Episodio 2

1470 Words
POV ALANA Me desperté con un dolor de cabeza y dolor de cuerpo increíble y solo podía encontrar una culpable y esa era YO MISMA. En qué cabeza cuerda cabía la posibilidad de tomar tanto y de acostarse con un desconocido, bueno, al parecer no estaba tan cuerda o por lo menos anoche no lo estaba. Empecé a ver si encontraba al desconocido de anoche por la habitación y no lo encontré por ningún lado y era un alivio, no quería tener que hablar con él. ¿Qué le diría? Estoy casada, fue solo una locura por todas las copas que tome, o, estuvo bien, pero solo fue una aventura de una noche. Cualquiera de las dos respuestas me haría ver mal y odiaría verme en sus ojos grises, que tanto me habían hipnotizado anoche, como una cualquiera. -Pero por el despecho me había convertido en una- pensé tratando de tranquilizarme Cómo sea, es mejor cambiarme y salir de aquí antes de que él decida volver, tendría que haber anotado su nombre en algún lado, el alcohol había hecho lo suyo y me había hecho olvidar algunas cosas, excepto todo lo que me hizo en esta cama, la cual mire con vergüenza, recordando cada roce de su piel con la mía. Encuentro mi vestido con mi tanga, tirado en el piso junto a mis zapatos y empiezo a vestirme, cuando termino me debato en sí dejarle una nota de despedida, pero decido que no, es mejor no decir nada y tampoco sabía qué decirle así que era mejor salir sin mirar atrás. … Estaba en una cafetería pensando en los acontecimientos de anoche y en todo lo que tenía que hacer, lo primero era mandarle un mensaje a Henry para saber si podía empezar los trámites de divorcio, no quería seguir atada a ese idiota, de suerte que Henry era un excelente abogado y uno demasiado genial. Lo segundo en mi lista era mudarme otra vez a mi departamento, tenía suerte que aún no había vendido el mío, lo tercero era conseguir otro trabajo, no quería trabajar en el mismo lugar que mi supuesta amiga y mi exesposo. Por último, pero no menos importante, tenía que encontrar al bastardo hijo de mi padre y preguntarle por qué no me había dicho lo del maldito testamento. Me había alejado de mi padre desde que me había enterado de que había adoptado a un chico porque yo no era lo suficientemente buena para los negocios, por lo que volver serio absurdo, sin embargo, quería respuestas para mis preguntas y el único que podía dármelas era Finnick. No lo odiaba, el corto tiempo que vivimos justos lo había considerado como mi hermano pequeño, sin embargo, el que mi papá lo prefiriera a él, antes que a mí, solo por ser hombre me distancio mucho de él, aunque una vez al mes nos tomábamos las molestias de hacernos una llamada, por lo que no entendía por qué no me había comentado sobre el dichoso testamento. Mi vida siempre se trató de complacer a mi padre, hasta ese día que me dio la noticia, siempre había sido una hija modelo, tenía las mejores notas, no salía con mis amigas y solo me dedicaba a estudiar y a asistir a las fiestas de negocios que mi padre me pedía asistir, pero nada de eso, basto, y lo único que pude hacer es mudarme con mi abuela cuando la situación con mi padre ya no daba para más. Dejo de importarme lo que mi padre pensara de mí, aunque de igual forma, seguí mis estudios, me gradué de la secundaria y termine una carrera en las mejores universidades, aun así, esta vez no lo hice por él, lo hice por mí. Mi abuela me decía que mi padre me amaba mucho, pero a veces le dolía verme por el hecho que le hacía recordar a mi mamá, sin embargo, yo no tenía la culpa de lo que había pasado, yo era muy chica como para entender lo que pasaba ese día. Dejé de pensar en el pasado y me propuse llamar a Logan, aún necesitaba ir a buscar las llaves de mi departamento al departamento de Liam y no quería ir sola. -Henry- Salude cuando contestó al primer timbrazo -Hola, bella -Necesito un favor- le digo suspirando -Mejor dicho, dos favores, te lo pagaré, te lo prometo - Rozana me contó que hubo un malentendido- me dice y yo me golpeo mentalmente, me había olvidado de que la perra era la novia de mi mejor amigo -Vino llorando, diciendo que estas celosas de la amistad que ella tiene con Liam. -No son simples celos- le digo tan calmada como puedo, no podía creer que esa perra quería hacerme ver mal a mí por lo que ella y mi esposo hacían -Tú me conoces más que nadie, sabes que no soy celosa, nunca lo fui y no voy a empezar ahora, pero los escuché Henry, los escuche que decían cómo él le había prometido nunca tocarme, les escuche decir que él se había casado conmigo solo por la herencia de mi padre y que ahora debía acostarse conmigo porque en el testamento estipulaba que yo necesitaba traer a un niño a este mundo para poder tener toda la herencia de mi padre -Maldita sea Alana- Me grita y pensé que me iba a insultar porque no me creía -Te dije que ese imbécil no te convenía, aunque aún no puedo creer que Rozana haya querido engañarme, ella me conoce y sabe que si paso algo, antes de creerle a ella te preguntaría a vos y que siempre voy a creerte a vos -No me importa-Suspire al saberlo de mi lado -lo que necesito es estar separada de ese imbécil lo antes posible y también necesito que me acompañes a sacar las llaves de mi departamento y llevarme todas mis cosas, no quiero ir sola, no sé si soy lo suficiente fuerte para enfrentarme a esa idiota sola. -Está bien- acepta, sabía que podía confiar en él, jamás me dejaba sola -Estoy con Tomás, mándame la ubicación por w******p y enseguida estaremos contigo Entonces corté la llamada e hice lo que él me pidió. Era bueno que estuviera con Tomás, por lo menos seríamos más rápidos en sacar todas mis cosas de ese departamento y si teníamos suerte no tendríamos que encontrarnos con el idiota del que pronto se convertiría en mi exesposo. … Los dos habían llegado rápido a la cafetería y ahora estábamos en el lugar donde hace un día llamaba hogar, qué ilusa fui, no podía creer que me habían engañado así, en pleno siglo XXI ningún hombre aguardaba virgen a ninguna mujer y menos estando con una mujer cinco años, si definitivamente era una ilusa, una tonta y con poco cerebro, con razón mi padre no quería que yo heredara sus empresas, si en algo tan tonto me habían engañado, no me quería imaginar en los negocios. -Alana-Me llama Tomás sacándome de mis absurdos pensamientos - Deja de estar metida en tus pensamientos y empaca, no sabemos a qué hora va a volver tu estúpido ex y si lo llego a ver no quiero arruinar mi ropa con su sangre por la paliza que le voy a dar -No tienes por qué llegar a eso-Era bueno saber que tenía amigos como ellos -Es una pérdida de tiempo y energía -Lo bueno es que aún no habías terminado de mudarte- dice Henry bajando con algunas de las cosas que estaban arriba, incluyendo mi maleta que había dejado ayer, sin desarmar cuando llegue del viaje de trabajo -Busque la llave de tu departamento y no está acá, así que llame a mi mamá que tiene la copia de cada una de nuestras propiedades y me dijo que la semana pasada antes de casarte se la dejaste a ella para que la vendiera -Me había olvidado-Le digo acordándome de ese día- Entonces ya es todo, no hay nada más en esta casa que me pertenezca, es mejor que nos vallamos. Salimos del departamento y mientras Tomás y Henry cargaban el auto con mis cosas, yo decidí hablar con el encargado del departamento y dejarle la llave, me miro asombrado, pero no dijo nada, solo me deseo felicidad y yo esperaba poder ser feliz después de este fiasco, me parecía raro el hecho de que aún no había llorado, era como si estuviera demasiado tranquila y que no me importara que la persona a la cual amaba me había engañado por cinco años, era tan extraño, pero al parecer no lo amaba tanto como lo pensé o aún no caía en cuanta de lo que había pasado. Cualquiera de las dos opciones no me importaba, yo iba a seguir mi vida como si él nunca hubiera existido en ella.
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