3.

3117 Words
Atlas observó a la muchacha con atención, ella parloteaba algo sobre la colonización inglesa y cómo ésta había impactado en el medio ambiente. Lorraine no dejaba de hablar, pero sólo hablaba cosas interesantes y triviales. Ella se dio cuenta de que llevaba mucho tiempo hablando ya que le estaba comenzando a hormiguear la cara y la lengua y eso solo sucedía cuando hablaba en demasía. Repentinamente cohibida decidió dejar hablar al hermosísimo hombre que tenía en frente. - ¿En donde vives?. Le preguntó de repente. Atlas permaneció observándola detenidamente y no le contestó, al ver que Lorraine lo miraba espectante fue que él se dió cuenta de que ésta había dejado ya de hablar y que ahora le estaba preguntando algo. - ¿Que cosa?. Preguntó él con un marcado acento italiano, al parecer por momentos su acento era muy notorio. Lorraine echó a reír. - Te he preguntado ¿En dónde vives?. Repitió ella. - En la 5ta. Le contestó. - Ah… Señor snoob. ¿Con quien vives?. Le preguntó. - Solo. Lorraine abrió los ojos impresionada. - ¿Solo?. Wow… ¿Que tiene que hacer uno para vivir en la 5ta totalmente solo?. ¿Eres rico?. Le preguntó ella interesada. La expresión de Atlas se volvió sombría y éste inmediatamente comenzó a cerrarse ante Lorraine. - Si. Le dijo sin dar más detalles. - ¿Tus padres son ricos?. Le preguntó ella. - ¿En donde estudias?. Le preguntó Atlas para cambiar de conversación. Lorraine se dio cuenta de que estaba tocando fibras sensibles en el joven y como no quería importunar decidió seguirle el rollo a los temas que él quería tocar. - En Columbia. Respondió ella. Atlas observó las gafas circulares. - ¿No has pensado en utilizar lentes de contacto?. Le preguntó él. Lorraine empezó a reír. - No son de verdad… bueno, el armazón si pero las micas no tienen aumento. ¿Ves?. Le enseñó. Atlas la miró extrañado. - ¿Si no tienen aumento para que te las pones?. Preguntó. - ¡Pues por que soy Potterhead de corazón! Le contestó ella. Atlas permaneció con cara de poker, totalmente inexpresivo. - ¿No te gusta Harry Potter?. Le preguntó ella. Atlas no supo que responder, jamás había visto las películas ni leído los libros. Solo conocía el nombre. - Nunca he leído los libros y tampoco visto las películas. Le respondió muy serio. - ¿Que?… Eso no está para nada bien. Le dijo ella- Por suerte para ti, siempre cargo con La piedra filosofal en el bolsillo, es la primera parte de la saga… Ten, te lo presto, es una primera edición británica así que cuídala mucho y debes devolvérmela apenas la hayas terminado de leer. ¿Entendido?. Le dijo mientras le daba el libro y Atlas lo miraba con curiosidad. - Capisco. Respondió él y luego guardó el libro con muchísimo cuidado en el bolsillo interno de su chaqueta. - Cuando lo termines me dices y te presto el resto, o si lo prefieres puedes comprarlos en sss. Le dijo ella. Atlas asintió. - ¿Te gusta leer?. Le preguntó ella. - Si. Y eso era verdad, las actividades de Atlas con gente poderosa no siempre eran s*x*ales, si no también de compañía. Eso significaba tener diversos temas de conversación, ya sean políticos, económicos, históricos, artísticos, arquitectónicos y culturales. Jaques le había pagado profesores particulares, esto con el fin de que estudiara en casa y no conviviera ni hiciera amistad con gente de su edad en una escuela. - ¿Cuál es tu libro favorito?. Le preguntó ella. Atlas respondió inmediatamente. - El arco iris de la gravedad, de Thomas Pynchon… Y La divina comedia de Dante Alighieri. Le contestó. - Ya leí a Dante, pero nunca a Thomas Pynchon. Le dijo ella muy contenta. - Hazlo. - ¿Que idiomas hablas?. Me respondiste en italiano hace rato y me habías dicho que eres de Cefalú. Supongo que lo lógico es que hables italiano. Le dijo. Atlas asintió. - Tambien Francés… ¿Como aprendiste mandarín?. Le preguntó él. Lorraine abrió mucho los ojos. - ¿Como sabes que hablo mandarin?. Le preguntó ella. - Te escuché hablarlo con tu amigo Victor en la calle hace rato, los vi en la 65 y después empezaron a pelear usando kung fu y lo golpeaste. Le contestó. Ella empezó a reír. - ¡Si, si, si!… Así fue, si también hablo mandarín y estoy estudiando coreano. ¿Si me viste porque no me hablaste?. Le preguntó ella. Atlas enfocó la vista en los labios de Lorraine. Lucían apetecibles, eran rosas, carnosos y parecían ser muy suaves. “No cabron”. Pensó inmediatamente. - Pensé que Victor era tu novio. Por eso no me acerqué. Se sinceró. Ella sonrió abiertamente mostrando sus aparatos dentales. - No habría pasado nada de todas maneras. ¿Que música escuchas?. Le preguntó ella. Atlas no sabía que responder. - No lo sé… Musica clásica. Le contestó. - ¿Musica clásica? Wow… eres la primera persona joven que conozco que me dice eso. Espera… eres la primera persona joven que hablo aparte de Victor. Le dijo ella. Atlas alzó las cejas sorprendido. - ¿A que te refieres?. Le preguntó mientras le daba un pequeño sorbo a su agua mineral. - Pues como ya te habrás dado cuenta no soy precisamente una persona muy cool. Curiosamente soy popularmente impopular. Todo el mundo sabe quien soy pero nadie quiere ser amigo mío. Bueno, solamente Victor pero eso es por que él no está muy bien de la cabeza… Digo, ¿Quien quisiera ser amigo mío?. Preguntó ella más para ella que para él. - Pues no lo entiendo. Respondió él. - ¿No entiendes que cosa?. Preguntó ella. Atlas tomó un palito de pan y le dio un pequeño mordisco. - Pues… No veo por qué la gente no quisiera ser amiga tuya. Respondió. - ¿Quieres ser mi amigo?. Le preguntó ella. Atlas iba a decir que si, luego recordó su vida y a Jaques, si quería ser amigo suyo le tenía que contar su vida en algún momento y eso no era nada bueno, ella saldría huyendo en cuanto se enterara de toda la mierda que le rodeaba; además de que la pondría en riesgo. - No. Le contestó. Ella se mostró triste. - ¿Ves?. Es exactamente por eso que la gente no quiere ser amiga mía. Ya lo dijiste tú, soy rara. Le dijo ella. - Respecto a eso, lamento haberte dicho rara. No me refería a rara en el mal sentido. Rara en el modo de diferente. Le explicó. - A la gente no le gusta lo diferente. Repuso ella. - La gente no sabe una mierda. Le dijo haciéndola reír un poco. Lorraine no podía creer que estuviese charlando con un hombre tan guapo, luego recordó que él le había dicho que tampoco quería su amistad. - ¿Porque no quieres ser mi amigo?. Le preguntó ella. Atlas abrió los ojos ante la pregunta. - No es que no quiera ser tu amigo, pero es que no tengo tiempo y tampoco soy una muy buena influencia. Le dijo. - A ver, tiempo… No soy un perro como para que me dediques tiempo para llevarme al parque a jugar. Podemos mensajearnos, y respecto a lo de la buena influencia… Pues déjame decirte que no soy una persona a la que se le pueda influenciar con facilidad, Victor intentó hacerme una chica fashionista por cinco años y como podrás ver jamás lo logró. Le dijo haciéndolo reír por primera vez en toda la noche. Su risa era preciosa, era baja y muy modulada, discreta. No como la de ella o la de Victor que parecían dos cacatúas extremadamente ruidosas. Atlas parecía todo un personaje misterioso de una novela romántica. Lorraine se dio cuenta de que el joven era extremadamente refinado en sus movimientos, todo él era demasiado elegante y propio. Había tanto garbo en él que hacía que los demás a su alrededor parecieran cavernícolas. Atlas se percató de que Lorraine lo estaba analizando. - ¿Que tanto piensas?. Le preguntó él un poco nervioso, aunque se esforzó por mostrarse tranquilo. Lorraine lo hacía sentirse inquieto e inseguro. - En que pareces sacado de Él libro de la etiqueta y buenos modales. Le contestó ella. Atlas entonces soltó una carcajada, no lo pudo evitar, Lorraine era extremadamente graciosa. Incluso ella misma se sobresaltó al escucharlo reír así de fuerte. Atlas cayó en cuenta de que era la primera vez en su vida en que alguien le hacía reír. De hecho, se lo estaba pasando increíblemente bien; Por primera vez en su vida se sintió una persona normal. “¿Será por ella?”