2.

4495 Words
Atlas observó pasmado como la chica se metía rápidamente a un edificio en el cual debajo habían varios locales, un restaurante chino (Que raro), una lavandería y un salón de belleza. Se sintió extraño, como si el haberle dicho rara a Lorraine hubiese estado muy mal. Entonces condujo a Los Hamptons. Una vez allá llegó a la finca de Masson, la seguridad lo dejó pasar y se detuvo en el motor lobby. El mayordomo fue a su encuentro y lo llevó hasta la oficina de Jaqués. Al ver a Atlas, el francés inmediatamente se puso de pie de la silla y dejó un frasco con un gotero en la mesa. Al ver el gotero Atlas se tensó y permaneció inmóvil. - Mon bien-aimé Atlas… (Mi amado Atlas). Le dijo apenas estuvo a su lado y le dio un beso en los labios. Atlas se puso como piedra ante su tacto. - Creo que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos divertimos juntos. Le susurró Jaqués en el oído, luego lo llevó hasta la mesa. - Abre los ojos. Le dijo. Atlas obedeció y el otro le echó unas gotas en ambos ojos, inmediatamente comenzó a sentir los efectos del L$D. Atlas lo miró con nerviosismo, quería huir de ahí, pero las piernas ya no le respondían. - ¿No quieres saber que fue lo que averigüe estando en Las Vegas?. Le preguntó para distraerlo y le entregó un paquete que le había enviado Robert. Jaqués comenzó a besarle el cuello ignorando deliberadamente el paquete. - Podemos hablar de eso después… Le contestó mientras desabrochaba su camisa con desesperación. - Pero es importante… De hecho muy importante. Le presionó Atlas. Jaqués introdujo su mano derecha en el pantalón del joven y luego la metió en su ropa interior, comenzando a frotar los g*nitales. Atlas soltó un jadeo y luego contuvo la respiración bastante asustado. Odiaba que otro hombre lo tocase, pero eso sucedía tan a menudo que ya estaba resignado, no había nada que él pudiese hacer para evitarlo. Jaqués era un hombre muy poderoso, peligroso y también un gran manipulador. Toda su vida había estado bajo el yugo de la familia Masson, el padre de Jaqués le había traído desde Europa cuando apenas tenía doce años. Y durante todo ese tiempo Atlas se había visto obligado a participar en las “fiestas” que organizaba la familia Masson para empresarios y políticos que gustaban de esa clase de entretenimiento. Durante las fiestas Atlas se dio cuenta de que había otros muchachos como él o incluso aún más jóvenes, pero luego de un tiempo ya no los volvía a ver si estos cumplían cierta edad. El porqué Atlas seguía vivo se debía única y exclusivamente por que Jaqués había desarrollado una especie de obsesión con él. Además de que lo comenzó a utilizar de distintas maneras, a cambio lo tenía viviendo cómodamente en una vida llena de lujos. Pero no tenía libertad y tampoco es que pudiera huir de él; Una vez lo había intentado y lo atrapó rápidamente, no le fue nada bien. Le golpearon, torturaron y también abusaron durante semanas. Además, habían hecho algo con él durante la tortura. Le habían sometido a un recondicionamiento psicológico para alterar su comportamiento y respuesta s*x*al, asi mismo en los métodos de tortura que utilizaron para acondicionar su comportamiento se utilizaron diferentes tipos de fármacos y dr*gas, le privaron de sus sentidos, le aislaron por largos periodos e incluso le dieron terapias de shock, posteriormente recurrieron a la hipnosis para que con ayuda de palabras “gatillo” Atlas pudiese ser controlado de manera más sencilla. Le crearon dependencia a ciertos fármacos y esos fármacos eran suministrados por Jaqués, así que hacía todo lo que el francés quisiera. Atlas no podía contenerse ante los estímulos y cada vez que era utilizada alguna palabra gatillo o dr*ga para modificar su comportamiento, él era consciente de ese cambio en su conducta pero no podía hacer nada. Más bien era un espectador o sentía como si estuviese soñando y nada fuera real, otras veces no se acordaba de lo sucedido durante días, como si le hubiesen desconectado. Poco tiempo después comprendió que lo que le hicieron era parte de un proyecto y era utilizado en muchas personas por el gobierno y gente poderosa. Como lo tenían muy bien controlado, Jaqués le dejaba en “libertad” aunque en realidad sabía cada cosa que Atlas hacía. Atlas se sentía como si él fuese un ave entrenada para siempre volver cuando se le dejaba en libertad. Y aunque Jaqués le causaba pavor, no podía hacer nada cuando éste le ponía los ojos encima, o más bien las manos. - La policía investiga a Robert por corrupción de menores. Su ex esposa lo denunció y ahora cabe la posibilidad de que él hable. Le dijo mientras Jaqués lo masturbaba. Éste inmediatamente se detuvo y lo miró a los ojos, por un momento Atlas pensó que le golpearía, en cambio Jaqués le dió un largo beso con todo y lengua. Atlas jaló aire y lo miró espectante. - Véte, tengo cosas que hacer. No le digas a mi padre ni a nadie eso que me acabas de contar. Yo te buscaré... Si te sientes muy drogado dile a Aurelio que te lleve. Le ordenó. Atlas asintió y salió a toda prisa de la propiedad obedeciendo a Jaqués. Con las manos temblorosas tomó el volante del automóvil y arrancó a toda prisa de ahí. Mientras avanzaba en la carretera, ésta parecía deformarse en extrañas curvas en picada, obviamente él sabía que estaba alucinando en medio de la nada, y consideró la posibilidad de desviarse del camino a propósito. Se preguntó qué tan rápido debía de ir para poder asegurar su muerte, entonces comenzó a acelerar. Estaba asustado y muy triste, se sentía vacío. Como si un gigantesco agujero le creciera en el pecho, le costaba respirar y comenzó a sentir que el llanto amenazaba con aparecer. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que él había llorado. Entonces repentinamente aminoró la velocidad y se orilló a un costado de la carretera, se detuvo y comenzó a llorar. ***************************************** - ¡¿Entonces te trajo hasta aquí?!. Bramó Victor. - Si, pero luego me llamó rara y yo salí corriendo de su auto. No intercambiamos números ni nada. Le dijo ella muy desanimada. Victor le dio una mordida a su rebanada de pizza y luego se quedó pensando. - ¿Te dijo donde vivía?. Le preguntó. Lorraine negó. - ¡Pero él sabe donde vives! Apuesto que si está interesado en ti te buscará Lorr. Le aseguró mientras ambos veían su novela china favorita. - Supongo… Respondió ella. - ¿Entonces es más guapo que Xiao Zhan?. Preguntó Victor. Lorraine se quedó comparando ambos hombres. - Son… distintos. Pero supongo que Atlas es mucho más guapo que nuestro novio Xiao Zhan. Respondió ella con sinceridad. Victor aplaudió emocionado. - Oye… cambiando de tema, ¿Estas bien de tus manos?. Le preguntó él sujetándole la mano derecha para verle las heridas a causa de las múltiples caídas. - Si. Victor… ¿Soy rara?. Le preguntó ella. - Sí, mucho. Por eso eres mi mejor amiga. Le contestó él mientras la abrazaba y los dos continuaron viendo la novela en el sofá en la casa de Lorraine. Fue entonces que llegó Horace, el padre de Lorraine. Al ver a los dos muchachos sonrió. - Hola chicos, les traje comida Tailandesa… Les dijo mientras ponía la comida sobre la mesa. - Te ganamos Horace, compramos pizza. Pero… como miembr* honorario del club de los glotones me puedo permitir un poco de eso que trajiste. Le contestó Victor. - Yo también quiero… Dijo Lorraine dejando el pedazo de pizza a medio comer en la caja y poniéndose de pie. - ¿Que están viendo?. Les preguntó. - Novelas… Chinas. Le respondió Victor. - ¡Que novedad!. Exclamó Horace pasándoles palillos. - Lorr conoció a un hombre muy guapo. Le contó Victor mientras Lorraine le lanzaba una mirada emponzoñada. - ¿Enserio?. Preguntó Horace mirando a su hija sorprendido. - Solo fue por casualidad. Le contestó ella de mala gana. - De hecho por accidente ya que la atropelló. Y ahora tú y tu hija le deben un espejo retrovisor de un Mercedes… Añadió Victor riendo entre dientes. - Cretino. Le dijo ella. - ¿Que te atropellaron?… ¿Estas bien?. ¿Fuiste al hospital?. Le preguntó su padre a su hija mientras la examinaba. - Estoy bien. No pasa nada… Papá, dentro de dos semanas es el concierto de BTS y Victor consiguió unas entradas… Le dijo ella para cambiar de tema. - Si ya tienen las entradas ¿Me estás pidiendo permiso o me estás avisando?. Le preguntó el. - ¿Las dos cosas?. Respondió ella. - De acuerdo; Pero si llegan a beber alcohol que no los arresten. Les advirtió. Ambos asintieron. - Ya es tarde, Victor ¿Te vas a quedar a dormir?. Le preguntó Horace. - Si. Mi roomie está dando una fiesta y no me va a dejar dormir, mañana tengo examen. Le explicó. - Oh… entiendo. Comentó Horace. - Me gustaría ser como todos los universitarios y tener roomie y vivir aparte de mi familia. Dijo Lorraine. - ¿Enserio?. Le preguntó Horace. - No… Eres el mejor roomie papá del mundo. Le dijo ella riendo. Horace sonrió agradecido y Victor soltó una risita. - Bueno jovenes, estoy muy cansado. Los dejo, solo limpien después de cenar. Les dijo el hombre mientras echaba a andar a su habitación. - Como me cae bien tu papá. Ojalá fuese mi papá… Expresó Victor un poco triste. Lorraine sabía que Victor siempre había deseado tener un padre y Horace siempre había sido lo más parecido a uno para él desde que eran niñ*s. Ella y Victor se conocían desde el jardín de niños porque sus madres habían sido mejores amigas desde la infancia, el padre de Victor era un soldado que había fallecido en Irak. Victor había crecido bajo la sombra de su padre puesto que era idéntico a él, era alto, rubio de ojos azules, muy guapo y atractivo. También era carismático y muy original, tenía una personalidad extrovertida y resultaba encantador para cualquiera que lo conociera. A primera vista resultaba imposible notar que éste era gay, ya que actuaba como todo un F*ckboy que trae vueltas locas a todas las chicas que le conocen. Y le gustaba enamorar a todo el mundo para luego desilusionarles al mandarlos a freír espárragos. Incluso Lorraine estuvo enamorada de él desde los diez hasta los quince años, ella siempre fue sincera con él respecto a sus sentimientos al igual que él. Él le había dicho que la amaba con todo su corazón, que si no fuera por el hecho de que le gustaban los hombres definitivamente saldría con ella, incluso se casaría con ella. Rompiéndole así su pobre corazón. Esa vez fue la única ocasión en la que el muchacho se sintió culpable y bastante mal por rechazar a alguien, ya que amaba muchísimo a esa persona. Aún así defendía a Lorraine a capa y espada de todo el mundo y evitó que le hicieran bullying. Sólo él podía molestarla y solamente él podía burlarse de vez en cuando de ella, pero la mayor parte del tiempo se desvivía por hacerla feliz. Para Lorraine no existía mejor persona que Victor, (salvo tal vez su padre). Siempre le regalaba algo en sus cumpleaños y la llevaba a cenar los fines de semana, la invitaba a salir y a Broadway cada que había oportunidad. Le había jurado desde que eran niñ*s que cuando él fuese un actor famoso la llevaría con él a todas partes, pero antes se irían a vivir juntos a Seúl cuando terminaran la universidad para vivir como roomies. Ambos estaban ahorrando para dicho viaje y tenían una cuenta mancomunada de ahorro en el banco. A ojo de cualquier persona ambos parecían novios. Ambos eran fanáticos de Harry Potter, El Señor de los anillos, Xiao Zhan, BTS y Mareux. Además de que eran fieles consumidores de doramas. Tenían una especie de ritual, todas las tardes de los viernes se juntaban a ver novelas, se quedaban a dormir en casa de uno o del otro, los Sábados iban a cenar y los domingos se iban a pasear por la ciudad por todo el día. Ambos hablaban mandarín con fluidez y estudiaban coreano online y practicaban entre ellos. La diferencia estaba en que Victor era todo un fashionista experto y Lorraine no. Él respetaba la individualidad de su amada amiga y era precisamente eso lo que la hacía tan especial para él. Jamás dejaría que nadie le hiciera daño, ya sea físico o emocional. Nadie. *************************************** Habían pasado casi cinco días desde la última vez que habló con Jáques, y para tranquilidad de Atlas éste no le había buscado cómo le había dicho. Sentía su cuerpo libre de los fármacos y también su cabeza un poco más despejada, aún así sentía la necesidad de ir a buscar a Jaques para que le suministrara un poco más, siempre trataba de no pensar mucho en todo lo que hacía ni mucho menos en sus actividades s*x*ales. Estaba harto del s*xo en general, lo odiaba. Atlas podía enumerar las cosas que odiaba poofundamente: 1.