Desde que te vi

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DESDE QUE TE VI POR: Ana Martínez  Registrada en SAFE CREATIVE  Bajo el código: 2103177199657  TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © ****** 〔Manuel 〕 El llanto de mi hijo rompe el silencio, lo hace de una forma estruendosa, haciendo que todos los que estamos presentes reaccionen de diferente manera. Veo a Ainhoa, con los ojos llenos de lágrimas mientras Daniel nace. ―¡Ha llegado tu hijo! ― Dice el doctor con cariño mientras Daniel llora a todo pulmón. ―¿Está bien? ― Me pregunta Ainhoa entre lágrimas. ―Está bien amor… nació bien.― Le respondo y le doy un beso sobre la frente mientras ella se toma de mi brazo. Momentos después la enfermera se acerca y nos pone al pequeño Daniel Ruíz de Con Canarias sobre los brazos de su madre. ―Eres perfecto.― Expresa Ainhoa feliz.― Perfecto de toda perfección. ―¡Tiene el pelo rizado de los Canarias! ― Expreso al ver las pequeñas ondas que se marcan en su cabellera. ―Será guapísimo como su papá.― Dice Ainhoa mientras lo ve con ternura. Siento como las lágrimas caen por mis mejillas sin poder evitarlo, en este momento entiendo de primera mano lo que mis padres y hermanos me dijeron que se siente cuando se es padre, un amor incondicional, inexplicable, fuera de este mundo que no hay palabras para describirlo. ―¿Quieres cargarlo? ― Me pregunta ella y yo con cuidado meto las manos por debajo de su cuerpecito y lo tomo. He cargado a mis sobrinas antes y se supone que tengo experiencia en esto, pero hoy me siento como un novato. El bebé se acomoda, sonrió, cualquier movimiento que hace me encanta, este niño ya me tiene enamorado desde que Ainhoa me dijo que lo esperaba. Lo veo al rostro.― Hola Daniel, no tienes idea lo planeado que fuiste… desde años y años y años atrás.― Le confieso y el niño se mueve como si me entendiera.― No puedo creer que por fin hayas llegado. Volteo a ver a Ainhoa que, con el pelo hecho un lió por el parto me sonríe. Ella siempre fue hermosa, hoy la veo más que nunca. Me siento en la silla que está al lado de la camilla con el bebé en brazos y le veo. ― Ves, te dije que el futuro era próspero para nosotros. ―Lo sé, siempre te creí.― Hace una pausa.― Te amo, te amo tanto, y este bebé es sólo otra prueba de este amor que siempre hubo entre los dos. Me acerco a ella y le beso sobre los labios, me saben a una mezcla de sal y dulce, no sé como explicarlo, la veo a los ojos y no puedo creer que hayamos llegado hasta acá. Lo que vivimos Ainhoa y yo fue una larga historia que ahora me parece como si fuera ayer, pero en realidad dio inicio cuando éramos niños, unos que se convirtieron en adolescentes buscando sueños, confundidos y muy pasionales y terminaron en un cuarto de hospital cargando su  bebé en brazos. Este momento puede ser el final de una historia o el inicio de otra, no se sabe, lo mejor será leer para averiguarlo.
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