3.

1646 Words
Lorraine se acercó a Horace quien observaba absorto los preciosos jardines y luego reparó en los trabajadores del lugar. Se dio cuenta de que todos eran muy bien parecidos y que eran muy reservados. Se veía que vigilaban la propiedad y se la pasaban hablando por radio. Lo que más extraño le pareció fue que en ningún momento se ponían a hacer trabajo de campo. - Hola profesor... ¿Que está haciendo?. Preguntó Lorraine sonriendo. - Nada, bueno... supongo que fisgoneando. Respondió Horace sonriendo con culpabilidad. Lorraine echó a reír. - ¿No has sabido nada de Atlas?. Le preguntó su padre. Lorraine negó. - Así pasa a veces, cuando va con su familia. Tarda bastante en responder las llamadas, pero confío en que está bien y ocupado. No me gusta atosigar. Le dijo ella. - ¿Enserio te tragas ese cuento de que se dedican únicamente a la producción de aceite de oliva?. Preguntó Horace. Lorraine entonces se quedó pensando. - Bueno, he leído que es buen negocio. ¿Porque?. Quiso saber ella. - ¿Es que no has notado la opulencia en la que vives ahora?... Además mira a todos esos sujetos que están allá afuera. Uno de ellos lleva un arma. Observó su padre. - Supongo que sus razones tendrán. Confío en Atlas, el me cuenta todo lo que hace. Dudo mucho que se meta en cosas turbias... aún que, su familia si son de la mafia. Le contó ella. Horace asintió, ya se daba una idea por lo que le había contado su cuñado William. - Y... ¿Si si está involucrado en cosas de ese tipo?. Indagó él. - Yo no me enamoré de un criminal, y mucho menos me casaré con uno. Sentenció ella muy segura. Horace la miró preocupado. ********************************** Giorgio Valastro le dedicó una mirada llena de interés a su nieto y a los amigos de este. Los tíos de Atlas se limitaron a permanecer en silencio durante aquella reunión y también se hallaban ahí los primos del joven. - Entonces tienes en tu poder a la familia de Bernardeau. Dijo Giorgio. Atlas asintió y tomó asiento frente a su abuelo. - No has logrado sacarle información todavía... ¿O me equivoco?. Cuestionó el anciano. - No. Pero hablará tarde o temprano, Víctor y Ekrem lo interceptaron cerca de Cefalú... Para mí buena suerte. Tenía en su poder a dos niñ*s no mayores de diez años. Ya he devuelto a los dos niñ*s con sus respectivas familias. En cuanto a Izan... Bueno, aún estoy planeando como hacerle hablar. Respondió Atlas. Sus tíos le miraron con interés. - ¿En donde está?. Preguntó Luciano, su tío. Atlas le miró muy serio. - En las bodegas. Respondió este. - Llévanos pues. Dijo Maurizio, su otro tío. Atlas se puso de pie y salió del lugar seguido de sus tíos, primos y abuelo, y los hombres de ellos. Luego de un rato se encontraban en las bodegas que estaban en las afueras de la ciudad. Al ingresar vieron a los hombres de Giulio y también a Víctor y Ekrem quienes tenían maniatados a una mujer de cuarenta y tantos años a un joven y a un hombre de origen francés de aproximadamente cincuenta años. Los primos de Atlas observaron los alrededores cerciorandose de que todo estuviese en orden. - Tu abuelo te entregó el negocio de tu padre, de nuestra familia amiga ¿Y ahora te dedicas a secuestrar personas?. Cuestionó Renzo, otro de sus tíos. - No me entregó nada, me regresó lo que era mío, ya que soy el único Riviello que sigue con vida... Que es muy diferente. Y no, no me dedico a secuestrar a nadie... Estas personas son las que se dedican a la trata. Y... De hecho, ahora que recuerdo fue precisamente esta mujer la que me mantuvo encerrado hasta que llegarán aquellos españoles que me llevarían a Ibiza. Respondió Atlas de mala gana. Renzo guardó silencio. Uno de los primos de Atlas, llamado Gianni miraba divertido la situación. - Bueno... Teniendo en cuenta los acontecimientos recientes me intriga bastante saber que es lo que hará... "Atlas". Dijo este con socarroneria. Atlas se giró y le lanzó una fúrica mirada de desdén a Gianni. Había reparado en el tono de burla de su primo. Antonio llegó con Izan arrastrandole por el suelo, mientras todos se removieron espectantes. Izan al ver a su esposa e hijo inmediatamente se puso pálido como la cera. - ¿Sabes Bernardeau? Las personas tienden a subestimarme bastante cuando me conocen. Ahora, dime... ¿Quienes fueron los que mataron a mi familia y donde están?. Le preguntó él muy tranquilo en un español perfecto con marcado acento madrileño, adquirido en su estancia con la mafia española. Izan escupió el suelo. Los familiares de Atlas se removieron inquietos, pero antes de que el joven hiciera o dijera cualquier cosa, Víctor se aproximó al hombre y le clavó un afilado cuchillo en la pierna izquierda, haciendo que aquel miserable pegara un grito de dolor. La esposa de Izan y su hijo gritaron horrorizados. - Vamos otra vez... ¿No vas a hablar?. Preguntó Atlas sin inmutarse. Los tíos y primos de Atlas observaban a Víctor y Ekrem algo intrigados. - ¡PUDRETE RIVIELLO!. Gritó Izan. Atlas observó fascinado la escena que tenía frente a sus ojos. La esposa de Izan lloriqueaba sin cesar luego de que Ekrem le apuntara la cabeza con una pistola. Todos se giraron al ver aquella acción. - Kadını öldürün. Le dijo Atlas a Ekrem. Entonces el joven disparó a la esposa de Izan en la cabeza, quién al ver cuerpo sin vida de su despreciable esposa empezó a imprecar contra Atlas. Todos se quedaron pasmados, incluído el abuelo del joven. - ¿Vas a hablar?. Presionó Atlas muy calmado. - ¡No lo sé! Hace mucho tiempo que no he visto a esos hombres. Solo los vi aquel día en que te trajeron con nosotros. Chilló Izan. Atlas meneo la cabeza. - Vamos... Ambos sabemos que eso no es verdad. Le dijo este. - ¡Te juro que no se!. Repitió este. Atlas miró a Ekrem quien apuntó al hijo de Izan. - ¡NO!... Se hizo la detonación y el joven cayó muerto a lado de su madre. - ¡HIJO DE PERRA! ¡COMO ME ALEGRA SABER QUE DURANTE AÑOS FUISTA LA PUTA DE ESE FRANCÉS Y DE QUIEN SABE CUANTOS MAS!... Entonces Victor lo degolló, silenciando su sarta de palabras. - No se que dijo, pero imagino que te empezó a insultar. Solo entendí la palabra puta y que dijo francés, supongo que hablaba de Jaques. Le dijo este. Atlas sintió la cólera crecer e inmediatamente tomo un arma y apuntó al francés quien ya se había orinado en los pantalones a causa del miedo. Los primos y tíos de Atlas estaban sorprendidos de que el mismo Atlas y aquellos dos jovencitos fuesen ellos mismos los que hacían las cosas, ya que usualmente siempre eran sus matones los que ejecutaban aquellas acciones. - Giulio... Dijo su abuelo. Atlas se acercó al francés y luego de una pausa le dijo: - Où sont les gens à qui Izan a envoyé les enfants, quels sont leurs noms et combien sont-ils ? (¿Dónde están las personas a las que Izan envió a los niños, cómo se llaman y cuántos son?). - Ces hommes sont maintenant au Maroc. Ils sont sept et s'appellent... Santiago Martín, Pedro Gómez, Miguel Guevara... Je ne connais pas les noms des autres, je sais seulement qu'ils s'appellent Juan, Carlos, Iker et Esteban... Ils ont un bar qui s'appelle Gük dans le centre de Rabat. Si tu veux les rencontrer, tu dois d'abord trouver Santiago Martín. Vous devez obtenir une invitation à rejoindre leur société... l'invitation ne peut vous être donnée que par cet homme. S'il vous plaît, ne me tuez pas, s'il vous plaît... Le dijo aquel hombre llorando. Atlas torció la boca en un gesto despectivo y luego apuntó al hombre en la cabeza y jaló el gatillo. Sus tíos permanecieron inmutables y sus primos sorprendidos. - ¿Que fue lo que dijo?. Preguntó uno de sus tíos. - Que están en Marruecos, tendremos que ir a Rabat, investiguen sobre un bar llamado Gük. Alisten las cosas, que iremos a Cefalú mañana al amanecer. Les ordenó a sus amigos, luego se giró con Antonio.- Haz que limpien todo esto y que se lleven los cuerpos a la embarcación, que los emplayen con plástico y les pongan piedras, los tiraremos en el mar. Antonio asintió y se dispuso a obedecer, entonces Atlas recordó a sus tíos y abuelo. - Lo único bueno que Jaques hizo por mi, fue pagarme los mejores maestros y darme una excelente educación. Les dijo muy serio. Su abuelo entonces lo miró fijamente. - No creí que fueses así... Le dijo luego de una pausa. - Ni yo... Pero supongo que la violencia se me da muy bien. Además... No eran buenas personas. Señaló Atlas. Su primo Gianni sonrió satisfecho. - Bueno, nos queda claro de que al fin de cuentas no eres tan distinto a nosotros Giulio. Le dijo. Atlas entonces le miró molesto. - Me llamo Atlas. Dijo, para luego dirigirse a su abuelo y darle un beso en la mejilla. - Cuídate hijo, pasa a verme antes de que te vayas... Y... Cuando decidas ir a Marruecos avísame con tiempo, quiero ir contigo. Le dijo Giorgio. Atlas sonrió. - Primero tendrás que ir a mi boda, me casaré con Lorraine dentro de un mes. Primero debemos investigar sobre aquel grupo, les enviaré la información en la mañana. Le dijo el joven. Giorgio asintió. - ¿Entonces te casarás con una americana?. Preguntó Renzo. - Esa americana es mi prometida, y además tiene ascendencia italiana. Especificó el joven, para luego darse vuelta y salir de ahí.
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