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RELATOS. Nuestra historia de amor.

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En este libro encontrarás cortas historias de amor. Sucesos ocurridos en fechas específicas y que cambian el mundo de los protagonistas. Todas diferentes, pero tienen en común el amor, esa energía poderosa que lo mueve todo ❤️.

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Un San Valentín soltero 1
Este libro está destinado a los relatos que he escrito y que iré escribiendo con el paso del tiempo. Generalmente, todos están relacionados con mis novelas. No siendo más... EMPECEMOS. Un San Valentín soltero Mi nombre es Fernanda, aunque todos mis conocidos y cercanos me llaman Nana. Ya se acerca San Valentín y este es el primer año en que realmente me está afectando esta celebración porque los 3 años anteriores la compartí con el que era mi novio y quien creí era el amor verdadero… lo sé, creo que fui muy ilusa al pensar que un hombre tan diferente a mí en gustos y genio, sería con quien compartiría mi vida, en definitiva fue la inexperiencia y mi juventud la que me hicieron pensar eso; menos mal que hace unos once meses bajé de la nube en la que me tenía Sam, obviamente no fue de la forma ideal, porque encontrar a tu novio con otra mujer en la intimidad, considero que no es la forma adecuada de ver que se acabó el amor, pero le agradezco al destino haberme hecho ver la realidad. Después de todo eso, no he querido volver a salir en citas o involucrarme en una relación amorosa, porque temo volverme a ilusionar y que de nuevo me rompan el corazón, aunque eso no quiere decir que no desee tener uno que otro encuentro casual… todos tenemos ciertas necesidades que debemos suplir para estar mental y físicamente en armonía, pero las cosas hasta el momento no han salido como esperaba. Actualmente, estoy acabando la universidad en un país muy lejano al mío, así que ahora estoy viendo un curso especial de inglés con lenguaje especializado en finanzas y economía, al tiempo que realizo mis prácticas laborales en una multinacional. Soy la única latina del salón y al parecer mi color de piel canela, mi cabello largo, ondulado, abundante y castaño, mis ojos color miel, mis labios un poco carnosos y mis curvas bien marcadas, son la receta indicada para atraer las miradas de mis compañeros hombres, pero al tiempo es una barrera que no les permite acercarse, creo que me ven como un unicornio… algo tan especial que hay que observarlo de lejos. Finaliza mi clase de inglés, así que me apresuro a la cafetería para almorzar rápidamente ya que en las tardes debo asistir a la multinacional a realizar mis labores como pasante y futura trabajadora de planta. Mientras pido mi almuerzo se me acerca Diana, una de mis amigas. —Nana, te noto un poco extraña. ¿Qué te sucede? ¿Qué te tiene tan pensativa? —me pregunta al tiempo que me da una mirada inquisidora que me hace dar risa. —Extraña, no. Solo que sabes que no estoy acostumbrada a San Valentín —le respondo mientras levanto mis hombros, restándole importancia. —¡Ay! Deja de sufrir por el idiota de Sam y más bien te diré de una fiesta a la que debes asistir y celebrar esta festividad de una manera poco convencional —dice esto con picardía. —¿De qué hablas? —El año pasado asistí a un bar en Manhattan que realiza todos los años una fiesta de antifaces para los solteros en San Valentín, esa vez todas las chicas estábamos de incógnitas y libres para seducir solteros —me guiña un ojo —Puedes conocer un chico que te estremezca el mundo —dice esto haciendo un baile extraño con sus hombros y manos. Este año el tan anhelado 14 de febrero cae en domingo, así que será un fin de semana demasiado romántico para los enamorados y me atrevo a decir que un poco estresante para los que estamos solteros; por esto es por lo que después de que Diana me diera los datos del bar y ponerme a averiguar un poco, definitivamente pienso ir a la fiesta anual “San Valentín soltero” que realizan en ese lugar y que será el próximo viernes. Al parecer este año será una fiesta en la que los hombres estarán con antifaces toda la noche y no se los pueden quitar… me parece algo interesante y conserva el misterio de con quién se comparte esa noche, ya sea solo bailando, hablando o tal vez algo más. Hago la reservación coincidencialmente el último día habilitado para ese fin… porque sí, aparentemente es algo exclusivo y muy solicitado a lo que solo se puede asistir con reserva. Definitivamente “el día de los enamorados” me hace sentir demasiado sola… quiero un poco de sexo más allá de “Tom”, mi querido vibrador, no me quejo de él en absoluto, de hecho, se porta mejor que muchos. Ha llegado el tan esperado viernes, así que estoy revolcando mi armario buscando qué ponerme para un evento tan exclusivo. No quiero ir con la misma ropa que siempre salgo de fiesta con mis amigos y compañeros, esta vez quiero ser un poco arriesgada, además es la primera vez que voy a una fiesta de “San Valentín soltero” y tal vez tenga un poco de suerte y pueda darle tregua por unos días a Tom. Voy de compras y un pequeño vestido de lentejuelas, escotado llama completamente mi atención… siempre he querido usar un vestido así, pero hasta el momento no me he atrevido. Esta es la ocasión perfecta. Voy a mi apartaestudio tras realizar mis compras y me empiezo a alistar, tomo una ducha y me encanta sentir el agua caliente recorriendo todo mi cuerpo, relajando mis músculos y despertando cada poro de mi piel. Salgo de la ducha y lentamente aplico crema de seda en mis largas y torneadas piernas, mi abdomen toma una textura satinada. Humecto mis labios, quedando con mayor volumen del que tienen normalmente… ya ha pasado un buen tiempo desde que me besaron y quiero volver a sentir el calor de unos labios contra los míos. Mientras desenredo mi cabello, escucho mi celular timbrar, pero dejo que se vaya a buzón, no quiero hablar con nadie y mucho menos que se enteren para donde voy. Cuando salgo encuentro una llamada perdida de Jane, mi amiga neoyorquina, a la que conocí hace años cuando hizo un intercambio en mi colegio, es la persona más cercana que tengo acá en New York, es con quien comparto gran parte del tiempo libre, somos como hermanas que comparten gustos y experiencias. De inmediato entra un mensaje al chat, “Como no me contestas, solo te digo que mañana en la noche te espero en mi casa para una reunión de San Valentín que organicé. No acepto negativas como respuesta. ¡Te amo!”. Será un pre San Valentín con amigos ya que al siguiente día sí es San Valentín y el amor estará destilando por los poros de los enamorados. Desde ya es algo abrumador ver tanto corazón y color rojo por todo lado que uno camina. Aún no me acostumbro a la importancia que le dan a esta festividad, en cambio en Colombia, de donde soy, de verdad que no es una fiesta tan especial, muy pocas parejas lo celebran ya que para nosotros es más importante el “Día del amor y la amistad”, en septiembre. Continúo arreglándome… llega el momento de ponerme mi nuevo vestido, su textura se siente deliciosa resbalando por mi torso, lo acomodo y me miro al espejo. Definitivamente me siento como una “femme fatale”, lo acompaño con unos lindos botines negros de cuero con un poco de brillo en el tacón y encima un abrigo n***o que me proteja en esta época de frío… me encanta lo que veo y como me siento. Ya van siendo las nueve de la noche, por lo que ya voy de camino al bar en un taxi. Deseo llegar pronto porque las miradas por el retrovisor a mis piernas descubiertas por parte del taxista, ya me tienen nerviosa y muy incómoda. Al llegar al bar pago muy rápido el carro y me bajo corriendo a la puerta, muestro una identificación y apenas confirman mi reserva me dan ingreso. El interior está decorado de una manera exquisita, las luces tenues dejan ver a las mujeres arregladas despampanantes y los hombres muy guapos con sus antifaces y trajes sexys. Me dirijo hacia la barra y pido un Tom Collins y ahí me quedo observando el ambiente que poco a poco se va llenando de mujeres ansiosas y hombres misteriosos. La canción que suena de fondo me gusta, así que me levanto de la silla y empiezo a bailar en mi puesto, mientras le doy pequeños sorbos a mi trago… siento que alguien me mira, volteo y veo a un hombre muy guapo vestido con una camisa que marca sus músculos y un pantalón oscuro que le horma a la perfección, muerdo mi labio mientras se acerca a mí y sin pronunciar palabra, acepto su mano para bailar. Su cara para mí es todo un misterio, pero su cuerpo me hace sentir una llama que quema por dentro… ¡está buenísimo! No sé si es el trago, el ambiente o mi parejo, pero hace calor, mientras nuestros cuerpos se juntan al ritmo de la música y no puedo evitar pasar mis manos por encima de su pecho. Sus manos toman mi cintura como si fuéramos viejos conocidos y pequeños corrientazos recorren mi cuerpo. Sus labios me llaman a besarlos, y su sonrisa coqueta hace que mi respiración se agite. Empieza a sonar una canción más suave y lenta que hace a nuestros cuerpos acercarse más, pone su cabeza contra mi cuello, siento como su respiración me hace erizar los vellos y de repente sus labios empiezan a recorrer el camino que se marca de mi oreja a la clavícula, se sienten cálidos, tersos y deliciosamente húmedos… un gemido ahogado sale de mi boca al tiempo que giro un poco mi cabeza, dando más espacio para que este hombre misterioso me siga haciendo sentir tan deseada. No sé cuánto tiempo llevamos así, o si la canción sonó completa, pero al cambiar a un ritmo más sensual y rápido, nuestras manos reaccionan de la misma manera. Tengo mis manos sobre sus hombros y siento como desliza las suyas hasta debajo de mi espalda… en otras circunstancias le daría una cachetada, pero me hace sentir muy bien. De repente aprieta una de mis nalgas y mi reacción es halarle un poco el cuello de la camisa, haciendo que un botón se reviente y deje al descubierto un tatuaje con forma de reloj de arena con la letra J, cerca de su corazón. No puedo evitar que me llame la atención y deslizo mis dedos por el borde del tatuaje, él se retira un poco para poder ver mi cara y una sexy sonrisa se dibuja en su boca, para después morderse el labio. No aguanto más y me lanzo a besarlos, esos sensuales labios que me hacen sentir ese calor tan extrañado. Su mano va a mi nuca y presiona para que el beso sea más profundo, mis manos están en su espalda y también presiono para que nuestros cuerpos se unan más. Siento sus dedos subir suavemente por mi muslo derecho hasta el borde de mi vestido que se empieza a levantar lentamente, mientras nuestros labios no se dan tregua. Nuestras respiraciones son erráticas. ¿Qué me sucede con este hombre? No entiendo, no le veo la cara y tampoco es que las luces con estrober ayuden a verle bien el cuerpo, solo han sido sensaciones… es que no hemos dicho ni una sola palabra. Me falta un poco el aire, cuando un choque de realidad me golpea de la nada y siento vergüenza por el espectáculo que siento estoy dando, al final él está de incógnito, en cambio yo si estoy totalmente expuesta. Me separo rápidamente de él y salgo corriendo hacia el baño sintiendo como todas las miradas me siguen. Me miro al espejo y tengo el cabello un poco desaliñado, mi labial está un poco corrido y mientras me arreglo la boca recuerdo sus labios sobre los míos, siento que el deseo me quema por dentro, pero la pena no me permite volver a salir a buscarlo. Salgo del baño del bar, me apresuro a la zona de casilleros para retirar mi abrigo y me voy rumbo a mi casa, sintiendo este montón de sensaciones confusas…

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