Episodio 2

1208 Words
POV HANNAH Odiaba beber, solo lo hacía con el idiota de Eric, pero en este momento necesitaba beber para poder olvidar la estúpida decisión que él estaba por tomar, el que se casara con mi prima era lo peor que podia hacer. Pero al parecer no era la única que necesitaba beber, mi amiga también lo necesitaba, porque habíamos llegado hace una hora y ya llevábamos diez tragos cada una, esto era un récord para nosotras dos, porque odiábamos el alcohol y sus consecuencias al otro día. -Los hombres son idiotas- Me dice arrastrando las palabras y yo sonrió al verla en ese estado, aunque yo también seguramente estaba igual o peor que ella –El idiota de tu hermano me ha dicho que solamente somos amigos con derechos. -No quisiera decirte que te lo dije, pero te lo dije- Le digo, conocía muy bien esta relación que llevan hace meses mi hermano y mi mejor amiga y le había advertido a ella que lo terminara porque por muy hermosa que fuera con sus cabellos colorados, sus ojos rubí y cuerpo de infarto. Mi hermano no era un hombre que se ataba a ninguna mujer, no cuando vio el sufrimiento de mi madre a manos de mi padre- Estamos demasiados rotos para una niña que vivió con padres amorosos Cloe. -No están demasiados rotos- Me dice sonriendo, pero al segundo cambia a una cara de furia- Sin embargo, tu hermano en cualquier momento sí va a estar roto y te puedo asegurar que lo voy a romper de una manera que no lo vas a reconocer. Ella ríe y yo rio con ella, no me preocupaba que Cloe lastimara a mi hermano, él se lo merecía, él no quería ser como papá, pero terminaba siendo igual que él. Yendo de cama en cama, de mujer a mujer, lo peor es que él pensaba que al no estar casado no le hacía daño a las mujeres con las que dormía, sin embargo, eso no era verdad y ahora esta mujer que estaba al frente mío lo iba a dañar de una manera que él lamentaría estar vivo. Seguimos tomando todas las bebidas que pedimos hasta el cansancio y después nos movimos a la pista de baile del bar, no era un bar muy grande, pero sí era lo suficiente grande para tener una pista y tener a muchos jóvenes bailando en ella. Cloe llamó la atención en un segundo cuando empezó a mover sus caderas en la pista de baile, ella sabía moverse, corrección ambas sabíamos movernos, porque nos habían obligado a tomar lecciones de baile desde chiquitas, aunque la verdad tendría que ser otra clase de baile que nos enseñaran, pero como ambas habíamos sobornado a las maestras para que nos enseñara a bailar los bailes de moda y no solamente los bailes comunes de las niñas de alta sociedad, sabiamos movernos como expertas. Mis caderas se movieron al ritmo de la música con pasos demasiados provocadores llamando la atención de más de uno y era lo único que podía agradecer a mis progenitores, mis ojos verdes esmeraldas iguales a los de mi papá al igual que mi cabello n***o como la noche y mi tez blanca y curvas exquisitas igual que las de mama, era la perfecta combinación de dos personas hermosas al igual que mi hermano con los ojos azules y cabello castaño como el de mama y su piel trigueña como las de papá. Mi abuelo siempre decía que lo único bueno que salió de este matrimonio habíamos sido mi hermano y yo y no podía estar más de acuerdo con él. Muy pronto muchos hombres se acercaron a mi amiga y a mí, sus ojos nos miraban llenos de lujuria y mi amiga y yo sonreímos, nos encantaba que nos desearan, pero lo que más amábamos dejarlos con las ganas de tocarnos, la única persona que nos podía tocar cuando bailábamos era mi hermano y Eric, sin embargo, en este momento estábamos nosotras dos solas así que cada una nos manoseamos mientras bailábamos demasiado cerca y los hombres nos rodeaban a las dos mientras contoneábamos nuestras caderas. -Hannah- Escucho el grito furioso de mi maldito hermano alejando a todos los hombres que nos rodeaban con sus malditos guardaespaldas - ¿Qué es lo que haces idiota? - Le grita furiosa mi amiga y si mi hermano estaba furioso hace unos segundos ahora parecía un león enjaulado que no había comido hace mucho tiempo -Las dos se van al departamento- Ruge y ambas pegamos un salto, pero ambas éramos muy testarudas para hacerle caso aparte de que teníamos un montón de alcohol en el sistema que nos hacía temerarias. -Vete tú- Le digo y agarro la mano de mi mejor amiga para que ambas vallamos al tocador, los guardaespaldas se hicieron a un lado, sabían que ninguno podia tocarnos. -Por una maldita vez, se una puta buena chica- Me dice agarrándome de mi brazo libre, era la primera vez que me hablaba así y me sorprendió, pero no le iba a ser caso, no hoy, porque necesitaba descontrolarme, necesitaba ser más que la maldita hija perfecta de mis padres. -Hermano- Le digo mientras me suelto bruscamente de su maldito agarre- No puedo ser una puta y ser buena chica, nos vemos en el departamento. Le digo eso y me voy corriendo haciendo que mi amiga también corra conmigo, cuando llegamos al tocador las dos nos reímos, sabía que mañana iba a estar en problemas, pero eso no me importaba. - ¿Y ahora? - Pregunta mi amiga limpiándose unas lágrimas que se le escapó, por tanto, reír -Nos vamos a escapar- Le digo señalándole la ventana que estaba en el tocador, teníamos que ser rápidas porque mi hermano seguramente en unos veinte minutos mandaría a sus guardaespaldas para asegurarse que ambas estuviéramos bien Mi amiga rio y unió sus manos para que yo fuera la primera en salir, era más pequeña que ella, por lo que a mí se me iba a dificultar subir sola y ella lo sabía, agarre y subí sin pensarlo más, sin embargo, cuando yo había salido por la ventana, la puerta se había abierto y hay estaba mi idiota hermano entrando a al tocador de mujeres, al parecer había calculado mal el tiempo que nos daría el idiota de mi hermano. -Corre-Grito mi amiga y lo hice, lamente haberla dejado sola, pero ella sabía manejar a mi hermano de una manera que yo no podía, por lo que corrí lo más rápido que pude hasta que alguien me atrapo y me subió a un auto. -Señorita Williams- Me saluda un hombre con acento extraño, no podía verlo bien, aun así, se me hacía conocido. - ¿Quién es usted? -Pregunto sentándome bien en el auto que se puso en movimiento -Al parecer tu hermano no te ha contado- Dice sin mirarme, mirando la ventana –Soy tu prometido - ¿Qué? - Grito y en un segundo todo se pone n***o, no sabía si por el alcohol o por la impresión, lo que sí sabía era que me estaba desmayando en el auto de un desconocido que se hacía llamar mi prometido, valla día de locos pienso antes de desmallarme.
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