El tiempo había pasado rápido, la desgracia acaecía sobre mi persona: faltaba sólo una semana para que volvieran a comenzar las clases. No me gustaba socializar, detestaba a las personas del colegio al que asistía y me daba pavor comenzar de nuevo; no era buena con los finales mucho menos con los comienzos. Entonces, sorpresivamente, pasó algo bueno, Nevy Kerz anunció que se iría a resolver una situación referente a su trabajo de viernes a lunes; tenía que ayudar a su jefe en un reacomodo de empleados en New Jersey pues había sucedido una falla en el sistema operativo de la empresa que consiguió poner a muchos fuera de esta, y como la asistente del señor Cavasa estaba internada en el hospital por un resfriado terrible mi madre había asumido el puesto de buena gana aunque ella normalmente s
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