágrimas y sonrisas fingidas. Así que, cuando subió al carruaje, se sentía mentalmente agotada. Jeremy, se posicionó en el asiento al lado de ella. Y Alexa pudo sentir su imponente presencia. No obstante, él se limitó a mirar hacía el lado contrario e ignorarla. Y ella, no sentía la confianza para mirarlo siquiera o entablar una conversación con él que, hiciera más ameno aquel viaje. *** A pesar de la densa oscuridad que cayó sobre ellos, su esposo no dio la orden de parar en ninguna posada, por lo que continuaron el viaje durante toda la noche. No se detuvieron ni un instante, ni si quiera para comer y la verdad, Alexa lo agradeció pues, no tenía ganas de provocar bocado alguno. No supo en que momento exacto, su cuerpo se rindió ante los brazos de Morfeo. Jeremy la miro dormir, en completo silencio. Alexa Kennedy París, era tan bonita físicamente. Tal vez no era tan llamativa y hermosa como su prima Lady Nicolle, por quien su hermano Nicholas había perdido la cabeza pero, sin duda ella también era bonita a su manera. Sus curvas, estaban bien definidas. Y aunque no era tan delgada como las damas de sociedad, tampoco tenía sobrepeso ni era gordita ni nada por el estilo, al contrario, era exactamente perfecta desde su punto de vista. Tenía un cabello liso y brillante color castaño, piel blanca y delicada, ojos grandes color ámbar, pestañas largas, cejas perfectas, nariz perfilada, labios carnosos y una sonrisa que irradiaba inocencia y ternura. Sin embargo, Jeremy sabía que esa inocencia era tan falsa como ella. Alexa Kennedy, pues no pensaba de ninguna manera darle ni llamarla por su nombre, no era más que una oportunista que había considerado que él, era mejor partido que Nicholas, por lo que había dado por terminado su compromiso con este y arrinconado a él a casarse con ella. Lo que no entendía era, ¿Cómo era que los cálculos de esa mujer habían acertado tanto? ¿Cómo era que ella sabía que terminaría casándolo a él y no a su hermano Axel? Acaso, ¿Lady Alexa los conocía mejor que ellos a sí mismos? Porque pudo haber terminado casando a Axel en lugar de él, ¿O no? ¿Era acaso que, eso último nunca hubiera sido una posibilidad y ella lo sabía? Sacudió la cabeza. Cómo fuera, lo cierto era que, Alexa Kennedy, era una arpía oportunista que solo buscaba su beneficio propio sin importarle los demás. Siempre le había parecido extraño que su hermano se comprometiera con ella. Con Lady Nicolle, podía comprenderlo, porque está, lo había deslumbrado desde el principio, aún cuando ni el mismo Nicholas se había dado cuenta. Pero aquello era comprensible, Lady Nicolle era una dama hermosísima físicamente, aun cuando su manera de ser y actuar dieran mucho de que pensar. Sin embargo, Lady Alexa, había sido la primera dama en lograr que Nicholas, estuviera dispuesto a casarse y comprometerse con alguien. ¿Cómo lo había conseguido? Él no tenía ni idea pero, su hermano había estado dispuesto a casarse con ella aun dejando de lado sus sentimientos por Lady Nicolle. Y eso siempre le pareció confuso. ¿Por qué ella? Aparte de que era una Kennedy y eso no le había agradado desde un principio, ¿Qué tenía de especial Lady Alexa que lo había hecho pensar en algo serio? ¿Cómo lo había convencido de llegar a algo serio con ella? ¿Y de verdad se creía ella que él, aunque no era el Conde de Portland, no tenía un título ni las riquezas que su hermano si, era mejor partido que este? El carruaje se detuvo de repente, interrumpiendo sus pensamientos. Jeremy se asomó por la ventana del mismo y se percató de que, ya casi estaba amaneciendo y por fin habían llegado a sus tierras, después de toda una larga y fría noche de viaje. Como era de esperarse, no había nadie de la servidumbre afuera esperándole, y es que él, no había avisado a nadie que iría. Eso lo había decidido en el banquete de la boda cuando se sintió fastidiado y molesto por tener que fingir alegría cuando no la sentía. Se volvió hacía su acompañante. Debía despertarla para entrar en la casa. Él no iba a cargarla de ninguna manera, ni llevarla en brazos hasta su alcoba. Porque en primera, no pensaba compartir la alcoba con esa mujer bajo ningún concepto. Tal vez pudieron haberlo obligado a desposarla pero, nadie lo haría intimar con ella. Y en segunda, no pretendía seguir con esa farsa ante su servidumbre. Aquel matrimonio, no era más que una mentira y solo fingiría delante de la sociedad, no en la privacidad de su casa. Presionando su brazo un poco la llamo. - Lady Alexa. Ella abrió los ojos algo sobresaltada y desorientada. Parpadeó un par de veces sin saber donde estaba o con quien. Pero luego de unos segundos, recordó los últimos acontecimientos. Ella se había casado con Lord Jeremy Cox por orden de su padre y este se la había llevado lejos de Londres, de su familia y de su hogar. - Hemos llegado. - le anunció él. Y sin esperar su respuesta, bajo del carruaje. Alexa suspiro. Armándose de valor, se arreglo un poco el vestido y el cabello, antes de bajar. Cuando lo hizo, lo primero que vio, fue la casa que estaba frente a sí. No era tan grande como la de su padre pero tampoco era para nada pequeña. Tenía un hermoso jardín al frente de la puerta principal en forma de camino, como una hermosa decoración que daba la bienvenida a los que llegaban. El césped estaba perfectamente cortado, y todo estaba limpio y reluciente. Estaba bien cuidada, a pesar de encontrarse lejos de la ciudad y de que Lord Jeremy no viviera allí. Y eso último lo sabía porque, este, tenía una casa algo más pequeña en la ciudad, donde pasaba la mayor parte de la temporada. Y ahora que lo pensaba, ¿Dónde se había metido este? Lord Jeremy la había despertado, y luego simplemente había desaparecido. ¿Será que ya habían entrado a la casa? ¿Solo? ¿Y la había dejado a ella allí? Suspiro algo cansada. Realmente, no sabía que le sorprendía. Si él, siempre le mostraba cuan desagradable le era ella. Avanzo con firmeza y dignidad, dispuesta a ingresar a la casa en la que viviría a partir de ese momento.
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