Capítulo 2

5812 Words
(2) ¿Quién podía ser tan malo? ¿Quién podría ser tan insensible y decirte que pagó por ti, como si fueras un objeto? El señor Volkova, él puede. Viajar con él señor Volkova, fue más incómodo de lo que pensé. Realmente lo odiaba, aun cuando toda la gente lo miraban sorprendidos por su belleza al cargar gasolina para él auto, para mí era solo un dolor de culo. Antes de volver al auto, compre algunas golosinas para distraerme de él mal humor de aquel hombre. Yo misma no puedo creer que estemos en medio de la nada, enfrente de una tienda que aún tiene una rocola y algunas bebidas descontinuadas hace más de diez años. Ruedo los ojos, al pensar que aquel hombre extraño tal vez puede importarme como carne fresca a cualquier lugar del mundo. No podía negar que tenía miedo de encontrarme con un asesino, como el de las películas. Antes de conocer a Demian, yo vivía en Bibury que es un pueblo y parroquia civil en Gloucestershire, que está muy cerca del río Coln y a 134 kilómetros lejos de Londres. Sin duda to vivía en la nada, cualquier lugar sería muy grande para mí. Salí de la tienda con gomas de mascar en forma de bola muy viejas, mientras él hombre rico y guapo, me espera en su auto lujoso. Guardo los centavos que me sobran en el bolsillo izquierdo de mi pantalón y empiezo a masticar la goma tan dura. Abro una de las puertas traseras del auto y me subo, ya que no quiero estar al lado de él. Al entrar, él me mira por el retrovisor, mientras empiezo a mascar la goma de color rosa. -¿Estás lista?-Me pregunta aun cuando era obvio que no estaba lista. -No lo creo.-Saqué de mi boca la goma y la pegue en él bello techo de su auto. -Qué linda.-Suspiro molesto, para luego arrancar el auto.- ¡Actúas como una estúpida niña!- Me grita mientras yo intento ignorarlo.-Lo único que causas, es que yo te haga las cosas más difíciles.-Yo solo intento quedarme callada, aun cuando mi cuerpo hervía del coraje. * Después de las enormes amenazas de aquel tipo, lo único que pude hacer para mantener mi mente ocupada, era ver la lluvia caer. No sabía a dónde íbamos, mientras que mi mente se llena de pensamientos algo confusos. Las horas pasaron y ya era algo tarde. Mi cansancio era grande, no sé si era por el enojo o las continuas pelas, pero ya estaba agotada de todo esto. Intenté cerrar mis ojos después de aguantarme el sueño por mucho tiempo, pero unas luces deslumbraron mi cara e hicieron que despertara de mi trance. No me había dado cuenta, pero estábamos en Londres. Las luces y los letreros hacían de este lugar más hermoso de lo que pensé que sería. Podía ver el Big Ben y también el palacio de Buckingham mientras el conducía, también pasamos por el gran puente de Londres, pero todo se arruinó cuando escuché de nuevo su voz. -Viviremos cerca de todo esto.-Me comenta con algo de optimismo mientras yo guardó silencio. Odiaba tanto su voz, Demian realmente me hacía enojar. Así que me recosté en el asiento y decidí cerrar los ojos, pero cuando intenté dormir, el carro se detuvo. Levante levemente mi cabeza y vi a Demian saliendo del auto, mientras mi mirada se fija en una enorme torre de cristales brillantes. Yo no sé si estoy dormida o despierta, ya que parecía estar en un sueño en donde todo es brillante y hermoso. Un hombre de tez blanca de repente aparece enfrente de mi ventana. Él me abre la puerta y yo salgo mirando a mí alrededor. Lo que puedo notar es que la ciudad es tan bella y llena de luces. -¿Vives aquí?-Pregunté viendo la imponente torre brillante, que estaba enfrente de nosotros. -Soy dueño de la torre Volkova.-Dijo con mis maletas en sus manos, mientras yo miro hacia el cielo y puedo ver su apellido en la torre. -No, no lo hacemos.-Remarque enojada, mientras intento no atragantarme con mi saliva.- Tú vives aquí y me obligas a vivir contigo.-Le respondí de mal modo mientras que intentaba ser dura con él. Demian por otra parte, me mira muy enojado, ya que el hombre de tez blanca, que me abrió la puerta hace algunos segundos, nos está viendo. ¿Lo hago quedar mal enfrente de sus empleados? -Mejor porque no te callas y entras.-Me ordenó mientras me mira con furia. Así que, con la ayuda del hombre de tez blanca, entró a la recepción de la torre. Al ver los sillones tapizados de cuero, el logo del apellido de Demian y todos los lujos del lugar, me di cuenta que ya no estábamos más en Bibury. El lugar por dentro era aún más hermoso y caro que su exterior. No podía respirar ya que todo era elegante. -Buenas noches, señor Volkova.-Nos saluda una mujer de traje azul con medias negras.- Buenas noches, señorita.-Ahora me saluda con una sonrisa, mientras yo no sé qué está pasando. Él hombre rico no contesta los saludos, a pesar de que es su personal y va directo al ascensor, donde nos subimos junto al hombre de tez blanca. Yo me siento tan incómoda, al esperar llegar al piso en donde está el hogar de este idiota, mientras él me mira sin parpadear por los espejos del ascensor. Yo no sé qué hacer, ya que su mirada es tan penetrante, que me hace sudar. Al llegar al piso doce, él hombre de tez blanca nos deja pasar primero a nosotros mientras detiene las puertas del ascensor con su cuerpo ancho. En el pasillo no había nada más que una puerta de color plateado, con un tipo de aparato con números. Él hombre de tez blanca nos abre la puerta, después de apretar botones con rapidez. La puerta está abierta y puedo entrar a su departamento, qué es más grande de lo que parece. -Son muy pocas cosas.-Me dice Volkova, dejando las maletas a un lado de un sillón. Yo no puedo respirar al ver tantas cosas en un lugar tan sofisticado. ¿Debería sacar mi juego de tazas de porcelana y jugar al té con él? -En cambio del señor Volkova, yo estaba en bancarrota.-Respondí mientras puedo ver que tiene una piscina dentro de su departamento. ¡Los millonarios gastan tanto dinero en cosas estúpidas! ¿Tiene un león quizás? -Esperaba a una mujer más vanidosa.-Me comenta mientras me mira tan curioso, como si fuera un animal de Discovery Channel. -Pero esto es lo que tienes.-Le respondo de mala gana, mientras intento no mostrar mi sorpresa al ver una escultura del David, en medio del lugar. -Puedo hacerte vanidosa.-Comentó mientras suspira. -No lo harás.-Le respondí enojada mientras intento no caer en sus encantos de hombre guapo y rico.- ¿Usted solo piensa en cambiarme?-Resople enojada dejando caer mi mochila hecha de jeans viejos al suelo. -Lo lamento.-Se disculpó mientras se mofa de mi honestidad.-Estoy acostumbrado a hacer las cosas a mi manera.-Dijo aventando su saco al sillón, he ignorado mis palabras.- Mañana te irás de compras.-Dijo con su voz gruesa. -¿Qué?-Le pregunté enojada de que no escuchara mis reclamos. ¿Acaso solo oye sonidos de gallinas cuando hablo? ¿Él piensa cambiarme?-Me pregunté una vez más a mí misma, mientras lo miró con rabia. -Sí, haré que todas mis secretarias y todo mi personal vayan contigo de compras.-Responde con su manera tan presumida, al decir que tiene tantas secretarias. -Tal vez puedan encontrar algo apropiado, para la esposa de él hombre más rico de la ciudad.-Dijo como si fuera más que importante, mientras que yo soy solo una mancha de estiércol entre los diamantes.-Supongo que tendrás que cambiar por mi granjera.-Comenta con una media sonrisa mientras se está sirviendo un trago de whisky, para después sentarse en su sillón de piel café. -¿Qué no escuchaste nada de lo que dije?-Le pregunté colmada, mientras intentaba mantener mis puños en mí. No quería ser la granjera que le rompiera su cara perfecta. -No, solo escuche un ruido molesto en mis oídos, mientras hablabas.-Él ahora se hace el graciosos conmigo. -No iré de compras, mejor ponlos a trabajar en la empresa de mis padres.-Escupí enfadada.-Fue eso lo que les prometiste a mis padres por su querida hija, ¿no?-Pregunte molesta. -¡Eso no es de tu interés, mocosa insolente!-Gritó peligrosamente, mientras se sirve otro trago de whisky.-Mejor vete a dormir.-Dijo con la quijada endurecida.-Tu cuarto está en el tercer piso, la segunda puerta.-Dijo luciendo cansado de pelear conmigo, pero para ser sincera, yo no quería parar, mi boca parecía un arma llena de veneno. -¿Y tú te ahogaras de borracho hoy?-El joven Volkova no se veía más viejo que yo, puesto que su apariencia es tan joven y fresca, pero no puedo evitar lucir como su madre, mientras le hablo con toda la seguridad del mundo. Él solo mofó molesto, mientras parece sorprendido por mi gran boca.-No es de tu interés.- Dijo con frialdad, mientras se desacomoda su corbata con desdén. * Después de esa discusión con el señor Volkova, subí al tercer piso, en donde estaban las habitaciones. No podía entender porque un departamento que parecía pequeño desde afuera, fuera tan grande por dentro, pero trato de hacerme entender que los ricos son así. Solo compran cosas para llenar el vacío que hay dentro de sus seres. ¿Madre me escuchas?  Al llegar al tercer piso, noté que había cinco puertas de madera fina. El señor Volkova me dijo que mi habitación se localizaba en la segunda puerta, pero mi curiosidad de saber más sobre el hombre me gano. Así que abrí la primera puerta. Mientras está se va abriendo, empiezo a tener mucho frío, incluso se podía ver una clase de humo en el aire, era como un congelador. Prendí la luz del cuarto y me encontré con un lugar lleno de pinturas que se guardaban en cajas de cristales, para que nadie las tocará. De inmediato cierro la puerta algo sorprendida, aun pensando que es demasiado extraño, pero creo que solo es un hobby de niños ricos. Quizás me pueda asesinar y guardarme ahí, para venderme por kilo en el extranjero. Así que algo preocupada, me dispuse a tomar la siguiente habitación, mientras un escalofrío pasaba por mi cuerpo. Al abrir la siguiente puerta, me di cuenta que esa sería mi habitación. El lugar era grande y lujoso, con una cama King size de madera, mientras que el color de las sábanas eran de color menta. Al lado de la cama había un pequeño buró de perlas blancas, mientras que también había un tocador de madera con una pequeña silla enfrente. El tapiz de las paredes era de color rosado claro, mientras que las ventanas estaban adornadas con grandes cortinas rosadas y un candelabro de diamantes en el techo. El lugar era precioso así que sale de mí una gran sonrisa, mientras que al mismo tiempo me siento algo asustada. Cuando entro al baño, me doy cuenta que esté era más grande que mi vieja habitación. La bañera era en forma concha y estaba en medio del lugar, pero lo malo es que tenía puertas de vidrio y todo se veía cuando uno tomaba una ducha. Pero en mi mente solo pasaba: ¿Y si ese depravado entraba? Todo iba en su contra, tenía mucho miedo de saber qué es lo que me deparaba en el futuro con alguien qué es tan diferente a mí. Cerré la puerta principal con seguro y después me senté en esa enorme cama, completamente vacía de ilusiones y deseos de vivir. Después me recosté en esa cama que se sentía extraña, llorando hasta que me quedé sin lágrimas y sin fuerzas. Me dolía el corazón, estaba tan herida qué mí mismo cansancio me hace caer rendida. *A la mañana siguiente. Cuando desperté por la mañana, esperaba que todo fuera un mal sueño de mi creativa cabeza, pero no era así. Yo estaba en medio de la cama con la misma ropa de ayer y con una jaqueca del tamaño del mundo. Yo misma aún me siento una desconocida en esta nueva casa, así que no dudó en mirar cada centímetro de la habitación, que pareciera ser de una princesa. Intento familiarizarme con todo, pero es demasiado absurdo, que lo único que sale de mi boca es un gran suspiro. Pero antes de gritar como una loca y despeinarme por estar lejos de mi hogar, la puerta se empezó a abrir, así que tuve que hacerme la dormida. No quería hablar con Demian, ni tampoco ver su agradable cuerpo enfrente de mi descuidada apariencia en las mañanas. Escuche como unos pasos caminaban hacía la cama y eso me ponía más nerviosa. Después empecé a sentir golpecitos en mi cuerpo, así que tuve que abrir los ojos. Gracias a dios no era Demian, sino una señora de edad avanzada, que llevaba un traje de sirvienta tan antiguo como sus dientes. -Buenos días, señorita Alice.-Me dice con mucho respeto, mientras sus ojos lucen tan serenos. -Buenos días, ¿conoce mi nombre?-Pregunté sentándome en la cama, mientras ella abría mis maletas y guarda mis pertenencias en un armario. -Sí, el joven Volkova nos ha dicho su nombre, sé qué será pronto la señora Volkova.-Yo misma no estoy contenta de llevar ese apellido muy pronto, así que paso mis manos por mi cara algo fastidiada. -Ni lo menciones.-Le dije asqueada, mientras intento despertarme aún de un sueño loco, pero pareciera que solo estoy fantaseando que esto sea un sueño, pero claramente no era uno. -El joven Volkova es un buen hombre.-Me contesta como si lo conociera bien.-No lo juzgue, se lo pido señorita Alice. -¿Acaso usted sabe lo que me ha hecho?-Pregunté mientras ella asiente con la cabeza.- ¿Usted cree que está bien?-Ella niega con la cabeza, mientras yo la miro amenazadoramente.- ¿Y usted me está pidiendo que no lo juzgue? ¿Qué hay de mis sentimientos? ¿Acaso yo no cuento?-Ella se sienta al lado de mí, mientras toma mi mano con fuerza. -Sus sentimientos son lo más preciado que usted tiene, pero a veces un cambio está bien. Él joven Volkova no es malo, ni siquiera lo he visto dañar a alguien más, que no sea el mismo.-Ella se escuchaba algo triste por eso, pero sin duda mi cabeza egoísta solo podía sentir lástima por mí misma. -No es muy bueno conmigo que digamos.-Dije mirando mis manos.- ¿Cómo te llamas?-Le pregunté un poco más amable mientras qué puedo notar que es dulce, al menos me da respuestas y no me intimida como lo hace el señor Volkova. -Laura.-Dijo con su voz tan clara como el agua. -Laura.-Ahora la miró con los ojos bien abiertos.-No quiero estar con él.-Le digo asustada. -Señorita Alice, usted verá que el señor Volkova es una de las personas más buenas y al mismo tiempo incomprendidas de este planeta.-Parecía conocerlo bien.-Yo lo cuide desde que era pequeño, sufrió demasiado, porque siempre lo presionaban para que heredará la empresa de su padre.-Ella luce afligida, así que mira al suelo.-Lo ha hecho mejor que su padre.-Me dice orgullosa de él. -Quisiera creerte, en serio.-Parpadee cansada.-Pero no puedo.-Dije negando con mi cabeza y pensando que quizás podría entenderlo. -Lo entenderás mi pequeña.-Se levanta de la cama y sigue guardando mis zapatos.-Y ahora ve a desayunar, el señor Volkova quiere verla abajo.-Me mira un poco.-Te ves demasiado delgada.-Me dijo abriéndome la puerta de madera fina. -No quiero desayunar con él, lo haré cuando él se vaya.-Le dije enredándome entre en las sabanas de seda. -¡Por favor señorita Alice, baje!-Dijo preocupada y algo asustada de que me negara a bajar. ¿Acaso Demian era un asesino serial? ¿Por qué le tiene tanto miedo?-Él señor Volkova se enojara.-Me pide con nerviosismo qué baje. -Ese idiota quiere que todo se haga a su manera.-No lo haría, no sería parte de su estricto control.-Le diré al señor Volkova qué está cansada.-Me dijo nerviosa, mientras trata de hacerme sentir más tranquila. Ella le tenía tanto miedo, así que supe de inmediato que ella lo estaba haciendo, porque quería ayudarme. -Gracias.-Le dije realmente agradecida, mientras deja la habitación. Yo trataba de escuchar a Laura y también trate de creerle sobre Demian, pero a veces es tan difícil creer en algo, que no se puede ver a simple vista. Quizás jamás lo entenderé. * EN EL COMEDOR. La luz tenue del sol alumbra la habitación de grandes ventanales, haciéndola ver aún más perfecta de lo que era en realidad, con sus paredes blancas, candelabros modernos y una mesa de vidrio con diferentes tipos de rosas. El joven Volkova se encuentra sentado en una silla color azul de madera color plata, mientras su perfecta silueta lo hace ver más inteligente y refinado, mientras usa un traje de lino azul. La sirvienta baja las escaleras, mientras él joven come su comida como un hombre perfecto lo haría, incluso su piel dorada se ve más hermosa y sus ojos cafés, ahora se ven más cafés. -Lo lamento joven.-Dijo la mujer mayor, a algunos metros del hombre perfecto.-Ella no bajará.-Dijo la dama de cabellos grises, mientras intenta mirar todo el tiempo al suelo. -¿Qué?-Escupe el joven Demian enojado, mientras interrumpe su perfección con una cara extraña.- ¿Como que no bajará?-Pregunta mientras frunce el ceño y muerde su labio con intriga. -Lo lamento, señor Volkova.-Ahora ella lo mira con miedo, mientras toda su devoción es de él.-La señorita Alice está cansada y comerá cuando ella se sienta mejor.-Comenta Laura, demostrando su nerviosismo en un pequeño tambaleo. -¿En serio?-Pregunta Demian suspirando profundamente, aun mostrándose calmado.- ¿En serio?-Vuelve a repetir, haciendo que la mucama trague saliva.- ¡Ella no está cansada!-Grita con fuerza, perdiendo la postura. Así que el joven se levantó de su asiento, para luego azotar sus manos contra la mesa de vidrio.- ¡Iré por ella, es mi maldita prometida y desayunara con su prometido!-Rugió enojado mientras camina hacia las escaleras. Toda la torre podía escuchar los pasó de Demian golpeando la madera fina de las escaleras, mientras se dirigía a la habitación de Alice. Al llegar enfrente de la puerta color blanco, él entró sin pedir permiso como un rayo, retumbando con fuerza en la habitación. -¿Por qué demonios no estás abajo?-Pregunta con fuerza.- ¡Te ordene que desayunaras conmigo!-Gritó mientras hace un escándalo en la habitación. -No voy a hacer lo que tú me digas, recuerda que no soy tu esposa.-Le dice la chica con agallas.-No puedes controlarme como una marioneta.-Escupe con fuerza y odio. -Aún.-Escupe él castaño frustrado.-Ya te dije, pagué muy caro por ti y quiero resultados.-Se pone enfrente de ella, siendo lo único que ve la chica. -¡Levántate de esa maldita cama y ven a desayunar!-Dijo mientras su pecho está inflamado. La ira de Demian, era como un desastre de la naturaleza, qué podía llevarse todo a su paso. -No lo haré.-Replicó la joven con valentía.-No lograras nada de mí. -Me canse.-Escupe él hombre enojado, jalando las sábanas de color menta. -¿Qué haces?-Gritó la chica con sus piernas descubiertas, mientras que lo primero que viene a su mente, es la violación. -Haré lo necesario para llevar tu trasero abajo.-Dijo sonriendo de una forma aterradora, mientras Alice no sabe qué hacer ante tal amenaza. Demian juega un pequeño juego psicológico para poder llegar a su punto débil, mirándola como si fuera un animal que no puede controlarse. Demian Volkova no era cualquier hombre, él lograba mantener sus tentaciones en segundo plano, mientras que sabía cuándo y cómo actuar irracionalmente. Logrando un buen control de sus propias acciones. Pero sin duda, Alice no era algo que él pudiera controlar, ella actuaba sin pensar, mientras que sabía que ella no tenía una mente calculadora, haciendo y diciendo lo primero que viniera a su mente. Él solo puede jugar con sus emociones, mientras su animal interior, le dice que ella porta unas piernas sensuales, mientras que sus coloradas mejillas son tiernas y regordetas. -¡Eres un maldito!-Escupió la joven mientras está cerrando los ojos e imaginando lo peor. -Haré lo que sea para que bajes.-Los ojos de la pequeña se alarmaron y poco a poco se fue levantando con su orgullo en el suelo. Mientras se pone los zapatos, él castaño la mira con gracia. -Tu osadía, no es tan grande como yo.-Termino diciendo, después de verla cediendo. -Idiota.-Resopla la chica con fuerza, mientras intenta salir de la habitación, pero eso no es lo que el chico quiere de ella. Así que se posa enfrente de ella, impidiéndole el paso.-¡Déjame pasar!-Gritó la chica con muy poca tolerancia a los juegos de Demian, mientras el olor a yerbabuena del joven, llenan sus fosas nasales. -Buenos días, amor.-Dijo Demian con seriedad y su mandíbula apretada. -¿Qué?-Escupe la chica.- ¡Eres un bastardo bipolar!-Grita la joven molesta, mientras está demostrando un genuino enojo, que hace que Demian se siente más interesado en la joven. -Dije...-Tose con fuerza el joven Volkova.-Buenos días, mi amor.-Su mirada penetrante hace que ella misma baje la mirada, mientras que el joven está ansioso por la respuesta de la pequeña. -Buenos días.-Dijo la joven tratando de pasar por sus gran brazo, pero él no la deja.- ¡Buenos días amor!-Le gritó con fuerza, haciendo lo que Demian quería. Así que Demian la dejó pasar con una sonrisa en sus labios rojizos, después de oír la respuesta bien contestada. La joven baja hasta llegar al último piso, mientras que sus fosas nasales se llenan del olor a waffles recién hechos y café del mismo que tomaba su madre por las mañanas. Ella misma puede recordar su hogar, pero sin duda no es lo mismo sin sus padres. *  Por Alice. -¡Wow!-Dije viendo un festín de comida delante de mí. El estómago me dolía, así que no dude en tomar mucha comida en un plato, y llevarlo a la mesa como toda una campesina, mientras que Demian, quién se sienta al lado de mí, me ve con gracia. -¿Sí, algún problema?-Escupí con la boca llena de comida mientras intentaba reclamarle, pero al parecer mi táctica de "desagradarle" no funcionó, mientras que conseguí que él sonriera y también qué se riera, supongo que era el fin del mundo. Su risa era demasiado ruidosa, es más, prefiero que me grite ahora que lo pienso. Supongo que, por algunos segundos, pude verlo feliz. Él incluso alboroto a toda la servidumbre, que no sabía que estaban en el departamento. Todas las chicas de limpieza, se asomaron de sus puestos de trabajo, para mirar algo que no se puede repetir; la risa del hombre de hielo. Pero eso duró muy poco, puesto que él mismo notó que todos lo miraban, ¿y cómo no hacerlo? Si a pesar de que sea un hombre despiadado ante mis ojos, tiene una risa hermosa. -¡Si siguen observando, perderán sus malditos empleos!-Grita haciendo que todas las palomas del techo, se fueran volando a otra parte. Todas las sirvientas retomaron sus puestos de trabajo al escuchar la ruidosa voz de Demian. De nuevo podrías escuchar cómo los trastos se golpean uno contra otros, y cómo aspiraban la piscina. Él era particularmente extraño, había veces en las que me preguntaba si él era genuinamente lindo cuando baja la guardia, pero sabía que siempre intentaba volver a su zona de confort, cuando ve que alguien puede ver lo hermoso que es en realidad. Al terminar de comer, me levanté de mi asiento. -Bueno...-Dije con el estómago bien lleno.-Me iré a dormir.-Decidí caminar más rápido, pero él siempre estará un paso adelante de mí. -No irás a dormir.-Su voz siempre es tan fría, que puedo sentir un escalofrío pasar por mi espalda.-Hoy vas a ir de compras, ya te lo había dicho.-Me dice mientras Laura le pone su saco n***o, ya que parece que se irá a trabajar. Yo de inmediato me quedo estática al escucharle. -No, gracias.-Le conteste algo distante, intentando avanzar hacia las escaleras y huir de la escena. -¿No?-Preguntó sin mirarme.- ¡Te dije qué vas de compras!-Me grita en forma de orden. -¿Quieres que te siga todo el día?-Pregunté mientras volteo a verlo.- ¿En tu aburrida empresa, con millones de tipos que se rompen el culo por hacerte feliz, mientras destruyen otras empresas con su propia ambición?-Yo misma no sabía de dónde salían tantas palabras, mientras que mi único blanco es la cara del señor Volkova. -La empresa Volkova no es eso.-Ahora trata de educarme, mientras luce algo molesto por lo que he dicho de su preciada empresa.-La empresa Volkova es dueña de la mayoría de negocios de servicios de uso diario en Inglaterra, y también es la única empresa que por sí sola salió adelante, teniendo centros comerciales, automotrices, sellos discográficos, plantas de luz, plantas de agua y todos los servicios que alguna vez pudiste imaginar. Convirtiéndose en una de las empresa más grande de Europa, mientras ayudamos a empresas nuevas o viejas a mantener estabilidad económica.-Lame sus labios, para proseguir con mi educación.-Así que como creador de todo eso, tienes que escucharme porque soy listo y tú prácticamente jefe.-Ahora intenta arreglar su corbata enfrente de un espejo.-No quiero volver a oír ese estúpido vocabulario en mi casa, ¿entendiste?-Pregunta tensando la quijada. -Dices que no utilice ese vocabulario, cuando tú lo ocupas, ¿de qué demonios se trata esto?- Resoplo enojada, mientras cruzo mis brazos. -Mi casa, mis reglas.-Dijo mientras su porte superficial lo hace ver alto y fino, al lado de una pequeña con la misma ropa del día anterior. Quería incluso cortar mi cabello y quedar calva, para hacerlo enojar y que su perfecto porte se viera mal al lado de su nueva prometida; pero no era una buena idea, incluso era estúpida, ya que todo se ve bien al lado de él. -¿Y qué ropa debo a usar?-Salió sin siquiera pensarlo, mientras tapó mi boca. Él por otra parte, me miró de arriba a abajo, ya que supongo que él quiere verme desnuda. -Lo que quieras, ayer te veías linda.-Dijo intentando no darle tanta importancia a mi persona, mientras veía su celular. -Lo sé, pero aún la tengo puesta y tú...-¡Maldita sea! Me está interesando verme bien, al lado de él. -Si ese es tú problema...-Ahora me mira mientras acabada de inspeccionar mis palabras.- No te preocupes, todos saben que me gusta hacer caridad.-Me dice orgulloso, mientras mira su celular sonriendo. -Eres un pedazo de idiota.-Le contesté realmente furiosa. -¡Hey!-Dijo acercándose a mí y aplastando mi boca con sus manos, mientras quedamos a solo unos cinco centímetros de distancia.- ¿Qué dijiste?-Pregunta peligrosamente sensual.-No quiero malas palabras en mi casa.-Sentía incluso algo extraño en mi interior, mientras él sostuvo sus labios contra los míos, que lentamente se rozaron, mientras mis ojos se abren cada vez más. El sabor de sus labios era bastante extraño para mí, un sabor entre menta y tabaco, junto con su perfume caro, que simplemente me hacían temblar. Antes de que sus labios se unieran aún más, lo empujo con mis dos manos mientras lo veo sonreír. Él me confundía más que un juego de ajedrez, con la reina Isabel. -¿Qué demonios crees que haces?