HIJOS DE LA LUNA

Esa noche la luna iluminaba toda la calle principal con una intensidad abrumadora, aquella luna llena alumbraba prácticamente tanto como si el sol no hubiera abandonado el cielo -que brillo más siniestro- pensé, sería la primera vez que vería ese brillo casi sobrenatural, pero no la última. Miraba la calle silenciosa desde la ventana de la tienda, nadie paseaba, ni un solo cuerpo se arrastraba por la calle mayor de la ciudad un viernes por la tarde, ese día había sido escaso en cuanto a gente, pero eso era demasiado. Miré el reloj, faltaban 5 minutos para las 8 y me dispuse a recoger todo para cerrar, que noche más extraña aquella. Cuando bajé la persiana de hierro pesada como diez muertos, una brisa suave se paseó por mi oreja, casi parecía una mezcla entre susurro y caricia y un escalofrío me recorrió toda la columna vertebral, presagiaba algo que en ese instante no supe comprender, -Estas cansada Aura- me susurró mi voz interna. Como todas las noches caminé en dirección a mi casa, pero ese día era diferente a todos los demás, no me crucé con nadie, los bares estaban abiertos, pero no había ni un solo atisbo de actividad, las tiendas tenían luz, pero nadie dentro, no había grupos de perros y dueños de los mismos paseando por los jardines de la gran avenida, ni chavalería preparándose para la noche de viernes en los bancos de la plaza… Realmente yo parecía la única persona en la ciudad. Faltaban pocos metros para llegar a mi casa, a esas alturas ya empezaba a tener miedo y solo deseaba llegar, abrir la puerta de mi pequeño apartamento y encontrarme con los ojos de Sombra, mi amada gata, un ser solitario, señorial e independente, que me recibía con un maullido suave y una mirada de aprobación cuando llegaba todas las noches. Giré la esquina, la entrada al portal estaba a escasos veinte metros, pero entonces algo cambió en el ambiente… Se levantó un frío antinatural, los colores empezaron a cambiar, estaban más saturados, los colores morados, grises, azules marinos, la madera de los árboles… se estaban convirtiendo en n***o, todo lo que podía ver se estaba sumiendo en un mundo oscuro y sin colores como en una fotografía en blanco y n***o. Aceleré el paso, prácticamente corrí hasta el portal, abrí temblando la puerta y subí las escaleras como si me persiguiera un león, entré en mi apartamento y absolutamente todo se deshizo bajo mis pies, la oscuridad inundó mi visión y me sentí caer en un profundo vacío. Mientras mi conciencia flotaba en un sitio desconocido, no sentía nada, no tenía opción de mover mis músculos porque en ese momento no los tenía, no disponía de ellos, había abandonado mi cuerpo y me estaba convirtiendo en algo fuera del plano humano, algo etéreo sin masa… Entonces pensé en mi amada compañera Sombra, esa maldita gata había devorado el mundo y lo había convertido todo en algo como ella, un ser completamente n***o y esponjoso, oscuro y mágico con sus ojos brillantes capaces de hipnotizar al más sabio y experimentado de los magos… Noté un golpe en mi estómago y desperté. Abrí los ojos, había recuperado mi cuerpo y Sombra estaba sentada en mi abdomen, ella me había despertado, mirándome fijamente con su semblante habitual de calma imperturbable. Despejé un poco mi mente y creí que todo había sido un sueño, giré la cabeza para ver el reloj de la mesita que tenía al lado de mi cama, - ¿habré dormido demasiado? -, - ¿será hora de abrir la tienda y yo sigo aquí descansando? -. Allí no había nada familiar. Me incorporé asustando a la gata y haciéndola saltar al suelo, me miró con despreció y yo observé a mi alrededor, - ¿Dónde demonios estoy? -. A unos 4 metros de mi había 3 personas sentadas en circulo en el suelo, sobre una especie de colchón fino hablando entre ellas. Simultáneamente me miraron y Sombra fue a colocarse en el centro de ese círculo que dibujaban sus cuerpos. - Por fin has despertado. -dijo el chico más joven - ¿Dónde estoy? ¿Qué está pasando? - Estás en un lugar ficticio, tu gata te ha traído hasta un sitio seguro… - susurró una chica con el pelo plateado, con una voz casi como de espíritu-. - ¿Qué ha pasado, no entiendo nada? Todos guardaron silencio, buscando una respuesta adecuada y claramente inexistente… Hasta que la chica del pelo plateado volvió a hablar. - La más oscura noche se ha abalanzado sin piedad sobre todos los habitantes de tu Tierra… Ahora todos son oscuridad.