- Jaques. 2.- S*xo. 3.- La noche. 4.- Jaques. 5.- Su apariencia. 6.- Su vida. 7.- Jaques. 9.- La familia Masson. 10.- Jaques. Se puso unos pantalones negros AMIRI, una playera blanca Dolce & Gabbana y una chaqueta negra de cuero TOM FORD, unas botas Alexander McQueen y decidió salir de compras para aliviar su ansiedad y depresión. El día transcurrió con normalidad y al anochecer decidió salir a cenar por ahí, fue entonces que una vez se hubo estacionado, caminó por la calle 65 en dirección al Match 65, estaba comenzando a hacer frío y se arrepintió de no haber elegido una chaqueta más caliente. Entonces escuchó una voz que le resultó familiar, al voltear la vió. Era Lorraine, iba vestida muchísimo mejor que aquella tarde que la conoció. Llevaba puesto un pantalón de vestir negr*, una camisa blanca también de vestir, un saco de hombre de segunda mano, un gorro militar de los años 40, una bolsa de mano negra con unas botas negras también militar. Al igual que la última vez no iba maquillada en lo absoluto, su cabello ondeaba desbocado a causa del viento y se le veía muy contenta. A su lado iba un joven muy apuesto y alto vestido con muchísimo estilo entre el punk y el formal, parecía un modelo de una revista de moda alternativa. Ambos iban de la mano y se estaban riendo con ganas. Entonces escuchó que los dos estaban hablando en mandarín, pero obviamente ninguno de los dos era chino. “¿Será su novio?”. Se preguntó. Entonces ambos se detuvieron y comenzaron a hacer un extraño baile con corografia y los dos estallaron en carcajadas. Luego empezaron a hacer posturas de kung fu y sin querer Lorraine golpeó al muchacho en el rostro al intentar hacer “La grulla”. La actitud tan inmadura de aquel par le molestó, pero no entendía porqué motivo. Tal vez por qué sintió envidia al ver a dos personas divertirse haciendo cosas tontas. Él jamás había hecho cosas tontas, ni nada divertido ni gracioso ni cualquier cosa que se le parezca. Entonces los dos continuaron con su camino y doblar on a la izquierda. Atlas se quedó pensando un rato en Lorraine, ella era muy extraña en el buen sentido. Se dio cuenta de que esa niña no parecía ser consciente de que fuera de su burbuja existían personas viviendo una pesadilla como la de él. “Y eso está bien, vivir alejado de todo esto que es una porquería”. Pensó. Así pues fue a cenar. Mientras pagaba la cuenta una joven se le acercó y lo saludó. - ¿Atlas?. Soy Marcella , nos conocimos en una de las reuniones de J. Le dijo ella. “Claro que te recuerdo si yo te follé” Pensó Atlas. - ¿Qué tal?. Le preguntó a la modelo. - ¡Excelente! Todo excelente, ¡Que genial encontrarte aquí!. Te presento a mi amiga Zoey. Le dijo mientras le señalaba a una chica estúpidamente atractiva. Atlas alzó la cabeza a modo de saludo. - ¡De haberte visto antes hubiésemos cenado contigo! También ya nos vamos… ¿Estas libre esta noche?. Le preguntó Marcella. Atlas asintió inconscientemente y al instante se arrepintió. - Vamos a la fiesta de un amigo aquí cerca, es en SOHO, ¿Quieres venir con nosotras?. Le preguntó ella. Atlas iba a decir que no, pero en realidad jamás salía a ningún lado y a las únicas fiestas que iba eran las que organizaba Jaques, ir a una fiesta normal no le caería nada mal. - De acuerdo, pero no le digas a J. que me viste. Le ordenó muy serio. Marcella asintió rápidamente. - Prometido. Le contestó ella y Zoey lanzó una risita. Atlas suspiró y salió con ellas del lugar. Al llegar a la fiesta se arrepintió inmediatamente, habían muchísimas personas. La reunión se estaba dando en todo el penthouse en uno de los edificios de SOHO. Había muchos jóvenes y la gran mayoría eran modelos de varias agencias de la ciudad. Muchos y muchas de ellos lo miraban con interés al verlo pasar y Atlas se limitó a hacerle mala cara a todo el mundo. Entonces entre el gentío vió al muchacho que se hallaba con Lorraine, y lo vió besándose apasionadamente con otro joven. Atlas frunció el entrecejo totalmente sorprendido, no le