Si Lucian Salerno era conocido por su elegancia y Leonard por su seductor modo de ser, Luca Salerno era conocido por ser un mujeriego que odiaba el compromiso.
Se decía que no había mujer en Italia que pudiera resistirse al encanto y a los regalos del menor de los tres italianos, aquel atractivo hombre joven de intensos ojos grises que sabía perfectamente que hacer para obtener lo que deseaba y que era m*****o de la familia más poderosa del país, la temida familia Salerno. No había mujer que hubiera deseado tener en su cama y que no hubiera caido ante sus seductores encantos y terminado dentro de sus sabanas para luego ser abandonada y dejada con el corazón roto, claro, hasta que llegó ella, Gabriella.
Despues de los acontecimientos que terminaron incendiando Palermo y de sus nuevas obligaciones para con la famiglia, Luca Salerno se vió encerrado en un compromiso que no deseaba, pero si quería tener control de la imponente ciudad de Roma debía ceder ante los codigos de su familia que dictaban que para ser nombrado capo debía estar casado. Su hermano mayor tenía claro que Luca habría de escoger a cualquier mujer del bajo mundo con tal de no enamorarse de ella, pero los planes de Lucian y Leonard Salerno ya habían sellado el destino de su hermano menor y también tenían el nombre de su esposa, la inocente y agradable enfermera Gabriella Pacinelli que no tenía idea de lo complicado que sería estar casada con un hombre que odiaba cualquier cosa que gritara matrimonio.
Una boda no deseada, una mujer con ideales bien cimentados que tenía claro que era lo que deseaba y un mujeriego que no parecía tener intenciones de ser dominado, una muy mala combinación que podría augurar un matrimonio temporal pero que demostró ser lo contrario y pasó a convertirse en algo con perduración eterna.