Un San Valentín soltero 2

2305 Words
Anoche al llegar a mi apartamento estaba saturada de pensar en todo lo que un desconocido me hizo sentir y aún peor, me llevó a hacer. Intentaba despejar mi mente, pero cada minuto que pasaba el recuerdo de lo caliente que me sentí, no me dejaba en paz. Fui más deseada y sexy que nunca. Tomé en mis manos a Tom y entré a la ducha… una buena forma de liberar la tensión, aunque no la mejor. Hoy es la reunión en la casa de Jane para celebrar San Valentín y como sé que ella desde que está de novia con Natan es muy intensa con el tema romántico, no me quiero ni imaginar cómo será esta noche. Así que antes de abrumarme con eso, pienso descansar todo el día y ver películas de terror… el equilibrio perfecto. La noche está más fría de lo que esperaba, por lo que al vestirme decido usar un pantalón de jean, una blusa un poco descotada negra, un abrigo rojo en paño y mis sexy botas de caña más arriba de la rodilla. Mi maquillaje es en tonos rojizos que contrasta con mi atuendo y resalta mis ojos cafés y mis labios van de un rojo intenso. Un atuendo pensado para meterme en el papel de la pasión que acompaña esta celebración. Salgo a tomar un taxi y mientras espero que pase uno desocupado, un hombre con un gran ramo de rosas rojas se acerca a mí y con mucha delicadeza me ofrece una de las rosas que carga, al inicio dudo en recibírsela, pero cuando pone una sonrisa de lado a lado y me dice – Espero que sea la primera flor que recibe esta bella joven en San Valentín – no puedo evitar corresponderle la sonrisa y recibir su obsequio, mientras pienso que será la única flor que reciba este año. Veo como se aleja y reparte flores a todas las mujeres que encuentra por el camino. Llego a la casa de Jane y como lo esperaba, todo está lleno de luces y corazones rojos, al fondo de la sala hay un gran cartel con un Cupido apuntando hacia unas sillas, perfectamente ubicadas en la mitad del lugar… no puedo evitar soltar una carcajada al ver esto y me gano una mala mirada de mi amiga. —En vez de estarte burlando, mejor ayúdame a terminar de organizar la cena —me dice Jane y me saca la lengua. —Jajajaja, que culpa si eres bien cursi —. Subo los hombros. Mientras estamos en la cocina, timbran a la puerta y mi amiga sale corriendo emocionada a abrir. La escucho saludar y al momento regresa a la cocina con un poco de mal genio. —¿Y ahora qué pasó? —le pregunto intrigada —¡Aaaah! Solo que el idiota de Chase debía venir solo…—dice suave intentando disimular un poco. Me quedo mirándola fijo, hasta que me doy cuenta de sus intenciones —¿Tú estabas planeándome una cita a ciegas? —la veo como se pone roja y esquiva la mirada —¡Jane, sabes que eso nunca sale bien! —me río —, bien hecho que se dañara tu plan —. Le saco la lengua y ella me responde volteando los ojos. Al salir a la sala, de espaldas está un hombre atractivo, cogido de gancho con una mujer que al parecer si pudiera estaría encima de él y no a su lado. Me acerco a donde están todos. —Ahí estás Nana. Mira, te presento a Chase —me dice ignorando completamente a la mujer que lo acompaña y mientras él se da la vuelta para saludarme. Los ojos de Chase se abren como platos y me mira de una forma que me hace sentir un poco extraña. —¿Nana? Mucho gusto —. Me da la mano. —Fernanda… el gusto es mío —respondo por costumbre. ¿Qué le pasa a este hombre que no me quita los ojos de encima? ¿Acaso no le importa que tiene la novia al lado? La pobre no deja de tocarlo y él no deja de mirarme… siento que esta noche será larga y un poco incómoda. No estoy negando que Chase me parezca un hombre atractivo, de hecho, llevo toda la noche mirándolo de reojo y creo que en un momento de la velada me hipnoticé mirando sus manos… son muy varoniles, dedos largos y ágiles. Creo que siento un poco de envidia por la mujer que lo acompaña. No dejo de imaginar un sinfín de posibilidades. Me avergüenzo de lo que estoy pensando, así que siento como mis mejillas se van poniendo rojas y cuando me doy cuenta de que estoy siendo observada