. Se preguntó así mismo. - ¿Por que hablas mandarín?. Le preguntó él. Lorraine entonces sonrió de nuevo. - Pues… Como ya habrás recordado, vivo en el barrio chino. Y mi padre es catedrático de historia y humanidades en la universidad donde yo estudio. Específicamente estudia y enseña todo referente sobre la cultura e historia China. Le explicó. Atlas asintió comprensivo. Fue en ese entonces que le llegó un mensaje de Aurelio. “J. Quiere que vayas al penthouse de la Sra. Dupont en 40 minutos”. Leyó. Entonces su realidad cayó sobre de él de nuevo. Lorraine se dio cuenta de la expresión en él, parecía como si le hubiesen dicho que tenía cancer. - ¿Todo bien?. Le preguntó ella. Atlas asintió. - Debo irme, vamos. Te llevaré a casa. Le dijo mientras llamaba al camarero. Lorraine asintió comprensiva. Luego de un rato se hallaban fuera del edificio de Lorraine. - Atlas, muchas gracias por invitarme a cenar, en verdad me divertí muchísimo. Le dijo ella estirando la mano para estrechársela. Él aceptó la mano. - Gracias por aceptar. Le contestó él. En verdad se sentía muy triste. - Pasame tu número. Te mandaré un w******p. Le dijo ella. Atlas lo pensó unos segundos, estuvo a punto de negarse pero obedeció a la joven. Y le dio su celular. Lorraine se llamó a sí misma desde el número de él y así registró ambos contactos. - Listo. Ahora podremos enviarnos memes. Le dijo. Atlas frunció el ceño y Lorraine se puso seria. - No sabes que son los memes ¿Verdad?. Le preguntó. Atlas negó. - ¿Sabes?. Comienzo a sospechar que aquí el único raro eres tú. Le dijo ella. Atlas sonrió de medio lado. - Muy probablemente tengas razón. ¿Cuál es tu apellido?. Le preguntó él. - Woods. Le dijo ella. Atlas asintió y luego se giró sobre sus talones, dejando a Lorraine desconcertada. Ella inmediatamente tomó su celular y le envió un mensaje. “¿Sabes? Usualmente la gente se despide diciendo adiós y luego se va, no se gira y se va sin decir nada”. Unos segundos después recibió respuesta. “Adiós Lorraine”. Lorraine entonces abrió la puerta de su casa y una vez dentro hizo lo que llevaba queriendo hacer toda la noche desde que se topó a Atlas. Comenzó a gritar y a dar saltos por todos lados. Su padre salió de su habitación con un bate de béisbol. - ¿Que sucede?. ¿Otra vez la rata?. Le preguntó Horace. - ¡No papá! Buenas noches. Le dijo ella muy risueña, luego se metió a su habitación. Se recostó en su cama y vio que tenía muchos mensajes de Victor. “Voy a tu casa”. Decía el más reciente. Ella enseguida escribió. “Ok”. Luego de casi una hora llegó Victor, Lorraine fue a abrirle la puerta y ambos se dirigieron de puntillas hasta la habitación de esta. Después de contarle absolutamente toda su “cita”, Victor aplaudió emocionado. - Se ve que tiene su carácter. Le dijo. Lorraine asintió. - Es muy serio… Le dijo, luego recordó cuando lo hizo reír y ella sonrió como tonta. - ¿Que?. ¡¿QUE?!… Gritó Victor. - Shhh… Cállate, vas a despertar a mi papá. Le dijo ella tapándole la boca con la mano. - Es que de repente te quedaste callada y luego sonreíste como idiota. Le recriminó él. - Bueno… es que, dije que es muy serio. Pero hace rato lo hice reír… Y su risa es preciosa. Le contestó ella suspirando al final. Victor se mordió el labio inferior muy emocionado. - Tengo que admitir que es por mucho, que digo mucho, muchísimo más guapo que cualquier hombre que haya visto en mi vida. ¡SIENTO TANTA ENVIDIA POR TI!… ¿Te gusta?. Le preguntó éste. - ¡Pero si lo acabo de conocer!. Le contestó ella. - ¡Te gusta!. Le dijo. Lorraine se puso tan colorada como su cabello. - ¿A quien no? Tendría que estar muy ciega y a parte estar mal de la cabeza como para que no. Le contestó ella. - ¿Que edad tiene?. Preguntó Victor mientras buscaba su pijama en los cajones de Lorraine. - Veintiuno. Le respondió. - Pues te lleva cuatro años. Que no es mucho en realidad pero… Si puede ocasionar problemas. Le dijo él. Lorraine cerró los ojos y entonces Victor empezó a desvestirse y luego se puso su pijama. Una vez cambiado se recostó a lado de su amiga. - ¿No crees que me estoy emocionando antes de tiempo?. Siendo sinceros, ¿Cuál es la probabilidad de que un hombre como él se interese en lo más mínimo en alguien como yo. ¿Viste a esas chicas de la fiesta?. Fácilmente podría salir con cualquiera de ellas. Es más, Atlas podría follarse a toda Nueva York si él quisiera. Le preguntó ella. - Si vi a las chicas de la fiesta, pero… no invitó a ninguna de ellas a cenar. Te invito a ti. Le dijo Victor subiéndole la moral. Lorraine apretó los labios totalmente frustrada. - Lorr… Dejando de lado tu extraño estilo para vestir, eres muy bonita y atractiva, además eres la persona más inteligente que he conocido, eres divertida y original… y muy graciosa. Tendría que ser muy ciego como hombre para no notarlo. Le dijo él. - Si lo que dices es verdad, entonces dime ¿Por que ningún chico en el instituto o en la universidad me invitó a salir?. Le preguntó ella alzando la ceja. - Por que intimidas a las personas con tu inteligencia. No porque no seas bonita. No todos tienen la oportunidad de lograr seguirte el paso. Le dijo mientras soltó un bostezo. Lorraine no lo había pensado. Entonces le llegó un mensaje de Atlas. “¿Que harás mañana por la tarde?”. Al leer el mensaje Victor y ella comenzaron a gritar y luego ambos se callaron mutuamente. ******************************************* Atlas acaba de terminar de vestirse mientras la Sra. Dupont lo miraba desde la cama. Era una mujer de cincuenta años. - Jaques me dijo que irías con él a la semana de la moda en Paris. Atlas la miró fijamente totalmente desconcertado. - No me dijo nada, pero gracias por decirme Alice. Le contestó. - ¿Debes irte ya?. Le preguntó Alice mirándolo de arriba a abajo. - Si. Tengo que irme, además, tu vuelo sale en pocas horas e imagino que debes hacer tus maletas. Le dijo él. Alice suspiró, entonces se levantó y le dio un cheque a su nombre. Atlas se lo guardó en su cartera y salió de ahí en cuanto tuvo oportunidad. Apenas llegó a su departamento se metió a bañar, aunque en realidad tenía ganas de bañarse con gasolina y prenderse fuego. Una vez terminado se puso ropa interior y se recostó en su cama. Lo primero que su mente se puso a pensar fue en Lorraine. La imagen de la chica parloteando frente a él apareció al instante. Atlas abrió los ojos y sacudió la cabeza en un vano intento de no pensar en ella. Inmediatamente tomó su celular y le escribió. “¿Que harás mañana por la tarde?”. Los minutos pasaron y Atlas comenzó a impacientarse al ver que Lorraine no le escribía. “Esto es estupido, ¿Como se me ocurre escribirle a esa niña? En cuanto ella se entere de mi asquerosa vida me mandará al diablo”. Pensó con amargura. Se sentía tan poca cosa. Entonces su celular vibró y apareció un mensaje de ella. Emocionado lo abrió. “Nada. Voy a la universidad en la mañana y tengo una clase por la tarde, pero de las 6 en adelante estoy libre. ¿Quieres salir?”. Atlas sonrió como tonto e inmediatamente le respondió. “Claro, por eso te pregunté. Pero, no se que hacer tú decides”. “Ok, tengo un plan. Mi amigo Victor va a actuar en un teatro independiente, además sirven excelentes cafés”. “Me gusta el café”. “Wow. Es la primera vez que quedo en verme con alguien más que no sea Victor”. Atlas se quedó muy serio pensando en si no estaba haciendo mal en salir con Lorraine. “Yo tampoco salgo mucho así que estamos igual”. Escribió. “¿Tú tampoco tienes amigos?”. “No”. “Dudo que sea por el mismo motivo que yo”. “Dices bien, te dije que no soy buena influencia”. “La mala influencia usualmente tiene más solicitudes de amistad”. “Yo no”. “¿Tienes Inst*gram?”. “No”. “Yo tampoco”. “¿Si no tienes por que me preguntas?”. “Pues si decías que si abría una”. Atlas dejó escapar una risa. “No me gustan las redes”. “A mi tampoco. Son muy superficiales y presuntuosas”. “Odio la presuntuosidad”. “Yo también”. “¿Qué haces?”. “Estoy a punto de dormirme ¿Y tú?”. “Igual”. “Bueno… descansa. Nos vemos mañana”. “Hasta mañana Lorraine”. “Hasta mañana Atlas”. Atlas se sintió extraño, esa era la primera vez que se mensajeaba con alguien y también era la primera vez que hacía planes con alguien de manera voluntaria, también era la primera vez que alguien le deseaba buenas noches y él le deseaba buenas noches a alguien. Se sintió feliz, por primera vez en toda su vida, no deseó estar muerto antes de cerrar los ojos. “No lo arruines Atlas”. Se dijo a sí mismo y se durmió.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD