Golpe de amor

El amor no es una comedia romántica. —Ahora puedes besar a la novia—, dijo el sacerdote, un hombre de mediana edad vestido con ropa negra estándar, sosteniendo una Biblia dorada con ambas manos. Sonrió a la joven pareja que estaba parada frente a él. La audiencia aplaudió mientras la novia, una pelirroja ardiente, se volvió hacia su novio, un rubio engreído. Se sonrieron el uno al otro y juntaron sus labios en un beso casto. El amor es una película de zombies horrible. Desde el fondo de la iglesia, escondido entre los drapes de cerezos en flor y seda, estaba Alfie Lewis, el soltero residente. Se apoyaba contra la pared con su traje de Armani gris oscuro y observaba a la pareja recién casada volver por el pasillo. Sus brillantes ojos marrones seguían a la novia en su vestido de novia estilo princesa, teñido de azul bebé como ella había exigido, avanzar por el pasillo como la diosa que era. Ella le sonrió mientras pasaban el último banco. Ella extendió la mano hacia él con su deslumbrante sonrisa. Alfie se acercó a ella, ocultando su propio desamor, —Luces hermosa, Bonnie. Bonnie sonrió, sus brillantes ojos verdes brillaban con lágrimas no derramadas, —Gracias, Alfie. Ella le besó la mejilla rápidamente. Él le sonrió, deseando inclinar un poco la cabeza para convertir el gesto en un beso real. En cambio, apretó su mano con fuerza y observó a su esposo mirarlos. Le guiñó un ojo a su excompañero de escuela con una inocente sonrisa y susurró en el oído de Bonnie: —Asegúrate de que James te cuide. Bonnie sonrió contra su mejilla, —En el momento en que falle, me aseguraré de venir a ti. Limpió el lápiz labial rojo cereza que había dejado y regresó al lado de James Las campanas de la iglesia comenzaron a sonar y la multitud llevó apresuradamente al grupo nupcial hacia el frente de la iglesia. Alfie no estaba demasiado preocupado, se aseguró de que Jack, el padrino de bodas, y Allison, la dama de honor, supieran la salida trasera, asegurándose de entregar plumas y confeti blanco a la multitud mientras guiaban al grupo afuera. Alfie se quedó en la puerta, observando a Bonnie y James reír bajo una lluvia de plumas. El grupo nupcial los guió hacia un Bentley blanco que los llevaría al sitio de la fotografía mientras el resto del grupo iría al salón de recepciones. Mientras el auto se alejaba, Alfie tomó su lugar como coordinador de la boda nuevamente. El grupo nupcial fue llevado a sus propios autos para ir al sitio. —Damas y caballeros—, anunció Alfie. Hablar, estaba acostumbrado a hablar, era una buena distracción del dolor de corazón, —El grupo nupcial se reunirá y tomará fotos. Todos vamos a dar un corto paseo por el patio hacia el salón de recepciones. Síganme. Alfie era recientemente nuevo en el negocio de la planificación de bodas. Solo había tenido dos clientes más hasta que Bonnie Brown, exitosa magnate de negocios en Los Ángeles y ex Abeja Reina de Beaufort, entró en su pequeña oficina y exigió que Alfie planeara su boda. Esperaba que esta boda, la más grande del norte de California, lo pusiera en el radar. Así que aunque Bonnie podía hacer que la peor Noviazilla temblara de terror y sus demandas eran tan extravagantes que Alfie deseaba tener poderes mágicos, hizo todo lo posible para complacerla. Secretamente esperaba que todo su arduo trabajo revelara su enamoramiento de quince años y corrieran juntos hacia el atardecer. En cambio, él era solo el planificador de bodas de Bonnie. Y tendría que vivir con eso. Una película de zombies sangrienta, violenta y desgarradora. Bonnie exigió una boda al estilo de Cenicienta, incluso si ella era más como Blancanieves. Así que Alfie alquiló una antigua mansión que se convirtió en un museo y la convirtió en el palacio de Cenicienta. Cuando la multitud cruzó el campo abierto de la iglesia a la mansión, entraron en un cuento de hadas. Alfie les dio un pequeño recorrido, se aseguró de que todos recibieran una copa de champán y se sentaran. Se aseguró de que la orquesta de tres piezas estuviera lista para la entrada del cortejo nupcial. Su teléfono vibró en su bolsillo, señalando su llegada. La banda comenzó con una suave melodía mientras entraban las tres damas de honor y los tres padrinos de boda. Se dirigieron a la mesa principal justo cuando Bonnie y James entraron. La habitación aplaudió y se tomaron algunas fotos. Alfie se unió a los aplausos con una sonrisa triste. Bonnie tomó su lugar en la cabeza de la mesa principal. Levantó su copa de champán en alto mientras James tocaba la suya ligeramente para llamar la atención de todos. Alfie observaba desde junto a la barra. Bonnie había dicho que quería hacer un discurso antes de que todos obtuvieran su comida. —Damas y caballeros—, dijo Bonnie con su voz fuerte pero burbujeante para hablar en público. Parpadeó con sus brillantes ojos hacia la multitud y sonrió, —Quiero agradecer a todos por asistir a esta boda. James y yo estamos muy honrados de compartir este momento con todos ustedes. Y nada de esto sería posible sin Alfie Lewis—. De repente, un foco estaba sobre él y Bonnie le estaba levantando su copa de champán, —Sin Alfie, estaría en uno de esos programas de ‘Noviazilla’, gritando como loca—. La multitud se rió y levantó sus copas, —¡Por Alfie, mi organizador de bodas gay y mi mejor amigo soltero! La multitud repitió el sentimiento de Bonnie y tomó sorbos de sus copas. Alfie entró en pánico, mirando a una multitud entera de personas que acababan de asumir que él era soltero y gay. Incluso si lo primero era cierto y lo último estaba medio bien, Alfie había pensado que lo estaba llevando bien, que no era tan patético que tuviera 25 años y estuviera solo. Salió corriendo del salón, corriendo hacia el baño del segundo piso donde nadie podría encontrarlo. Excepto su mejor amigo. Richard Jones, uno de los padrinos de boda y comprometido con la dama de honor, había salido mientras todos estaban comiendo y buscó a su mejor amigo. Los dos se habían conocido casi toda su vida y al hombre no le llevó ni tres minutos encontrar a Alfie agachado en uno de los cubículos del baño de mujeres. —Amigo, ¿sabes que este es el baño de mujeres, verdad?— Richard se rió mientras se apoyaba contra una de las columnas junto al cubículo elegido de Alfie. —Bueno, estoy teniendo un colapso nervioso—, lloró Alfie en su pierna, —Más vale que me siente para hacer pipí. Richard resopló, —Solo no te crezca una v****a, los clanes de hombres lobo empezarán a confundirse. Alfie no respondió. Permanecieron en silencio durante mucho tiempo antes de que Alfie sintiera que las lágrimas volvían a aflorar, —¡Oh Dios! Soy la última persona soltera en Beaufort. Richard se rió, —No lo eres. Está… Walker. —¡Comprometido con el Entrenador Sallow!— gritó Alfie, golpeando su cabeza contra la pared de estaño del cubículo, —Me llamó ayer para tener una consulta. El Entrenador quiere un tema de cupcakes. —Asqueroso—, dijo Richard estremeciéndose. —¡Se veían adorables!— Alfie lloraba más fuerte. Richard le permitió, mordiéndose el labio todo el tiempo, —Bueno, ¿y qué pasa con la manada Allen? Escuché que hay al menos dos personas solteras. No parecía ayudar, —¡Los hombres lobo se emparejan de por vida! Por supuesto que todavía están solteros. ¡Dios, ¿qué he hecho con mi vida?! Richard presionó su espalda más contra la columna, arrugando su traje de tres piezas con chaleco azul polvo. A él realmente no le importaba, incluso si significaba enfrentarse a la ira de Bonnie, —Eres un exitoso organizador de bodas. Hombres y mujeres estarán haciendo fila para que hagas realidad sus sueños. Algún día serás increíblemente rico mientras que el resto estará luchando en Beaufort. Alfie sollozó, —Rico y solo. —Vamos, amigo. Solo tienes 25 años. Encontrarás a alguien—, Richard comenzó a jugar con los bordes de su chaqueta de esmoquin. —¿Cómo hice en la escuela secundaria?— Suspiró Alfie. Apoyó su frente contra una fría pieza de mármol. —Tuviste algo con Rebecca en la universidad—, Richard ofreció con encogimiento de hombros, —Así que al menos no morirás virgen. Rebecca era una compañera de estudios que vivía en el mismo piso que Alfie durante su segundo año. Era una chica perfecta con una actitud de ‘darles duro’ y un promedio de 4.0 que emocionaba a Alfie. Ella fue el rebote perfecto después del enamoramiento de toda la vida de Alfie por Bonnie, quien aparentemente había pensado que Alfie era gay todo el tiempo. Rebecca jugó al difícil de conseguir todo el primer semestre y la mayor parte del segundo semestre. Justo antes de las vacaciones de primavera, ella irrumpió en su dormitorio, prácticamente lo violó (pero él estuvo dispuesto) y luego reveló que era una mujer lobo. Solo que no era solo una mujer lobo como algunas de las dóciles en la clase de biología de Alfie o incluso los envejecidos profesores en la Universidad. No, Rebecca era una hembra alfa de la manada de Denver. Ella explicó la cultura de los hombres lobo, como si la clase de introducción que Alfie había tenido en octavo grado no significara nada, durante el resto del día, interrumpiéndose solo para repetir el acto sucio nuevamente. Le dijo que estaba en celo, un ciclo de tres meses que hacía que una persona solo pensara en sexo y bebés, y su cuerpo estaba anhelando a su pareja. Alfie estaba aterrorizado de que la hubiera dejado embarazada, que estaría lidiando con la escuela y bebés hombres lobo, pero ella le dijo amablemente que solo las parejas podían quedar embarazadas. Ella eligió a Alfie para este ciclo de celo porque sabía que su “material” no resultaría en bebés hombres lobo no deseados. Algo sobre él siendo sumiso. Así que los dos poco probables formaron una relación de “amigos con beneficios”. Continuó hasta el final del semestre cuando Alfie regresó a Beaufort. La invitó a visitarlo varias veces pero ella se negó. Entró en una tangente sobre los límites de la manada y cómo Alfie ya estaría en terreno peligroso oliendo a un alfa de otra manada. Terminaron su amistad dos horas después de que Alfie regresara a casa cuando recibió un mensaje de texto de ella. Ella había encontrado a su pareja y así terminó la primera y única relación de Alfie. Alfie exhaló, —Necesito salir de aquí. —Tal vez deberías empezar a salir con hombres—, ofreció Richard con una sonrisa torcida. —¡¿Perdón?!— Alfie abrió de golpe la puerta del cubículo. Richard se puso de pie con una sonrisa de sabelotodo. Alfie agarró sus solapas y gruñó, —¿Estás diciendo que debería ser gay porque estoy teniendo un mal día? Richard encogió los hombros, pero su sonrisa torcida revelaba que eso era exactamente lo que estaba pensando, —No has tenido mucha suerte con las mujeres, amigo. Sé que una vez te besaste con Jack, así que ni siquiera intentes sacar la carta de ‘solo me gustan las mujeres’ conmigo. Y Rebecca dijo toda esa cosa sobre ti siendo sumiso. Tal vez estés destinado a estar con un chico. Alfie miró a Richard, sin palabras. Richard era un romántico empedernido, siempre hablando sobre almas gemelas y amores destinados. Por supuesto que pensaría que cambiar de equipo era fácil y que uno simplemente podía ir por un chico. Pero Alfie había estado en una mala racha tal vez toda su vida. El pene no era un desvío, por supuesto, pero ¿realmente era apropiado ahogar sus penas en un hombre? ¿En la noche en que su verdadero amor, que era una chica, se casaba? Después de todo, era un adulto ahora, más maduro de lo que era a los 18. Alfie dio un gran suspiro, tal vez no era tan maduro, —¿Me acompañarás? Richard rió y le dio palmaditas en el brazo, —¡Por supuesto, amigo! Ahora, salgamos de aquí antes de que Bonnie nos despelleje vivos a ambos. Alfie sonrió y abrazó fuertemente a su mejor amigo. Richard se rió y lo empujó para que pudiera llevar al organizador de bodas de vuelta a la fiesta.