Nací a mediados del año 2003, una extraña maldición me persigue y es que al nacer mi madre murió, la mujer que se encarga de mí en el orfanato me conto que ella era madre soltera y que me criaría sola. Mis primeros dos años de vida estuve al cuidado de 10 familias las cuales tuvieron una perdida inmensa y terminaron devolviéndome, me llaman la chica maldita, no los culpo pues en las primeras dos noches uno de los integrantes termina muriendo, desde ese entonces nadie se quiso hacer cargo de mí; los niños del orfanato me excluían y me golpeaban hasta el punto de terminar inconsciente, desde ese entonces deje de salir del cuarto en el que me aislaron para no tener bajas en el orfanato. Mi único consuelo son los libros que esa mujer me trae cada dos meses, ella me enseña cosas escolares y hasta ahora con mis 17 años llevo notas excelentes, no pude estudiar junto a mis otros compañeros de orfanato porque terminaban abandonando las clases así que la encargada del orfanato optó por que yo aprendiera en mi cuarto.
–¿Cómo amaneciste hoy?–, la mujer que me enseña cosas escolares entro a la habitación quitándose el abrigo rojo que siempre usaba y lo puso sobre la silla que ocupaba, también se quitó los guantes negros que hacían juego con sus zapatillas.
–En lo que cabe el no tener permitido salir de estas cuatro paredes, excelente, me he terminado el libro que me regalaste hace dos meses–, le respondo levantándome de la cama y poniéndome las pantuflas blancas que siempre uso. –Me he preguntado, ¿habrá alguien que me saque de este orfanato?–, ella solo se queda pensativa y me pide comenzar las clases, yo saco el cuaderno azul que me obsequio y comienzo a escribir, la clase de hoy trato sobre biología humana así que no se me complicaría tanto puesto que el libro que me obsequio hablaba sobre eso.
La rutina de siempre finalmente terminó, la mujer tomo su abrigo y salió de la habitación cerrando la puerta por fuera y como era de esperarse con llave, las luces de mi habitación se apagaron y yo admire el cielo estrellado a través del cristal de la única ventana que había.
Al día siguiente la mujer entro con lo que para mí eran buenas noticias, finalmente y después de 15 años alguien me adoptaría, el resto del día estuve ausente, me imaginaba que tipo de familia seria, ¿numerosa?, ¿solo una pareja de enamorados recién casados?, no importaba cual fuera, al fin saldría de esta prisión, respiraría aire fresco que era lo único que me importaba en ese momento. Esa noche no pude pegar los ojos de la emoción, así que al día siguiente tenía los ojos llenos de ojeras.
La mujer entro a la habitación y me pidió que tomara las cosas que para mí eran de valor y que saliera de la habitación, por fin después de tanto tiempo pise algo más que no fuera la alfombra esponjosa que cubría toda la habitación; me pidió que la siguiera y así lo hice, me llevo a la oficina de la encargada del orfanato donde un chico de aproximados 19 años se encontraba. –¿El será mi nuevo tutor?–, pregunto mientras me siento en una de las sillas que se encontraban junto al escritorio.
–Nada de eso, al parecer tu padre biológico te estuvo buscando por todo este tiempo y finalmente te encontró, así que iras con él, creo que es tu medio hermano o algo parecido–, la encargada del orfanato dijo eso tan indiferente como siempre, quería deshacerse de mi así que esta era la oportunidad perfecta, yo solo muestro una cara de sorpresa y me cuestiona –¿Acaso no estas feliz?, finalmente alguien te adoptara–.
Veo al joven y él me dice emocionado –Mucho gusto, soy Michael–, me estira la mano en señal de saludo pero yo solo lo ignoro.
–Como sea, supongo que ya no tengo nada que hacer aquí así que…–, me pongo de pie y me doy la media vuelta –creo que esta es la despedida–, salgo de la habitación con lágrimas en los ojos no sabía si eran de felicidad o de no poder conocer aún a mi padre biológico.
–Espera–, yo me detengo por un segundo y me le quedo viendo –mi amo y señor me ordeno buscarla, y así lo hice, he visto por la forma de tu mirada que estas enfadada y no se él porque, ¿Podrías decirme que te sucedió?–, yo solo permanezco callada al no entender porque se dirigía así a su padre, solo lo sigo hasta salir de esta prisión y por primera vez respiro el aire fresco, alzo un poco mis manos e inhalo profundamente, el entra a un auto n***o con los cristales oscuros y me pide que también entre. Nos dirigimos a la que será mi nueva casa, no me importaba nada solo quería alejarme lo más que se pudiera de esa prisión. El viaje tardo más de lo previsto así que tome una siesta y cuando desperté estaba recostada sobre una cama blanda, tapada con una cobija suave, ese acto hizo que me sintiera como en casa y las lágrimas recorrieron mis mejillas.