Por supuesto, Cassie podría manejar un auto con palanca.
Reid se había preocupado solo por un momento por el destino de la caja de cambios de su auto, pero tan pronto como Cassie tomó el volante, él reconoció su confianza. Ella ajustó el asiento y los espejos, puso en marcha el motor y sonrió al oírlo. Ella probó los engranajes una vez para tener una idea de la caja de cambios, su pie en el embrague luego retrocedió fuera del estacionamiento. Cassie saludó a Tori, quien probablemente iba a pasar la próxima hora hablando por teléfono compartiendo la conversación de Reid con Cassie, luego chilló los neumáticos cuando salió del estacionamiento.
“Oh, esto está muy bien”, dijo ella, medio en voz baja.
Reid estaba mirando sus piernas, enfundadas en ese reluciente cuero n***o. También esta
