El corazón late a mil por hora

1283 Words
            Luis Fernando se encontraba en Nueva York con su amigo Sergio y ambos querían volver a Miami, por lo tanto se fueron al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, para volver a su ciudad natal, agarran el vuelo y llegan después de dos horas y 50 minutos de vuelo aproximadamente. En el Aeropuerto Internación de Miami, los esperaba un carro que es del amigo de Luis Fernando, una camioneta negra Jeep Grand Cherokee, se suben en el auto y salen del aeropuerto rumbo a la casa de Luis Fernando, estando por la vía en las calles de Miami eran pitándoles a toda mujer guapa que veían en la calle caminando. Su amigo es bastante mujeriego y no podía ver una falda.              En eso Catalina iba por la carretera manejando y ofreciendo a la vez sus almuerzos y comida rápida, con un micrófono y parlante, el amigo por estar distraído echando los perros a las mujeres en la carretera, no se da cuenta en un cruce que venía un carro, pero Luis Fernando si y para evitar el golpe el estando de copiloto le tira el volante bruscamente a su amigo y así no chocar, pero en ese intento más la velocidad que traía la camioneta perdió el control y se chocaron se voltearon y le llego a un muro, la persona con la que casi chocan era con la camioneta de Catalina, ella al pasar ese tremendo susto, y haber metido un frenazo de momento, se baja del carro, para ver a las personas que se volcaron y tuvieron el accidente.             Catalina se asoma y ve a las personas que están dentro del carro para ver si estaban con vida aún y ayudarlos, toda preocupada se acerca y se cerciora, llama al 911 o emergencias y avisa sobre el accidente para que una ambulancia se acerque y ayude a esas personas. Catalina preocupada mira al puesto de copiloto y le toca el rostro a Luis Fernando intentando despertarlo a ver si aún estaba vivo y le dice lo siguiente: —   Señor, despierte. (le pega palmadas en el rostro). Por favor abra los ojos, ¿está vivo?. Dios mío ayuda a este hombre a si aún no se ha petateado, a que abra sus ojitos. Al no recibir respuesta coloca sus dedos en la nuca del hombre a ver si aún sentía signos vitales, y si allí notó que aún le latía muy débil pero aun latía su corazón bajo la presión sanguínea. Ella esperaba por la ambulancia para que los atendieran y pudieran revisarlo en un hospital. El otro hombre que iba manejando también lo revisa y estaba bastante golpeado en la cara con sangre y cortado, sin embargo él si se quejaba del dolor, solo pudo decirle que esperaran a los de la ambulancia que ya venía en camino, que aguantara porque iban a ser trasladados a un centro asistencial. Al despertar Luis Fernando Catalina s ele acerca y le agarra el rostro y le pregunta: —   Señor ¿Cómo se siente? —   Me duele todo, estoy golpeado. —   No se mueva, espere que llegue al ambulancia y ellos sean quienes lo saquen, no haga movimientos que puedan perjudicarlos, nos abemos si haya una hemorragia o algo que pueda ponerlo en peligro. Por lo menos está vivo de milagro, tanto tú como el otro señor. —   Te digo algo, eres la chica más linda que he visto en mi vida, creo que he visto a un angelito. — me ruborizo al escuchar eso de parte de él. En eso llegan las ambulancias y sacan a los accidentados, y se los llevan al hospital. Catalina le pregunta que para qué centro de salud iban a  ser trasladados para ella ir y estar pendiente y los paramédicos le dan la información de que ellos iban a llevarlos al Medicall Center, Vía al hospital, Catalina en su camioneta de comida llega al estacionamiento y corre a información para saber sobre el estado de salud de los dos hombres que ayudó. En información la recepcionista le dice que apenas acaban de ser ingresados que esperara en la sala de emergencias al Dr. Solís para que le diera la información adecuada sobre el estado de salud de los pacientes por los que ella estaba allí presente. Al pasar una hora, sale el Dr. Solís a dar parte a los familiares, y como nadie sabía ni siquiera sabias sus nombres, le expliqué al Dr. que fui yo quien los encontró en el accidente y por eso estaba allí preocupada. Entonces el Dr. Solís le dice: —   Joven los pacientes están bien, fuera de peligro, le hicimos algunas radiografías para descartar cualquier peligro, pero afortunadamente están ilesos, solo tienen un cuantos raspones, moretones y cortadas por el impacto pero no es algo grave de que preocuparse. —   ¡Gracias A Dios!, ¿puedo pasar a verlos? —   Si es por aquí… — me lleva hasta la habitación de uno de ellos y me señala la habitación del otro. Entro a la habitación del que me dijo que era un ángel, y al verlo tan apuesto y guapo, a pesar de estar en una cama aporreado, se veía tan guapo, el despierta y me saluda y me dice lo siguiente: —   Gracias por ayudarnos, y sigo manteniendo lo que dije, nunca había visto una mujer tan hermosa en mi vida. —   Muchas gracias, espero que se sienta mucho mejor. Es un milagro que tú y el otro hombre estén bien. Dios es bueno. —   Por cierto ¿Cuál es tu nombre bello ángel? — me ruborizo de nuevo. —   Mi nombre es catalina, y ¿el tuyo? —   Luis Fernando. — qué bello nombre Luis Fernando, de verdad que es un hombre muy atractivo pienso en mi cabeza. —   Me alegra mucho que este bien, pero tengo que volver a trabajar. —   A ¿Qué te dedicas? —   Bueno yo vendo comida en la camioneta en varios sitios de Miami, a los trabajadores de los hacendados, en las playas, vendo en todos lados, además te aseguro que cocino de lo más rico. Algún día tienes que probar mi comida. —   Bueno me lo debes. —   Me voy, visitaré al otro hombre y me voy. —   Cuidado porque ese es muy enamorado, es mi amigo y lo conozco. —   Ah sí, no sabía que eran amigos. Estaré pendiente. Catalina sale de la habitación de Luis Fernando y entra a la del amigo que ni sabía cómo se llamaba aun, pero por ser gentil, entra para peguntar como se siente: —   Buenas… disculpe, sé que no me conocí peor fui yo quien reporto su accidente y pedí a emergencias las ambulancias para usted y su amigo. —   Gracias hermosa. Nos salvaste la vida. —   De nada, espero que se recuperen pronto. —   No me puedes regalar tu número de teléfono, me gustaría conocerte. —   Su amigo me dijo que eras muy enamorado, ahora entiendo, no me conoces y ya me estas pidiendo mi número, pues no lo vas a conseguir. —   ¿Cómo te llamas preciosa? —   Mi nombre es Catalina, pero no creas que soy una mujer fácil. —   Solo quiero devolverte la ayuda, me llamo Sergio. —   No se preocupe solo agradécele a Dios por darle otra oportunidad en este mundo. — me voy de la habitación. —   No te vayas, déjame tu numero… ¡Ey!... — Salgo de esa habitación. Al salir del hospital Catalina se queda pensando en Luis Fernando, cada vez que estuvo cerca de él sintió una química y cosas en su estómago, que nunca le había sucedido con otro hombre en su vida, su corazón latía a mil por hora cerca de él.  
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