Una cita.

1562 Words
—Lamento lo que sucedió hace un rato —expresa. Volteo hacia su dirección, fulminándola con la mirada. —Lo digo en serio —agrega—. Pero no debiste acercarte y hablarme como si nada... Aprieto los puños del enojo. —Tienes razón, me equivoqué. Te confundí con alguien más —sostengo—. Conocí a una chica en un bar y pasé la noche con ella, su nombre es Somali; pero ya me quedó muy claro que no eres ella, no eres el tipo de chicas que va a bares y además tienes novio. Definitivamente fue mi error. Paso de ella y me dirijo hacia la puerta, a lo que me detiene tomándome de la mano. —Joseca... —pronuncia. Giro nuevamente para observarla. Pensé que no necesitaba explicación alguna, pero en el fondo, quería escuchar lo que tuviera que decir. —Perdón por haberte mentido —dice en tono suave —. Pensé que no volvería a verte así que ni siquiera dudé en darte un nombre falso, no podía decirle el verdadero a un completo desconocido. —Llevas a un extraño a tu casa y pasas la noche con él, ¿pero no le puedes decir tu nombre real? Qué conveniente —espeto. —No me digas eso... —baja la mirada como perrito regañado. —Si tu idea era no volver a vernos, ¿porqué me diste a leer tus novelas? Dijiste que lo discutiríamos luego —cuestiono. Levanta la mirada y frunce el ceño. —¿Cuántos años tienes? ¿Acaso eres un niño? No eran más que palabras sin rumbo, te di aquellas carpetas para que de alguna forma me recordaras —asevera. Aprieto los labios al sentir la ira invadirme desde la punta de los pies hasta el cuello. —Me queda claro que he estado actuando como un perfecto estúpido —me dirijo a la puerta de nuevo, pero se coloca rápidamente frente a mí. —No, no, no. Eso no fue lo que quise decir —dice, levantando las manos para detenerme—. Cuando te vi en los corredores también me emocioné mucho, tanto que hasta fue muy difícil disimularlo —sonríe dulcemente—. Luego de encontrarte, no quiero que nos alejemos. Por favor Joseca, sé que te gusto, no deberíamos dejarlo así. —Desde el principio fuiste tú quien quiso dejarlo todo de este modo —aclaro. —Olvida eso, ahora es diferente —manifiesta. —¿Y tu novio? Se queda callada por un momento, pensativa. —No... no tiene porqué saberlo... —agrega, jugando con los dedos. Tiene que estar bromeando. —¿Qué estás diciendo, Som...? —recuerdo que ese no es su nombre. De repente, alguien intenta abrir la puerta. —¿Porqué esto está cerrado? —se escucha desde afuera. Ella coloca el dedo sobre la boca como señal de que no diga nada. —Quizás está en mantenimiento... —dice otra voz mientras se aleja. La tomo de los hombros sin ejercer fuerza pero de manera firme y clavo mi vista en ella. —Escúchame muy bien, quien quiera que seas. Si deseas engañar a tu novio, ese es tu problema. ¿Quieres jugar? Busca a alguien más para hacerlo. Esto no es lo que quiero para mí, así que me niego a ser tu amante —aclaro. La suelto levemente y salgo del baño. Probablemente si se tratara de otra me lo hubiera pensado. Cualquiera diría que dejar ir a tan bella mujer es un desperdicio, sin embargo, se trata de ella. Nunca había conocido a alguien así, quien te mira como si de verdad le gustaras, quien te acaricia y te besa como si fueras la persona que más deseara en el mundo, quien te hace sentir especial para luego arrojarte al bote de basura. Si me dejo llevar por sus enredos, me tendrá a sus pies. Los días pasan sin volver a hablar con ella. El área de Diseño Gráfico está contigua a la de Periodismo, por lo tanto, a veces la encuentro por los pasillos e incluso en la cafetería pero actúo como si no la viera o como si no me importara su presencia. Hice algunos amigos así que resulta más sencillo ignorarla. Una mañana durante el horario de clases, estoy tomando unos apuntes sobre el tema que se está explicando cuando alguien toca la puerta del salón. El profesor se aproxima a la puerta y la abre, dejando ver que la que se encuentra parada detrás del umbral es nada menos que ella, Somali. Los ojos se me abren como enormes bandejas por el asombro. ¿Qué está haciendo aquí? Intercambia unas palabras