Capítulo 2

1524 Words
Michael.* Alisto mis cosas en los que mis nuevos padres me esperaban allá abajo, para llevarme lejos de aquí. Escuché pasos, cerré los ojos y empecé a contar cada uno de sus movimientos, se detuvo y deduje que estaba justo detrás de mí, a unos cuentos pasos más. Me giré dándome cuenta que es la directora me mostró el estuche del violín con este adentró obviamente y me lo entregó. — Llévatelo Michael, no deseo que nos olvides. — Dijo con nostalgia. Lo observé un momento y luego a ella, son amables de eso no hay duda y posiblemente gracias a mi manera de mentir me han tomado apreció. Aún así, si hay un inconveniente no tendré de otra más que sacar las entrañas de cada uno de ellos. — Grácias. — Dije sonriendo. Me ayudó con mis maletas y empezamos a caminar hacia la salida del orfanato, recorriendo pasillos y salones en los cuales estuve. — Te ves nostálgico. — Dijo la voz en mi cabeza. Hice una mueca por eso, no es verdad, después de todo mi mente llegará a olvidar, como todo ser humano lo hace alguna vez, llenando de nuevos recuerdos. Salimos y mire a la pareja que me ha aceptado como su hijo, los demás niños están ahí para despedirme, son hipócritas, mucho quisieran ser ellos quienes salieran de este lugar. El hombre tomó mis maletas y las subió en la cochera en lo que la mujer me abrió la puerta para que subiera, sentí una presión extraña en el pecho y mire a un lado, deseando que venga y les diga la verdad, pidiendo que acepte que es mi madre y que me dé la oportunidad de ser su hijo. Solté un suspiro y eliminé eso, subí sin más y observe por la ventana, aún con el capricho encima de que llegue. De igual manera cada uno subió, encendió el auto empezando a conducir. Los observé desde atrás, ambos de ven felices de llevar a un niño desconocido a su casa. — Te sentirás muy cómodo en casa cariño. Es muy grande, aparte Inglaterra es muy agradable. — Dijo la mujer con una sonrisa sincera. Por alguna razón no puedo creer que ambos sean falsos, se ven reales, sus acciones y palabras. — Cierto, también tenemos un piano, estamos seguros que te va a encantar. — Dijo el hombre con felicidad. Sonreí un poco sin poder controlar mis emociones. — ¿Estás feliz Michael?, Te ves patético... — Cállate. — Dije en voz alta llevando mis manos a mi cabeza. Mis ojos se abrieron y me quedé rígido, levanté poco a poco la mirada, ambos me observaban sin saber que es lo que sucede conmigo. — Lo siento... Me molesta el radio. — Me excusé con pena desviando el rostro. Asintieron y lo apagaron quedándose en silencio. — Contrólate Michael. Casi lo arruinas todo. — Dijo con burla. Solo lo deje pasar, maldita voz estúpida, no debería estar hablado solo porque si, debe seguir mis órdenes. Llegamos en unos minutos al aeropuerto, al parecer habían logrado hacer mi pasaporte en unos días, esperamos nuestro vuelo a Inglaterra, creo que será agradable salir de este ambiente. — ¿No tienes frío? — Preguntó le hombre tomando mis manos entre las suyas. La mujer se acercó y acomodó mi bufanda en lo que solo pudo mirarlos ambos... Son demasiado extraños que no los comprendo. Estuvimos ahí por unos minutos en los que nos llamaban, al hacerlo empezamos a caminar hacia donde habían indicado, las maletas ya estaban donde deberían así que no nos preocupamos, solo subimos. Se sentaron y yo lo hice en un asiento vacío quedando cerca de la ventana, observé por ahí hasta que el avión despegó. — Michael... Oye Michael. — Me llamaba la irritante voz. La ignore por completo sin darle la más mínima importancia no me interesa lo que tenga ir decirme, después de todo solo es un voz. Poco a poco las horas iba pasando y el cansancio con ello me iba venciendo. — ¿Porqué vienes a verme a diario? — Pregunté en su oído. Sus ojos estaban cerrados, pero su mente y la carga que llevaba en sus hombros llamada culpa no. — Mi bebé. — Susurró en un suspiro. Me quedé rígido y me mostré sombrío, recuerdo ese día, estaba molesto y el hecho de que me diga mentiras solo me hacía querer acabar con todo... Pero al menos el hecho de que mi madre biológica fuese a verme me hacía sentir superior. Deje esos pensamientos y alcé una ceja al ver todo oscuro y la mayoría durmiendo. — ¿Qué crees que este haciendo tu padre ahora Michael? — Cuestionó con burla. Posiblemente pudriéndose en prisión. Pero no seré como él, nunca van a descubrir cómo es que en realidad soy... Zack.* Observo con seriedad cada uno de los dibujos que he hecho sobre él, cada vez que está cerca la voz en mi cabeza se queda en silencio y por eso lo necesito, sin mencionar que me hace sentir bien que esté a mi lado. — ¿Cómo crees que sea su corazón Zack?, Deberías sacarlo y verlo de cerca. — Aconsejó esa voz en mi cabeza. Negué y lleve mis manos a ella, no, no puedo hacerle eso a Ángel... Es diferente, sus ojos tienen luz, los de mamá también pero no es tan fuerte como la de él. — Entonces amarralo y tráelo contigo. — Dijo en tono tentador. Hice una mueca al imaginarme haciéndole daño, no puedo hacer algo como eso. Me senté y me quedé ahí abrazando uno de los dibujos. Tocaron la puerta así que mamá entró, me sonrió y se acercó despacio. — ¿No irás a la escuela cariño? — Preguntó retirando un par de mechones de mi cabello oscuro. Asentí y me puse de pie, tomé mis cosas y la espere en la puerta para que me acompañará a la escuela. Salimos de casa y empezamos a caminar por la orilla de la banqueta. Adelante a uno pasos notamos que Ángel iba con su padre quien lo tomaba de la mano para llevarlo a la escuela... Mi padre murió así que no tengo que cargar con él. Ángel se giró a mirarnos a lo que al verme sus ojos se abrieron y se pegó a su padre quien lo observó de inmediato. Alzó sus brazos pidiéndole que lo tomara, lo hizo, Ángel lo abrazos con fuerza y solo mantuvo la mirada desviada. — ¿No has estado atormentando al pequeño verdad Zack?, No se te ocurra hacerle eso. — Regañó mamá llamando mi atención. No conteste ya que no le he hecho nada. — Quizás está asustado porque la otra vez lo tomaste con fuerza del brazo. — Recordó la voz en mi cabeza. Hice una mueca, cierto, no pude evitarlo, Ángel quería irse y aún no terminaba el dibujo. No volverá a pasar otra vez... Michael.* Desperté de golpe al sentir que me movían con lentitud, observé a los lados dándome cuenta que bajamos del avión en lo que me sostiene en sus brazos. Bostece y gracias a eso se dieron cuenta que había despertado. — Llegaremos pronto al auto cariño. — Aviso la mujer con tranquilidad. No dije nada más y solo espere a que llegaramos. Entregaron la maletas y acomodaron todo, espere a que terminara y luego me subieron al auto para en unos segundos adentrarse ellos. Encendió el auto y empezó a conducir. Estornude de repente e hice una mueca, me limpie la nariz y las manos con rapidez. — Nos han informado de tu fobia a los gérmenes, tranquilo tenemos una casa muy limpia, aún así si algo no te agrada no dudes en decírmelo. — Dijo con amabilidad. ¿Fobia?, No es miedo, es repulsión y ambas cosas son muy distintas. — Gracias. — Dije intentando parecer que me interesa. — De verdad esperamos que te sientas cómodo. — Dijo el hombre sonriendo. Le di una simple afirmación y mire por la ventana... Inglaterra, se ve tan distinto todo, creo que me será sencillo adaptarme después de todo. Pasaron unos minutos, quizás veinte con cinco segundo cuando llegamos a la que creo es la casa. Detuvo el auto en la cochera y bajaron, lo hice por mi mismo, iba a dar un paso pero gracias a la nieve casi resbalo, antes de hacerlo me tomó en sus brazos. Me encontraba bastante sorprendido sin comprender la calidez que sentí al instante. — Parece que ha estado nevando mucho. — Murmuró acercándose junto a su esposa. Ella sonrió y acomodó mi abrigo. — Así es, cúbrete cariño. — Dijo atenta. Aún seguía en shock sin comprender nada de lo que sucedía en mi interior. Entramos a la casa, dejando ver que es grande y llamativa sin mencionar que el aroma a limpio me llena las fosas nasales. Empezaron a subir las escaleras aún conmigo en sus brazos, al llegar arriba recorrieron el pasillo hasta detenerse en una de las puertas, la abrieron y entraron. La mujer retiró un poco las cobijas de la cama y el hombre me recostó, me quitaron los zapatos y arroparon. Creí que se irían pero se sentaron en el sofá que estaba aún lado. — Se que aún somos extraños para ti campeón pero... Nos gustaría que nos llamarás; Mamá y papá. — Dijo ¿Papá?, Sonriendo y mirando un momento a su esposa... ¿Mamá?, Les di una débil afirmación y cerré mis ojos un poco quizás no este mal bajar la guardia con ellos debido a que parecen ser buenas personas... Espero que les guste. Gracias por leer. Voten y comenten.(◍•ᴗ•◍)❤
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