CAPÍTULO 2.

2200 Words
Cataleya. . . Abrí mis ojos de golpe y lo primero que vi frente a mí fue un enorme televisor y arriba de este se encontraba el vestido que llevaba anoche. Pasé una de mis manos por mi rostro y sentí a alguien removerse a mi lado, al voltearme me topé con un chico de cabello rojizo y una piel muy pálida. Mierda, si me acosté con él. Le di un golpe en su hombro y el chico dio un pequeño salto en la cama para así abrir sus ojos. ―Ay lo siento, soy tan torpe―. murmuré. El chico pasó una de sus manos por su rostro y mostró una sonrisa para luego soltar un bostezo y dirigir su mirada a mí. ―No te preocupes lindura, puedes seguir durmiendo. Ni hablar claro que no haría eso. Me levanté de la cama completamente desnuda, caminé por la habitación y pude sentir sus ojos en mi cuerpo por lo que me volteé a él y crucé uno de mis brazos sobre mi pecho y con el otro tapé mi intimidad. ―¿Ya te había dicho que me encanta tu color de piel?―. preguntó ―Eres, así como un copo de nieve. ―Tengo que irme―. dije con voz seria. ―Tengo cosas que hacer y... Sentí una de sus manos llegar a mi cintura luego él chico una pequeña vuelta para así pegar sus labios a m, pero inmediatamente tomé su brazo y lo llevé hasta su espalda. ―O-Oye ¿Que ocurre?―. preguntó. ―Si anoche follamos eso fue anoche y por culpa del alcohol, eso quiere decir que no tienes derecho a ponerme una mano encima nuevamente. ―Mi.... mi brazo. Apreté el agarre de su brazo y escuché como soltó un grito de niña. ─¿Te duele?―. pregunté. ―S-sí... me estás haciendo daño. Solté su brazo y continué en busca de mis bragas y mi sujetador, escuché al chico soltando pequeños quejidos de dolor. Miré en dirección a su polla e inmediatamente sentí ganas de golpear mi rostro con la pared. ―Tu ropa interior está mojada. Me volteé a él y sus ojos color café dieron a los míos. ―¿Porque está mojada?―. pregunté. ―Anoche bebimos demasiado―. respondió. ―Bueno tu estabas ebria, bailamos, llegamos aquí, nos metimos a la ducha y tú estabas en ropa interior. Solté un resoplido y caminé hasta el televisor, tomé mi vestido n***o y me lo puse sin ropa interior, tomé mi bolso de mano junto a las llaves de mi auto y miré en dirección al chico. ―¿Dónde están mis tacones? ―Los dañaste, no sé dónde quedaron. Mierda, perdí el conocimiento anoche. ―Un gusto conocerte Archie―. solté caminando hasta la puerta principal. ―No me llamo Ar... Cerré la puerta de golpe y no logré escuchar lo que tenía para decirme aquel chico de cabello rojo. Llegué al ascensor y toqué el botón para ir a la planta baja, mi teléfono empezó a sonar dentro de mi bolso, me dediqué en buscarlo hasta que di con el y en la pantalla se encontraba el nombre de mi mejor amiga. ―¿Qué?―. contesté. ―¿Y bien? Tienes algo que contarme ¿En qué cama te encuentras? ―Demi, recuerda que tengo un corazón y acabas de herirlo gracias a esas palabras. ―¿Corazón?―. soltó un resoplido. ―Tú tienes una piedra en tu pecho. El ascensor se abrió e hice mi caminata por todo el lobby descalza y con mi cabello hecho un desastre. Todos los presentes tenían su mirada sobre mí y yo solo me limité en sonreírles. ―Acabo de salir del edificio del chico pelirrojo ¿Dónde lo conocí? ¿En la discoteca? ―¿Enserio vas a preguntarme a mí? No tengo la menor idea dónde conociste al chico Riverdale. Solté una carcajada. Llegué a mi auto y pude observar que uno de los seguridades del edificio levantó su mano y se despidió de mi con una enorme sonrisa así que le guiñé el ojo y entré a mi auto. ―¿Estás en tu departamento?―. pregunté. ―Todas no somos como tú Cataleya. ―Eso es cierto, soy una diosa y solo existe una. ―Tu madre me llamó hace media hora, su viaje está programado para dentro de dos días. ―Ya lo sabía―. coloqué el teléfono en altavoz y me dediqué en encender el auto. ―Pero ahora pensándolo bien es mala idea que mamá venga de Colombia, yo debería ir. ―Fuiste hace dos meses. ―¿Y que tiene? Tengo que disfrutar mis vacaciones de universidad, además ya estoy por graduarme. ―Mañana entramos a la universidad y tú estás programando irte nuevamente a Colombia. ―Sí, tengo que visitar mi tierra, eso de ser hija de un padre de Estados Unidos y madre colombiana es difícil. ―Bueno, sólo te llamé para recordarte lo de tu madre y también para saber si estabas con vida―. continuó hablando. ―Tengo que pasar al cajero a retirar el dinero para la matrícula, luego me pasaré por tu departamento. ―Bien, aquí te espero. ―Adiós―. dije antes de colgar. Me dispuse en conducir hasta un cajero cercano ya que mañana empezaría nuevamente con la maldita rutina de universidad, por suerte este era mi último año y estaba más que feliz, ya estaba a un paso de convertirme en una exitosa empresaria. Estacioné frente al cajero automático y bajé del auto. Una mujer se encontraba sacando dinero y al ver cómo me encontraba negó con la cabeza. Observé mi rostro en el espejo de mi auto y sí que estaba horrible. Llevaba el rímel corrido, mi cabello ya no llevaba ondas más bien estaba despeinado y hecho un asco y ni hablar de que no llevaba ropa interior y zapatos. ―Buenos días―. dijo la mujer pasando a mi lado. ―Buenos días. Coloqué la tarjeta, el número clave y coloqué la suma que necesitaría para mi matrícula. Escuché el sonido de un auto estacionándose y volteé a esté. Era un Audi R8 con rines de lujo, un chico con una gorra bajo de esté y su mirada se encontraba en su IPhone. Que ricas mañanas. El dinero no salió completo por lo que supuse que ya no había dinero en el cajero. Joder. Volteé y él chico tenía su mirada en mí, unos ojos azules estaban sobre los picos de mis senos que claramente se podían ver gracias a que no llevaba sujetador. ―Mis ojos están arriba imbécil―. solté. ―¿Tienes frío?―. preguntó con una sonrisa y sus dientes perfectos se hicieron presentes. ―¿Vas a darme calor? Definitivamente él no esperó mi respuesta por lo que sus cejas se arquearon y luego mostró una sonrisa. ―¿Quieres que te de calor?―. preguntó. ―No, gracias―. pasé a su lado y él tomó mi brazo así que inmediatamente me solté de un manotazo. ―¿Puedes decirme tu nombre?―. pregunto. ―¿Vas por la vida mirando los senos de las chicas y pidiendo su nombre? ―No, pero hoy parece ser un buen día para eso ¿No crees? ―Soy Patricia―. dije tendiéndole mi mano. ―Soy Allen, mucho gusto―. respondió al tomar mi mano. Luego solté su mano y continué mi camino hasta mi auto, al llegar a la puerta volteé y el chico ya se encontraba frente al cajero automático. ―Ya no tiene dinero―. aclaré. ―¿Me lo dices ahora? ―Tú no preguntaste imbécil. Él volteó y miró en mi dirección. ―Me has dicho imbécil dos veces en menos de media hora. ―Hoy parece ser un buen día para eso ¿No crees?―. llevé una de mis manos a mi boca y le lancé un beso ―Nos vemos imbécil. Subí al auto y pude apreciar cómo se mantuvo en su lugar con una sonrisa en sus labios. Me limité en conducir de camino al departamento de mi mejor amiga. Ya que necesitaba una taza de café y un buen baño. ••• Casi media hora después de conducir por las calles de Nueva Jersey estacioné mi auto frente al edificio en donde Demi tenía un pequeño departamento. Al bajar de este como lo supuse todas las miradas estaban sobre mí por mi aspecto y no era para menos, pareciera que me hubieran dado una súper revolcada. Caminé por todo el lobby descalza y el recepcionista miró en mi dirección y me regaló una sonrisa que de igual manera se la devolví. Ese chico ya estaba acostumbrado a mis rutinas después de que los fines de semana terminaran. ―Nos vemos―. dije en su dirección en cuánto entre al ascensor. Dos minutos después ya estaba frente a la puerta del departamento de mi mejor amiga, le di dos golpes y escuché su grito al otro lado. La puerta se abrió y ahí estaba Demi con su cabello rojo en una trenza sobre su hombro derecho. Sus ojos cafés me estudiaron de arriba abajo y luego llevó sus manos a su boca para ahogar un grito antes de hablar. ―¡Oh por Dios! ¿Pero qué son esas fachas Cataleya? Le di un beso en la mejilla y entré a su departamento. ―Yo también te extrañé―. respondí. ―¿Fuiste al cajero así?―. dirigió su mirada desde mis piernas hasta mi cabello. ―Sí y un chico estaba coqueteando conmigo―. declaré ―Pero le inventé un nombre y ahora no sé porque lo hice. ―Necesitas ropa y una ducha, pareces recién sacada de la película Que pasó ayer. Asentí y me dirigí a su habitación. ―Tomaré algo de tu ropa, necesito que me acompañes a la universidad a pagar la matrícula y quiero una taza de café en cuánto salga del baño. ―No soy tu empleada―. soltó. ―Eres mi mejor amiga―. mostré una sonrisa. ―¿Puedes hacerlo por mí? ―le lancé un beso y continué mi camino hasta su habitación. Me deshice del vestido que estaba prácticamente mascado de vaca y caminé en dirección a la ducha, el agua cayó sobre mi cuerpo, mi cabello y me mantuve unos minutos bajo el chorro para así relajarme un poco. ―Cataleya―. me llamó Demi desde la puerta. ―¿Qué? ―Te deje algo de ropa en la cama, ya sabes que tú y yo no tenemos el mismo cuerpo, pero supongo que esa te quedará―. respondió. ―Okey. Me mantuve en el baño unos veinte minutos hasta que ya me sentía completamente limpia de todo rastro del chico Riverdale. Tomé una toalla del estante y la envolví en mi cuerpo. En cuanto llegué a la habitación me encontré con un vestido en la cama de color n***o ajustado y unas sandalias gladiadoras. Caminé hasta la sala y me encontré con Demi quien estaba sentada en uno de los tamburetes de la encimera de la cocina con una taza de café en sus manos mientras observaba su Tablet. ―Amiga―. llegué hasta ella. ―¿Me prestas ropa interior?―. pregunté con una sonrisa. ―Tu enorme trasero no entrará en mis bragas. ―¿Te estás metiendo con mi trasero? ―Sí, quizás un sujetador te quedé, pero dudo que mis bragas lo hagan. ―Entonces no llevaré nada abajo―. me encogí de hombros. ―Iré fresquecita, no será la primera vez que voy al campus sin bragas. ―¿Qué?―. soltó un gritó. ―Cataleya estás loca. Regresé a la habitación y tomé un sujetador rojo de su gaveta, me lo puse y luego fui por el vestido sin bragas y no se notó así que terminé por ponerme las sandalias y dejar mi cabello suelto con algunos mechones despeinados. ―Ya estoy lista, acompáñame al campus―. salí de la habitación y Demi me tendió mi taza de café. La tomé en menos de tres minutos y luego caminé hasta el cuarto de baño para así cepillar mis dientes. Demi ya se encontraba vestida, llevaba un jean n***o junto a un crop top en color lila y unas sandalias. Salimos de su departamento y caminamos hasta los ascensores, ella continuaba con su mirada en su Tablet así que yo hice lo mismo y me dediqué en revisar mis r************* . ―¿Por qué tienes que pagar esa matrícula hoy?―. preguntó. ―Porqué sí―. solté un suspiro―. Mañana habrá una enorme fila y sabes que odio esperar. Ella asintió y no hablamos más del tema, llegamos a mi auto y me dispuse en conducir hasta un cajero para terminar de retirar el dinero y luego ir a la universidad.
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