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Profesor, Tomeme aqui y ahora.

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ORDEN DE LA SAGA:

**********************

Libro1: PROFESOR, adivine quién soy.

Libro 2: PROFESOR, disfrúteme.

Libro 3: PROFESOR, tómeme aquí y ahora.

Libro 4: PROFESOR, soy su perdición.

_________________________________________________________________

El ciclo lectivo comienza nuevamente y Camila Ayala empieza su segundo año del Profesorado.  Tres meses pasaron de la última vez que ella y Diego Gonzales, su profesor de LIteratura, estuvieron juntos.

Todo marchaba normal en sus vidas hasta que por la puerta del aula 6 ingresa la nueva alumna del anexo, Daiana Fernández y todo en la vida de Camila y Diego cambia por completo.

Un triángulo amoroso en el que puede esperarse cualquier cosa.

Una competencia en la que para alcanzar el premio mayor lo vale todo y una guerra entre dos mujeres obsesionadas por un mismo hombre.

Y vos...

¿Que estarías dispuesta hacer por conseguir lo que deseas?

Profesor, Tómeme aquí y ahora, la tercera parte de la saga PROFESOR

_________________________________

Obra registrada en safe creative

Código: 2101146577697

PROHIBIDA su adaptación total y parcial.

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Bienvenido ciclo lectivo 2020
Primer día de clases y no puedo estar más nerviosa. Ustedes preguntarán por qué. Yo pasare a contarles brevemente mi historia. Mi nombre es Daiana Fernández y este es mi primer año fuera del establecimiento en el que habitúo cursar mis materias. Con eso me refiero a que es la primera vez que curso como volante en otra institución. Para los que no entienden esto de ser volante, se refiere a la posibilidad que te otorga la institución de origen de cursar dos materias en otro establecimiento, en este caso, el anexo. Esto permite a las/os alumnas/os el poder acelerar la carrera y recibirse más rápido. Practicas del Lenguaje 2 es la que voy a cursar en la ENS 3 sede San Telmo, los días lunes de 18 a 22 horas y miércoles de 20 a 22 horas. Tenía entendido que esta materia contaba con 4 horas cátedra semanales, pero por disposición de la junta directiva es que decidieron aumentar a 6 horas por semana, distribuidas en dos días. El motivo se da en la falta de capacidad para la planificación de actividades didácticas con el que llegan los/las alumnas/os a los talleres de implementación pedagógica. Desde mi punto de vista, hay muchas materias que deberían dictarse anualmente, dado que tienen un programa muy extenso y constituyen conceptos fundamentales para la comprensión de otras cátedras. Un ejemplo de lo que digo son las Didácticas Generales. Cuando recién ingresas a la carrera, es una de las materias fundamentales para poder comprender realmente que consideraciones debemos tener en cuenta para los procesos de enseñanza – aprendizaje. Pero bueno, hay que adaptarse otra no queda. . . . Son las 18:45 hs y llevo más de media hora esperando en Bedelía para entregar mi documentación y que me den la información precisa para poder dirigirme al aula en dónde se impartirá dicha materia. Pero aparentemente aún no será horario de apertura ya que no hay nadie. Mientras espero, me distraigo mirando mis r************* en mi celular, cuando de repente alguien golpea bruscamente contra mí, haciendo que el aparato que descansaba en mis manos cayera al suelo y se desarmara por completo. “Me muero si se me rompió” Lejos de pedirme disculpas o bien ayudarme a recoger del suelo cada una de las partes de mi celular, decide agredirme verbalmente sin deparar en que la única culpable de esta causante era ella misma. - ¡¿Te podés correr del paso?! – me dije despectivamente y apurada. ¿Pero a esta chica qué le pasa? - Solicitar el permiso es una manera educada de que la otra persona te dé el paso ¿Sabes a qué me refiero no? – No soy de esas personas que discuten por cualquier cosa o que va por la vida peleando con cualquier ser humano u objeto que se interpone en el camino. Consideró que todo en el mundo tiene solución, siempre y cuando se considere el diálogo para ello. Lamentablemente esta chica no pensaba igual que yo. - ¿Perdón? Para empezar, no tengo porque pedirte permiso. Sos vos la que debería saber qué no podés ponerte en el camino a boludear con el teléfono, porque la gente tiene que pasar. - explica indiferente a lo que había provocado con su torpeza, que mi celular estuviera, posiblemente, dañado. - Pero ¿qué te pasa? Si fuiste vos la que vino corriendo y me llevó por delante ¡Mira cómo me dejaste el teléfono! ¡Si quiera se si aún funciona! – - Problema tuyo. Para qué obstruís el paso. – se defiende sin importancia. Cómo dije, no me gusta pelear, pero esta chica se estaba ganando todos los numeritos. Si hay algo que me repugna de cualquier persona es la falta de educación. Considero que las buenas relaciones sociales se dan en un marco de respeto y educación, pero está mujer no tenía ninguna de las dos. Cómo dije, no me gustan las peleas, pero si no me la sacan en un segundo, la mato. Iba a comenzar con la discusión, porque en 10 minutos había logrado sobrepasar mi paciencia, cuando una voz femenina nos interrumpe. - ¿Perdón, que está pasando acá? Lo único que falta, que armen un escándalo en pleno pasillo. ¿Qué pasa Camila? – nos habla una señora de avanzada edad molesta. - Es que yo venía apurada y no me di cuenta que ésta obstruía el paso por andar embobada con el celular. – refiriéndose a mí de una forma despectiva y para nada educada. - ¡Pero si la que vino corriendo como loca fuiste vos! Sos vos la que debió darse cuenta que no podés correr en estos espacios! - me defendí entre gritos. - ¡Bueno, basta o ¿quieren empezar el ciclo lectivo firmando un acta?!- sentenció con enfado la señora para dar por terminada la discusión. Ambas dijimos que no. Lo único que faltaba, arrancar las clases amonestadas. - No por favor. - le suplique. - Bueno. Y vos ¿A qué venís Camila? Te recuerdo que, si cursas una materia ahora, estás llegando tarde. - - Es que busco el aula donde dicta Stirparo. - - Stirparo se jubiló. Otro docente tomó sus horas, pero déjame ver bien quien es así, de paso te informo el aula. - la Sra. se dirige al armario donde hay un montón de libros y saca de allí uno del cual le recita el nombre del docente y el número de aula. - quien las tomó es el profesor Diego González y es el aula número 6 del tercer piso. – De repente el rostro de la tal Camila se tornó de color blanco. ¿Será malo ese docente? Fue la primera pregunta que me invadió, seguidas de otras igual de negativas. No podía pensar de otra forma dada las circunstancias ¿Qué alumna o alumno tiene una expresión como la de esta chica al oír el nombre de un docente? Déjenme decirles…NADIE. De una manera algo irrespetuosa, a mi parecer, la chica le reprochaba a la señora el por qué había tomado las horas ese docente si había cesado de un cargo, en la misma institución, el año pasado. Esto me despertaba muchísima curiosidad ¿Qué paso entre la tal Camila y ese profesor para que le disguste tanto su presencia? Finalmente, luego de que la Sra. sentenciara rotundamente que su actitud no era adecuada ni coherente y que si no le gustaba la cursará como volante en otra institución es que la chica se marchó. Todavía enojada. Es que al igual que yo, no entendía nada. Seguía sumergida en lo que acababa de pasar cuando una voz femenina rompe con ese trance en el que estaba. - Querida, ¿tu nombre es? – me dice la señora de manera amorosa. - Ah, sí. Mi nombre es Daiana Fernández, soy del anexo y vengo a cursar Practicas del Lenguaje en el Nivel Inicial 2. Cuando me inscribí me dijeron que al comenzar las clases tenía que dirigirme acá para entregar la documentación y que me pasará la información de la cursada. - - Perfecto. Dame los papeles que los chequeo y luego te abro una ficha con los datos para que queden en esta sede. Por cierto, mi nombre es Fernanda. – Me hizo preguntas sobre la carrera y le pase los originales y las fotocopias de mi documentación para que las revisara. Al cabo de unos minutos, me entregó una ficha con mis datos y la materia que voy a cursar, para luego darme un papel con los datos propios del establecimiento incluyendo, teléfonos, fax, correos, blogs, etc. Por otro lado, me hizo entrega de una pequeña ficha dónde figuraba mi inscripción a la cátedra, el nombre del docente con su blog y email y número de aula. Y fue en ese instante en el que para mí desgracia, me di cuenta que compartiría la cursada con la loca esa de Camila. Antes de irme me hizo escribir en una lista mi nombre completo, DNI, número de celular y correo electrónico, para que al recibirla el docente nos enviase un email con la clave para ingresar y ser parte del blog de la cátedra. Al finalizar, me despedí de ella con una sonrisa y dándole las gracias es que encaminé, a toda prisa, al aula. Corrí escaleras arriba por qué no quería que el profesor se enojara conmigo por llegar tarde, cuando nuevamente, por segunda vez, me chocó bruscamente con alguien de frente haciéndome caer de hola al suelo. ¿Pero qué pasa en esta escuela que me llevan por delante cada dos segundos? - Discúlpame, estaba llegando tarde a la clase ¿Te encuentras bien? – alce la mirada y mis ojos se encontraron con los de él. Por un minuto quede en silencio hipnotizada ante esos ojos negros como la noche y profundo e infinitos como el inmenso universo que me miraban con preocupación. Cuando me percaté que tenía su mano extendida sentí que moría de vergüenza. Me había quedado embobada mirándolo mientras el desconocido estaba esperando a que recibiera su mano para levantarme. – por favor, te ayudo a levantarte y nuevamente discúlpame. – - Está bien, fue mi error por correr en los pasillos. – le dije mientras tomé su mano para que me ayudara a levantarme del suelo. - No importa de quién es la culpa, lo importante es que estás bien ¿A qué aula vas? – me fijo en el papel que me había dado la mujer de bedelía y leo en vos alta el nombre del docente y el número de aula, para observar en su rostro una hermosa y radiante sonrisa. – bueno, quédate tranquila que, si corrías por no llegar después del profesor, te aviso que vas bien; porque aún no se ha presentado a clase y yo también voy para esa aula. – - No importa, no quiero llegar tarde. Recién una chica quedó pálida al escuchar su nombre. Me apuro porque no vaya ser que se la agarre conmigo antes de empezar. A todo esto, que mal educada que soy, no me has dicho tu nombre. El mío es Daiana. – Justo antes de ingresar por la puerta con el gran número “6” en rojo, el muy caballero toma el picaporte y tira de ella para dejarme ingresar primero; para contestar con orgullo la pregunta que le había hecho. - Un gusto Daiana, y mi nombre es Diego González y soy tu profesor. – Y me sentí una imbécil, una idiota, una estúpida que deseaba enterrar mi cabeza en la tierra y no salir jamás. Pero él me regaló la mejor de sus sonrisas y entro al aula cerrando la puerta tras suyo. Linda forma de socializar con el profesor Daiana.

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