La propuesta

2100 Words
○○◘◘••♥♥♥••◘◘○○ Me estoy alistando para salir esta noche con Mason… la verdad es que su invitación me tomó por sorpresa, porque normalmente siempre nos quedamos en casa y salimos en ocasiones especiales, además que esta vez dejó en claro que hay “algo más” por lo cual celebrar. Repaso el calendario en mi teléfono, pero esta es una fecha como cualquier otra.   Romi me ayuda a arreglar mi cabello y escoger la ropa que me pondré, un pantalón color blanco, un saco cuello bandeja color beige claro, acompañados por unos zapatos color nude, al igual que el bolso. Mi maquillaje es muy natural y como siempre, mi cabello n***o hace resaltar el color de mis ojos, los cuales siempre han sido el punto que más llama la atención de mi rostro.   —¿Segura que no sabes para qué es la invitación? —me pregunta Romi, por quinta vez en lo que va de la noche. Volteo los ojos cansada y la miro fijo. —Ya te dije que no… No tengo idea del propósito de la invitación —tuerzo un poco la boca pensativa —también es bueno que pasemos tiempo juntos ¿No? —Definitivamente… Ese noviazgo de ustedes es todo raro —se burla Romi.   En parte tiene razón, porque, aunque llevamos tres años de novios, la relación se ha mantenido casi que igual todo el tiempo. Mientras seguíamos estudiando nuestra carrera, compartíamos tiempo en la biblioteca, donde yo trabajaba, aunque la verdad él se la pasaba más que nada hablando con sus amigos. Cuando él se graduó, consiguió trabajo rápidamente en Magic Cosmetics, precisamente gracias a un contacto que tiene y pues ahora trabajando, es poco el tiempo que nos vemos, pero cuando lo hacemos intentamos disfrutar al máximo el tiempo que estemos juntos.   —En vez de estar hablando de mi vida amorosa, mejor concéntrate en la tuya —le respondo ofendida y ella hace una seña de rendición con las manos. —Bueno, mejor me retiro… Ya quedaste hermosa —me dice y se va caminando a su habitación.   Mientras espero que Mason llegue a recogerme, voy hasta donde se encuentra mi amiga. Tiene el televisor prendido, pero está concentrada en la pantalla de su celular, sonríe y mueve sus dedos a toda velocidad sobre el teclado.   —¿Qué te tiene tan contenta? —le pregunto curiosa. Ella levanta la mirada y cambia sus facciones por unas serias. —Estoy concentrándome en mi vida amorosa y no la de los demás —dice esas palabras haciéndome sentir culpable por la forma en que la traté, así que me acerco haciendo un puchero. —Perdón… no quise tratarte mal —le digo sentándome a su lado —solo que estoy nerviosa y además que tienes razón con lo que dijiste —le hago ojitos y ella sonríe al tiempo que niega con la cabeza.   Nos abrazamos, porque no me gusta pelear con mi amiga y es que, más que mi mejor amiga, es casi como una hermana… un mensaje llega a su teléfono y revisa rápidamente, por lo que frunzo el ceño y me muestra lo que está haciendo.   —¡¿Te metiste a una aplicación para conseguir pareja?! —grito sorprendida y ella hace una sonrisa de culpabilidad. —Dime si no está divino —me muestra la foto del hombre con el que está hablando y debo admitir que es realmente guapo. Antes de poder decir algo, suena el intercomunicador y sé que es para informar que ya llegó Mason y me espera abajo, así que le doy un beso en la mejilla a Romi y me levanto de la cama. Cuando estoy en la puerta de su habitación, volteo para verla. —Ten cuidado porque una foto de perfil no asegura que sea realmente él —le advierto y ella tuerce la boca, pero asiente. —Cierto… —se queda pensativa. —Bueno, vete —mueve las cejas de arriba abajo —¡Pásala rico! —Le guiño un ojo y salgo apresurada a recoger mi bolso y salir.   Bajo las escaleras del edificio en el que vivo. Al llegar a la recepción, veo a un atractivo Mason esperándome de espaldas y me pongo más nerviosa de lo que estaba. Apenas me siente llegar, se gira y sonríe.   —Estás preciosa —me da un casto beso en la boca. —Estás muy guapo —sonríe orgulloso y sé que esas palabras le suben más el ego que se manda. —¿A dónde vamos? —pregunto curiosa y niega. —Es una sorpresa —me guiña un ojo y extiende su mano para que la tome y salgamos hacia su auto.   Me abre la puerta y siento como si alguien nos estuviera mirando, así que volteo para ver si está el vigilante o tal vez Romina asomada a la ventana de nuestro apartamento, pero no hay nadie. El sol aún no se ha ocultado completamente, por lo que el cielo está con unas tonalidades moradas fuertes y un poco de naranja.   Subo al auto sin dejar de sentir una presencia cerca y así no quiera prestarle atención, mi corazón late agitado, pero disimulo de la misma forma que lo he hecho por veintitrés años.   Arrancamos y me mantengo en silencio durante la mayor parte del tiempo, solamente pongo a sonar algo de música en el auto, para que no se sienta el silencio incómodo, pero no presto atención ya que voy concentrada mirando por la ventana, pero con la cabeza completamente ida.   —Lizie… Lizie —me llama Mason para que le ponga atención, ya que al parecer estaba hablándome de algo. —Perdón… —tuerzo la boca. —¿Decías algo? —Sí… te preguntaba por la oferta de trabajo de WCP. Ahora sí cuéntame bien —me dice interesado, pero serio. —Pues llegó una carta donde nos invitan a ser parte de su equipo científico —no puedo evitar emocionarme mucho al pensarlo, porque realmente mi profesión es mi gran pasión. —Pero ¿Cuándo postularon? —pregunta confundido y hago un sonido negando. —No nos postulamos… —levanto los hombros y me mira levantando una ceja con incredulidad. —No sabemos cómo se enteraron de nuestro proyecto de tesis y gracias a eso fue que nos contactaron… Supongo que alguien estaba presente cuando sustentamos. Es la única opción que se me ocurre —le digo honesta y lo veo como analiza cada palabra que le dije. —Mmm, ok… Pues nuevamente, felicitaciones —sonríe, pero algo me hace pensar que no está tan contento como esperaba estuviera. —Ustedes son muy buenas profesionales y se nota que les gusta mucho lo que hacen… Además, que ese proyecto que hicieron, sí que es bueno —tuerce la boca y después me sonríe, por lo que le devuelvo la sonrisa.   Llegamos a uno de los restaurantes más reconocidos de la ciudad, Jackpot NY. El ambiente es genial, porque, aunque tiene temática como de casino y juegos de azar, mantiene un aire elegante y acogedor. Tengo entendido que hay varios en los Estados Unidos y salta a la vista el porqué es tan reconocido.   Mason se adelanta y se anuncia con la mujer de las reservaciones, la veo revisar en su lista y asiente.   —Por acá, por favor —nos pide que la sigamos y nos lleva hasta una mesa que se encuentra hacia la parte más interna del lugar. Está decorada con pétalos de rosas, velas, hay una botella de champaña y dos copas esperando por nosotros —Ya los atienden —nos informa y se retira.   Miro a Mason, quien retira la silla para que me siente… hoy está más caballeroso de lo normal, lo que me hace sentir un poco extraña y muy ansiosa. Llega el mesero a atendernos y me concentro en lo que deseo pedir.   Siento mi corazón latir acelerado, porque con todo lo que estoy viendo es más que evidente lo que va a suceder… «¿Estoy preparada para casarme?», me cuestiono internamente y la verdad es que no encuentro una respuesta concreta a esa pregunta. «Estamos juntos desde hace más de dos años, aunque nunca hablamos de esto», intento calmarme porque estoy a punto de dejar de respirar.   —Lizie, ¿estás bien? —me mira asustado y ahí me doy cuenta de que me quedé paralizada mirando a la nada. —Sí —suelto en un susurro.   Llegan con nuestros platos. Ambos pedimos filetes, coles de Bruselas y papas en cascos al vapor… huele delicioso y se me abre el apetito, sumado a lo ansiosa que me encuentro.   Estamos terminando de cenar y no sé en qué momento Mason pidió el postre, pero se acercan con una pequeña tarta de frutos rojos, que, aunque tiene la mejor presentación del mundo, no me provoca mucho, ya que no es que me gusten mucho las cosas de ese sabor.   Decido no prestarle atención a eso, porque ya me imagino lo que va a pasar con la porción. Nuevamente siento como si alguien me estuviera mirando de cerca, pero al voltear no veo a nadie.   El mesero retira los platos y pone frente a mí la torta, junto a una cuchara. La tomo y con mis manos temblorosas, empiezo a partir algunos trozos, de los que cojo la parte libre de la salsa roja y le ofrezco a él un poco.   —¡Está delicioso! —dice feliz. —Ese sabor definitivamente es mi favorito. —Ajám… —doy una pequeña prueba. Vuelvo a pasar la cuchara, pero siento que choca con algo y abro los ojos de par en par, dejándole saber que algo sucede. —Lizie… supongo que ya debes imaginar a lo que hemos venido —comienza a hablar Mason y yo asiento con una sonrisa nerviosa. —Eres una mujer hermosa y llevo un tiempo pensando en que eres la persona con la que quiero compartir el resto de mi vida, así que… —me quita la cuchara de las manos y toma el bocado en el que se encuentra un anillo sencillo con una piedra brillante y transparente.   Cubro mi cara con las manos, mientras él limpia el anillo. Se ríe un poco.   —Ok… no es muy buena idea el untarlo de dulce —se excusa y eso ayuda a que se me baje un poco la ansiedad, ya que suelto una risa. —¿Te quieres casar conmigo? —dice sin ningún tacto, dejándome nuevamente paralizada. Trago saliva y no sé qué responder.   «¿Me quiero casar? Sí, siempre lo he querido. Pero ¿con Mason?», empiezo a tener una discusión interna con mi consciencia. «Pues… sí. No le veo nada de malo a eso», me contesto rebelde e intentando convencerme de que estoy a punto de tomar una decisión acertada.   —Sí —asiento suave y Mason se levanta de la silla, atrayéndome hacia él y me coloca el anillo.    Une sus labios a los míos en un beso ansioso, nos abrazamos y en el momento que abro los ojos una sombra pasa cerca a la esquina más oscura del restaurante, pero así mismo como apareció, esta desaparece.   Me suelto del agarre de Mason y empiezo a mirar disimuladamente a mi alrededor en busca de lo malo que vaya a suceder, porque siempre es lo mismo cuando veo esa sombra con forma humana, pero nada sucede… por ahora.     Siento una sensación extraña y no estoy tan feliz como se supone debería estar después de que el hombre que quiero me ha pedido matrimonio. «Supongo que es falta de costumbre…».   —¿Vamos a mi casa? —me dice coqueto y me guiña un ojo. Yo asiento. —Vamos —cojo mi bolso rápido y me da una mirada cargada de deseo, ya que pareciera que tengo ganas de que celebremos nuestro compromiso de forma más privada, pero la verdad es que quiero salir de ese lugar lo más rápido posible, ya que sigo sintiendo una presencia cerca.  ○○◘◘••♥♥♥••◘◘○○ Hola bellas ♥ Si quieren saber de dónde salen los restaurantes Jackpot, las invito a leer mi novela "Jefe, juguemos al azar", estoy segura de que es una historia que cautiva desde el principio ♥ ¿Creen que Lizie tomó una mala decisión al aceptar la propuesta de Mason? ¿Por qué creen que Mason se comporta extraño en algunas ocasiones? Quedo atenta a sus respuestas. Besos ♥
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD