CAPITULO 3

1353 Words
- Pero...quién es ese hombre ? - le digo muy preocupada y el sólo se encoje de hombros. (Inv)- Nadie sabe quien es, nunca antes lo habían visto- yo abro y cierro mis ojos varias veces y pienso. - Yo me retiro, si encuentro algo más se lo hago saber.- yo asiento y el sale de la casa. Me siento en el sofá y pienso todo lo que acabo de escuchar, mi preocupación es quien podrá tener a Luciana, es una niña pequeña y ella no sabe cuidarse sola. Pero no me quedaré de brazos cruzados esperando a que el investigador venga a darme más Noticias inútiles. Esa misma tarde salí hasta la ciudad donde se supone que vivía la abuela de Luciana y al llegar allá me encontré con una casa completamente vacía, es como si nadie estuviera ahí hace años. Unas señora me vieron inspeccionando el lugar y me dijeron que ahí no había nadie hace ya varios meses, en fin, terminaron diciéndome lo mismo que ya me había dicho el investigador, pero cuando les pregunté por el supuesto hombre rubio y de muchos tatuajes no supieron nada que decir de el porque sólo lo habían visto unas dos veces. Regreso a casa con los ánimos por el suelo y sólo me dan ganas de llamar a Yomairis para contarle todo lo que está pasando, ahora solo me gustaría tenerla conmigo a mi lado y poder salir de esto juntas y enfrentar todo como sabíamos hacerlo, pero no quiero obligarla a que haga algo sólo por mi, ella sabía por lo que pasábamos y sin embargo se comportó de una manera estúpida y sólo logró alejarme de ella. Si, la estamos pasando mal pero sé que si hubiésemos permanecido juntas tal vez las cosas no estuvieran tan complicadas como lo están ahora. Pasados dos meses y el investigador aún no me había dado buenas noticias, sólo lo mismo y aún seguíamos sin saber quien es el famoso hombre rubio de tatuajes. Es una tarde soleada, salí de trabajar y no quiero ir a casa porque si llego ahí sé que me la pasaré metida en la cama hecha llantos y no quiero llorar tanto. Llego y me siento en una banca que está junto a un árbol, miro hacia el cielo y respiro el aire fresco, puro y natural, cierro mis ojos unos segundos y los abro, pasa por mi mente todo los recuerdos que vivimos juntas, como deseaba tenerla aquí a mi lado ahora mismo. Siento como bajan las lágrimas por mis mejillas y las secos con la manga de mi chaqueta pero es inevitable porque siguen bajando sin control. Me siento una inútil por no saber como enfrentar esto y para completar me siento sola, no, yo estoy sola. Me quedé ahí sentada unas dos horas y luego regresé a casa a llorar en la comodidad de mi cama. Narra Yomairis. Desde aquella llamada esa noche volví a sonreír un poco con la esperanza de que ella volviera conmigo, pero ya han pasado dos meses y no ha vuelto a llamar más y pues entonces volví prácticamente a la depresión en la que me encontraba. Valeria intenta sacarme de la habitación, hasta ha traído doctores y psicólogos para que me hagan entender que no puedo seguir así y lo entiendo pero yo soy la que no quiero salir de mi habitación, ya nada tiene sentido si ella no esta conmigo. últimamente no he estado bien de salud, me dan muchos mareos, estoy delgada, casi no estoy comiendo bien, Valeria dice que hasta pálida me veo pero es que ya nada tiene sentido sin ella, yo la aleje de mi. (Valeria)- Yomairis, sal por lo menos a tomar un poco de sol- sólo puedo escuchar su voz en algún lugar de la habitación, yo me encuentro completamente bajo las sabanas. - Me estás escuchando ?- saco un poco mi cabeza y con dificultad abro mis ojos por el reflejo de la luz. - Si sigues así voy a tener que llamar a tu padre- Si, pues mi papa se encuentra de viaje y la última vez que me vio no estaba tan mal como ya lo estoy ahora. Con dificultad me y molestia me levanto de apoco porque no quiero que ella moleste a mi padre por las líos que tengo con el amor, así que me levanto completamente, la sigo y voy hasta la cocina para comer algo. Nada me es apetecible y terminé comiendo una taza de cereal con un vaso de agua, que para mi no era nada bueno ya que no estaba comiendo bien, pero rayos! Cualquier tipo de comida me recuerda a ella, todo me recuerda a ella... Cuando Valeria vio lo que comía me gane un buen regaño de su parte pero bueno luego se le pasó, fui a mi habitación y me di un baño para luego bajar al patio a tomar un poco de sol y aire fresco. Bajaba las escaleras cuando sentí un leve mareo, me apoyé de las barras de metal, todo me daba vueltas y sentía como mi vista se tornaba oscura, como pude me fui deslizando hasta quedar sentada en un escalón y fue cuando ya no supe nada más de mi. Abrí mis ojos lentamente y me encontraba en la cama de un hospital, miré a mi alrededor pero me encontraba sola en la habitación, sentía como todo seguía dándome vueltas y un intenso dolor en la pierna derecha, me la toqué y sentí algo duro muy duro y fue entonces cuando quite las sábanas que me cubrían y tenía la pierna enyesada desde la rodilla hasta el tobillo. Sentí unos dolores inmensos en la parte de la rodilla a pesar de estar con medicamentos circulando por mis venas sentía el terrible dolor. Soportando el terrible dolor volteo hasta la puerta y veo a Valeria parada junto a un doctor. - Qué me ha pasado ? - Valeria me mira directo a los ojos y yo sé lo que se avecina. (Valeria)- Te desmayaste, caíste por las escaleras y terminaste con el pié fracturado- yo abro mis ojos y los cierro, siento un peso a mi lado y abro otra vez mis ojos. - Tienes una severa anemia Yomairis, por no alimentarte bien y a éso se deben tus mareos- escucho con atención lo que ella dice, su rostro se ve preocupado, mientras que el doctor me revisa una vez más. (Doctor)- Debes seguir esta dieta y tomar los medicamentos a la hora indicada- lo veo pasarle la indicación a Valeria y luego dirige su mirada a mi. - No estás bien y debes seguir lo indicado- yo asiento y en eso entra una enfermera muy altera y susurra algo al doctor mientras que afuera se escuchan gritos desesperados de un niño. El doctor sale y yo me quedo mirando hacia el pasillo intentando ver algo pero es inútil, Valeria había cerrado la puerta pero aún así se seguían escuchando esos gritos. Me vestí y con ayuda de Valeria y una enfermera me senté en una silla de ruedas para ir a casa. - Los gritos de hace un rato de quién eran? - veo a la enfermera que ayuda a Valeria con las cosas. (Enfermera)- Es una pequeña niña, llegó con unos golpes- yo asiento y salíamos de la habitación. De camino por el largo pasillo a Valeria se les caen unas cosas y ella se detiene a recoger todo, volteo a mi derecha y veo una puerta abierta, con dificultad me estiro un poco para ver quien está ahí dentro, a lo lejos puedo ver una señora morena y muy alta pasando las manos por la cabeza de una niña con una gran cabellera rubia, no le puedo ver la cara y cuando intento acercarme más me empujan y continuamos caminando. Esa cabellera rubia me es conocida, me recuerda a al cabello de Luciana, esos rizos rubios hermosos, se dibuja una sonrisa en mi rostro recordando su gran cabellera rizada y rubia, entonces entra mi duda, es posible que esa niña sea nuestra pequeña ?
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