Ser contratada para seducir a un magnate árabe para mí era pan comido, pero lo que no tenía constancia es que la belleza de aquel oriental me iba a tocar fibra a tal punto que no me quedaba de otra que cumplir las condiciones del contrato para luego desaparecer de su vida para siempre.
Nunca pensé que aquel encuentro provocado en aquella fiesta me iba a traer desgracia a mi vida, mientras él me deslumbraba con su seriedad y perfección, yo intentaba hacerle caer para finalizar lo que me torturaba todos los días y que no tenía marcha atrás para rechazar lo que llevo haciendo desde hace años.
Después de aquella mirada oscura llena seriedad y de atractivo ya nada volvió a ser lo mismo. Era él, él y él.
Pagada por sus amigos, un contrato, condiciones de por medio, y una seducción peligrosa.