con el profesor y luego ingresa al salón. —Estoy buscando a un chico de nombre José Carlos Fonseca —vocifera, moviendo los ojos entre los estudiantes. En un intento inútil por ocultarme, me encojo en la silla, tratando de quedar a la altura de la persona que se encuentra frente a mí. Sin embargo, sus ojos me encuentran. —¡Oh, ahí estás! ¡Joseca! —exclama fuertemente retumbando el salón —. ¡Ven conmigo un momento! ¡Necesitamos hablar! Me incorporo de nuevo. —Ahm, lo siento, estoy en horario de clases ahora mismo y es muy importante —expreso con toda la amabilidad posible. —¡Solo será un momento! ¡Ya tengo los resultados de la prueba de embarazo que me hice hace unos días! ¡¿Q-Qué?! La boca se me cae hasta el suelo mientras noto que las miradas de todos los presentes se incrustan sobre mí. —¿No eras el más interesado en querer saberlo? Ahora es el momen... —¡Ya, ya! ¡Ya voy! —la interrumpo rápidamente antes de que continúe diciendo disparates. Tomo mis cosas y salgo del salón junto con ella, quien trae dibujada una sonrisa de satisfacción en los labios. —Oye, lo que acabas de decir... —Tranquilo, no es verdad —asevera antes de que terminara de hacer la pregunta—. Solo lo dije porque de otro modo no habrías salido de allí. Llevo las manos a la cabeza, soltando un suspiro de alivio. —¿No pudiste esperar el receso? ¿Porqué tuviste que decir eso delante de todos? —me siento avergonzado pero a la vez bastante sosegado. —Como si no me diera cuenta de la manera en la que siempre desvías la mirada al verme o me esquivas. No hubiera servido de nada, ésta fue la única opción que encontré —explica. —¿Qué es lo que quieres? Nada más espero que sea algo muy importante —agrego. —Oh sí, bastante —se acerca a mi rostro—. Ten cita conmigo—susurra. Llevo los dedos en la sien y las masajeo. —Claro. Tu novio, tú y yo, ¿cierto? —digo con sarcasmo. Voltea en sentido contrario y da unos pasos alejándose, luego gira de nuevo hacia mi dirección, con una mirada firme. —Terminamos —suelta. —¿Qué? —pregunto perplejo. —Oíste bien —agrega—. Terminé con él. —No hablas en serio... —aparto los ojos mientras siento los latidos de mi corazón agitándose. —Si quieres, vamos y le preguntamos —sugiere. Frunzo el ceño de tan solo pensarlo, la idea me desagrada por mucho. —No es necesario —asevero. —Entonces... —dice, esperando una respuesta. Me quedo pensativo durante unos segundos. ¿Estará hablando con la verdad? Ya me mintió una vez, probablemente no le temblará la conciencia para hacerlo de nuevo. —Joseca —mis ojos se posan en ella— ya no tienes motivos para seguir huyendo —dice mientras se aproxima a paso lento. —Nunca huí —intento aparentar firmeza. —Tú y yo sabemos que tengo razón —asegura—.¿Y bien? ¿Aceptarás salir a una cita conmigo? —Déjame pensarlo. —Sé que puedo ser algo persistente, pero tengo mi dignidad —expresa—. Te advierto que si dejas pasar esta oportunidad, no habrá otra. Aquello me pone entre la espada y la pared. Tengo que tomar una decisión sin pensármelo demasiado. Si está soltera, efectivamente no hay ninguna razón para continuar distanciándome, sin embargo, una duda dentro de mí sigue latente, como si percibiera que estoy en peligro al lado de esta mujer. No quisiera caer en un abismo sin fondo siendo empujado por ella, y que irónicamente, se convierta en la única persona capaz de salvarme. Aún estoy a tiempo de retirarme. —Yo... —recházala, ándale—. Está bien, acepto. Soy un idiota. —¡Estupendo! —exclama con satisfacción —. Pasaré por ti a las ocho en la noche del sábado —afirma. —¿No tendría que ser al revés? —cuestiono—. Soy quien debe ir a recogerte. —YO estoy invitándote, así que YO tengo que ir —declara con énfasis—. Te informo que debes estar listo para la hora que te mencioné, soy muy puntual y si te retrasas tan solo un minuto, me enfadaré mucho —aclara—. Ya puedes volver a tu salón. Voltea y se aleja dejándome atrás, mientras que aún intento procesar lo que acababa de ocurrir. ¿Cómo se supone que vuelva al salón luego de semejante espectáculo?
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD