II ¿Qué mierda hice anoche?

1165 Words
Pánico. Ali despertó en una cama que no era la suya, desnuda con las manos cubiertas de sangre. Estaba entrando en pánico. Miró a su lado y el hombre del bar descansaba cómodamente, desnudo envuelto en sabanas color hueso, que por su suave textura evidenciaban lo caras que eran. Su ancho pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración, la sabana le cubría las caderas, era perfecto, pero ahora que lo pensaba, no tenía idea de cómo se llamaba. No sabía nada de él. ¿o sí? Su mente era un remolino de imágenes, y por alguna razón ella tenía miedo de recordar. “Debo mantener la calma” se repetía en su cabeza mientras miraba cada rincón de la habitación. Sus ropas estaban regadas por todo el lugar, incluso la botella de tequila reposaba a pies de la cama. Bajó las piernas de la cama tratando de hacer el mínimo ruido posible, se levantó y emprendió camino al baño. Casi cae sentada en el inodoro al ver su reflejo. Tenía el rímel por toda la cara, los ojos hinchados y las ojeras a flor de piel. Miró a la cama nuevamente, al hombre con rostro perfecto que descansaba en ella, y luego al espejo, definitivamente tenía que hacer algo. Abrió la pluma y empezó a enjuagar la sangre de sus manos, esta ya estaba seca, comenzó a restregarse las manos de forma compulsiva hasta que logró hacerla desaparecer. Examinó su cuerpo en busca de más del liquido rojo, pero no encontró nada, lavó su cara, arrancando el rímel y delineador de sus mejillas. Con el rostro rojo, los cabellos sueltos y sin nada de ropa, se dejó caer en el inodoro, apoyó su cabeza en las manos. Tenía que tratar de recordar que mierda había pasado anoche. ¿de quién era la sangre en sus manos? “Creo que es hora de levantar al bello durmiente” pensó poniéndose en pie. Agarró sus bragas, poniéndoselas rápidamente, junto con su brasier, se colocó la falda y dando una respiración profunda, procedió a despertarlo. Colocó la mano en su pecho y comenzó a llamarlo suavemente, pero él no reaccionaba. Lo movió con algo más de fuerza, pero el hombre seguía en los brazos de morfeo. Su paciencia estaba llegando a su límite. Agarró un vaso de vidrio que reposaba en la mesilla de noche color madera y lo llenó de agua en el lavabo, volvió a la cama y arrojó el contenido en el rostro del hombre. ──¡¿Pero qué haces?! ──gritó mientras apartaba la sabana para ponerse en pie. Su cuerpo completamente desnudo quedó frente a Ali. Sus piernas eran la perfección andante. Sus caderas marcadas, afiladas, y su… bueno. Ali decidió en ese momento apartar la vista. ──Llevaba un rato intentando despertarte. Ponte algo de ropa que necesitamos hablar. Agarró del suelo su camisa blanca, pero esta se encontraba manchada de sangre, la despachó como si nada y se cubrió con la sabana. Ali no lo podía creer. ──Tu camisa está llena de sangre ──Balbuceó ella. ──Así es. ──Tú camisa está llena de sangre, y tu no enloqueces. ──¿Por qué habría de hacerlo? Ali lo miró a los ojos. Estaba claro que él recordaba todo de la noche anterior. ──¿Qué demonios pasó anoche? ──Espera ──dijo y dio un paso hacia ella ──¿me estás diciendo que no recuerdas que hicimos el amor en esa cama, hasta el amanecer? ¿No recuerdas gemir mi nombre mientras llegabas al punto máximo de placer, dos veces? Estaba tan cerca de ella que podía rozarlo con sus labios. ──¿Dos veces? ──las palabras salieron de su boca sin control. ──Oh sí. Tenía que enfocarse. ──No me refería a eso. La sangre ¿De quién es la sangre? Él se dejó caer en la cama, pasando una mano por su cabello. ──Creo que su nombre era, Judy. Judy, Oh mierda. Los recuerdos comenzaron a llegar. Un callejón, un martillo, la cabeza de Judy. ──Creo que tengo un video en mi celular. ──se estiró levantando el teléfono móvil de la mesilla, dejando nuevamente todo su cuerpo al descubierto. Encendió el aparato, y abrió la galería. ──Ten mira. Ali le dio reproducir. Judy, su ex compañera de trabajo, quién se había robado todo el crédito por años, logrando un ascenso a costillas de ella, para luego ignorarla y hacer que la despidieran, esa rata de Judy, estaba ahora de rodillas en un sucio callejón. En el video, podía observar a Erick, como había empezado a llamar al hombre, colocándose unos guantes negros de cuero, por lo que ella debía estar grabando. Erick abrió una enorme maleta en el suelo, donde muchas armas y herramientas estaban perfectamente organizadas. ──¿Con cuál quieres empezar? ──Le preguntó. ──El martillo. El celular cayó de sus manos. Él se puso en pie, y la sostuvo por el brazo. ──¿Te encuentras bien? Pero Ali no podía contenerse más y vomitó sobre el hermoso pecho del príncipe Erick. ¿Qué había hecho? Eso lo sabía, había matado a martillazos a Judy. “Mierda, mierda, mierda y super mierda” Él la cargó y la llevó al baño, le quitó la ropa con delicadeza y luego la introdujo en la tina, abrió la regadera y con gracia comenzó a lavarla, mientras limpiaba su pecho. Ella no puso resistencia. Sentía las manos de él limpiando con gentileza su mejilla, su cuello, y luego bajando hasta su abdomen. “Había martillado hasta la muerte a Judy” “A la rata sucia, traidora de Judy” Las manos de él ahora se abrían camino por sus piernas, limpiando suavemente sus muslos. “Judy, quien la usó, al igual que muchos otros” Las manos de él ahora llegaron más arriba de los muslos, la boca de ella se abrió un poco mientras él la rozaba con el dedo en círculos pequeños. “Judy estaba muerta, y ella lo había hecho”. Una sonrisa bailó en sus labios, agarró la mano de Erick y la presionó contra su v****a, mientras movía sus caderas. Él la miró con una sonrisa, introdujo sus dedos, y dejó que ella se moviera a su gusto. El pensamiento de Judy muerta había dejado de ser algo negativo, cerró los ojos y se permitió recordar. Él le había dado el martillo, él la había acompañado a la casa de Judy, él la había convencido de que los acompañara a ese callejón, él la había dominado para ella. Pero fue ella quien golpe a golpe tomó su vida. El pacer se abrió, sus labios se abrieron y pequeño gemido escapó de ellos. ──Sigo sin recordar tu nombre ──le dijo ella entre jadeos. ──Es que no te lo he dicho. ──Me llamo Ali, de Alicia, no sé si ya lo sabías. ──Lo sabía. ──Bien, ¿cómo es tu nombre? ──Dom, de Domminic. ──Bien Dom, ahora sí, ¿Puedes contarme por qué decidiste ayudarme a matar a Judy?
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