CAPÍTULO 1.

4689 Words
Joanne. Toda buena historia empieza con una buena introducción que hace que vivas enganchada a la historia hasta la última pagina para conocer que será de la vida de esos personajes con los cuales te has encariñado, pero en mi historia todo empieza un poco distorsionado porque aquí la introducción que tiene que llevarte a darle cinco estrellas a una enigmática historia no existe. Mi historia empieza desde el momento en donde supe que las cosas en mi día a día estaban un poco de cabeza y en donde aquellas emociones que creía sentir por el hombre que me acompañaba no eran más que mentiras, aunque yo quería creer que era amor verdadero. Y así es como empieza… Podía sentir los labios de Kenneth en mi cuello y eso era un gran estímulo mientras una de sus manos apretaba mi pecho izquierdo, mis ojos solo eran conscientes de mantenerse cerrados y en uno que otro segundo los abría para mirar el techo sobre mí gracias a esas increíbles sensaciones que él me estaba provocando. Éramos un completo asombroso, nuestra relación de dos años y dos meses iba más allá de nosotros ya que yo sentía que llevábamos una vida por delante la cual era obvio que esperábamos que estuviera con nosotros hasta el fin de los tiempos, porque sí, yo soñaba con estar vestida de blanco y de caminó a un altar en donde Kenneth estaría esperando por mí junto al padre para unirnos en sagrado matrimonio para toda la vida. ─ ¿Quieres hacerlo? ─susurró en mi oído y yo solo asentí ya que no era capaz de hablar y si lo hacía terminaría por soltar una voz estúpida desde muy adentró. Mi novio era el prototipo perfecto de hombre, ese que todas las mujeres soñaban con tener de su mano y darlo a conocer en el mundo para que todas las personas a su alrededor sintieran celos, pero lo cierto era que yo no era de esas mujeres, yo solo me conformaba con decir que mi novio era un hombre perfecto y nada más ya que pensar en todas las demás cosas no sentía que me beneficiaran en cuanto a los celos de las demás y que empezaran a ocurrir cosas en mi relación sin previo aviso, pero lo cierto era que no tenía idea de las cosas que empezarían a pasar. Que tonta e idiota fui, pero aún no llegamos a esa parte así que continuemos con lo que es el ahora y poco a poco llegaran al final. Kenneth llevó una de sus manos al dobladillo de su pantalón mientras que yo empecé a quitarme el pantalón de tela gracias a que acababa de llegar del trabajo. Finalmente terminé en bragas y me acosté nuevamente sobre la cama en donde Kenneth extendió su mano hasta la mesita de noche para tomar un preservativo y rodarlo por si polla erecta y en cuanto estaba por ponerse sobre mí el sonido de mi teléfono nos interrumpió a ambos girándonos hasta este con cara de querer patearlo y luego tirarlo por la ventana. ─Tengo que... ─Hazlo rápido por el amor de Dios Joanne ─susurró. Me levanté de la cama y caminé hasta la mesita de mis productos de baño y ahí era donde se encontraba mi teléfono, pasé una de mis manos por mi rostro tratando de despejarlo un poco o inclusive revivir después de estar en el mundo de la excitación y al ver el nombre de mi jefe en la pantalla tuve abrí mis ojos más de lo normal ya que no me esperaba esta llamada y menos a las siete de la noche a casi dos horas de dejar mi trabajo gracias a que mi salida era a las cinco. ─Es mi jefe ─susurré a Kenneth y el asintió antes de rodar los ojos. Dejé escapar una gran bocanada de aire y contesté la llamada antes de llevar el teléfono a mi oído. ─Joanne buenas noches, disculpe que la llame a esta hora ─soltó el señor Sebastián. ─Oh, no sé preocupe. ─La razón de mi llamada es para pedirle si el día de mañana puede hacerle una entrevista a un chico que ha enviado su hoja de vida para el empleo de tecnología. ─Sí claro, no sé preocupe, lo haré ─respondí. ─Muchísimas gracias, me informa cualquier cosa del día de mañana, buenas noches. ─Buenas noches, señor Sebastián. Colgué la llamada y me giré a Kenneth quien estaba bombeando su polla sin dejar de mirar mi trasero, le mostré una sonrisa y empecé a caminar hacia él. ─ ¿Quién era? ─preguntó. ─Mi jefe, necesita que mañana haga una entrevista de trabajo. Me coloqué a horcajadas sobre él y llevé mis manos a su polla para empezar a bombearla mientras que Kenneth colocó sus manos detrás de su nuca y dejó que yo hiciera el trabajo. Los pequeños gemidos y jadeos que escapaban de su boca sólo me dejaban más que claro que íbamos a pasarla estupendamente bien esta noche ya que según mis cálculos y recuerdos teníamos dos semanas sin tener relaciones sexuales gracias a que él estaba de viaje y había regresado aproximadamente hace cuatro horas. ─Te... eché mucho de menos ─murmuró mediante jadeos. ─Yo igual. Tomé su erección y en cuanto estaba por llevarla a mi intimidad el sonido del timbre del departamento se hizo presente. ─ ¿Es enserió? ─soltó llevando sus manos a su rostro. ─Hoy todo mundo quiere joder, precisamente hoy. Nuevamente el sonido se hizo presente y solo podía pensar que la persona que estaba tras la puerta estaba muy desesperada ya que no dejaba de tocar el timbre con exigencia. ─Voy a abrir para ver quien es ─dije. ─ ¿Podemos dejarlo para la madrugada? Kenneth rodó los ojos y negó con la cabeza antes de colocarme a un lado de la cama y levantarse para entrar al cuarto de baño. ─Tengo que despertarme temprano así que no pienso trasnocharme. Dicho esto, cerró la puerta del cuarto de baño y me dejó con la palabra en la boca y desnuda de cintura para abajo. El timbre continuaba haciendo acto de presencia y lo cierto era que ya estaba empezando a impacientarme y estaba por volverme loca ya que no tenía idea de que carajos hacer. Podía ignorar ese maldito timbre y meterme a la ducha con mi novio o también podría ir a mandar al diablo a aquella persona tras la puerta y odiarla el resto de mi vida por ser tan inoportuna. Solté un suspiro y caminé hasta donde se encontraban mis bragas y mi pantalón y al estar totalmente vestida salí de la habitación para caminar por el pequeño pasillo que llevaba a la sala y finalmente llegar a la puerta que estaba casi por ser tumbada. En cuánto la abrí me topé con el cabello castaño de Lili, su sonrisa natural y su piel canela. ─ ¿Se puede saber que te tomó tanto tiempo para abrir una maldita puerta? ─preguntó antes de adentrarse en mi departamento. ─Estaba atendiendo unos asuntos. Ella rodó los ojos y se dejó caer en uno de los sofás de mi sala, cruzó una pierna encima de otra y sus ojos fueron desde los dedos de mis pies hasta subir poco a poco y encontrarse con mis ojos. ─ ¿Kenneth está aquí? ─preguntó mirando en dirección a la habitación en donde se podía escuchar el sonido del grifo. ─Sí. Una sonrisa lobuna cruzó su rostro y luego asintió para después aplaudir desde su lugar. ─ ¿Ese era el gran asunto que tenías que atender? ─preguntó. ─Quién te viera pequeña Joanne. Me aclaré la garganta y tomó lugar a su lado ya que no tenía idea del porqué estaba aquí y no era que me desagradara su compañía, pero lo cierto era que había llegado en el momento más oportuno de la vida en donde estaba a punto de coger con mi novio. ─ ¿Qué pasó? ¿Qué haces aquí? ─pregunté. Lili soltó una risita y me observó de arriba abajo para después pasar una de sus manos por su cabello de modo que arreglo algunos de esos mechones que tenía desordenados. ─Solo quería visitar a mi mejor amiga. ─ ¿Crees que hoy es un buen día para visitarme? ─pregunté y claramente me refería a lo que acababa de pasar y en cómo me había interrumpido. ─La respuesta es sí, uno nunca sabe si en cualquier momento se acaba el mundo y no pueda despedirme de ti ─se encogió de hombros con una sonrisa. La amistad entre Lili y yo había nacido desde la universidad ya que primero fuimos enemigas a muerte ya que ella éramos tan diferentes que cada vez que nos topamos por un pasillo ambas queríamos saltarnos encima para darnos de bofetada, pero todo cambió cuando una chica la cual nos caía mal a ambas decidió jugarnos una broma y lo que terminó haciendo fue que Lili y yo pasáramos tiempo juntas y gracias a eso nos dimos cuenta de que éramos iguales y ese fue el inicio de nuestra amistad la cual ya llevaba seis años. Me levanté del sofá y caminé hasta la cocina para servirme un vaso de agua, Lili siguió mis pasos y tomó lugar en uno de los cubículos, sacó su teléfono y empezó a teclear en este y luego el sonido de un carraspeo nos llevó a amabas a girarnos en dirección a Kenneth quien llevaba un pantalón de Chándal una camiseta negra dejando sus músculos brazos haciendo acto de presencia. ─No sabía que estabas aquí Lili ─soltó Kenneth llegando hasta nosotras. ─Ya sabes me gusta hacer visitas inesperadas. Kenneth me dio una mirada y luego le mostró una sonrisa ladeada a Lili para pasar tras de mí y abrir la refrigeradora. ─ ¿Has conseguido vuelo? ─preguntó Kenneth en dirección a mi amiga. ─Aún no, estoy esperando la llamada de un amigo ya que el conoce a un piloto y ya sabes el vuelo puede ser de cinco estrellas si únicamente yo estoy en ese avión. Apoyé mis codos en el mármol de la cocina de modo que tenía a Lili frente a mí, ella tenía sus ojos en el móvil mientras continuaba hablando con Kenneth de ese famoso viaje que ella quería hacer a las Bahamas. ─ ¿Qué se supone que iras a hacer en ese lugar? ─pregunté. La morena frente a mí frunció sus labios y llevó su dedo anular a su mentón como si estuviera pensando y luego mostró una sonrisa en mi dirección. ─Conocer el lugar, viajar, comprar ropa último modelo y quien sabe si regresé casada. Kenneth se giró desde su posición e hizo una cara de póker al escuchar la gran razón del viaje de mi amiga la cual le faltaban todos los tornillos en esa cabeza. —¿Enserio Lili? —preguntó llamando la atención de mi amiga por lo que ella asintió en su lugar con una sonrisa de oreja a oreja. —¿Sabes cuantas mujeres han hecho viajes de la nada y terminan casadas con un multimillonario guapo? —La verdad es que no lo sé y tampoco quisiera saberlo —respondió Kenneth. Siempre tan simpático. —A veces me hago la pregunta de cómo mi dulce Joanne termino siendo tu novia y como dicen ser el alma gemela del otro cuando en realidad son muy diferentes —soltó Lili. —Los polos apuestos siempre se atraen ¿no lo sabias amiga? —pregunté con una sonrisa. Lili rodó los ojos y se enfrasco en su teléfono nuevamente mientras que Kenneth me dio una mirada rápida para continuar con lo que estaba en el refrigerador. Solté un largo bostezo y gracias a eso en ese momento me di cuenta de que estaba agotada ni siquiera me había tomado la molestia de pensarlo a fondo cuando Kenneth estaba besándome, susurrándome aquellas palabras al oído y a punto de entrar en mí para empezar con nuestra frenética maratón de sexo. Porque sí, Kenneth un diez en su máximo esplendor en la cama y esa era una de las grandiosas formas de calmar el gran agotamiento de mi trabajo, aunque a veces no teníamos el tiempo necesario debido a nuestras agendas, trabajos y las muchas cosas que teníamos que hacer. Era un poco agotante no tener intimidad con tu pareja aun cuando vivíamos juntos, pero las agendas siempre estaban de por medio y siempre tenían algo que ver en la vida del otro. —¿Estás cansada amiga? —preguntó Lili elevando sus cejas con una rapidez sorprendente de modo que capte su mensaje en menos de un segundo. —El trabajo me tiene agotada. —Oh sí, el trabajo —ironizó ganándose una mirada rápida de Kenneth. Lili a veces podía ser un maldito grano en el trasero gracias a esos comentarios innecesarios que soltaba de la nada y dado a que Kenneth era un amargado en potencia había momentos en los cuales no entendía sus bromas y todo se lo tomaba muy a pecho y estaba segura de que aquel comentario traería dudas, preguntas y respuestas en cuanto estuviéramos solos. —El señor Sebastián no me deja respirar, soy su asistente, pero se lo toma muy a pecho que inclusive si tiene que llamar a su esposa prefiere a que yo lo haga antes de hacerlo él —contesté. —Inclusive hace dos días estaban peleados y yo era el intermediario entre ambos así que ya te puedes imaginar cómo va todo. Lili soltó una risita y yo no pude evitar unirme ya que de tan solo decirlo en voz alta hasta era chistoso. —Qué bueno que renuncié cuando tuve la oportunidad —soltó Lili. —Creo que vi el futuro y supe que esa no sería una buena opción de trabajo ¡Soy magnifica! Si necesitan ver sus planes a futuro y demás solo contáctenme no les cobrare por ser mis amigos. —¿Has hecho esto antes? —pregunté. —Una vez leí la palma de la mano de mi madre y le dije que ganaría la lotería y a que no adivinas que paso. —¿Se gano la lotería? —preguntó Kenneth de manera irónica. —No, no la gano, pero se encontró cien dólares en la carretera. —¿Y se supone que eso es bueno o malo? —pregunté. —Bueno, por que vi en su futuro dinero y pensé que sería por la lotería, aunque me equivoque, pero de igual manera encontró dinero así que lejos de su futuro no estaba. —Futuro —ironizó Kenneth. —A eso no le llamao futuro, más bien casualidad. —Ay cállate y deja de ser un energúmeno —soltó Lili y tomó mi mano derecha para empezar a tocar la palma de mi mano y luego pasar su dedo anular por las líneas. —Necesito silencio y concentración. —Tienes silencio y concentración —respondí. Su dedo se movía por toda la línea de mi mano y luego volvía a su mismo sitio mientras que repetía la acción por casi cinco veces así que tomé lugar junto al taburete a su lado ya que mis piernas me lo estaban pidiendo. —Veo algo... —susurró y acercó mi mano a sus ojos. —Sí yo también veo algo —soltó Kenneth. —Veo una mano y dos mujeres totalmente locas frente a mí. —Silencio —exclamó Lili en su dirección. Los ojos de Kenneth dieron a los míos y yo llevé mi otra mano a mis labios en señal de silencio y él solo rodó los ojos, terminó de servirse una taza de café y desapareció de la cocina en dirección a la habitación. Lili continuaba con sus ojos en mi mano y lo cierto era que ya me estaba empezando a asustar ya que sus expresiones no eran buenas, ni malas más bien eran ¿confusas? —¿Y bien? —pregunté. Mi amiga levantó su cabeza y sus ojos negros dieron a los míos, soltó un suspiro y luego mi mano para aclararse la garganta. —Son muchas cosas las que veo en tu futuro Joanne y no sabría decirte si son buenas o malas ya que algunas lo son y otras no, pero el final —negó con la cabeza. —El final no te gustara. —¡Estas loca! —exclamé con una sonrisa. —¡Es enserio! —gritó. —En ti si pude ver todo desde una buena perspectiva, pero estoy un poco aterrada y... —¡Suéltalo, Lili! —grité. Estaba más que asustada. —Bueno, quiero que sepas que son suposiciones mías, pero puede que dentro de esas suposiciones las cosas si puedan pasar así que... —¡Lili —grité. —Bien, bien... —se aclaró la garganta. —Veo una vida de lujos, dinero y buena vida. ─ ¿Y? Humedeció su labio inferior como si estuviera tratando de buscar las palabras correctas para lo que tenía que decir lo cual me dejó pensando unos segundos. ─También veo que tu tiempo es corto. ─ ¿Qué significa? ─No lo sé con exactitud ─respondió. ─Quisiera decirte algo favorable, pero lo cierto es que creo que tu tiempo corto se resume a que no puede que... El sonido de mi teléfono se hizo presente interrumpiendo la extraña conversación que estábamos teniendo, me levanté del taburete para caminar hasta mi habitación en donde Kenneth estaba acostado en la cama mirando algo en su Tablet, tomé mi teléfono y al ver el nombre de mi madre en la pantalla principal decidí contestar antes de que se enojara conmigo como era el caso de siempre. ─Hola mamá ─contesté. ─Hola cariño ¿Cómo estás? ─Bien... un poco liada con el trabajo, pero ya sabes. Kenneth dirigió su mirada a mí y yo le susurré que se trataba de mi madre por lo que él asintió desde su posición. ─Bueno ya sabes que esta es la vida de los humanos ─soltó. ─Te llamaba para invitarte a salir el sábado, podemos ir a un restaurante, de compras o lo que quieres ya que desde que te mudaste con tu novio no tienes tiempo para tu madre. Solté una risita y negué con la cabeza como si ella me estuviera mirando. ─Claro que tengo tiempo para mi madre ─respondí. ─Solo que ya sabes, la vida de adulta no es muy divertida. Ella soltó una carcajada y yo solo sonreí en mi lugar. Después de algunas palabras finalmente me despedí de mi madre diciéndole que nos veríamos el sábado y ella se despidió también. ─ ¿Saldrás con tu madre el sábado? ─preguntó Kenneth. ─Sí, dice que ya no nos vemos y... ─ ¡Joanne! ─gritó Lili desde la sala. Le di una mirada a Kenneth y él se encogió de hombros así que caminé de regreso a la sala en donde mi amiga me esperaba con la misma expresión que llevaba cuando me fui por el teléfono. ─Solo te llamaba para decirte que me iré y... ─ ¿Por qué te irás? ─pregunté. ─No me siento bien, creo que lo que comí antes de venir aquí ahora me está pasando factura. Me mantuve mirando a mi amiga sin tener idea de que hacer o decir y lo único que fue capaz de hacer fue de asentir con la cabeza de modo que ella me dio una leve sonrisa, se levantó del taburete caminó hasta a mí y me rodeó en mi abrazo antes de empezar a caminar hacia la puerta y despedirse. Finalmente, cuando estuve completamente sola en la sala, solté un largo suspiro y me mantuve observando mi reflejo en uno de los espejos. Mis ojos cafés alumbraban el cristal, mi cabello n***o estaba un poco despeinado y mi piel canela se veía un poco reseca así que tomé la imagen frente a mí para hacer algo por mi piel y empezar a aplicarme cremas o algo por el estilo ya que apenas tenía veinticinco años y me veía como de cincuenta y eso no era muy atractivo a la vista del hombre que se encontraba en mi cama. Kenneth era de esos hombres que mientras más segura y sexy eras por ti misma lo podías tener técnicamente guardado en tu bolsillo. Solté un suspiro y pasé ambas de mis manos por mi cabello para arreglarlo un poco y me dispuse en caminar hasta la habitación, Kenneth seguía con su vista en la Tablet y al ver que empecé a deshacerme de mi ropa hasta quedar completamente desnuda frente a él se incorporó en la cama de modo que apoyó su cuerpo sobre sus codos. ─ ¿Tienes tiempo para que tu novia te haga sentir bien? ─pregunté y él asintió con una sonrisa. Empecé a gatear hasta la cama y al detenerme en el dobladillo de su pantalón empecé a bajarlo lentamente sin dejar de mirar a sus ojos, inmediatamente su erección se hizo presente y yo no dude en rodearla con una de mis manos para empezar a hacer movimientos de arriba abajo y luego sin esperar más pasé mi lengua por la punta de está retirando el líquido preseminal. ─Oh, nena ─susurró. De un momento a otro Kenneth se colocó de rodillas en la esquina de la cama antes de tomar uno de mis pies y jalar mi cuerpo hacía él. Su lengua empezó a delinear desde el dedo pulgar de mis pies y continuó subiendo hasta perderse en la parte interna de mis muslos, me coloqué sobre mis codos y humedecí mi labio inferior cuando él se deshizo de mi falda y llevó su rostro a mi entrepierna. Solté un gemido que se pudo escuchar en toda la habitación, apreté las cobijas a mi lado y me dejé caer sobre la cama mientras Kenneth mordía, chupaba y jugaba con ese punto sensible entre mis piernas. ─Mírame nena ─susurró sobre mi intimidad. Mis ojos dieron a los suyos y pude ver como escupió en mi intimidad y luego pasó su lengua por esa zona logrando que volteará mis ojos al sentir su lengua en esa zona. ─ ¡Dios! ─jadee. Mientras su lengua jugaba con mi clítoris él utilizó su dedo corazón para penetrarme a gran velocidad, colocó una de mis piernas sobre su hombro y tuve que llevar una de mis manos a mi boca para acallar mis gemidos, pero Kenneth la retiró. Mis piernas empezaron a temblar, mi respiración empezó a hacerme falta, mi visión estaba borrosa y una cosquilla mortal empezó a recorrerme desde los dedos de mis pies hasta la última hebra de mi cabello, solté un gritó y dejé que un chorro saliera de mí empapando a Kenneth. ─Lo siento, lo siento, lo siento ─susurré entre jadeos tratando de sentarme sobre la cama, pero Hal me empujó nuevamente logrando que quedará acostada sobre mi espalda de nuevo. ─Nada de disculpas, solo disfruta ─dijo con una sonrisa. Su boca tomó el dobladillo de mi camiseta y empezó a subirla sin dejar de mirarme. Esos jodidos ojos ahora se encontraban más dilatados que antes, su barbilla estaba húmeda y sus labios igual. ─Manos arriba ─ordenó y lo hice para que terminará por quitar mi camiseta. Me encontraba únicamente con un sujetador rosa pálido frente a él, podía sentir mis piernas húmedas y la humedad de la cama bajo mi trasero. Kenneth acercó su boca a mis pechos y los sacó de la copa del sujetador para succionarlos uno a uno y luego pegar sus labios a los míos, metió su lengua en mi boca y lo agradecí, llevó sus manos abajo de mis axilas y me arrastro hasta que mi cabeza estuviera sobre dos almohadas y se colocó de rodillas sobre la cama, estaba por abrir mis piernas, pero él negó con la cabeza. ─ ¿Conoces todas las posiciones sexuales? ─preguntó y negué con la cabeza. ─Hoy conocerás una nueva entonces. Kenneth arregló las almohadas tras mi cabeza de modo que mi cabeza estaba un poco flexionada hacia adelante y luego él se colocó sobre mi estómago sin ponerme el peso encima, llevó una de sus manos a la parte trasera de mi espalda y desabrochó mi sujetador. ─Que buenos pechos ─dijo antes de pasar la punta de su polla por mis pezones erectos. Abrí mi boca ante esa deliciosa sensación y él metió su pulgar en ella, apretó mis pechos y empezó a pasar su polla entre medio de estos mientras que yo succionaba su dedo, pero eso no terminó ahí ya que sacó su pulgar de mi boca y este fue reemplazo por su polla. ─Ojos sobre mí y ahora disfruta ─soltó y apoyó una de sus manos en la pared tras el respaldar de la cama y sin darme tiempo a procesar empezó a mover sus caderas de modo que su polla entraba y salía de mí boca. La vista era placentera, muchísimo diría yo, la forma en como sus abdominales se contrarían sobre mis ojos, como mordía su labio inferior y de vez en cuando soltaba maldiciones, como pasaba una de sus manos por su cabello desordenándolo más de lo que se encontraba y luego como apoyaba su mano en la pared mientras su polla entraba y salía de mi boca me tenía al borde de otro orgasmo, la saliva empezó a caer en mi pecho gracias a mis respiraciones y Kenneth lo tomó como el final para soltar hasta su última gota en mis pechos e incluso mi rostro, los gemidos que escapaban de su boca perdurarían para siempre en mi cabeza. ─Oh, fuck... ─susurró. Pasé uno de mis dedos a los residuos sobre mis pechos y luego lo llevé a mi boca para succionarlo. ─ ¿Hace cuánto querías poner esto en práctica conmigo? ─pregunté. ─Hace mucho ─respondió con una sonrisa. ─ ¿Se ha notado? Solté una risita y negué con la cabeza, Kenneth extendió su mano hasta la mesita de noche junto a su cama y sacó un preservativo para rodarlo por su erección, continuó de rodillas frente a mí, abrió mis piernas, las enrollo en su cintura y sus ojos dieron a los míos al mismo tiempo en que sentí como entraba en mí robándome un jadeó al cual él respondió. ─Será rápido porque si lo hago lento voy a terminar antes de tiempo ─soltó y asentí. Kenneth llevó sus manos a la parte baja de mi trasero y lo levantó de modo que mi intimidad ahora estaba más cerca él, tomó una almohada y la colocó bajo mi espalda baja ya que esta posición iba a cansarme y sin darme tiempo a procesar empezó a entrar y salir a una velocidad que solo me llevó a mantener mi boca abierta soltando gemidos, jadeos e incluso palabras obscenas gracias a sus embestidas, llevé mis manos a mis pechos y empecé a apretarlos mientras que los ojos de Kenneth no dejaban de mirarme y de tan solo ver como estaban dilatados, como mordía su labio inferior y su respiración estaba acelerada mi cuerpo era un montón de sensaciones. Nuestro cuerpo se amoldaba como si el de Kenneth fuera fuego y el mío de hielo y ambos tuviéramos una batalla en donde alguno de los dos tendría que ser el ganador y estaba más que visto que él lo sería ya que mi cuerpo no daba para más, estaba llena de placer, deseo, gozo y respiraciones aceleradas. Mi abdomen estaba empezando a doler, pero dejé de lado ese dolor para concentrarme en los ojos de Kenneth sobre los míos, en el sonido de nuestros cuerpos en la habitación y nuestros gemidos, llevé mi pulgar a mi clítoris y empecé a estimularme mientras que Kenneth continuaba volviéndome loca. ─Estoy... ─dijo entre jadeos. ─Ke... Kenneth... Kenneth soltó hasta la última gota en el preservativo y se dejó caer sobre mí, su boca llegó a la mía y metió su lengua en mi boca y empezó a mover sus caderas nuevamente hasta que exploté y terminé mojando la cama por segunda vez en esta noche, disfrutando de lo bien que me hacia sentir el hombre que amaba.
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