Te Protegeré

Capítulo 3

Al salir de la última clase suelto un suspiro de alivio, no fue un terrible primer día, a pesar del inicio con la Barbie castaña y el ken latino el resto del día fue tranquilo, no me molestaron más, se limitaron a ser chismosos, pero desde lejos que es lo importante.

Salgo al estacionamiento luego de buscar mi casco en la taquilla, y como desde el inicio del día me andan viendo, pero esta vez no todos a mí, escucho algunos suspiros de unas chicas atrás mío, y cuando sigo su mirada me encuentro a este hombre todo de n***o, con su cabello castaño desordenado y una espalda que para que negar que se ve muy bien, pero cuando él es toda masculinidad, en su espalda se encuentra un pequeño bolso rosa de princesas, y agarrada a su mano va una linda niñita de cabello naranja, una dulzura, y parecen estar esperando a alguien.

Llego a mi moto y antes de montarme me quedo un rato más apreciando al hombre, una también puede recrear su vista, pero al parecer él siente mi mirada, porque voltea y nuestros ojos chocan, por lo lejos no puedo identificar el color de sus ojos, pero su rostro es precioso, guapísimo.

La niña a su lado también voltea a verme, y en lugar de ser una odiosa como tienden a ser los niños a mi alrededor, fue un caramelito y me sonrió, se la correspondo un momento para volver a ver a su acompañante, eso hasta que llega una chica de como mi edad a su lado, con su cabello naranja como la menor y un vestido por las rodillas, ella me mira, y cuando pienso que ella si va a hacer una mueca por atraparme viendo a su hombre, me da otra sonrisa, rara.

Decido que suficientes miraditas por hoy, por lo que me subo a la moto, me pongo el casco y salgo de ahí, claro, a propósito paso por el lado de ellos, no pude evitarlo, me salió porque sí.

Veo el auto de mi mamá en la cochera, así que asumo que ya llegó, y espero que con la cena, porque no me apetece ni prepararme cereal, y ella no es muy buena cocinera, su talento se quedó en investigar, intimidar, y ganar en tribunales.

- ¿Cómo te fue cariño? – veo la caja de pizza en el mesón y sonrío, pensamos igual.

- Normal, fue mejor de lo que pensé ¿y tú qué tal? ¿Steven ya alivio un poco su presión? – nos quedamos un rato hablando sobre nuestros días hasta que decido subir a adelantar un poco las clases, no es que sea muy social, pero me gusta mantener los fines de semana despejados y libres de tareas.

En la noche mi madre y yo nos sentamos a comer y cada quien con su celular, nos amamos y tenemos buena relación, pero no siempre se tiene tema para hablar, y en lugar de hablar por hablar ambas preferimos el silencia, cada quien con sus cosas, y si alguna necesita una opinión o informarle algo a la otra, no tenemos problema con debatir si hace falta, hablando se entienden las personas.

***

Al día siguiente, y repitiendo la rutina de todos los días, llego al instituto, esta vez camino directo al salón que me corresponde a primera hora con mis audífonos puestos. Por la esquina de mi ojo puedo ver al moreno que me hablo ayer y su grupo de amigos, y al lado de él la castaña, supongo que me reclamaba por ese hombre.

Tomo asiento en mi salón, ignorando las miradas, otra vez, y cuando estoy sacando mi celular alguien se sienta al frente mío, llamando mi atención, subo la vista y es la misma pelirroja que me atrapo viendo al musculoso con la niña.

- Mucho gusto, soy Hope – tiende la mano hacia mí, y aunque normalmente la rechazaría o la ignoraría, me da algo de curiosidad por ver que se le perdió o que intenta hacer al hablarme con tanta familiaridad.

- Soy Kristina.

- Lo sé, todos están hablando de ti, tu cabello es fantástico, me encanta, me lo he querido pintar así, pero André no me deja, y le digo que no me importa porque es mi cuerpo y hago lo que yo quiera, pero entonces él es quien me da el dinero, y no me deja nada para poder ir a la peluquería, entonces – la freno con una mano cuando empieza a hablar cada vez más rápido, no me esperaba tanta amabilidad.

- Ok, con calma, si lo quieres pintar hazlo, si no te dan dinero, trabaja por él, ahora, dime que es lo que en realidad buscas hablándome – cruzo los brazos, luce como alguien simpática y algo aniñada, pero por andar de confiada me han pasado mil y un cosas.

- André no me deja trabajar, dice que necesita ayuda con Meredith, y lo entiendo, porque él se esfuerza mucho para cuidar de nosotras y no nos falte nada, pero él no entiende que – vuelvo a cortarla con un gesto, a ella hay que o conseguirle una amiga que la escuche o un diario para desahogarse.

- Ok, para el rollo, si no puedes ir a trabajar, entonces busca otras maneras, si tienes que ayudarlo con alguien comienza a cuidar otras personas, se niñera, seguro puedes cuidar más de dos niños a la vez – ella suelta un chillido y parece la persona más feliz del lugar.

- ¡Tienes razón! Puedo cuidar niños, les diré a las madres del preescolar cuando deje a Meredith, no tiene que ser tan difícil ¿cierto? También le diré a los vecinos, ellos hacen hijos como si les pagaran por eso, seguro con ellos conseguiré mucho dinero, estoy muy agradecida contigo, no tenías – vuelvo a frenarla, ya me eta causando dolor de cabeza.

- De nada, me agrada ayudar, ahora, dime ¿por qué te acercaste a contarme tus problemas? – intento ser más amable que al inicio, ella luce bastante como una niña de diez.

- Quiero ser tu amiga – me sonríe con todos sus dientes, y si antes de parecía de diez años ahora creo que son ocho.

- Ok, cariño, ahora dime en serio que es lo que quieres, me estás dando dolor de cabeza – ahora si soy lo brusca que normalmente suelo ser, ella borra su sonrisa y me da una mirada de ojos grandes y puchero, a esta niña le sale el gato con botas igualito.

- Si quiero conocerte y ser tu amiga, todos acá solo se acercan a mí para molestarme o para conocer a mi hermano – no sé si en serio va a llorar o está haciendo una actuación de Oscar, pero incluso tiene los ojos acuosos.

- Mira, ya llego el profesor, hablamos a la salida ¿sí? Necesito prestar atención – con una sonrisa enorme asiente y me abraza para después salir del salón, ella está un poquito loca.