desvío mi mirada. Me siento como una adolescente cerca del chico que le gusta y al que no es capaz de decirle una sola palabra y solamente observa desde la distancia como sale con la chica que no necesitaba arriesgarse, sino a la que él mismo se le acercó… sí, sé que sueno resentida, pero es evidente que me pasó. Me río para mí misma y me digo que en definitiva soy un fracaso cuando no tengo pareja en estas fechas. Intento alejar todos esos pensamientos y pongo atención a la conversación que todos están teniendo para intentar participar. —… jajaja amooor, ¿cómo vas a decir eso delante de los invitados? —escucho que dice Natan un poco avergonzado y no entiendo nada. —Ay, Nana… ¿cómo era ese refrán que dicen en tu país? Algo de disponer y aceptar… no me acuerdo bien – me pregunta Jane con una sonrisa ansiosa. —¿El de “el hombre propone y la mujer dispone”? —contesto después de pensar un poco. —¡Ese! —grita emocionada —. ¿Ustedes qué piensan al respecto? —nos pregunta mirándonos a todos y esperando que alguno de respuesta. La mujer acompañante de Chase (de la que llevo toda la noche sin saber el nombre y si me lo dijeron el algún momento, pues creo no haber puesto la suficiente atención) se apresura a decirle de forma coqueta a Chase – Pues cariño, tú solo proponme, que yo dispongo – y le guiña un ojo. Ver como ese hombre se pone colorado es algo muy gracioso que me hace soltar una risa que de inmediato intento ahogar. —Mmm, Nana, ¿tú qué opinas del refrán? —me pregunta Jane intentado retomar el tema y dejar de lado la risa que nos causó la respuesta anterior. —Pues… yo creo que las mujeres también podemos ser las que proponemos y los hombres que sean los que disponen —digo con un tono de voz un poco coqueto. Ni siquiera entiendo de dónde me salió esa respuesta ya que nunca he sido de las que proponen y últimamente tampoco dispongo. Termino de decir eso y veo a Chase que me mira fijamente, mientras su pulgar derecho está sobre la sonrisa ladeada que tiene dibujada en su rostro y que lo hace ver demasiado sexy. —Totalmente de acuerdo con la opinión de Fernanda —se apresura en contestar Chase y yo trago saliva —, pero en la realidad siento que muy pocas mujeres se lanzan y si lo hacen, después se arrepienten —culmina y el ambiente queda un poco tenso. Jane nos ofrece un poco de vino, intentando relajar las cosas y yo ya no veo la hora de irme de aquí… tomo rápidamente todo el contenido de mi copa, miro mi reloj y empiezo a despedirme de todos. —Nana, pero no te puedes ir, aún es temprano —me suplica Jane y ágilmente le doy una excusa. —Sabes que con la práctica he estado muy ocupada y el viernes no pude terminar todo lo que me dejaron por hacer, así que necesito acabarlo antes de llegar el lunes a trabajar —le digo lo más convincente posible y cruzo los dedos para que no se dé cuenta que es una mentira. —Está bien, te entiendo… últimamente has estado muy ocupada y más sabiendo que ese será tu empleo después que te gradúes —dice comprensiva al tiempo que hace un puchero. —Yo te llevo —escucho a Chase decir mientras se acerca a nosotras. —No, gracias. Pediré un taxi —le contesto un poco cortante. —Yo te llevo, además no es seguro que andes a esta hora sola —dice decidido. —¡Ay Nana! Aprovecha que Chase te lleve —. La sonrisa de Jane me hace voltear los ojos y acepto. Salimos del apartamento de Jane, pensé que vendría su acompañante, pero sin más la dejo y salió solamente conmigo. Bajamos al parqueadero del edificio y veo un lindo BMW blanco al que se dirige y me abre la puerta del copiloto. Me extiende la mano, pero me hago la que no la veo y entro por mí sola al auto. Las únicas palabras que pronuncio son las indicaciones para llegar a mi apartaestudio y él sin insistir, conduce. Voy mirando por la ventana haciéndome la interesada en la calle, pero realmente es su reflejo lo que llama mi atención, noto como mientras conduce me mira de reojo, sonríe y hasta se muerde el labio de una forma que hace que sienta mi corazón agitarse y mi cuerpo calentarse. Vamos llegando y de repente siento como su mano roza mi pierna en el momento que él usa la palanca de cambios y así, es como un corrientazo recorre mi cuerpo para terminar en mi intimidad latiendo. Bajo rápidamente del auto y me dirijo a la puerta del edificio donde soy alcanzada por Chase que me acompaña hasta mi apartamento. Le agradezco haberme traído y mientras busco mis llaves para abrir la puerta, me pregunta —¿No me piensas proponer nada? —. Se me suben los colores a mis mejillas y siento mi cara en llamas. —Deberías volver… seguro tu novia te debe estar esperando —le contesto. —¿Te refieres a Tania? Jajajaja ella no es mi novia. Solo es una amiga de hace muchos años y por la que siento un gran cariño —. Lo miro intentando descubrir la mentira en sus palabras, pero al parecer es sincero. —Pues parece que ella no te ve solo como un buen amigo. —¿Celosa? —¡Ja! ¿por qué debería estar celosa? Tú y yo no somos nada —le digo haciéndome la valiente, aunque por dentro muero de nervios. —Pero podríamos serlo todo… —me dice y se lanza a besarme. No puedo evitar corresponderle y él ágilmente me quita las llaves de mi mano y se apresura a abrir. Una vez en el interior nuestras manos empiezan a recorrer el pecho del otro y suavemente nuestros abrigos se deslizan por nuestros brazos, hasta que caen al suelo. Sus manos se cuelan por debajo de mi blusa y lentamente acarician mis costados, haciendo que pequeñas corrientes eléctricas recorran todo mi cuerpo, un leve gemido sale de mi boca y subo mis brazos para que él vea que quiero que retire la blusa de mi cuerpo. Nuestros labios se separan por un segundo, mientras mi prenda pasa frente a ellos. Sus ojos se enfocan en mi brasier n***o de encaje y puedo ver como una llama de deseo crece en ellos. Llevo mis manos hacia su camisa y empiezo a desabotonarla, cuando la estoy retirando quedo quieta y con los ojos abiertos como platos… ahí está, el tatuaje de reloj de arena con la J. —Esta vez, no te me vas a escapar —dice y me acerca más a su cuerpo para continuar besándome. Asimilo lo que acaba de suceder y no puedo evitar sentir una llama ardiendo en mi intimidad, mientras él me alza sin despegar sus labios, yo rodeo su cintura con mis piernas y camina hacia la habitación. Al llegar frente a la cama, bajo mis piernas de su cintura y como si los dos tuviéramos afán, empezamos a retirar la ropa de nuestros cuerpos hasta quedar completamente desnudos. Me separo un momento y voy a mi mesa de noche en busca de un preservativo, se lo entrego al tiempo que me muerdo el labio. Se lo coloca, me vuelve a alzar por la cintura y se sienta lentamente sobre la cama, quedando conmigo a horcajadas. Mi sexo está completamente humedecido listo para él y su erección tan firme me indica que está esperando por mí. Me acomodo para que quede en mi entrada y bajo lento, mientras gemidos roncos salen de nuestras gargantas y un mar de sensaciones nos transportan a lugares especiales. Nuestras caderas se mueven a un ritmo perfecto, nuestras manos presionan nuestros cuerpos en busca de mayor placer, sus besos sobre mis pechos, mis besos en su cuello… nuestros nombres son pronunciados entre gemidos. Todo es exquisitamente desquiciante, hasta que nuestros cuerpos tiemblan alcanzando el éxtasis y caemos rendidos uno al lado del otro. Poco tiempo pasa para que nuestros cuerpos se vuelvan a desear y esta vez con un poco más de calma, sus labios recorren todo mi cuerpo, recibiendo apoyo de su lengua en algunas zonas, sus dedos demuestran su agilidad y destreza, ofreciéndome un placer que nunca antes había sentido y el cual tiene su recompensa cuando soy yo la que recorre su sexy cuerpo. ¡Bendito San Valentín! Grito para mis adentros y no puedo borrar la sonrisa en mi rostro. -------------------------------- NOTA: Este relato da inicio a la novela "Sin tiempo para el adiós", la cual encuentran disponible en mi perfil, Julycladel. No te puedes quedar sin leerla, pues, estoy segura de que te va a encantar.
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