-Le pregunté con las mejillas enrojecidas, esté no era mi primer beso, pero realmente sentía como si quisiera que él fuera el primero y el único. Mi piel se sentía tan sensible, como si con un toque de su parte, pudiera derretirme. -Eres mi esposa ahora.-Aún no lo soy y ya siento que debo creer en lo que dice. Antes de caer en más tentaciones, corro a mi habitación, huyendo de mis propios deseos. ¿Cómo un toque de su parte, puede hacer que mi humor cambie? Al estar sola en mi habitación, puedo respirar con tranquilidad mientras golpeo mi cabeza con fuerza. ¿Por qué mi corazón se tambalea de esa manera? ¿Por qué al sentirlo cerca, siento un placer a dolorido en mi cuerpo? Pero trato de distraerme de mis sentimientos, así que levantó lentamente del suelo, para poder observar bien la habitación que se me fue otorgada. Todo era grande y lujoso, mientras que abro una puerta que no vi antes al lado del baño. Al entrar en esta, pude notar que era un gran armario del tamaño de mi vieja habitación. Yo misma me siento tan absurda de estar en este lugar, ya que nada encajaba con mi vida de granjera en mi pueblo natal. Sin más, tomé un vestido color rosado y una chaqueta de cuero ajustada. Después me pongo unos tacones color miel, mientras dejo libre mi pelo n***o y grueso. Me maquille lo suficiente, para dejar de lucir como una niña; y cuando termino, me miro al espejo para poder ver el resultado de mi esfuerzo. Realmente parecía otra yo y estaba sorprendida al verme. Mis labios ahora eran más grandes e incluso más gruesos, mi cara se veía como la de una muñeca de porcelana, todo lo contrario, cuando no tengo maquillaje. Pronto recuerdo cuando aprendí a maquillarme, tenía doce años y estaba en el baño de mi escuela, mientras el lavamanos goteaba, haciéndome sentir tranquila. Una amiga me enseñó cómo hacerlo, pero no creo que lo haga tan bien como lo hizo ella. Me siento un poco triste, ya que mi madre diario se maquillaba y jamás quiso hacerlo por mí. Ella siempre murmuraba que yo no podía ser más bella que ella. Todo esto viene a mi mente, mientras paso un papel por mi cara y quito el exceso de maquillaje. Después de admirarme y recordar de como mi madre temía que yo fuera más bonita que ella, baje las escaleras hasta encontrándome con Demian, tomando una llamada justamente en la entrada. -Es hora de irnos.-Avise tomando el celular de sus manos y apagándolo en frente de su cara. -¡Era una llamada importante!-Me dijo un poco alterado, pero no demostró mucho enojo al hacerlo.- ¿Acaso qué es más importante qué una llama de negocios?-Pregunta algo ofendido. -No me importa lo que digas, ¡muévete ya!-Le grite molesta y con seguridad.-Te dije que tengo prisa.-Le conteste con rabia. -¿Estás enferma?-Pregunta colmado, mientras me mira con rareza.- ¿Por qué no sé de qué tengas prisa?-Sin duda yo era un nuevo obstáculo para él, lo veía en su mirada algo frustrada al tratar con alguien tan obstinada como yo. -Quiero acabar con esta mentira de una vez.-Le contesté con palabras amargas. -Esto no es una mentira.-Él me tomó de los hombros, para acercarme a sus labios, haciéndome sentir algo en el estómago.-Esto es tan real y pronto un papel te hará Volkova. Deberías estar agradecida.-Me dice mientras tiene labial en su boca, que le pertenece a mis labios. No puedo negar que luce tan sexy con el labial, puesto que sé que mis labios se habían rozado contra los de él. Al final él se aleja de mí y solo lame los restos de labial que hay en su boca, haciéndolo ver aún más atractivo que antes. * Los dos bajamos por el ascensor y claramente esto sigue siendo incómodo. Él habla por teléfono, mientras yo no sabía qué hacer con mis manos. ¿Debería mirarlo? No, si lo miró, pensará qué me gusta y no quiero que sepa mis sentimientos. De alguna manera, mis pensamientos me hicieron distraerme, hasta que llegamos a la planta baja. Los dos salimos del ascensor y ya nos estaba esperando el hombre de tez blanca. Él y Demian caminan hacia una puerta, al lado de la recepción. Al entrar a está, pude ver que era un garaje. Un Aston Martin One-77 nos estaba esperando prendido, mientras había más de quince autos diferentes en el lugar. Yo misma resopló, al ver la cantidad de autos que tiene Demian estacionados en su garaje, es incluso tan absurdo que las palomas salen volando del enorme lugar, una vez más. Me senté junto a él, en aquel pequeño y lujoso auto. Durante el trayecto a su empresa, veía todo el centro de Londres, que es realmente hermoso y transitado, pero no puedo negar que me da un poco de nostalgia no estar en casa. Derramó una lágrima, mientras intento aferrar mis sentimientos, pero no puedo negar que es bastante difícil mantener todo ese dolor dentro de una persona tan pequeña como yo. * Después de algunos minutos, el auto se detuvo enfrente de un enorme e imponente edificó. Podía ver los carteles de tiendas VIP que solo personas de familias finas podían entrar, como gobernadores, aristócratas y gente de la alta sociedad. Creo que tenías suerte si solo entrabas a la recepción, y si no eras m*****o de la cadena de lujo Volkova, claro que te podrían escoltar a la salida con mucha elegancia. Cuando llegamos al estacionamiento, miles de personas se aproximaban al auto, todos querían atención del hombre más rico de Londres. En este mismo momento, me pude dar cuenta de su grandeza, al escuchar cosas estúpidas por fuera de las ventanas. -Su café.-Gritó una joven desvelada, con un vaso de café para Demian, mientras otros hacen proposiciones algo extrañas.- ¿Le preparó una cita para el restaurante...?-Yo abro bien mis ojos al escuchar tales cosas.- ¿Quiere mandarle flores a...?-Todos tenía algo que decir, pero Demian no estaba para escuchar. ¡Vaya! Esto es real, de verdad él era importante. Al estacionar el auto en un cajón reservado, varias personas intentaron abrirle la puerta y cuando lo logran, él sin decir nada, sale con una sonrisa en su boca, mientras se pone sus gafas de sol. Él realmente se cree una estrella de rock, para después mostrarles su mano delgada, para que se retiraran y no arruinaran su perfección. Cuando notaron que había otra persona en el auto, sorprendidos corrieron a abrirme la puerta, y al estar en frente a mí, hacen preguntas extrañas. -Buenos días señorita, ¿quiere un café? ¿Una manicura? ¿Un masaje?-Preguntas que en el mundo de los plebeyos y mortales no existen. -No, gracias.-Dije sonriéndoles algo nerviosa, pero al parecer era la primera vez que les hablaban bien a estas personas, así que empezaron a sonreír abundantemente. -Que linda es.-Dijo un señor de edad avanzada con las mejillas rojas. Me sorprende mucho ver a un hombre mayor, tratando a Demian con mucho respeto. ¿No se supone que  Demian le tiene que tener respeto por ser mayor? De inmediato no dude en pensar en mi pobre padre, él siempre fue una persona increíblemente sencilla, no puedo ni siquiera pensar en lo que él habrá pasado por aceptación de estos hombres tan terriblemente ricos. Claro que la bestia del señor Volkova, tenía que decir algo al respecto y no se hizo esperar, algunos segundos después. -Alice, no tienes que ser educada con personas que no son de tu clase social.-Dijo mientras posa su brazo por mis hombros. -¿Qué? ¿Clase social?-Pregunté mirando el suelo.- ¡Vamos Demian!-Suspire y me detuve.- No actúes como si fueras la reina de Inglaterra.-Le dije mirando su altura, al lado de mi pequeño cuerpo. -Sé que no estas acostumbrada a estar arriba de la pirámide social, y estás en lo correcto.- Remarca con sus labios rojos.-Soy la reina, si se puede decir así.-Me dice mientras habla de su gran puesto.-Este es mi reino, así que tienes que actuar de otra manera. Me detuve mientras él seguía caminando, supongo que al principio no lo noto, ya que estaba envuelto en su burbuja de superioridad, que se rompe al ver que no estoy a su lado. -¿Qué te pasa? Camina.-Ruge molesto conmigo, mientras yo mofo con fuerza. -¿Reina? Más bien eres la reina del drama.-Le contesté caminado más rápido que él, ya que quería ganarle en algo, ya que al parecer jamás puedo ganar con él. Nunca me había detenido a pensar en lo importante que era Demian en este país, pero un enorme y lujoso edificio que tenía su apellido, me daba una idea. Mientras que sabía que todos en Inglaterra alguna vez, utilizaron los servicios Volkova. Su grandeza me asusta, su mirada me aterra, sus palabras me quiebran. ¿Podre llegar a acostumbrarme a esto?
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