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Sálvame De Este Infierno

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Blurb

La vida de Maia Blair cambio en un abrir y cerrar de ojos cuando termino frente a las puertas del Moonligth. Un lugar donde tenia que hacer cosas que ella nunca pensó, hacer alguna vez en su vida.

Maquillaje, vestuarios diminutos, lentejuelas, brillantina, pelucas, antifaz, una rutina cada fin de semana y la repulsión que volvía a ella, cada noche al saber que solo debía estar cuatro minutos sobre ese escenario.

No queda de otra, debía hacerlo, solo por mantener el vicio de su madre alcohólica y darle de comer a su hermano adolescente.

Pero una noche, una de entre tantas, una mentira termino acercándole a alguien a quien ella siente es especial y bueno. Aunque su rostro estaba a la vista de todos, en el escenario era otra persona y la repulsión se marchaba cuando esos ojos color café se posaban en ella y todo se desvanecía a su alrededor.

¿Quién es él? ¿Y por qué Maia pide a gritos ahogados, que la salven del infierno?

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Capitulo 1
Escucho como todas las personas gritan, aplauden, silban y dicen mil cosas morbosas a la bailarina en escena, vuelvo mi mirada en el espejo del camerino, aplico algo de base bajo mis ojos para ocultar mis bolsas oscuras, delineo mis ojos en color n***o, coloco mis pestañas y ruborizo mis mejillas. Mis labios van de un color rojo carmesí, algo de destellos brillantes en mi escote, arreglo un poco el tiro izquierdo de mi brasier y dejo que mis senos se pronuncien más, me levanto de mi silla y arreglo un poco la mini falda color n***o con lentejuelas que llevare la noche de hoy, busco mi antifaz color purpura entre mis cosas y me lo coloco antes de salir, mis sandalias de tacones con piedras brillantes me hacen ver más alta de lo que soy. Mi cabello rojizo cae sobre mi espalda, las puntas de mi cabello caen con lindos rizos y camino hasta el espejo grande, me detengo frente a él y una lágrima corre por mi mejilla izquierda como cada noche al verme al espejo. Suspiro para tratar de calmar todo esto que pasa por mi cabeza y camino hasta el sofá del camerino, me dejo caer para esperar mi turno y tomo un cigarrillo de la mesa para calmar tanta ansiedad. Escucho unos pasos venir, dos tocadas a la puerta y un rostro que veo cada noche en este lugar. –Ya se acerca tu turno mi bonita ¿Has elegido tu canción de esta noche? –asiento y le entrego el nombre de la canción en un papel arrugado. –Voy en un momento –tomo una calada de mi cigarrillo y esta persona lo quita de mis manos. –Solo cuatro minutos en el escenario y terminara por el día de hoy –su sonrisa me tranquiliza y asiento. –No tienes por qué tener esto como salida de tus ansiedades, te hace mal. –Lo sé –digo en un intento de aminorar su preocupación –Gracias Loras, creo que sin ti no podría sobre llevar esto, después de todo tu entiendes por lo que pasamos la mayoría de las chicas en este lugar –el asiente y besa mi frente. –No es fácil ser el hijo del dueño, no es fácil ser de tu edad y llevar una vida tranquila cuando tú y las otras chicas no pueden, pero prometo que pronto esto terminara, lo prometo –mis ojos se cristalizan y el con su mirada evita que me desplome en este momento. Retoco un poco mi maquillaje y coloco nuevamente el antifaz, aun no entiendo porque debo llevarlo, si todas las personas que viven en esta ciudad saben de la chica que trabaja en un bar por las noches de bailarina para mantener el vicio de su madre y darle de comer a su hermano menor, tomo un suspiro más y salgo de la habitación. –¿Y que les parece si le damos un fuerte aplauso a la hermosa Pinkky? Solo miren que guapa esta la noche de hoy –todos aplauden y silban, mi cuerpo se tensa al escucharlos y me detengo frente a los escalones, veo la silueta de esta chica y sus brazos me rodean. –Solo cuatro minutos como nos dice Loras y terminara, suerte cariño, todo estará bien, te quiero –asiento y sonrió de lado, veo caminar a mi mejor amiga a la habitación y cierro mis manos en puños tan fuertes tanto que mis nudillos se tornan blancos. –Solo cuatro putos minutos Maia, solo cuatro malditos e incontrolables minutos –digo entre dientes, llena de enojo como cada vez que lo hago. Subo un escalón, luego otro y el ultimo espero que me nombren al micrófono y acomodo mi traje nuevamente, trato de no mostrar de más, pero después de todo eso te ayuda a que estos cerdos te den más dinero, la luz blanca está apuntando a la tela negra que me oculta y en un simple segundo se escuchara la canción que debo bailar. –Y aquí tenemos otra noche más, a nuestra bailarina más anhelada, ¡¡Rose!! Abro la cortina negra con fuerza y sonrió provocativamente, la canción comienza a sonar, la voz de Rihanna cantando Kiss It Better entra por mi cuerpo, camino muy sensual por todo el escenario. Los mismos rostros. Lo mismos ojos. Los mismos dientes mordisqueando el labio inferior. Las mismas manos aplaudiendo. Las mismas miradas con deseo. Los mismos cerdos de siempre. Muevo mi cintura de un lado a otro, bajo sensualmente y me coloco de rodillas, mis manos pasando por mi abdomen, acaricio mis piernas, muerdo mis labios, y mi mirada interactuando con toda mirada depredadora, un billete, dos billetes, tres billetes, se suman diez y veinte más, sonrió a los dueños del dinero y tomo cada billete sobre el escenario, me levanto con ellos en mano y camino moviendo mi cuerpo sensualmente, tomo el tubo del medio con mi mano y bajo al ritmo de la música, rozo mi trasero en este y los cerdos se alborotan más. Aplausos, silbidos, palabras llenas de morbo, eso es lo que debemos pasar cada noche en este bar, pero no puedo hacer nada más, no me queda de otra que hacer esto, soportar toda esta inmundicia para sobrevivir a la vida tan, tan miserable que llevo. Gracias a los cielos la canción comienza a descender y me detengo de frente a todos con la luz blanca sobre mí. La canción se termina y todos aplauden con fuerza, chicos universitarios, tíos ricachones, hombres con anillos en su dedo anular, viejos con un montón de anillos de oro en sus dedos y bailarinas a los costados, y ninguna persona que pueda salvarme de esto. Cruzo la cortina, bajo rápidamente los escalones, camino apresuradamente al camerino, abro la puerta y la cierro con tanta fuerza que mi compañera salta del susto, lanzo los billetes con tanta rabia al suelo y me desplomo como cada noche que ocurre esto, lágrimas espesas corren por mis ojos y golpeo con fuerza el suelo con mi mano como si yo fuera capaz de romperlo. –Dios mío Maia cálmate, por favor, te lastimas, por favor detente –los brazos de Vanessa me cubren y solo mis sollozos se escuchan en toda la habitación. –¡Detesto toda esta mierda! No merezco toda esta porquería que me ocurre ¿Qué maldita culpa tengo de que mi madre sea una alcohólica? ¿Qué maldita culpa tengo de que mi padre nos dejó? ¿Por qué no puedo vivir como una chica normal? –mi mejor amiga me abraza y acaricia mi cabello. –Maia, nosotras no elegimos esto, solo cálmate por favor y toma el dinero, lo necesitas, solo cálmate para que podamos hablar, solo mira cómo te has lastimado la mano –Vanessa toma mi mano y la acaricia, se levanta y busca el botiquín de primeros auxilios. –Tienes razón, lo necesito, pero hubiera deseado que no fuera de esta manera, exhibiendo mi cuerpo y bailando para un montón de asquerosos cerdos –me levanto del suelo y me siento sobre el sofá. –Si lo sé, yo tampoco deseo esto pero lo hago por mi hija y por pagar mi universidad, todos saben qué clase de chica soy, todos saben que me dedico a bailar por las noches, soy mesera por el día y gracias a Dios mi madre cuida de mi hija para poder trabajar, para tu mala suerte tu solo debes trabajar por las noches, tu hermano te absorbe, tu madre te limita, estamos totalmente jodidas –sonrió de lado porque a fin de cuentas mi mejor amiga tiene razón. –Si no te hubiera conocido en este lugar juro que no hubiera soportado tanto, tú eres la única amiga que tengo en esta ciudad –Vanessa se sienta a mi lado y toma mi mano derecha, aplica algunas cosas en ella y la envuelve en gasa apretando para que no se hinche aún más –Sin duda esta es tu vocación, serás una gran enfermera, la mejor –ella sonríe y asiente. –Y tú serás una gran maestra –mis ojos se humedecen y niego. –No lo creo, es un sueño muy lejano, tan lejano que es imposible tomarlo en mis manos y atesorarlo –ahora la que niega es ella. –Ya lo veras, serás lo que quieres ser, esto son solo pruebas de la vida Maia, pronto veras la luz como dicen –asiento y limpio mis lágrimas. Me levanto y tomo el dinero del suelo, después de todo lo necesito para la comida y algunas cosas más, completare con mi paga de la semana y hare mercado antes de que mamá lo arrebate de mis manos para comprar su maldito alcohol. Escuchamos que tocan la puerta y esos lindos ojos azules aparecen, su sonrisa amplia y ese aura tan dulce que emite, Loras nos entrega nuestros sobres del pago y lleva sus manos a los bolsillos delanteros. –Solo fueron cuatro minutos, solo eso –asiento y sus brazos me rodean, yo lo abrazo y le doy un beso en la mejilla. –Gracias Loras, tú y Vanessa son mi fuente de poder, sin ustedes no podría chicos –los ojos de Vanessa se humedecen y me abraza. –Tomen sus cosas yo las llevare a casa. Mi amiga y yo recogemos nuestras cosas y la puerta de nuestro camerino se abre de golpe chocando con la pared, el cabello rubio, sus piernas largas bronceadas y sus senos casi a punto de explotar aparecen y yo solo suspiro con pesadez al verla entrar. –Loras, ¿Me llevas a casa? ¿O llevaras a la chica arrepentida y su amiga? –Loras se cruza de brazos y la mira. –Llegas tarde, llevare a Maia y mi amiga Vanessa, así que si nos disculpas Rubí, vete con tus secuaces –tomo mis cosas al igual que Vanessa y primero sale Loras, luego Vanessa y por ultimo yo, no sin antes tener un obstáculo para salir. –Él es mío, no creas que con tus lágrimas de cocodrilo lo tendrás para ti, eres una mojigata de mierda, deberías tener sexo con chicos por dinero a ver si a si te va bien y te marchas de una vez por todas –cruzo mis brazos y mis ojos grises encuentran los de ella, sonrió de lado y asiento. –¿Y ser como tú? No gracias, no quiero ser una ramera regalada como tú, después de todo tu lo haces por dinero y diversión, yo bailo en ese puto escenario por necesidad, pero nunca sería capaz de tener sexo por dinero, no sería como la ‘’Gran Rubí’’ –hago énfasis a su sobre nombre y ella no dice nada más, choco con su hombro y salgo de la habitación. No me preocupo que se queden dentro de él, después de todo si algo se pierde ellas serían las ladronas, pelear por un chico que solo quiero como un amigo, es inútil, tengo tres dedos de frente y sé que Loras está enamorado de mí, pero no tengo cabeza para fijarme en un chico cuando solo tengo mente para salir de toda esta mierda donde estoy hundida. Salgo del club y camino hasta el coche de Loras, ya Vanessa está dentro de este y yo me siento en la parte de adelante, coloco mi cinturón de seguridad y Loras pone el coche en marcha. –¿Podríamos pasar por el mini market de 24 horas? Necesito comprar la comida antes de que llegue a casa y mamá me quite todo el dinero –Loras asiente y Vanessa está de acuerdo. –Buena idea Maia, es lo menos que puedes hacer para tener comida por 15 días, tu madre que vea donde diablos completa para su vicio, pero tú y tu hermano Leonard tendrán comida –Vanessa siente algo de odio hacia mi madre, ella sabe la clase de mujer que es, de esas que no se preocupan por el bienestar de sus hijos. Al menos puedo decir que ella no era de esa manera, ella era la mejor madre del mundo, nos daba tanto amor que siempre le decía que parara y ahora quiero decirle que continúe, pero ya es tarde, desde que papá nos abandonó ella se ahogó en el alcohol, ella era de esas que le gustaba trabajar, consentirnos, darnos todo lo que necesitábamos, pero no todo era tal cual un cuento de hadas. Celaba tanto a papá que él se cansó de todo eso, el solo decidió irse, y cada dos meses nos envía dinero, dinero que nunca toco, lo tengo todo en el banco, mamá no tiene idea de eso, pero lo tengo para la universidad de mi hermano Leonard, quiero que estudie y sea alguien en la vida, que su vida no se base en el trabajo como yo. –Hemos llegado Maia –la voz de Loras me hace espabilar después de unos largos minutos y asiento, quito mi cinturón de seguridad y abro la puerta del coche. –No tardare chicos –ellos asienten y bajo del coche. Entro al mini market y tomo una cesta, comienzo a tomar algunos dulces para Leonard, comida seca y algunas frutas, carne, pollo y lo más adictivo de mi hermano, las salchichas picantes, sonrió al verla en mis manos y al menos este mes puedo comprarle esto, tomo algunas cosas de uso personal para mí y otras cosas más, tomo un paquete de toallas sanitarias y las tiro en mi cesta. –¿En tus días? Te recomendaría las que tienen alitas –una voz gruesa detrás de mí me asusta y volteo rápidamente. Un chico de más o menos un metro setenta, cabello n***o como el azabache, lentes de leer redondos, un arete en su oreja derecha, ojos color marrones oscuros, tan oscuros que sientes que estas entrando a un hoyo n***o, sus labios un poco rosa por el dulce redondo que lleva en su mano derecha y un color de piel tan blanco que parece la luna. –Gracias por tu sugerencia ¿Trabajas aquí? –el niega y lleva su dulce nuevamente a la boca. –Suelo comprárselos a mi hermana y dice que las mejores son con alitas –asiento y sonrió de lado, me doy media vuelta y cambio mi paquete de toallas por unas que tengan alitas. Salgo de esos estantes y escucho que el chico de la caja le llama, subo mi mirada para verlo nuevamente y lo veo entregar el dinero, toma la bolsas con sus cosas y camina hasta la salida, en un segundo voltea y me mira, sonríe de lado y así sin más sale del lugar. Me encojo de hombros y termino de tomar mis cosas, camino hasta la caja y el chico chequea mis cosas, me dice el monto y pago por mis cosas, tomo mis bolsas y salgo del mini market, veo a ambos lado buscando algo que claramente no está, que no se me ha perdido y comienzo a caminar hasta el coche de Loras. Entro en este y nos ponemos en marcha nuevamente, veo por el retrovisor pero todo el estacionamiento está solo. –Demasiado bueno para ser verdad –susurro para mí y recuesto mi cabeza en el asiento, demasiado bueno diría yo. **

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