bc

Amazona

book_age18+
69
FOLLOW
1K
READ
reincarnation/transmigration
sensitive
drama
tragedy
bxg
mystery
secrets
ancient
knight
like
intro-logo
Blurb

Un hombre y una mujer ligados por un mismo destino trágico y misterioso, dos almas que reencarnan para terminar una historia de amor. Un tiempo por presente y un futuro unidos donde se reencontraran sus almas, en el que no habrá barreras para el amor verdadero y el legitimo.

Silvia una joven con un pasado tormentoso y llena de pesadillas, es modelo de una agencia de ropa spot. Su vida se ve en vuelta en dos muertes misteriosas que la llevaran a su pasado y el origen de todas sus pesadillas.

Carlos Eduardo la Torre un hombre que buscara la causa de la muerte de su padre. Emprenderá un viaje a las profundidades del Amazona, en busca de respuesta. Donde nunca se imagino encontrar su verdadero destino.

Una historia llena de intriga, pasiones, obstáculos y muertes misteriosas.

chap-preview
Free preview
Capítulo 1
Cuenta una leyenda que la codicia de los españoles comenzó cuando un indio que se hallaba en la selva del Amazonas. Les enseño un antiguo ritual en el que se utilizaba el oro y una flor llamada el lirio de siete colores como parte fundamental de una ceremonia de iniciación. Donde el cuerpo de las personas eran bañados con un liquido extraído de esta flor, después eran bañados con polvo dorado haciendo que estas personas alucinaran y entraran en un trance entre la vida y la muerte. Se dice que este templo fue construido por un principe de españa, para su amada. En donde se realizaban rituales y ceremonias de iniciación. Entre las ofrendas que se así estaba el llevar piedras preciosas, como al igual la flor de siete colores, que llevaban los indios a esta ceremonia. Este principe por el afan de encontrar los misterios de la vida y la muerte, desenterro a su amada para hacerla revivir, tanto fue su locura que convirtio el templo en una ciudad de oro. Segun esta leyenda en la ciudad de oro se encuentra enterrada una princesa indigena, con la flor de siete colores y entre piedras preciosa, la cual despierta cada 200 años al igual que la maldición al que profane su descanso. Las personas que han escuchado la historia de esta leyenda se imaginan una ciudad construida con paredes de oro y con incrustaciones de piedras preciosas como la esmeraldas, rubíes, zafiros y diamantes entre otras. La ciudad de oro como la han llamado es un templo perdido en las profundidades del Amazonas y codiciada por todos los hombres del mundo. Así cuenta esta leyenda... 1492 se dio paso al descubrimiento de América, en donde los españoles tomaron las riquezas de esta tierra maravillosa y bendecida. Luego de apoderarse de las tierra formaron ciudades donde comenzaron a vivir. Años mas adelante una agrupación de indígenas que se encontraba en las profundidades de la selva fue asaltada por soldados españoles. Valiéndose de una corona y de la iglesia católica, se adueñaron del territorio. Estos mismos soldados, aprovechándose de una orden, violaron, mataron y secuestraron a mujeres indígenas. Una tribu de indios que se encontraba protegida por la misma selva, se localizaba en las profundidades de la esta, más allá de una cascada llamada “El Salto Ángel”, un nombre que se le dio años más tarde, que ayudaba a la inaccesibilidad del pueblo. Se dice que en esa época un soldado español violó a una india de esa tribu, y aunque el cacique quiso matar al hombre, los monjes de un monasterio hicieron un trato con él y la tribu. Que al nacer la criatura, sería entregada a las autoridades de la iglesia. La india Yuri y su padre el cacique tuvieron una conversación los dos sobre aquel trato. —No voy a entregar a mi bebe cuando nazca. Nunca lo haré —dijo Yuri a su padre. —Pero, hija, es lo mejor para nuestra tribu. Si no, seremos asesinados todo —explicó él con cierta tristeza oculta. Yuri se echó a llorar. — Padre, sé que este bebé es producto de una violación —trató de razonar entre lágrimas—, pero es mi sangre. ¡Es tu sangre! — Por favor hija se que es mi sangre, pero son más fuerte los españoles que nosotros. — Si, porque para ellos no somos nada más animales. — Ellos no entienden nuestra cultura, ellos son de otra cultura hija. — Ya dije que no voy a entregar a mi bebe. — Piensa en nuestra tribu Yuri, en todos nuestros conocidos en nuestra familia, en tus hermanos. —Yuri pensó en ellos como podía abandonalos de esa manera entonces reflexiono. — Voy a morir a entregar a mi bebe padre, sera un dolor tan grande en el corazón. — Lo se mi pequeña y para mi también lo sera. Su padre la abrazo en ese momento. La criatura terminó naciendo, y aunque todos sabían que era una mestiza entre un blanco y una india, lograron hacer una alianza con los monjes del templo para que se quedase con ellos mientras ella crecía y cumplía la edad para irse de la tribu. La niña había nacido con un egtima de ser parte indígena y parte española, pero sería una esclava de nacimiento hasta el día de su muerte. Incluso siendo así, la pequeña formó parte del estatus del linaje directo siendo hija de una princesa, y la nieta del cacique de la tribu Nomaknatut. El nombre que se le dio fue Selva, que significaba “la diosa del bosque”, para que nunca olvidase sus raíces. Al pasar los años, aquella niña crecía y crecía, y al mismo tiempo aprendía más sobre sus raíces, pero no podía explicar el por qué ella era tan hermosa pero tan diferente a las demás de su tribu. Su color de piel, de ojos, de cabello... No era como el resto de indias. — ¿Por qué soy tan diferente que las demás chica de la tribu? —preguntaba curiosa a su madre. — Ya, mi pequeña, no le hagas caso —respondía ella entonces—. Tú eres única. Eres mi sol y luna, Selva. — Oh¡ Madre cuanto amor así mi, soy tu única hija. — Eres mi hija mi bebe hermoso, mi dolor de verte partir algun lo llevare por siempre. — No te preocupes madre, así me vaya lejos siempre te llevare aquí en mi corazón. —Selva le señalaba con el dedo indice el corazón de su madre y el de ella. — Por siempre mi hija bella, mi diosa del bosque. Mientras crecía, sus rasgos físicos iban cambiando. Un mestizaje hermoso de piel canela; de ojos verdes, como la esmeralda; de cabellos lacios, pero ondulados en las puntas, de color azabache como la noche misma. Su personalidad extrovertida, alegre, divertida... Como la selva misma. Pero, por ser hija de un soldado español, su destino estaba lleno de esclavitud e incierto. Su vida ya no sería la misma al salir de la selva y viajar a otro lugar, en dónde sería vendida como esclava. Sus últimos días en la selva los pasó recorriendo cada lugar donde vivía. Sabía que si escapaba su familia y tribu correría las consecuencias de su imprudencia. — Recordaré estos momentos hermosos de este lugar. De mi tierra, de mis orígenes. — Selva, ¿en qué piensas? Es hora de regresar. Estamos lejos de la tribu. — Espera un momento, Yurubi, quiero llevarme este recuerdo y no olvidarlo nunca. —Le decía a su amiga. — Porque Selva tienes que dejarnos para ir a otro lugar extraño, donde no conoces a nadie. — Es mi destino Yurubi así fue como se decidió mi vida. — No estoy de acuerdo con ello, eres un ser libre amiga, no te dejas vencer por nada. — Si lo se pero como te he dicho es mi destino. — Tu madre que pasara con ella, le dolerá mucho que te vayas de la tribu. — Madre ya sabe porque estoy viva, y todos ustedes en la tribu, y ya dejemos de hablar tanto. — Bueno termina de observar toda esta tierra y hazla un recuerdo en tu mente. — Esto es hermoso amiga donde nací se que cuando salga de aquí volveré de nuevo a mis raíces. Estaban en lo más alto de la cascada. Selva divisaba el horizonte, los límites de la aldea, lo hermoso del paisaje. Algo que ella recordaría para toda su vida. Aquel bello lugar que miraban sus ojos. Lo extraordinario que era. La brisa rozaba suavemente su rostro, y las picantes gotas de aguas que mojaban su cuerpo la hacían una criatura hermosa y única. Suspiró profundamente y su corazón se llenó de alegría. Daba gracias por haber nacido en aquel lugar maravilloso. Se acerco lo máximo posible a la orilla, mirando al horizonte, dónde se unía el río Orinoco con las aguas de la hermosa casacada, dónde las aguas calmadas reflejaban el verde de la selva y dónde algunas ramas y flores se mecían en ella. — Recordaré esto toda mi vida, y si algún día vuelvo, quiero ver esto de nuevo. — Bueno Selva, vayámonos, nos deben estar buscando. — Está bien, vamos, pero esto es hermoso. — Ya lo se amiga, este lugar es la magia a otro mundo. — Ya podemos irnos de aquí Yarubi, ya guarde todos los recuerdos de este lugar. Al regresar a la aldea, todos les realizaron una hermosa despedida. Sabían que Selva se iria y no volvería más a casa. Su abuelo le regaló una daga con incrustaciones de esmeralda para que siempre la llevara consigo. Era un recuerdo de su origen de donde provenía ella, para que nunca olvidara su vida en la selva. Esa despedida fue la mas hermosa de la tribu, Selva fue vestida con ropaje hecho de lino brillante de color como el oro, y fue bañada con los aromas de su selva, fue lo mas hermoso que la chica paso esa noche antes que dejara la tribu. Pasó la noche, y llegó finalmente, el día en el que todo cambiaría para ella. Todos estaban muy tristes por su partida. Dos indios y el cacique la llevaron a los límites de la aldea, en dónde la estaban esperando un monje y dos hombres blancos para llevarla lejos de su selva . Ella comenzó a llorar a con el corazón en un puño, y a su abuelo se le partió el alma; el ver cómo la encadenaban para ser una esclava sería lo más horrible que viera jamás. Selva lloró y lloró mientras los hombres la llevaban lejos de los límites de la selva, y asumió que no volvería a ver a su tierra jamás. Por mucho tiempo, sus pensamientos fueron recuerdos hermosos de aquel lugar, de su gente, pues al lugar a dónde iba era muy diferente del que ella provenía. El cacique al llegar la aldea hay estaba su hijas vuelta llanto y le dijo a su padre. — Te dije aquel día antes que ella naciera que cuando se fuera de mi lado mi corazon sufriría mucho. — Lo se hija, igual que el mio esta destrozado nunca voy a olvidar como la encadenaron. — Oh¡ padre la voy a extrañar mucho es nuestra sangre, soñare algun día en que regrese. El cacique abrazo a su hija mirando al horizonte con el corazón hecho pedazo por aquella bella alma que le daba alegría a su madre y abuelo. Al llegar a pueblo y ser trasladada a la capital con más esclavos entre hombres y mujeres, se sorprendió mucho al ver a mujeres blancas hermosas con maquillaje y abanicos en sus manos, cabellos como el oro y trajes distintos a los suyos. Ella solo recordaba su tierra, y más triste se ponía al hacerlo, hasta que al fin llegó a la casa La Fuente Mariposa, dónde los esclavos eran vendidos a las mejores familias de la capital. En ese lugar eran alimentados y vestidos como europeos, y para Selva era extraño ponerse esos trajes de esclava, ya que vivió toda su vida casi a medio vestir en la selva. El dueño de la casa hizo todo lo posible para no vender a la bella india, pues ella le había robado el corazón, pero el rey había comprado a varios esclavos para la nueva casa de su hijo en la capital en la que se hospedaría por unos meses, así que el capataz no tuvo más remedio que dársela. Antes de que ella se marchara, le regaló unos pendientes en forma de lirios con piedras de esmeraldas. Ella aceptó el obsequio emocionada, y sintió un bello sentimiento por el capataz y la despedida del mismo. —Quise hacer todo lo posible porque te quedaras conmigo, pero el rey compró a varios esclavos... —confesó, tomándola de las manos. —Desde que nací mi vida ha sido marcada por la tragedia —se lamentó entre lágrimas, como la última vez que tuvo que partir. —Sé que algún día conocerás a alguien especial, y todo cambiará, mi pequeña.a — Algún día mi bello Alber, se que fuiste bueno conmigo. — Sabes que siento algo especial por ti, mi chiquilla preciosa. — Oh¡ Albert cuanto te voy a extrañar. — Yo a ti mi chiquita pero el destino es así para con las almas como tu. Ella se despidió de aquel hombre que tanto la cuido y protejio en aquella casa donde paso momentos hermosos lo que duro hay. Pero pronto conocería el verdadero amor, que la llevaría a querer con el alma, y a la vez la fria muerte. Luego de ser vendida con ropas finas, fue llevada a la casa en la cual trabajaría como sirvienta para el príncipe de España. Al llegar a esa casa fue llevada a que otras indias la bañaran, la vistieran y la perfumaran. En ningún momento dejó que la separaran de la mochila que siempre llevaba, en la que dentro ocultaba un perfume hecho por sí misma. Era de una fragancia agradable, suave, de delicados lirios... Hecha por flores de su tierra poco vistas, el olor divino se sentía a metros de distancia. Pasaron los días, y el príncipe llegó a la enorme morada. Ese día, los criados prepararon un gran banquete para su presentación. El príncipe Carlos le dijo a unos de los esclavo que le trajeran vino, y fue Selva la encargada de llevárselo a su habitación. Al entrar, se tropezó con los zapatos, y perdiendo el equilibrio, todo el vino se derramó en el suelo y en sus ropas. — Anda distraída. La mandaré a azotar con el capataz, bruta. Por eso los indios son animales. Selva solo se levantó del suelo, y tras mirarle orgullosamente a los ojos, salió corriendo entonces el fue detrás de ella porque había visto algo extraño en ella. — Espera no corras. Pero ella no se detuvo hasta llegar a la cocina, hay fue donde el la logro alcanza y le dice. — Cuando doy una orden es para que me obedezcan. — Sera con otras personas, conmigo no. Le dijo ella con altivez y orgullo por su color. — Vaya hasta respondona la chiquilla. — No soy una chiquilla mi nombre es Selva. — Que interesante la contesta. — Pues hace rato me ha dicho bruta y animal. — Vaya vuelves a contestarme de nuevo. — Ya basta que es lo que desea. — Que me mires a la cara, levanta la mirada. Selva poco a poco fue levantado el rostro, el cual tenía inclinado así abajo por respeto a las personas como le habían enseñado. Al hacerlo El hombre le miro y le dice. — Eres lo más bello que he visto nunca. — Porque lo dice de esa manera. — Eres diferente a los esclavos, tu color, en todo, tu piel, el cabello, y esos ojos. — Soy mestiza entre blanco y indio no lo vez. — Solo veo una criatura asustada de mi. — Bueno si, por la manera como me trato. — También, hablas muy bien para ser una esclava. — Tuve la dicha de ser enseñada por monjes de un monasterio, pero ya ve como todo esclavo mi destino es este, servir a los demás. Carlos la miraba con los ojos bien abiertos, con una emoción. Sacudió la cabeza y se mesó el pelo, gesto habitual en él cuando se ponía a pesar en algo. Al paso del tiempo, todo había cambiado entre ellos. Se hicieron buenos amigos pero Carlos sentía algo especial así a ella era el sentimiento más hermoso que nacía en el. Puro amor sentía por ella, entonces en una noche Carlos la invitó a sus aposento. Con un grito de sorpresa Selva observaba todo a su alrededor Carlos había arreglado todo para ella, era una noche romántica para ellos dos. La joven india le había agarrado el pecho y un gruñido en los labios de él se escuchó entre ellos ella estaba muy nerviosa no sabía nada de como complacer a un hombre y menos como aquel tan hermoso. Selva agarro su pecho y alzó su rostro al de el, sus ojos brillaban de deseo, cuando el deslizó una de sus manos por toda su espalda acariciándola con ternura. Ella tenía un poco de miedo, y la estaba empujando a su encuentro. Se fueron desnudando poco a poco, ella gemí contra él. Se sentía absolutamente deseada, por un ser como aquel que la estaba llevando a los placeres más dulce del amor. El pene de Carlos estaba contra ella, quedó helada cuando sus ojos buscaron rápidamente los de el, con una expresión de miedo en su rostro. — ¡Oh, por Dios, cariño! No tengas miedo. — Nunca había hecho esto. Carlos le acaricio una de sus mejillas y le dijo. — Yo te enseñare, solo déjame amarte, dejame enseñarte el placer del amor. Sus ojos se encendieron cuando sentía su corazón palpitar y se entregó a las delicias de un amante... Sus ojos cerraron solo quería sentir como la tocaba y luego, con un gruñido primitivo en su garganta mientras besaba a Selva, su pene estaba atravesando, empujando profundamente y quitando ese velo de inocencia que le quedaba a la joven india. Entonces grito, un grito de dolor y algo más; algo nuevo. La sensación plena, dura como la roca, y aún así aterciopelada de el llenó por completo a Selva. Y luego, con un gruñido Carlos la abrazo aún más. Había algo nuevo entonces, reemplazando la sensación inicial de una plenitud incómoda; algo maravilloso. Entonces Carlos comenzó a hacerle el amor más fuerte, casi como si los gritos y gemidos de Selva lo impulsarán, Selva le sostuvo la mirada a Carlos con ternura sus ojos ardiendo al ver a los de llenos de fuego. Y en ese momento, supo que era total y completamente suya. Sabía que si se casaba con el príncipe, podría ir a su tierra. Siempre le decía que quería ir a dónde había nacido, y le hizo prometer aquella noche, algo que le cambiaria el mundo después. — Prométeme amor mío, que me llevaras a mi tierra así sea muerta. — No digas eso te prometo eso y mucho más, mi bello amor, que cuando seas mi esposa podrás ir a cualquier lugar que desees. —Te amo tanto, mi amor eterno. Aquella noche quedó en lo más profundo de Selva, se había enamorado de aquel bello príncipe. — ¡Profesor, profesor! Una alumna se acercó sin que el hombre reparara en ella e intentó sacarlo de aquel trance, pero el hombre permanecía inflexible. La chica dio un paso hacia el, llamándolo por su nombre, lo sujetó y lo zarandeó. El hombre seguía sin reaccionar. De pronto, reaccionó, sus alumna miró a otro de su compañero y se miraron entre sí; la chica se apresuró a tomarlo del brazos y lo llevo al asiento del escritorio. — Profesor se encuentra usted bien. Carlos Eduardo estaba confuso otra vez estaba soñando despierto, no comprendía esas imágenes que el veía, no entendía nada. Tenía ya meses en ese estado, pero no había prestado mucha atención a ello. — Si... Si me siento bien. Su alumna entre cerro los ojos y le dice. — No le creo profesor estaba como en trance, como si no estuviera aquí. — Estado durmiendo mal, seguro es eso el cansancio que me hace esto. El otro alumno le traía un vaso con agua — Tomé profesor beba un poco de agua. — Gracias muchachos por preocuparse por mi. — De nada profesor, pero debería ir a un médico para que lo ayuden en eso del insomnio. — Ok, cuando tenga tiempo iré. "Si cuando tenga tiempo" decía el en sus pensamientos cuando se dirigía a su casa. Su madre asomo la cabeza por la puerta de su habitación y le dice. — Has llegado muy silencioso a casa, que me le está ocurriendo. — Nada madre solo que hoy, paso algo extraño volví a quedarme en trance en pleno salón de clases. Unos alumnos me ayudaron, más bien se quedaron muy preocupados de mi. — Ahora las pesadillas están causando problemas en tu vida hijo, pero por lo que has dicho preocupa que te quedes en trance en cualquier lugar, es preocupante. — Deja que salga de este trabajo, y cuando regrese papá voy a ponerme en eso de estás pesadillas, con un doctor. — Espero lo tardes mucho. — No te preocupes madre no tardaré en ello. ¿Qué has sabido de papá?. — La última comunicación que recibí de el que estaba cerca de la zona que habían descubierto. — Papá se volvió loco con respecto esa obsesión de ese templo. — Sabes que tu padre es un arqueológo y cuando se trata de cosas antiguas que te puedo decir. Carlos Eduardo se quedó pensativo después que su madre salió de la habitación, solo pensaba en esas pesadillas y para más males se quedaba dormido despierto en completo trance, y en su clase. Estaba confuso de todo lo que sentía y veía en esas pesadillas o acaso eran reales. Y la persona que podía ayudarlo estaba de vacaciones y no se encontraba en el país, su padre estaba en la selva desterrando no sé que cosa. Después de unos días regreso el amigo de Carlos el tal Andrés. Con su llegada todo cambiaría para ellos. — Mi querido amigo Andrés, cuando volviste. — Haces poco, estaba en españa resolviendo algunas cosas personales, y tú amigo mío, como está todo por acá. — Te cuento que me he enamorado, de la mujer mas hermosa de la vida. — ¡Vaya! quien será esa afortunada. — Bueno amigo, está mujer va en contra de todo lo que mis padres queréis. — Como es eso, no entiendo. — La joven mujer en cuestión es una india, pero es una belleza sin igual, más bien es una mestiza. — ¡Por Dios Carlos! Te has vuelto loco. — Si... amigo pero de amor por ella. — Cuando se enteren tus padres pondrán resistencia a esta unión. — Para eso te tengo a ti amigo. — ¿Cómo? No entiendo. — Que tú me vas ayudan en esto. Andrés ayudar a Carlos, si había regresado para entorpecer todos sus planes en esa nueva tierra, tenía que hacer algo antes que los padres de Carlos se enteraran. Sabía que para los reyes su hijo era excepcional. Entonces comenzó a fraguar algo, contrataría a dos asesinos para que matarán a esa india, y su amigo no se casara con ella. El príncipe confiaba mucho en su amigo Andrés, tanto que le confesó su secreto de que había estado con la joven, que había hecho el amor con ella, que había consumado su amor en el lecho. Andrés le entró rabia, la envidia consumía su ser. Pero su amigo tenía otros planes, pues sentía demasiado irá, envidia, rabia porque todo lo tenía y el no. y nunca tendría nada de lo que su amigo había obtenido, un título, riqueza, y el amor de esa pequeña salvaje, una idea, una bendita mestiza. En esos días a víspera de una nueva conquista de territorio, ocurrieron muchos hechos que nunca se olvidarían: primeramente la explosión de una guerra civil entre indios y españoles. Que hizo temblar a toda España, la segunda la traición de Andrés encontrá de Carlos y por último algo que cambiaria el. Era martes por la mañana, Selva estaba muy angustiada con lo que estaba ocurriendo, indios y españoles comenzaron a luchar entre ellos. ese día estaba resguardada en los aposento del principe Carlos, pero lo que estaba por acontece la dejo sin aliento. Dos grandes hombres la sacaron de hay como una esclava sin dueño, como una vil delincuente sin saber porque la trataban así comenzó a gritas. — No me traten así, tengo dueño soy la esclava del príncipe. — Príncipe nada, aquí todo los indios son iguales sin amos o no. — Por favor no me hagan daño. — Vamos llevemos la a dónde nos dijeron. Ella se extraño con lo que dijeron. Los hombres se la llevaron a un claro en las adyacencias del pueblo y hay la lanzaron al suelo. Ella solo estaba angustiada de lo que le podrían hacer, entonces se levantó, cuando lo hizo uno de los hombre la golpeó fuertemente que cayó al suelo, con el labio roto, y la cara roja, se volvió a levantar. Entonces se dió cuenta que alguien estaba detrás de ella, cuando dió la vuelta lo vio era aquel hombre, que no le gustaba cuando Carlos los presento. — Tu... Que haces aquí y con estos hombres. — Mi bella indiecita, desde que te conocí te he deseado con todo mi ser. — Por Dios eres el mejor amigo de Carlos. — Si.. pero el no se merece nada de lo que tiene. — ¿Que quieres?. Selva se puso muy nerviosa, sabía que era lo que deseaba. — Ya veo que estás nerviosa, te debes de imaginar lo que deseo. — De mi no... obtendrás nada. — Que si no, agarrarla. Cuando los hombre la sostuvieron, Andrés Mancillo su dignidad, la tomo con gran brutalidad que la dejo en mal estado