Capítulo 2: Una nueva vida

1153 Words
Lloro de camino al castillo, seco mis lágrimas, Iñaki no hace preguntas, sospecho que sabe que pasa, no quiero hablar del tema con él, no sé lo que pasa y solo quiero estar con mis padres y abrazarlos. —Le va a gustar el lugar, es hermoso —dice. Le sonrío y asiento en su dirección, en un par de minutos comienzo a ver las fortificaciones, algunas son turísticas al menos la mayoría, el castillo de mi padrino lo fue antes, también recuerdo eso, pero desde que sus padre murió lo hizo privado de nuevo según me cuenta Iñaki. Lo veo desde lejos y recuerdos de mi infancia inundan mi memoria, sola, siempre sola porque los adultos siempre estaban atendiendo cosas de grande, pero recuerdo el lugar, debi vistarlo solo una vez, sin embargo recuerdo lo que me impactó su belleza, Iñaki deja el auto frente a la entrada del castillo que está rodeado de un hermoso jardín con flores de muchos colores, la imagen es imponente y sobrecogedora. Una señora robusta espera junto a otra chica frente a la entrada, Iñaki abre la puerta para mi y me señala la entrada, la señora que supongo que debe ser Rosa se acerca. —Bienvenida, señorita Camelia, que hermosa está, sabíamos que crecería para ser una hermosa jovencita, pero no imaginaba tanta belleza —dice, me abrazo a ella, los recuerdos vuelven. —Rosa, gracias por este recibimiento. —Ella es Lola, mi hija y de Iñaki. Me giro a verlo y me guiña un ojo mientras sonríe. Su hija es linda, se parece a su madre, debe tener unos veinte años, pero no se ve como si los ayudará con el servicio. Rosa me toma de la mano y me lleva hacia dentro. —Solo nosotros tres permanecemos aquí, al patrón no le gusta mucho la gente extraña, ni tener la casa llena, y Lola ya va a la universidad, por ahora solo está de visita. —¿Y ustedes solos se encargan de la limpieza del castillo? —pregunto impactada. Rosa se echa a reir. —Claro que no, contratamos gente para eso, pero no se quedan a vivir aquí como Iñaki y yo. Solo los guardias de seguridad y nosotros, y a esos casi ni los vemos son como ninjas. Sé que existen porque cocino para ellos. Reimos, admiro la belleza de la decoración interna del lugar. Iñaki toma mi bolso. —Lo subiré a su habitación, me alegra que esté aquí, será una alegría tener gente joven por aquí, le dará alegria al lugar que es aburrido solo con nosotros, ya Lola se va a la universidad y quedamos solos otra vez, bueno, ya no. —Iré a hacerte unas galletas, comerás rico, Camelia —dice Rosa tuteándome emocionada. Sigo a Iñaki, abre una puerta que queda en la parte más alta del castillo. La habitación es de ensueño. —El patrón vendrá hoy en la noche para recibirla, deberá irse luego otra vez por negocios, casi nunca para aquí. —Así que este castillo es para mi sola —digo mirando la vista hipnotizante por la ventana. —Prácticamente sí. No se aburrirá, hay computadoras, internet, caballos, un lago artificial en el que se puede navegar, hay un par de chicos y una señora también en la caballeriza, no se quedan a dormir, pero vienen todos los días. —Así que estamos aislados. —Todos los que trabajamos para el señor Cósimo firmamos un acuerdo de confidencialidad, nadie puede hablar de lo que ve o pasa aquí, así que estará a salvo aquí, siento lo de su padre, sé que es un buen hombre y que todo se aclarará. —Gracias, Iñaki, eso espero porque muero de miedo por él y mi mamá. —Ya su padrino le explicará todo, es un hombre poderoso e inteligente, él sabrá que hacer y cómo ayudarlos. La dejo para que se vaya acomodando. Ah, y casi lo olvidaba, en una hora o dos llegará una personal shopper, así la llama el señor, para comprarle lo que necesite. —Gracias, parece que me esperaba ¿No? —Su padre la quiere mucho, estaba preparado por si esto pasaba, después de todo es su padrino, se supone que es quien deberá hacerse cargo de usted si sus padres no pueden. —Tengo dieciocho años, tampoco soy una niña. Sonríe con ternura. —Una chica muy joven que aún necesita apoyo, el señor Cósimo la cuidará. Apenas me deja sola, corro hacia la laptop que está sobre el escritorio, la enciendo comprobando que está nueva, aunque configurada para usar, la conecto a internet cómo dice las indicaciones de una hoja de papel y busco el nombre de mi padrino en el buscador. Me quedo sin aliento, recordaba que era guapo, pero nunca más pensé en él o lo recordé: alto, piel trigeña, ojos verdes, cabello marrón claro, facciones simétricas, con un cuerpo atlético, paso saliva, es muy guapo, tiene treinta años, mucho más joven que mis padres que ya pasan de los cuarenta. Aspiro aire y pienso que debo conversar mucho con ese hombre. Como me dijo Iñaki, es soltero, y casi no se sabe nada de él, no tiene r************* y aparece poco en eventos públicos, no se le conocen relaciones amorosas de índole público, aunque siempre lo rodean rumores de andar con modelos cotizadas y actrices de moda. Es heredero único de una millonaria familia italiana que se asentó en España hace años, es Italiano y Español, también tiene la nacionalidad americana por su madre, habla cinco idiomas y, además de graduado en negocios e ingeniería es experto aeronáutico, y músico. Sí, es el hombre con el que todas quisieran estar, me pregunto porque está soltero, y se me ocurren un montón de cosas relacionadas al dinero, o que simplemente no se ha enamorado. Dejo esa búsqueda atrás y retomo la de mi familia. Todos los portales de noticia repiten lo mismo, no hay información nueva, no puedo hablar con nadie que sepa del caso, salvo mi padrino y debo esperarlo hasta entrada la noche, así paso las horas hasta que llega una personal shopper cómo me dijo Iñaki. La mujer es francesa, me mira de arriba abajo y con frialdad me entrega un móvil de alta gama y un set accesorios de lujo para el, comienza su proceso y estando acostumbrada a este tipo de servicios terminamos relativamente rápido, me quedo con un montón de piezas que llevaba y queda en ajustar otras y enviar el resto de lo que elegí. Miro a mi alrededor y sonrío con tristeza pensando que soy como una princesa encerrada en un castillo con todos los lujos que el dinero puede comprar, pero sola, sola y angustiada, me siento tan presa como mis padres. No veo la hora de ver a mi padrino y pedirle explicaciones, él debe saber que es lo que pasa.
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