Capítulo 4

1811 Words
(4) A veces las cosas no siempre te salen como tú las planeas, tenía mis dudas sobre salir con Leona, ya que era perfecta y muy de la clase de Demian, pero me he equivocado, hasta podría olvidar por un segundo, el hecho de que Demian me había comprado, pero como siempre eso no era posible. Toda la tarde Leona y yo salimos de compras. Jamás pensé que salir sería muy divertido, ella era muy alegre y energética. Estar con ella incluso me hizo ocupar la tarjeta que me dio Demian, después de presentarme con los chicos. La tarjeta incluso tenía mi nombre grabado, y lo único que quería hacer con ella, era aventarla a la fuente del centro comercial cuando fui arrastrada a esté, pero ser amiga de Leona, me hizo gastar mucho dinero y a pesar de que odiaba al señor Volkova, valía la pena las consecuencias. Sabía que Demian me diría uno de sus sermones cuando llegara a el departamento, sobre que el dinero lo puede comprar todo pero en este caso solo pudo comprar unas horas de felicidad. Después de esa tarde llena de risas, Leona me llevó en su enorme camioneta a la torre, devuelta al cuento de terror. Al bajar del auto con las bolsas en mano, Leona me dice: -Me la pase muy bien.-Ella tiene una sonrisa tan reconfortante.-Nos vemos en la casa de los padres de Demian, en la fiesta de compromiso.-No entendía de qué hablaba ella. ¿Fiesta de compromiso? Pero no me preocupe, me despedí de ella mientras ella aceleró rápidamente y yo solo veía cómo se iba. Ahora si tengo que volver a la realidad, así que caminé lentamente a la torre y al entrar, la chica de vestido azul me dio la bienvenida, como lo hace siempre que alguien entra. Yo solo le sonrió, mientras apenas podía cargar las bolsas que llevaba conmigo. Subí al ascensor y esperé hasta llegar a él último piso. Al llegar a la puerta del departamento, abrí una pequeña caja que estaba pegada a la pared, marqué el número que Demian me dio y abrí lentamente de está. Las luces estaban prendidas. ¡Demonios! no quería toparme con Demian y que él me dijera lo típico. Camine lentamente hasta llegar a la sala, dándome cuenta que él estaba ahí, sentado en el sillón. La casa estaba tibia por los calentadores, era como un sentimiento a hogar, con la diferencia de que estoy en el infierno más caro de Londres. Era como estar en una jaula de oro macizo. Él estaba sentado en el sillón con la corbata ligeramente desacomodada y los dos primeros botones de su camiseta desabrochados, una pierna cruzada y sus lentes que usaba para leer. Él se veía tan bien con esos lentes, incluso lo hacen ver más inteligente de lo que es en verdad. Mis piernas tiemblan mientras veo esa escena, parecía una perfecta fotografía del chico perfecto, pero sabía que él era el hombre más imperfecto del mundo. Camine esperando que él dijera algo, pero definitivamente no me dijo nada. Camine hacia las escaleras, aun esperando que dijera algo, pero increíblemente no lo hizo. Así que con tranquilidad subí a mi habitación con cuatro bolsas llenas de ropa, zapatos, algunos productos de belleza y también traía un vestido nuevo que lo estaba luciendo desde las tiendas hasta llegar a casa. Abrí la puerta de la habitación y me encontré con que todo estaba completamente ordenado, ya que había dejado en la mañana tantas cosas en el suelo, y ahora rechina todo de limpio. Me quité los zapatos y antes de que me desabrochara mi vestido nuevo, alguien toco la puerta. -Adelante.-Dije mirando hacia la puerta, para darme cuenta que era Demian. Realmente no es que le tome cariño, pero ya no me molesta verlo. Él llevaba aún puestos sus lentes para leer y se veía algo cansado, pero aún lucia muy guapo. ¿Por qué siento que mi corazón va a explotar? Alice, no caigas con esa mirada atrevida. -¿Vas a cenar?-Preguntó mirándome sin ninguna expresión en su cara, más que puro cansancio. -Cene con Leona, espero que no te moleste que haya comprado tantas cosas.-Le dije viendo las bolsas de ropa fina, que están encima de la cama. -No hay problema, puedes gastar lo que quieras.-Dijo sin interés y con muy poca energía. De la nada solo negó con su cabeza y salió sin decirme nada más. Él estaba actuando algo extraño a mi parecer. Cuando el dejo la habitación, poco a poco empecé a desabrocharme mi nuevo vestido color morado, pero otra vez tocaron la puerta, yo me siento nerviosa pero esta vez era solo Laura. -Buenas noches, señorita Alice.-Dijo entrando a la habitación, mientras su voz lenta cubre mis oídos. -Hola.-Era bueno verla, era la única que me daba la sensación de estar segura en esta casa. -¿Quiere que le ayude?-Preguntó al ver que no podía desabrocharme el vestido. -Claro.-Le respondí aliviada, ya que me estaba cansando de intentar desabrocharlo. -¿Quiere también que le prepare el baño?-Me pregunta como si eso fuera una pregunta normal. -¿En serio, quieres hacerlo?-Pregunté sorprendida, ya que en mi casa no había este tipo de servicios, ya que mi padre no sabía cómo usar el dinero y se lo gastó tan rápido, que no pude tener a alguien que hiciera cosas así por mí. -Sí señorita, espere terminaré de desabrocharle el vestido en unos minutos, iré a por las sales de baño, ¿lavanda o manzana?-Me pregunta, como si yo realmente supiera de lo que estaba hablando. Así que aleatoriamente dije: -Manzana.-Dije sin más mientras intento mantenerme cuerda. -El preferido del señor Volkova.-Comenta mientras sale de la habitación. Al menos ahora se algo de Demian, usa sales de manzana, así que me senté en la cama, pasando mis dedos por el buró tan lindo que estaba enfrente mío, con perlas en los lados. Todo era tan diferente en la casa de Demian, cosas estúpidas y algo ostentosas adornaban la casa. Después escuche como la puerta se abría una vez más, así que me levante de espaldas, para que Laura desabrochara del vestido. Sus manos frías se pasaron por mi espalda, hasta llegar a un poco arriba de mi trasero. Abrace el vestido para no dejarlo caer, voltee y no era la mucama, mis ojos se salieron y sin saber qué hacer, solo dije: -¿Qué haces?-Pregunté sorprendida de ver a Demian, en vez de a Laura. -Perdón, no quise asustarte, necesito hablar contigo.-Dijo tartamudeando un poco. -¿Ahora?-Le pregunté si era necesario hablar, puesto que estaba medio desnuda. Me sentía tan extraña y algo asustada de que él estuviera aquí. -Sí, ahora.-Se sentó en la cama y yo aún con el vestido desabrochado, me siento a su lado.-Quería hablarte de la boda.-Me dice aclarando su garganta. -Demian...-Pero antes de que terminara de decir mi oración, él me interrumpe. -¡Cállate y déjame terminar!-Me regaña el muy grosero.-Soy tu mayor, deberías de saber que los mayores hablan primero.-Me dice con hostilidad, mientras que él está actuando hipócritamente.-Mañana iremos a la cena más importante.-Suspira complicado.- Mañana ejecutivos, amigos de la familia, familia y mis padres, nos festejaran nuestro compromiso.-Eso no sonaba bien.-Es la prueba de oro, quiero que mañana te comportes como una dama y sí mis padres te aceptan, valdrás el dinero que pagué.-Yo misma siento amargura en mi corazón, cuando me habla así.- ¡No quiero volver a verte al lado de Leona!-Escupe sin más, celoso de que ella pueda decirme algo más sobre su misteriosa vida. -¿Y eso es lo único que quiere decirme?-Le pregunté molesta.- ¿Que no meta la maldita pata, en una farsa? ¡Leona no tiene la culpa de nada!-Le exprese muy dolida de lo que ha dicho.-No eres mi mayor, no eres nadie para mi Volkova.-Dije con la misma hostilidad, en la que expresó sus sentimientos sobre la cena. -Lo soy.-Dijo acercándose demasiado a mí, mientras pone sus manos en la cama, impulsándose para quedar a poco centímetros de mi boca.-Soy tu prometido y próximo esposo, dueño de tu vida.-Él lucía bastante agitado.- ¡Si te digo que te alejes de Leona, lo harás! Ella ya no está invitada a la cena.-La vena de su frente se hace cada vez más visible. -No metas a Leona en esto, ¡maldito enfermo!-Grite enojada mientras aún mantengo mi cara justamente enfrente de la suya. -Yo soy dueño de todo y tú eres mía, todo tu cuerpo dice mi nombre.-Dijo mirando mi cuerpo, ligeramente desnudo, mientras yo misma empiezo a sudar. -Es mentira.-Dije arrugando mi nariz.- ¡Porque yo simplemente puedo decir que no!-Grite con fuerza.-No me importa si no quieres salvar a mis padres, de todos modos ellos me corrieron, ¿y sabes qué? trágate tu dinero...-Pero antes de que dijera algo de lo que me arrepentiría, él me interrumpe. -¡Con cuidado con el lenguaje que usas!-Tira mis cosas del buró con sus piernas, mientras esta encima mío.- ¡Mierda, no dirás groserías en esta maldita casa!-Me grita con fuerza. -¿Y por qué demonios las dices tú?-Le grité en el mismo tono que él.-Yo soy el dueño de esta casa y tu dueño también.-Gritó sacado de quicio. -¡Eres un maldito idiota!-Resopló molesta y cansada. Después solo sentí su cuerpo caer sobre el mío, sus labios se posaron en los míos, mientras bruscamente mordió de ellos, y con sus manos recorrió mi cuerpo sin timidez alguna. Sus lentes cayeron por lo rápido que me tocaba y besaba, mientras sus labios rompían los míos y yo solo lo empujaba, sin algún resultado. Esto no serviría, era a lo que le tenía más miedo, a que me obligara a hacer cosas que no quisiera hacer, como tener relaciones sexuales. Mis lágrimas empezaron a salir, mientras los besos de Demian empezaron a bajar por mi cuello, dejando mi boca suelta. Yo tomo la oportunidad y gritó: -¡Déjame, por favor!-Suplique. ¡Por favor!-Pido una vez más, que tenga piedad de mi inocencia. Al decir eso, sentí como Demian se quedó inmóvil en mi cuello, él no esperaba esto. Después sentí que mi cuello estaba libre, mientras veía a Demian levantarse de la cama, para después arreglar su corbata. Yo por mi parte, me cubrí asustada con el vestido y con muchas lágrimas en mis ojos. Él me miró, pero yo no podía mirarlo a él, así que mire a un lugar sin sentido, mientras sentía su mirada penetrándose en mi piel. No podía dejar de llorar. Era un hecho, aunque no intentó nada, sentía como si lo hubiera hecho. Él por su parte y con mucha frialdad, solo pudo decir: -Lo siento. -Y se retiró sin decir nada más. Al dejar el lugar, de inmediato corrí y cierre con seguro la puerta mientras me dejaba caer al suelo después de todo lo que había pasado. Estaba muy asustada: ¿Qué tal si él me obliga a dormí con él? ¿Qué pasa si él quiere aprovecharse de mí? Miles de pensamientos se posaron en mi cabeza y todas sin duda apestaban. La vida ya no tenía sentido así, no quería ser de Demian. No quería ser parte de su familia, pero sé que ahora no importa lo que yo piense, parece ser que a nadie le interesan mis sentimientos.
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