Viaje a lo desconocido

1023 Words
El viaje era bastante largo y cansino. Gayla sentía dolor en cada musculo de su cuerpo, pero sabía que valía la pena aquella tediosa travesía. Texas estaba muy lejos, y aunque bien podía haberse ido en avión prefirió irse en su jeep y disfrutar del viaje… bueno si quedarse de hotel en hotel, y pasar la mayor parte del tiempo sentada en un coche conduciendo se le podía llamar disfrutar, en parte si… era eso, o estar en su trabajo estresada. La chica llevaba la ventanilla abajo, tomando aire de esa tarde calurosa. A su paso solo había una larga carretera desolada, alrededor puras montañas y un extenso terreo baldío que desde lejos se podía notar como el calor emanaba del suelo infértil. Algunas gotas de sudor corrían por la frente, pecho y espalda de la castaña. Agradeció mentalmente no haberse llevado ropa abrigadora, porque ya se estaba dando cuenta que el calor que haría por esos lados sería excesivo… de pronto el GPS de su coche le indico que debía dar un giro más adelante, ella miro la vía fijándose que se hacía un camino de tierra. Así que por allí era donde tenía que ir. Una hora después, la joven de ojos negros diviso una pequeña edificación cercada por estacas de madera pintadas de blanco… al bajarse del coche abrió lo que parecía ser el portón, metió el jeep dentro del rancho fijándose que la casa era más grande de lo que pensaba. Sonrió, no le importaba el tamaño. Solo le interesaba que allí encontraría paz. […] Cabalgaba de regreso a su casa. El viento secaba de momento el sudor que corría por su frente y pecho. Su sombrero lo protegía del abrasante sol de esa tarde, a pesar de que estaba por caer la tarde el clima caliente de Texas no bajaba la guardia. Era abrazador y no perdonaba la piel de nadie. Dalton Stone retornaba a su rancho después de una jornada de trabajo. Especialmente ese día había sido muy duro cuando le toco perseguir el rastro de una vaca junto con su ternero. Pero el viaje no había sido muy positivo ya que solo había encontrado a la madre junto con su bebé muerto. Los lobos habían hecho de las suyas esa tarde. Por fortuna pudo rescatar a la vaca ilesa y devolverla con el rebaño. Recoger el ganado era más tedioso que cualquier otra cosa, las vacas nunca hacían caso. Lo bueno de todo es que al final lograba meterlas todas sin problemas. Atuso el caballo para que fuese más rápido, a su lado un perro peludo de color blanco con n***o lo seguía con la lengua afuera. Sami, era una perra ovejera. No estaba en su elemento pero cuando la conoció siendo una cachorra en el pueblo no pudo resistirse. La estaban dando en adopción junto con sus 7 hermanos… así que Dalton no se puso resistir a ella, además era la única de la camada que había salido de dos colores.  El vaquero diviso su rancho a lo lejos, aliviado de verlo porque ansiaba darse un buen baño y comer comida caliente. Desmonto de su caballo dejándolo en el establo con agua y comida… Dalton ingreso a su casa en compañía de Sami quien de inmediato después de beber agua del abrevadero de cabellos fue a echarse en su rincón favorito. El vaquero deseo poder hacer lo mismo, pero su caso era distinto. Al entrar en la casa resonando sus botas texanas sobre el piso de madera busco la primera silla para sentarse y descansar su cuerpo. Se quitó las botas dejando reposar sus pies sobre el suelo… sintió alivio al no llevarlas puestas. Se fue desnudando lentamente dejando la ropa tirada en el suelo. Perezosamente se dispuso a salir de la casa atraviado solo con unos bóxer. Para ese entonces el sol ya se había puesto, dándole paso a una tarde poco iluminada, a Dalton le gustaba bañarse fuera de casa. Le era más cómodo. Total, nadie vivía cerca. Sami salió para acompañarlo, mientras que el empezaba el ritual del baño. El agua estaba helada, a pesar de vivir en la lejanía. Donde el terreno en algunas partes era infértil, donde el sol era abrazador, a esas horas de la tarde el agua era sumamente fría. Lo cual le gustaba ya que su cuerpo estaba ardiendo. […] Gayla había jurado que a lo lejos había visto un caballo, el doctor Harker le comento que solo existía un rancho cerca del suyo. Pero nadie habitaba en ese lugar, según la casa estaba abandonada. Ella al llegar al rancho si noto una edificación un poco lejos, ¡Claro! Se podía ir a pie sin problemas pero si no vivía nadie allí… por otro lado, el doctor tenía muchos años que no visitaba el lugar ¿Cómo podría saber si nadie vivía allí? La incertidumbre la estaba devorando por dentro, pero también un poco de miedo. No sabía quién era su vecino, lo mejor era echar un vistazo y salir de dudas pensó está comiéndose una uña… y allí estaba, caminando en dirección al extraño rancho. Con cada paso que daba escucha ruidos, eso significaba que alguien vivía en ese rancho y que el señor Harker estaba confundido. Camino un poco más, saltando por una barda metálica rota. Sabía que se podía meter en serio problemas por invasión a la propiedad, pero necesitaba saber quien vivía allí… la castaña llego hasta la parte donde escucho el rechinar de algunos caballos, era como un establo. Al cruzarlo Gayla se quedó en shock por lo que sus ojos estaban viendo. Un hombre musculoso se estaba bañando completamente desnudo junto a un enorme tanque metálico. Se encontraba de espaldas mientras se echaba agua encima para quitarse los rastros de espuma. La castaña miro todo aquel cuerpo lleno de músculos que brillaban gracias al jabón y el agua, aun se preguntaba ¿Por qué carajos no se había movido del lugar? ¿Y por qué narices seguía espiando a ese hombre? La podrían catalogar con una morbosa pervertida, ni siquiera conocía a ese hombre y allí estaba espiándolo mientras se duchaba.
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