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Confía o muere

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Blurb

La familia de Halley es asesinada por desconocidos, ella es la única sobreviviente. Semanas más tarde, al despertar del coma inducido en el hospital un par de detectives le anuncian la muerte de su familia, luego la introducen al programa de protección de testigos, un oficial llamado Terry Lawrence es asignado para cuidarla mientras la policía investiga el caso de homicidio.

Pronto Halley se da cuenta de que aquellos desconocidos no van a dejarla en paz, harán lo que este en sus manos para acabar su trabajo.

Ella por otro lado está decidida a descubrir quienes asesinaron a su familia y por qué lo hicieron, sin importar las consecuencias o repercusiones.

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Capítulo 1
Me asomo a las escaleras lentamente desde el pasillo, espero un momento alli poniendo especial atencion a lo que sucede abajo, escucho distintas voces, algunas no logro reconocerlas, solamente reconozco la de mi madre, que parece estar llorando, su voz se entrecorta conforme habla, no entiendo nada de lo que está sucediendo. Bajo las escaleras cautelosamente, los latidos de mi corazón incrementan gradualmente con cada paso que doy, siento que mi respiración se agita, me aferro del pasamanos para ayudarme a bajar, al llegar a la mitad de las escaleras veo una escena aterradora, mi padre esta tendido en el suelo, hay un charco de sangre a su alrededor, mi madre está arrodillada junto a él, ve con ojos de terror a los tres hombres con pasamontañas frente a ella, uno de ellos está apuntándola con un arma, entro en pánico al verlos, cubro mi boca con mis manos para no emitir ni un solo sonido, mi labio inferior tiembla debajo de ellas asi que lo muerdo para detenerlo, debido al miedo no puedo moverme, por alguna extraña razón mi cuerpo no responde las ordenes de mi cerebro, luego de unos segundos hago contacto visual con mi madre, se ve completamente horrorizada no por ella, mas bien por mi y mi hermano. — ¡Halley corre! — Grita mi madre. — ¡Hulle de aquí! El hombre que la apunta con el arma dispara sin dudar, el disparo impacta directamente en su cabeza, mi madre cae al suelo junto a mi padre, me quedo helada al ver aquella escena, vacilo por un segundo, pero mi instinto de supervivencia me hace volver a entrar en razón subo las escaleras lo más rápido que puedo mientras los hombres me persiguen muy de cerca, tropiezo torpemente con el último escalón, aun así me detengo del pasamanos para no caerme, uno de los hombres me toma por el tobillo haciendome caer sentada en la grada donde estaba parada, detengo mi caida apoyando mi brazo en el suelo, aprovecho tenerlo de frente para pegarle patadas en las piernas y el abdomen con todas mis fuerzas, el sujeto cae por las escaleras llevándose en el camino a los otros dos, sin vacilar me levanto y continuo corriendo por el pasillo hasta llegar a la habitación de Jonathan, mi hermano, cierro la puerta colocando el pestillo con mis temblorosas y heladas manos, me quedo sin habla por un momento procesando lo que acaba de pasar y recuperando el aliento mientras Jonathan me ve desconcertado, Jonathan no parece comprender lo que está ocurriendo, da un paso atrás mientras se quita los audífonos de los oídos. — ¿Qué sucede? Halley ¿Por qué estás llorando? — Pregunta alarmado. — Tres hombres. — Digo con la voz entrecortada. — Quieren asesinarnos. ¡Escóndete Jonathan! Métete en el armario. — Sugiero luego de meditarlo un momento. — ¡Apresúrate! — Hay lugar para los dos en el armario, entra conmigo. — Suplica. — No puedo, a mi ya me vieron pero a ti no, tengo que distraerlos — Pero Halley... — Te mantendré a salvo, lo prometo. — Lo interrumpo — Vamos a estar bien. — Intento ofrecerle una sonrisa para que confie en mi. Me estremezco al escuchar como intentan abrir la puerta, los golpes son cada vez más fuertes, ambos damos pequeños saltos cada vez que le dan un golpe, estamos aterrados, casi puedo escuchar los latidos de mi corazón, tengo un nudo en la garganta, respiro profundamente e intento despejar mi mente para pensar con mas claridad, tengo que poner a salvo a Jonathan, establezco mi objetivo primordial. — Ve al armario, yo estaré bien. — Digo con lágrimas en los ojos. Aun con demasiadas preguntas en su mente Jonathan entra al armario sin decir una palabra, las lágrimas recorren sus mejillas, en su rostro está plasmado su miedo, intento ser fuerte y parecer tranquila por él, no quiero asustarlo más de lo que está. — Te mantendré a salvo; pase lo que pase no hagas ni un ruido ¿Entendiste? — Si. - Afirma tambien con la cabeza. — Sin importar lo que escuches te quedas aquí, prometelo. — Yo... Lo prometo. — Dice aun dudando. Veo a mi hermano una última vez, sus ojos aterrorizados se fijan en los míos, finjo una sonrisa para tranquilizarlo mientras cierro la puerta del armario. Tomo el bate de Jonathan y coloco unas tijeras en el bolsillo trasero de mi pantalón, intento tranquilizarme dando algunas respiraciones profundas mientras espero a que abran la puerta o se den por vencidos, escucho como uno de ellos intenta abrirla a patadas, finalmente la puerta sede, se abre con mucha fuerza estrellandose en la pared al abrirse por completo, la adrenalina sigue fluyendo, mi reacción es golpear al primero que entra, le pego muy fuerte en el estómago haciendo que este saque todo el aire de sus pulmones e intente tomar bocanadas de aire mientras cae al suelo, al siguiente lo golpeo en un brazo, en el hombro y por último en la cabeza haciéndolo perder el equilibrio; el ultimo entra directamente intentando quitarme el bate, no logro golpearlo ya que esta demasiado cerca de mi, tomo las tijeras de mi bolsillo e intento clavarselas en repetidas ocasiones, el logra esquivarme, aunque finalmente las clavo en su hombro, estas se quedan clavadas alli, se aleja para poder quitarselas fuera de la habitación. El primero que al golpee se levanta, me toma por la cintura y el brazo para tratar de someterme, lucho para poder soltarme, logro llegar a duras penas a la mesa de noche donde hay un florero, lanzo el florero en direccion a aquel hombre, e intento escapar por la ventana, el segundo hombre que entró logra detenerme, coloca mis brazos en mi espalda para que esta vez no logre soltarme, continuo intentando liberarme, pisoteo su pie en repetidas ocasiones, creo que no lo estoy haciendo lo suficientemente fuerte ya que, no logro hacer que me suelte. — ¿Dónde está tu hermano? — Pregunta uno de los sujetos con lo que para mí parece una voz fingida. — Está en casa de un amigo, se fue hace una hora. — No te creo ¿Dónde está? — Abre la puerta del baño de la habitación de Jonathan para verificar que no se encuentre allí escondido. — No está en casa, ya les dije se fue hace una hora. — Continúo forcejeando con el hombre que esta deteniendome por el brazo. — ¡¿Dónde está?! — Grita con furia intentando intimidarme. Procede a sacar un cuchillo de su cinturon para ponerlo en mi garganta presionando con fuerza aunque no la suficiente para cortarme, al observarlo fijamente a los ojos me doy cuenta que son color café oscuro, parecen no tener nada de vida, es como que, si no tuviese alma, de los tres él es quien me da más miedo. — Llámalo para que venga a casa entonces. — Saca un celular de su bolsillo. — Vete al carajo. — Le escupo en la cara. — Como si fuera a hacer lo que dices. Se limpia el ojo con su guante de lana negra, el que me sujeta me hace dar unos cuantos pasos para atrás y me sujeta con más fuerza para que no pueda moverme, notoriamente enfurecido por aquel acto coloca la afilada punta del cuchillo en mi cuello de nuevo haciéndome un pequeño corte. — Maldita niña, es la última vez que te lo pido amablemente, llama a tu hermano ahora. — Dice aún más molesto que antes, tengo miedo de que en cualquier momento me apuñale con ese cuchillo. — Contaré hasta 3, si no lo llamas voy a cortar ese lindo cuello que tienes. Yo solo me limito a mirarlo a los ojos, no me muevo ni un centímetro, ni siquiera parpadeo, siento como se vuelve más difícil respirar por el miedo, intento parecer inexpresiva, aunque por dentro estoy aterrada. — Uno. Aun dudando tomo el teléfono con mi temblorosa mano, aparto la mirada de aquel sujeto para observar el telefono, luego de un momento levanto la mirada y pretendo sonreír. — Dos. - Continua contando cuando vuelvo a mirarlo. Antes de que termine el conteo arrojo el celular contra la pared con todas mis fuerzas haciendo que se rompa, las partes se dispersan por el suelo, aquel hombre me ve sumamente molesto, aun mas que antes, sé que está planeando donde apuñalarme primero. — Acabas de agotar mi paciencia chica idiota. — Me pega con el dorso de su mano en el pómulo, mi cabeza rota con violencia hacia un lado. — No le hagan daño. — Grita mi hermano saliendo del closet. — Ya déjenla. — Asi que alli estuviste todo este tiempo. — Se escucha un tono de satisfaccion en la voz de aquel hombre. Me quedo estupefacta al verlo salir del closet, no tenia por que salir de alli, ellos ya se habian convencido de que el no estaba aqui. Jonathan ¿Que has hecho? Me prometiste no salir de allí. — ¡NO! - Grito casi desgarrando mi garganta. — Corre Jonathan, sal de aquí. Mi corazón deja de latir un segundo o al menos eso siento, logro liberarme por un segundo, pero ese sujeto vuelve a tomarme por las manos de inmediato, Jonathan corre hacia la puerta, el hombre con el cuchillo lo detiene de la camisa, lo arroja al suelo apuñalandolo en el acto. — Halley ayudame por favor. — Grita con desesperacion haciendo un ultimo esfuerzo por levantarse. — ¿A dónde crees que vas? — Vuelve a apuñalarlo. — ¡No! — Grito con desesperación. — Sueltalo, no le hagan daño. — Forcejeo con nuevamente con el hombre que me detiene para poder liberarme y asi ayudar a Jonathan, intento soltarme con todas mis fuerzas, pero es inutil. El hombre del cuchillo se da la vuelta, de su cinturón toma otro cuchillo para darselo a quien me sujeta, él me observa con notorio panico en sus ojos, me empuja hacia el suelo con mucha fuerza. — Hazlo ahora. — Le ordena, casi como amenazándolo. — No puedo hacerlo. — Su mano tiembla. — Esto no era lo que habiamos acordado. — Hazlo de una vez si no quieres ser el siguiente. — Lo amenaza. — No quiero que me veas. — Me grita. Yo no hago más que clavar mi mirada en sus ojos, al menos si va a tener el valor de matarme va a recordar mi mirada todos los días de su vida. El hombre que apuñalé con las tijeras se queda parado en la puerta, se da la vuelta para no ver, el que aún está decidiendo si apuñalarme o no lleva su mano a su cabeza, cierra los ojos, finalmente dejándose llevar se inclina para poder apuñalarme, el primero me causa un dolor inimaginable mientras corta los primeros centímetros de mi piel y musculo, el siguiente duele más que el anterior y así sucesivamente, intento defenderme, pero este corta levemente mi mano y parte de mi antebrazo, veo a mi hermano quien ya no hace nada por defenderse, ya perdió las fuerzas para hacerlo. Aquel sujeto se pone de pie y va a la puerta, la mano que sostiene el cuchillo continua temblando, deja caer el cuchillo al suelo al no poder sostenerlo mas. El teléfono de mi casa suena, el que apuñalaba a mi hermano se detiene de golpe, mirando hacia todos lados, limpia el cuchillo en el pantalón de mi hermano, mientras hace esto nota que el otro cuchillo está tirado en el suelo, lo toma para limpiarlo de la misma forma que el anterior, los tres salen los tres de la habitación bastante apresurados, veo sangre por todas partes, de lo que creo que es mi sangre salpicó la cama de mi hermano. Veo a Jonathan de reojo, él aún se mueve, se queja mayormente, creo que nunca podré sacar de mi cabeza aquellos gritos de dolor y desesperación. Con mi mano izquierda intento llegar a mi celular el cual se cayó de mi bolsillo en algún momento. Al lograr tomarlo marco el número de emergencias. — 911 ¿Cuál es su emergencia? — Ayuda. — Digo con una voz quebradiza. — Le dispararon a mis padres. Mi hermano... — Digo sollozando — Nos apuñalaron, ayuda, por favor. — ¿Cuál es su ubicación? — Pregunta la operadora. — 818 avenida Meridian. — ¿La persona que hizo esto aún esta allí? — Fueron tres hombres, se fueron hace un minuto. — La ayuda va en camino, me quedaré en línea hasta que llegue alguien con usted. — Mi hermano aún está vivo. — Me quiebro en llanto. — Apresúrense. Hay demasiada sangre, está en todas partes, no se cuanto más podamos resistir. Con el celular en la mano me arrastro poco a poco hasta donde está Jonathan, él me ve con los ojos levemente abiertos, dejo el celular frente a mi rostro en el suelo para poder tomar la mano de Jonathan. — La ayuda viene en camino, resiste. — Intento tranquilizarlo. — Duele mucho Halley ¿Voy a morir? — Dice llorando, su mano tiembla. — Voy a morir Halley. — Afirma esta vez con su temblorosa voz. — No, no digas eso, ambos vamos a estar bien. — Tengo mucho frio. — Yo tambien. Hay enorme silencio, ambos nos retorcemos del dolor, veo constantemente a Jonathan para asegurarme de que aún está consciente, repito una y otra vez en mi cabeza que no debo quedarme dormida y no debo dejarlo dormir. — Señorita ¿Sigue allí? — Pregunta la operadora. — Sí. — Respondo con una debil voz. — Mi hermano esta muy palido, tiene mucho frío ¿Por que tardan tanto? — Solo un par de minutos más cariño, la ayuda esta cerca. Tu nombre es Halley ¿Cierto? — Sí. — Halley ¿Como se llama tu hermano? — Jonathan. — Genial, sigue hablando conmigo un poco más cariño ¿Donde estan tus padres? — Abajo cerca de las escaleras, nosotros estamos arriba, en la habitación de Jonathan. — Estoy comunicando la informacion a los oficiales para que sea mas fácil ubicarlos en la casa, voy a continuar en la linea, la ayuda está por llegar. °°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°° — 116 responda. — Dice un hombre por el radio. — Aquí patrulla 116. — Digo acercando el radio a mis labios. — Atención patrulla 116, los necesito en 818 de la avenida Meridian se reportan disparos y posiblemente heridos. — En camino. — Contesta McDowell, mi compañero. Ambos subimos al auto, McDowell enciende la sirena mientras conduzco, tres minutos mas tarde vuelve a sonar el radio. — Patrulla 116, hay una emergencia en 818 de la avenida Meridian, reportaron disparos y cuatro heridos. — Repiten por la radio nuevamente. — Ya estamos en camino. — Dice McDowell confundido. — Estamos a dos minutos del lugar. — Entendido. — Responden por el radio. — Eso fue raro Lawrence. — Dice McDowell sacando un par de guantes de su bolsillo. — ¿Por que nos avisaron dos veces? — No lo sé, es muy extraño.

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