Ella, era fuerte, inteligente y capaz.
Él, era alegre, confiado y juguetón.
Dos polos opuestos que, un día unieron su vida en matrimonio.
Sin embargo, la vida de Camille y Jonathan, no era exactamente como ambos lo habían soñado y pronto descubrirían que, el amor, si no lo cuidas muere.
- Nunca debiste casarte con él. - le espetó Jason.
Y por más que, no lo aceptara abiertamente, Camille comenzaba a creer que, en verdad se había equivocado al hacerlo, lo vio en sus ojos y la manera en la que, lo miraba.
Eso le dolió en el alma a Jhonathan, quien pese a coquetear con otros mujeres, aún le amaba.