Capítulo 2 INTRIGAS

2808 Words
Mí alarma suena, son las 7:30 me despierto y la apago, mí  subconsciente dice 5 minutos más. Sigo soñando, esos brillantes ojos verdes aparecen de nuevo. — Angeles levántate, son las 8:20 – dice mi  mamá, doy un salto de la cama, se me hizo tarde, entro al baño, me miro al espejo un desastre como siempre, cepillo mis dientes, me doy un baño rápido, 30 minutos más tarde estoy en la sala. Mi  casa es pequeña, 4 recamaras pequeñas con baño cada una, sala y cocina, muy acogedora. Mi  mamá está preparando el almuerzo, mientras me cuenta los chismes de la familia, pero en realidad estoy pensando en él otra vez. Termino mí  almuerzo, he podido sacar unos minutos de mí  cabeza su bello rostro, gracias a mi  madre que me distrajo con tanta platica, Rachel mí  hermana, está en la escuela de abogados, va en segundo semestre y parece irle muy bien, mientras mí  hermana menor  Maggi  aun va a la preparatoria, mi  papá es policía y trabaja todo el día, es por eso que en las mañana solo estamos mí  mamá y yo. Después de desayunar  estoy en mí  cuarto, me pongo el uniforme de la empresa, la falda lisa negra  me llega a la rodilla, se ajusta a mí  cuerpo, la blusa es azul de botones con el logotipo de la empresa, mí  cabello sigue siendo un desastre, opto por hacerme un chongo, una vez que termino de arreglarme, me dirijo a la sala, esta mí  mamá viendo su programa matutino favorito, y voltea a verme. — Te ves muy bien con el uniforme – dice, la miro con desaprobación, en realidad no hace falta mentir, me enojo, pero sé que es tarde y no tengo tiempo de discutir sobre mí  fealdad, le doy un beso en la mejilla a mí  mamá y me despido. Estoy en la parada de autobuses  esperando el que me lleve hacia mí  trabajo, viene uno, le hago la parada, por suerte hay asientos vacíos y me acomodo en uno junto a la ventana y mientras el autobús recorre las calles, solo pienso en él, ¿lo veré hoy?, no creo, debe estar muy ocupado. Llego a la empresa en  punto, tuve que correr por la recepción y detener el elevador  lleno de personas, casi me caigo. Llego a mí  escritorio, Laura aun no llega y al parecer mí  jefe tampoco, suspiro aliviada y comienzo con mis pendientes, 5 minutos después llega Laura, comienza a interrogarme sobre Alex y yo solos en su carro, en eso llega el Ing. Raúl, me ha salvado del interrogatorio de Laura, me llama a su oficina y me dice algunas actividades para que las realice, 15 minutos después salgo con un montón de cosas que hacer, Laura está impaciente, esperándome. — Y  bien, ¿me vas a contar de una vez o tengo que torturarte? – dice ella con tono amenazador. — Laura ya te dije que no pasó nada, solo me llevo a mí  casa, y le di las gracias, fue todo, de verdad – digo tratando de sonar convincente. — Uhmm ¿Segura? – dice Laura y hace un mohín. — Si, segura, ¿podemos trabajar?,  tengo mucho trabajo – digo, ella tiene desilusión pintada en la cara, pero por suerte me hace caso y me deja trabajar. La mañana pasa tranquila, de hecho he estado muy ocupada y solo he pensado en él un par de veces. Llega la hora de comida, Laura y yo estamos sentadas en una pequeña fonda, cerca de la oficina, hacen la comida muy rica y barata, Laura me cuenta sobre un ex novio que odia,  yo trato de concentrarme en su historia, pero de vez en cuando recuerdo su mí rada, trato de quitar esos pensamientos de mí  mente, pongo más atención a lo que Laura me cuenta. La comida pasa tranquila, solo escuchando las quejas de Laura hacia los hombres, es muy  graciosa, me cae bien, estoy resignada, hoy definitivamente no lo veré, de pronto el ingeniero Raúl me habla por el auricular. Angeles, ¿puedes venir a la oficina? – dice él — Claro, en un momento voy – digo y me quito los auriculares. Toco la puerta y él me dice que pase – dígame Ingeniero – digo con amabilidad. — Angeles ¿puedes hacerme un favor?, la máquina del Alex está fallando y necesito que vayas a revisarla – mí  corazón da un vuelco, lo voy a ver, voy a ir a su oficina a verlo, puedo sentir que palidezco, y el Ingeniero lo nota. — ¿Estás bien Angeles? – pregunta mi jefe con preocupación,  yo recupero el aliento. Si Ingeniero, claro en un momento voy  a la oficina del Joven Cantú – digo con aturdimiento. — Ok, gracias Angeles – dice el Ingeniero y salgo de la oficina, me siento temblorosa, ¿porque demonios me siento así?, lo voy a ver, todo el día imaginándome su bello rostro y en unos momentos lo veré. Laura me mira fijamente y se me acerca con cautela. — ¿Qué te pasa?, parece que viste un fantasma – dice  y trato de recuperar la compostura. — Nada solo que tengo que ir al décimo piso a checar una máquina – respondo tratando de disimular mí  emoción. — ¿Al décimo piso? – Dice con tono  perspicaz – ¿no será  a la oficina del Joven Alex de casualidad? – termina y yo la miro con reserva. — Si, a esa – digo por fin y un brillo destella en sus ojos. — ¡No lo puedo creer, Angeles le gustas! – dice casi gritando de emoción. — Estás loca Laura, ya te dije mil veces que no es así, además no tiene nada que ver, su máquina está fallando y solo voy a revisarla – digo bruscamente, busco un lápiz y mi  agenda. — No lo creo, se me hace que es un pretexto para que vayas a u oficina – dice y sus ojos son más grandes de lo normal. — Laura no es así, te lo aseguro, y me tengo que ir a revisar la máquina, te veo al rato – digo y me dirijo al elevador un poco nerviosa, ella me dice en tono de susurro. — Me lo cuentas todo –la volteo a ver y le sonrió Estoy en el elevador sola, mirando mis manos sudorosas, estoy tan nerviosa, ¿por qué? no tengo por qué estarlo, solo voy a revisas su máquina, ¿será verdad lo que Laura dijo?, ¿será un pretexto para que vaya a su oficina?, sacudo la cabeza debo de dejar de pensar tonterías. El elevador se detiene en el décimo piso, las puertas se abren, la recepción está vacía, solo está el guardia José y la recepcionista, una mujer  rubia, tiene el uniforme de la empresa igual que yo, claro que a ella le luce mejor. — Hola, voy a revisar la máquina del Sr. Cantú, ¿me puede decir cuál es? – pregunto con las mejillas rojas, ella me mira de arriba abajo y me señala el fondo del gran salón. — Esa es la oficina del joven Cantú, esa que está ahí, es su secretaria, la Sra. Inés, a ella puedes preguntarle –dice la rubia, yo agradezco y me dirijo hacia donde me indica. La Sra. Inés es una mujer mayor de unos 50 años, pelo entre cano recogido muy elegantemente, me acerco temerosa y le pregunto. — Hola, soy Angeles de sistemas, vengo a revisar la máquina del sr. Cantú – ella me mira y me da una amplia sonrisa. — Hola Angeles, espera un momento voy a anunciarte –dice y marca una tecla en el teléfono. — Joven Alex está aquí Angeles, es de sistemas –  ella no termina de decir la oración cuando él responde. — Si Inés, que pase por favor – es su voz la que se escucha por el altavoz, hasta la voz tiene sexy este hombre, se me pone la piel de  gallina y en mis mejillas se nota lo que el provoca en mí. La Sra. Inés  sonríe y me hace ademán con la mano para que pase, le doy las gracias y abro la puerta, él está ahí, sentado en su gran oficina, es muy lujosa, tiene sillones de piel n***o que hace juego con su escritorio de mármol, hay una computadora de última generación frente a él, sus ojos verdes se posan en mí y se dibuja una sonrisa juguetona en la comisura de sus labios, se levanta, esta vestido con un traje obscuro, camisa azul cielo, corbata a juego, enmarcando su varonil figura, se ve tan hermoso. — Hola Angeles, estaba esperándote –dice mientras se acerca a mí, me tiende la mano y automáticamente le doy la mía, su contacto me hace estremecer, él me mira divertido, reaccionó y pienso que se está riendo de mí, eso me molesta un poco, pero me sirve de distracción de su hermosa presencia. — Hola, vine a revisar su máquina – digo y le retiro la mano fríamente. — Si, no sé qué le pasa, está un poco lenta – dice sin quitarme la mirada de encima, me acerco a la computadora, él me sigue, me hace gesto de sentarme en su silla para poder analizarla. — Veo que tienes puesto el uniforme, te queda muy bien – dice y me sonrojo toda pero no quito la vista de la computadora. — Sí, me lo entregaron anoche – es lo único que contesto, estoy concentrada en la reparación de la máquina, él se pasea por la oficina  sexymente, lo miro de reojo, tiene los brazos cruzados, esta pensativo, de repente me mira y agacho la cabeza tratando de concentrarme una vez más  en la computadora, él se mueve y queda detrás de mí, en un movimiento se inclina y sus ojos quedan a la altura de los míos, está observando la máquina, puedo olerlo y sentir su respiración, mis dedos tiemblan al presionar las teclas. — Esto debe bastar, solo la limpie de archivos que no sirven, y solo son basura –digo y me levanto,  él hace lo mismo y queda frente a mí. — Gracias Angeles, eres muy inteligente – dice y me sonríe con satisfacción, yo me sonrojo una vez más. — ¿Necesita algo más? – pregunto con timidez. — Sí, que me tutees, pensé que en eso habíamos quedado ayer – dice y pone ojos de cachorrito. — Ah, sí disculpa, yo no me di cuenta – digo avergonzada. — No te preocupe, solo que no vuelva a pasar – dice y me regala una bella sonrisa. — Bueno si no necesitas nada más me voy a mí  escritorio, con permiso – digo y me giro en mis talones, quiero salir de ahí, o me voy a tirar a sus brazos. — Espera Angeles – dice y me quedo quieta, él se acerca, me giro quedando  frente a él. — Me gustaría invitarte a comer, ¿qué te parece mañana? –pregunta con  expectación. — Yo… bueno  Laura y yo comemos en una fondita muy cerca de aquí, ya habíamos quedado de ir mañana – digo queriendo decirle que sí, que me encantaría ir a comer con él, pero me detengo, me mira con agobio, no dice nada por unos segundos y al final parece indiferente. — Está bien, gracias por arreglar mí  máquina – dice con tono seco y mi  corazón se detiene, lo he ofendido, no quería ofenderlo, pero no me puedo echar para atrás. — De nada, con permiso, y disculpa – digo y él sonríe de mala gana,  fija la mirada en el monitor de su computadora, salgo de la oficina temblorosa, la Sra. Inés me regala una sonrisa gentil y le digo adiós, una vez que llego a mí  escritorio Laura está esperándome, quiere toda la información, yo le cuento todo, tengo que desahogarme, Laura me regaña. — ¿Angeles estás loca? ¿Porque le dijiste eso? – dice Laura y creo que tiene ganas de pegarme. — Ya había quedado contigo – es lo único que puedo articular, después de todo el regaño de Laura, el día termina, ella y yo nos vamos en el mismo taxi, me bajo en mí  parada y ella se sigue, llego a mí  casa, no tengo hambre, ni ganas de platicar, lo único que quiero es dormir, saludo a todos, hoy están todos en casa, Rachel, Maggi, mi  Mamá y mi  Papá viendo la tele, subo a mí  cuarto, me doy una ducha rápida y me meto a la cama, solo puedo pensar en su mirada fría, ya no puedo pensar más y dejo que el sueño me envuelva.  A la mañana siguiente todo transcurre con normalidad, me levanto a duras penas y desayuno con mi  mamá, esta vez no se me hizo tarde, llego a la entrada de la empresa, esta Celso con su fiel compañero “sansón”,  me saluda y yo le contesto, Laura está detrás de mí, me saluda y a Celso, entramos a la empresa, llega una mujer alta, guapa, de grandes ojos azules, tiene puesto un vestido rojo que resalta su bien formada figura, pechos grandes, caderas amplias, piernas torneadas, cabello largo rizado cobrizo, se baja de su deportivo último modelo  rojo, es tan elegante, parece una artista como la de las novelas que ve mí  mamá, le da las llaves de su coche a Celso y ni lo voltea a ver, pasa a un lado de mí y su brazo rosa con el mío, se para y me mira con frialdad. — ¿Que no te fijas por dónde caminas? – me grita con aborrecimiento, la miro y  abro la boca para contestarle pero ella se aleja sin voltearme a verme. — Esa es la pesada y antipática Rebeca del Olmo, publirrelacionista de Empresas Cantú – dice Laura  y hace un gesto de desagrado. — Si, es una  monada – digo con sarcasmo y hasta Celso se echa a reír La mañana pasa tranquila después del encontronazo con la Srta. Bubis grandes, es casi la hora de comida, estoy terminado de revisar un archivo para ir a comer con Laura, he estado muy ocupada y lo agradezco, así no me ha dado tiempo de pensar en él, en sus hermosos ojos verdes, de  pronto se abren las puerta del elevador  y sale él, con ese porte tan sexy, tiene puesto un traje muy elegante,  siempre tan pulcro, tan limpio, tan sexy, tan él Lo miro sin poder articular palabra, ¿qué demonios hace aquí?, Laura esta igual o más sorprendida que yo, me mira como diciendo “¿qué demonios hace el aquí?”, se detiene frente a mí  escritorio,  me levanto como si me jalara un imán, él me mira, esos hermosos ojos verdes me miran otra vez, esta serio, tal vez viene a ver al Ingeniero Raúl, a decirle que descompuse su máquina, me come a sudar las manos y por fin el habla. — Buenas tardes – dice y Laura es la que contesta – buenas tardes Joven Alex – después lo hago yo torpemente  y continuo. — ¿Hay algún problema con su... Tu máquina? – le pregunto  con un nudo en la garganta. — No, no hay ningún problema, quedo perfecta, gracias Angeles – dice y se forma una sonrisa en esos labios tan sexys, me sonrió otra vez, mi  corazón se quiere salir de mi  pecho. —Pasaba por aquí y vine a invitarlas a comer, ayer me dijiste que ibas a comer con Laura y quería ver si no hay problema en que yo las acompañe – termina y me mira con  seguridad, sabe que no me voy a poder resistir, miro a Laura quien tiene la mandíbula caída en su escritorio, recupero el aliento y contesto. — Yo no sé si – tartamudeo, pero él no me deja  terminar  mí  línea y  voltea hacia Laura. — ¿Laura tienes algún inconveniente en que coma con ustedes? – le pregunta, ella está babeando. — No, para  nada, por mí  encantada – dice con emoción en la voz. Él me voltea a ver y me dice – entonces Angeles ¿tú tienes algún inconveniente? – yo solo puedo negar con la cabeza y él muestra una amplia sonrisa de satisfacción. Salimos de la oficina y nos dirigimos a su coche, él se hace un lado para darnos el paso a Laura y a mí, cuando estamos sentados en su coche, se hace un silencio incomodo, Alex me mira de reojo un poco divertido, por fin él rompe el silencio. — Muy bien señoritas, vamos a ir a un lugar donde hacen la comida muy buena – termina y Laura y yo seguimos en shock.  
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