moral. Luego los otros hombre la tomaron igual que Andrés. — Eres la mejor mujer que he conocido. Cuando Andrés volvía a tomarla, ella ya no podía más y con violencia, agarro y lo rajuño con tal fuerza y el con tanta rabia la golpeó. Entonces al ver Andrés sangre que corría por su rostro, el la agarro con tal fuerza por los cabellos y saco de su alforja una daga. Cuando Selva miro la daga, se puso fría y sintió como el, la clavaba en su pecho, rasgando la carne y introduciéndose en su corazón que latía rápidamente. Ella cuando agarro la daga se había dado de cuenta que era su obsequio que le había dado si abuelo. Entonces cayo al suelo como un plomo, y mirándolo le dijo. — Vas a morir, Andrés... Carlos te va a matar. Lo que hacia era reírse de ella, entonces salió corriendo de el lugar. Era un gran dolor profundo lo que sentía, su vida era eso una vida corta, pero feliz. Se le acaba el tiempo, cuando Carlos se desplomó en el suelo al verla agonizando y la tomó en su regazo. gritó como loco. — ¿Por qué Dios? Llévame a mí y no a ella. Con el poco aliento que tenía, Selva le dijo. — No llores amor... — Quien te hizo esto. — ¡Oh Carlos! Dios se encargará de todo. —Qué extraña es la vida. Amor, te amo tanto. — Lo sé Carlos y ya debo de partir, pero quiero que me prometas que llevaras mi cuerpo a la selva, de dónde no debí salir. ¿Me lo prometes, amor mío? musitó entrecortadamente con su amante llorando. —Te juro que te llevare a tu tierra y me quedare ahí para siempre. Ya no me importa nada de la vida si tú no estás aquí. Selva en sus últimos suspiros de vida, pasa una mano por su mejilla. —Te amaré... por siempre, así mi cuerpo no este... mi alma seguirá amándote para toda la eternidad. Volveré a nacer y nuestro amor vivirá... Su respiración se hizo lenta y finalmente murió en brazos de Carlos, enloquecido por la muerte de su amada, juro conseguir al asesinó. Después de todo aquello, Carlos llevó el cadáver de su amada a las profundidades de la selva, al lugar en el que nació, a la aldea, dónde el cacique le realizó un bello funeral. El príncipe se quedó con ellos, aprendiendo todas sus costumbres y conociendo todos los límites y rincones de la selva, pero era tanto su dolor, que se volvió loco. Construyó un laboratorio, en el cual hizo experimentos fuera de lo normal, rompiendo las leyes de la naturaleza, y todo por hacer revivir a su amada. Al tiempo desenterró el cuerpo deteriorado de Selva, profanado su descanso, y así practicarle experimentos para volverla a la vida., pero lo que hizo fue rejuvenecer su cuerpo deteriorado. Después, construyó un templo para ella lejos de la aldea, más allá de la selva, donde nadie pudiera llegar a el. En su búsqueda de un nuevo antídoto que la volviera a la vida a su amada, descubrió una hermosa planta, llamada el lirio de los siete colores. De ella extrajo un líquido y con el un nuevo antídoto para su nuevo experimento. En el templo los indios comenzaron a seguir a ese hombre que hacía que los indios entraran en trance. Él había enseñado a unos indios los que el hacía en el laboratorio. Entonces consiguió un nuevo elipse para hacer revivir a su amada, pero al entrar en el templo para inyectarle el nuevo experimento, murió con sus propias trampas, y nunca se supo de él o de aquel templo, jamás se supo del príncipe loco y de sus experimentos. Menos de aquella mujer hermosa que guardaba con tanto recelo del mundo.Todas las cosas que pasaron fueron devoradas por la maleza, por la misma selva sin dejar rastro de algún indicio de vida allí..

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

La esposa rechazada del ceo

read
162.7K
bc

Navidad con mi ex

read
8.6K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
85.7K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
49.9K
bc

Bajo acuerdo

read
7.5K
bc

Tras Mi Divorcio

read
508.7K
bc

Yo, no soy él

read
88.1K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook