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Entre el amor y la venganza

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"Realmente sabes como hacerme sentirme al límite Monique…" - susurra de nuevo, y me estremezco. Siento que estoy atrapada en este baile con él, y la música apenas es importante para nosotros, ni las otras personas, ni nada más. Se siente tan bien nuestros cuerpos abrazados, él sosteniéndome, sus movimientos son suaves como si estuviéramos en un delirio, en un sueño. Sus manos se aventuran a mis brazos desnudos, la punta de sus dedos recorriendo desde mi muñeca hasta mi hombro, para luego plantar un beso ahí. Luego aparta mi cabello a un lado, besando en la unión de mi cuello y de mi hombro. Después en mi cuello y yo me dejo caer mi cabeza en su pecho para darle más acceso. Baptiste besa con dedicación mi cuello hasta llegar a mi oreja. Tengo tanto calor que apenas puedo respirar.

Monique es una chica que ha sido completamente defraudada, robada y abandonada. Su novio de muchos años la ha dejado por otra y la ha embaucado dejándola con deudas y le ha robado todo lo que ella tenía: su negocio por el que había trabajado toda su vida, sus ahorros, así como su seguridad, sus ilusiones y su esperanza en el amor.

Ella descubre que su desgracia es producto de un gran grupo de estafadores, ladrones y embaucadores que la han hecho una víctima, quitándole todos sus sueños. Pero Monique no se va a quedar de brazos cruzados. Con el apoyo de sus amigas va a ir uno por uno cazando a todos los que le hicieron daño, sin compasión, haciendo lo que tenga que hacer, incluyendo juntarse con un peligroso y poderoso hombre que tiene los mismos objetivos que ella. Va a ser una mujer que poco a poco retome el control de su vida.

Pero ¿qué pasará cuando en medio de su venganza se encuentre un hombre maravilloso que intenta que ella se olvide de su venganza? ¿Que la haga creer en el amor nuevamente? ¿Ganará el amor o la venganza?

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Capítulo 1: El cambio
Monique Lo primero que quisiera que sepan es que, realmente yo era feliz. Tenía una vida absolutamente normal como cualquiera con alegrías y altibajos. Tenía una familia grande y complicada donde todos siempre buscaban satisfacer sus necesidades sin ayudar ni estar pendiente de otros. Yo siempre buscaba cumplir sus expectativas, hasta que me cansé y solo pensé en sentirme bien conmigo misma y luchar por lo que quería. Tenía a mi grupo de amigas del colegio, crecimos juntas, lloramos, reímos y nos hicimos… una nueva familia, una que realmente aprecio y necesité siempre con locura. Tenía una gran pasión que era la cocina, pero especialmente la repostería. De pequeña cocinaba postres a mis amigas y ellas me motivaban y me decían que debería dedicarme a eso, lo cual hice. Estudié algunos cursos y nunca era tan alegre como cuando estaba cerca de los ingredientes, la harina, las frutas, el azúcar. Hacer algo de la nada con mis propias manos, decorando, haciendo algo hermoso y a la vez delicioso. No me importaba siempre oler a vainilla, siempre tener algo de harina en mi ropa… era mi lugar en el mundo. Ver la cara de las personas que probaban mis creaciones… era casi espiritual. Rápidamente fui reconocida en mi entorno y era alabada. Era feliz. Me propuse otra meta, una realmente ambiciosa: quería tener mi propio lugar, un café pequeño y hogareño con delicias recién horneadas para el que quisiera sentarse a trabajar, hablar, pasar un agradable momento. unir a las personas a través de un buen café y un buen pedazo de torta.. Y lo logré, con muchísimo esfuerzo. Trabajé en varios restaurantes, lavé platos, limpié pisos, mis amigas me ayudaron prestando dinero, trabajé con uñas y dientes… hasta que ahí lo tenía, mi pequeño café: Eliza. En honor al nombre de la mamá de una de mis amigas, una mujer que cocinaba delicioso y que me inspiró. Yo no podía explicarles lo feliz que era, sentía que había llegado a la cúspide de mi vida, a mi mayor realización. Armé un equipo, decoré el café, hice todo yo con mis amigas, y a las pocas semanas, la voz se había corrido, había un nuevo café en la ciudad con cosas deliciosas: panes, tortas, budines, soufflés, galletas, ponqués, muffins, scones… todo lo que alguien con debilidad por los sabores podría soñar. Cada vez tenía más y más clientes y tuve que contratar más personas. Yo casi no tenía tiempo libre, entre cocinar, ver los proveedores y atender las cuentas del negocio, pero estaba tremendamente feliz. El ahora esposo de una de mis amigas, un hombre millonario e importante, recomendó mi café a sus conocidos, todos ricos y de la alta sociedad y… ¡mi pequeño café explotó de gente! ¡Tenían que haberlo visto! De Café Eliza, salían filas y filas de gente, el café casi se acababa y muchos postres se agotaban. Con el tiempo, y a pesar de que estaba muy ocupada, yo calculé los pros y contras y decidí que podía abrir otro local. Si señor. Eliza II estaba en camino, abriendo y siendo tan exitoso como el primero. Pensé que no podía ser más feliz pero lo era. Yo, una mujer realizada, con dos negocios, alabada, querida ¿Qué más se puede pedir? Soñaba ya con ir a Francia a hacer un curso, siempre fue mi otro sueño. Sentía… sentía que podía alcanzar todo lo que propusiera, que el mundo estaba al alcance de mi mano, que todo era posible. Pues yo, una mujer joven había logrado mis más anhelados sueños, los deseos más profundos de mi corazón. El cielo es el límite. Francamente, además de lo que tenía, no podía pedir más, iba a vivir de esto siempre que pudiera, y ese pequeño pensamiento era realmente esperanzador. Pero tenía un pequeño problema. Creo que no les llegué a contar que también tenía un novio desde hace años: Felipe. Un hombre de carácter tranquilo, conversador, cabello oscuro, piel bronceada, sonrisa que arrasaba y mucha mucha ambición. Éramos la típica pareja que está años juntos, pero sin avanzar. Fue mi único novio, mi único amor casi desde el colegio. Pasamos la adolescencia a la adultez juntos… él parecía ser mi constante. Todo cambiaba, todo mudaba pero Felipe seguía ahí… tanto que ya desde algún tiempo había dejado de preguntarme por qué salía con él. No había muchas razones, simplemente que éramos novios. Casi casi no podía recordar cómo lo conocí, parecía que había estado ahí desde siempre, pero la verdad es que se me acercó en una fiesta, yo me sentí halagada. Era la primera de mis amigas que tenía novio… y ese título me gustó. No les voy a engañar, desde temprano, sabía que Felipe era un hombre poco confiable. Era el típico hombre bien hablador que conseguía todo a punta de hablar, hablar y hablar. Casi que era un desafío para él obtener cosas sin trabajarlas mucho, solo con su don de gente, en pocas palabras se podría decir que era un charlatán, un embaucador y orgulloso de eso. En los años que estuvimos junto hizo de todo: de joven intentó trabajar en un banco e ir ascendiendo pero lo echaron a los pocos días, buscó vender bienes raíces sin éxito, ser fotógrafo pero lo dejó cuando no vio buenos resultados, luego con el boom de las r************* quiso ser influencer pero no tenía las habilidades, buscó trabajar en televisión sin lograr nada, ser un entrenador de vida, y finalmente estaba en algo como ser coach y a la vez buscar nuevas opciones para invertir. Es decir, no tenía camino ni rumbo fijo, siempre salía con algo nuevo, pero la esencia era la misma… poco trabajo y muchas ganancias. Algo que significara tener una gran recompensa, haciendo el más mínimo esfuerzo. Todo lo contrario a mi caso, que llegaba a casa con las manos, muñecas y brazos con marcas de quemaduras del horno, salpicada, llena de harina. Mientras él estaba sentado en la sala, mirando televisión y saltando a contarme su “nueva gran idea que cambiaría todo”. Lo peor es que él realmente se lo creía, verdaderamente pensaba que era alguien importante, un hombre de éxito. Alguien que las personas deberían escuchar, seguir. Como si fuera alguien muy especial, cuando no hacía nada. No estudió ni tuvo trabajo fijo por mucho tiempo, así que no era especialista en nada, pero a la vez, sabía, según él, de todo. Antes no lo veía pero él intentaba quitarle crédito a mis logros, hacerme sentir mal porque yo si lograba lo que me proponía. Si alguien le decía algo de sus pobres intentos de lograr algo en todas las cosas que se proponía, él lo negaba. Él se sentía exitoso… solo porque si. Solo porque él lo pensaba. Yo tenía la ingenua percepción de que él necesitaba ayuda. Mi ayuda. Me sentía casi mal de que él no tuviera éxito en algo cuando yo siempre supe lo que quería hacer en mi vida, estaba tan clara, me iba tan bien y era evidentemente buena. Cuando él mismo vio que él no avanzaba y que yo, de repente si tenía éxito, insistió en ser mi asesor de negocios. ¿Qué si él sabía de negocios? Pues no, yo tampoco pero sabía cómo funcionaban los restaurantes pues trabajé en cientos de eso, le preguntaba a los dueños, hablaba con los proveedores. Un buen consejo que escuché es siempre invierte en lo que sabes y así fue. Pero como mi novio tenía tan buena disposición para engatusar a la gente pensé, bueno, quizás él pueda ayudarme en el negocio. A él le gustaba decir que gracias a su ayuda logré tener mi restaurante, digamos que eso es una completa falsedad, pero yo lo veía tan perdido en su vida y pensé que podría ayudarlo. De repente, podríamos hacer esto juntos, para nuestro futuro. Pues si, pensaba tener un futuro con él. No había salido con otros hombres, y francamente no quería cambiar eso. No quería cambiar francamente. Cambiar es difícil, se los digo yo, y ya verán que tengo razón. Pero a veces, los costos de no cambiar son realmente caros, y fuertemente dolorosos. Aun no tengo explicación ni excusas para explicarles el por qué dejé que esto pasara, pero pasó. Él me convenció de que lo colocara como socio en mis cafés, de que él fuera partícipe y tuviera derechos y deberes como yo, casi a la apr. cuando la que se quemaba y se doblaba el lomo trabajando era yo, él… básicamente no hacía nada. Estaba solo pendiente de su celular, de sus “negocios” como él los llamaba. Sea lo que sea que significaba eso. “Vamos a hacer mucho dinero mi amor”, me decía. “Voy a multiplicar todo esto, ya verás”. Y cuando menos vi, me enteré de que estaba actuando a mis espaldas. ¿Cómo lo supe? Lamentablemente no fue porque fui sagaz y sospeché algo. No no no no, si algo era yo era completamente tonta, rayando en lo ingenua. Mis amigas del alma lo hicieron, me trajeron pruebas: Felipe me robaba, me sacaba dinero. Cuando lo confronté dijo que lo estaba “invirtiendo”. Mis amigas si habían visto la verdadera cara de él hace años, pero yo no quise verlo, es la realidad, no quise. Por comodidad, por miedo a cambiar. Si solo las hubiese escuchado… todo sería distinto. Mis amigas siempre tan brillantes, siempre preocupadas por mi. ¿Quieren que les haga el cuento corto? Mi novio me robó dinero y se lo jugó en un casino, así como lo leen. Esa era su inversión. Además me enteré que tenía deudas de juego y que además había invertido en unos negocios raros, sospechosos, por su puesto ¿Qué esperaban? estoy hablando de un idiota que le roba a su novia de toda la vida, una que trabajó como loca por años por tener su negocio. Para hacer esto aún más doloroso, él me decía que una amiga lo asesoraba, la querida Charlotte, chica rubia y exquisita que trabajaba en el casino. No les parecerá extraño a ustedes si les digo que, obviamente, ella era su amante. Sabrá dios desde cuándo. En poco tiempo me enteré que me robó, que me engañó, que además colocó de garantía los documentos de mi negocio y que no solo me había dejado a mi su gran deuda de juego… sino que las inversiones que había hecho, esas que eran dudosas peligrosas, habían fracasado. ¿Qué hizo él? Tomó el poco dinero que quedaba y huyó con su nueva novia a una isla, dejándome completamente sola en un caos de magnitudes alarmantes. En un abrir y cerrar de ojos no tenía novio, había sido engañada, no tenía mis restaurantes, ni ahorros, solo deudas y una tristeza absoluta. Me sentía vacía, había perdido todo lo que amaba y mi autoestima había sido pisoteada, quemada y luego las cenizas las lanzaron a la basura. ¿Tienen idea de lo que es perder todo de un momento a otro? ¿Pude haberlo evitarlo? Claro que sí. ¿Pude haber visto lo que se venía? No en su totalidad pero sin duda ya imaginaba lo que era él. Pero eso ya era parte del pasado. Ahora, ya era otra cosa. Yo tuve que dejar mi departamento, entregar mi negocio y volver a trabajar en otros restaurantes con tal de poder pagar mis deudas, unas que realmente no eran mías. Felipe ni se despidió, ni pidió disculpas, absolutamente nada. Solo me dejó aquí, con las consecuencias de mis actos. Y Felipe era solo la punta del iceberg… detrás de él había un entramado de ladrones, embaucadores y sinvergüenzas que se beneficiaban de tontas como yo, gente trabajadora, buena, confiada. Sin embargo, después de todo esto, una nueva Monique nació, una que no tiene miedo. me hicieron entrar en razón de que yo no podía quedarme así, con la cabeza gacha, intentando volver a construir todo ¡Después que lo había logrado! ¡Después que había probado las mieles del éxito! No no podía. Así que tenía una nueva meta, una que se levantaba conmigo a cada mañana, una que me acompañaba en los momentos solitarios del día, dormía conmigo y me hablaba en sueños, estaba en cada respiro que daba y en cada latido de mi corazón, cuando salía de mis trabajos en la noche, cuando iba y llegaba sola a casa, cuando lavaba platos y limpiaba inmundicias. Atrás quedó la chica tonta, servicial, considerada, temerosa, confiada, ingenua. La que llevaba su vida bien y creía que por los caminos del bien iba a lograr todo. No, ya me di cuenta de cómo es el mundo, ya se explotó mi burbuja de mundo tranquilo. Me iba a vengar de todos y cada uno de ellos, de quienes acabaron con mi vida y con mi sueños. Tenía una lista, tenía un plan, tenía conocimiento, tenía las ganas y el coraje para hacerlo, me faltaba buscar los medios para lograrlo. Tenía un importante primer paso del que estaba segura, luego de meses investigando y planeando. Dicen que la venganza es un plato que se come frío pero yo tengo intenciones de sazonarlo, hornearlo y bañarlo de azúcar y comérmelo tal como viene del horno, con una tacita de café y sin ningún remordimiento. Hola a todos! Esta historia se puede leer por separado, pero para mayor disfrute puedes seguir mis historias anteriores que se centran en alguno de los personajes aquí mencionados: - No soy su mujer ideal - La chica del pasado - La chica invisible del millonario Bso Kika

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