parecía que Lorraine fuese de las personas tan liberales. Fue así que recordó la existencia de la muchacha e instintivamente paseo los ojos buscando a una persona que desentonara del resto y no le costó mucho. La halló sola admirando una escultura de marmol de un hombre desnudo. Se le veía conflictuada y con una expresión entre el asco y la incredulidad. Sin saber porque motivo Atlas se acercó a ella y cuando estuvo lo suficientemente cerca le dijo. - ¿Que sucede, no te parece lo suficientemente musculoso y atractivo?. Le preguntó con sorna, haciendo que la muchacha diera un respingo y al girarse abriera los ojos como platos al verlo. Como si Atlas fuese una aparición paranormal. - ¡Tú!. Le dijo ella con la carita cenicienta. Atlas no pudo contener una fugaz sonrisa de medio lado. - ¿Ya juntaste el dinero que me debes?. Le preguntó Atlas. Lorraine lanzó una carcajada y luego lo miró divertida. - De hecho fui a interponer una denuncia en tu contra por daños. Le contestó. Atlas entonces contempló la escultura. - ¿Que tanto miras en el?. Le preguntó analizando la pieza. - Que para ser una escultura de Morfeo es bastante peculiar, al pertenecer a la cultura griega le han puesto el miembr* muy grande, usualmente en el arte se los ponen más pequeños. Le explicó ella. Atlas contempló la hombría de la estatua y no le pareció la gran cosa, (en comparación a la suya) Le pareció incluso pequeño aquello que tanto le causaba conflicto a Lorraine. - Pues yo lo veo de tamaño promedio, ¿No crees?. Le contestó el. Lorraine se encogió de hombros y se sonrojó. - Eh… pues yo no… eh… supongo, si tú lo dices. Entonces Atlas comprendió, ella jamás había visto uno en persona, el verla así de abochornada le causó gracia. “Así que la sabionda es virgen”. Pensó él. Lorraine desvió la mirada a las muchísimas personas que habían a su alrededor buscando a Victor. Atlas pareció darse cuenta de eso y le dijo. - Tu novio se está besando con otro muchacho por allá en la entrada. - Victor no es mi novio. Es mi mejor amigo… y ya se que se está besando con su novio. Por eso estamos aquí, bueno… yo. No es que yo acuda a estas fiestas por gusto y tampoco es que me inviten a tantas. Le dijo ella. - Si te hace sentir mejor… Yo tampoco vengo a estas fiestas. Hoy fue una excepción, y resulta que la primera vez que decido venir te encuentro aquí. Le contestó el mirándola fijamente. Lorraine sintió que le flaqueaban las piernas y el estómago de plomo. - Bueno… El lugar es muy grande, no es obligatorio que tengas que verme. Además, hay chicas muy hermosas por todas partes, de seguro no tienes problemas con ligarte a una. Le dijo. - Tienes razón, no tengo problemas con ligarme a cualquiera de las chicas qué hay aqui. Pero no he venido a ligar, solo vine por… La verdad no sé ni para que vine si a mi no me gustan las fiestas. Le contestó él. A lo lejos Marcella y Zoey al igual que varias de sus amistades vieron a Atlas con esa muchacha tan extraña y de apariencia sacada de una convención de cómics. - ¿Quien es ella?. Le preguntó Zoey. Varios se encogieron de hombros. - Vino con Victor. Les respondió un modelo. - Es amiga de Victor. Corrigió otro. - ¿Victor es amigo de esa… esa… niña?. Le preguntó Marcella al segundo muchacho que le respondió. - Si, y es su adoración. Victor preferiría terminar a Machain antes que dejar a su amiga. Les advirtió para que dejasen en paz a Lorraine. - ¿Y por que Atlas le está hablando?. Le preguntó Zoey. Marcella se encogió de hombros. - ¿Tal vez sean amigos?. Le preguntó uno de los muchachos que estaban con ellas. Marcella se puso de pie seguida de Zoey y se acercó a Lorraine. - Hola… ¿Eres amiga de Victor?. Le preguntó mirándola de arriba a bajo para incomodarla. Lorraine asintió. - Si. Contestó ella. Atlas se percató de cómo la miraban Marcella y su amiga de manera despectiva. - ¿No estás demasiado joven como para estar aquí?. Es una fiesta para mayores de edad y dudo mucho que tú tengas si quiera 18. Creo que no deberías estar aquí. Le dijo Marcella. Atlas se enfureció, él sabía perfectamente que se estaban comportando así con ella por que Él estaba con ella. - Si, es muy joven para estar en una fiesta tan aburrida, es por eso que ya nos vamos a otro lugar a divertirnos. Le dijo Atlas adelantándose a Lorraine quien lo miró sorprendida al igual que las otras dos. - ¡Pero no es para que te vayas Atlas!. Es que ella es muy joven para estar entre tanta persona alcoholizada y drogada. Le dijo Marcella sujetándole del brazo. - Exactamente por ese motivo la voy a llevar a un lugar más adecuado para ella, vámonos Lorraine. Le dijo él sujetándole la diminuta y sudorosa mano, dejando a aquellas dos totalmente boquiabiertas y arrepentidas. Si querían follar con él su oportunidad se había esfumado. Victor entonces por casualidad alzó la vista y vió pasar a Lorraine tomada de la mano con un hombre increíblemente apuesto. Era ridículamente atractivo, muy guapo. Vio que Lorraine parecía cómoda con él ya que no se le veía nerviosa o asustada, aún así dejó a Machain con los labios fruncidos en un beso al aire y fue tras de ellos. - ¡Lorr! ¿A donde vas?. Le preguntó él haciendo que Atlas y la muchacha se giraran para verlo. - No tengo idea, ¿A donde vamos?. Le preguntó Lorraine mirando a Atlas, le dolía hacerlo ya que Atlas le sacaba mucha altura de diferencia, ella a duras penas le llegaba a los pectorales. Atlas se quedó pensando unos instantes y luego respondió. - Te llevo a cenar cerca de aquí. Le dijo. - ¡Ay Victor! Él es Atlas, Atlas él es mi amigo Victor. Les dijo. Ambos se miraron a los ojos de manera desafiante y se estrecharon las manos de manera bastante violenta. Si no fuera porque Atlas le vio besándose con otro muchacho y Lorraine le dijera que era su amigo, él pensaría que ese tal Victor estaba enamorado de Lorraine. Victor al ver que su amiga si quería ir con él despampanante hombre no quiso arruinarle la oportunidad. Aún así le causaba ansiedad dejarla ir con un desconocido teniendo en cuenta los peligros del mundo. - Compárteme tu ubicación en tiempo real y no lo apagues hasta que estés en tu casa. Cualquier cosa háblame. Le ordenó a su amiga sin dejar de mirar a Atlas de manera amenazadora. Lorraine asintió. -Le haces algo o le sucede algo y te mato. Le dijo a Atlas quien se limitó a asentir muy serio. Atlas tiró de la mano de Lorraine y se fueron de ahí, dejando a Victor un tanto preocupado y a la vez emocionado por la posible aventura de su amiga. Una vez fuera, en las frías calles de la ciudad ambos se miraron unos instantes. - Tu amigo es un poco intenso ¿No lo crees?. Le preguntó éste. Lorraine asintió. - ¿Por que tenías tanta prisa por salir de ahi?. Le preguntó ella. - No me gustan las fiestas. Le dijo él. Lorraine comprendió que el solo la utilizó como excusa para escapar de ese lugar y que muy probablemente no tenía intenciones de salir con ella. Claro que no. “¿Como porque alguien como él saldría con alguien como yo?”. Se preguntó. - Bueno, muchas gracias por ayudarme con aquellas dos mujeres… Hasta luego. Dijo ella comenzando a caminar en dirección a la parada de autobuses. Atlas la miró extrañado. - ¿A donde vas?. Le preguntó él. - Pues a casa. Le contestó ella sin voltear. Atlas comenzó a caminar detrás de ella. - Pero le dije a tu amigo que te llevaría a cenar. Le dijo él. - Si Bueno, no deberías mentir, se hace un mal hábito. Le contestó Lorraine sentándose en una banca para esperar el transporte público. Atlas se sentó a su lado. - No mentí, si planeo llevarte a cenar. Le dijo. Lorraine lo miró entrecerrando sus gigantescos ojos marrones. Atlas se sintió extraño, nervioso y no sabía porque. De repente sentía un extraño hormigueo en el estómago y una especie de emoción parecida a la euforia. - ¿A donde?. Le preguntó ella. Atlas salió de su estupor. - ¿A donde que?. Preguntó él. Lorraine puso los ojos en blanco. - ¿Pues que no dijiste que me ibas a llevar a cenar?. Le preguntó ella. Atlas asintió de nuevo. - ¿De que tienes ganas?. ¿A donde quieres que te lleve?. Le preguntó él. - ¿Te gusta la comida mediterránea?. Le preguntó ella. Atlas asintió otra vez sin romper el contacto visual. - Tiene lógica si eres italiano, Vamos a il Buco. Le contestó ella sonriendo.
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